Director: Philippe Garrel
Seguimos en marcha, oh sí. Falta de inspiración, oh sí. Y tengo la nariz medio tapada, seguramente por culpa de las gatas de mi abuelo. Glup glup glup. Oh sí. ¡Oh no!
Tampoco voy a expresar mucho entusiasmo por "Un été brulant". Es mucho más redonda y deliciosa que, por ejemplo, "La Jalousie", pero oscila constantemente entre la inconcreción narrativo-argumental y la acotada sublimidad formal-cinematográfica. Hay momentos, escenas y secuencias sumamente bellas, incluso deslumbrantes, pero también hay numerosos pasajes en donde pareciera que Garrel repite palabras, motivos e imágenes sin poder alcanzar aquello que, supongo, pretende alcanzar, manteniendo una ingravidez muy poco placentera. Los momentos bellos son aislados, es decir, nacen de la lucidez del director, capaz de integrar escenas "fuera de norma" (como cuando, cerca del final, Maurice Garrel se le aparece desde "ultratumba" a su nieto Louis para hablarle de las casualidades y/o milagros de la vida), que de la coherencia interna o calidad dramática del film, cuyo argumento sólo gira alrededor de una pareja de actores casi con los bolsillos rotos que son invitados, por el amigo pintor del actor, a vivir en su casa de Roma, en donde el pintor (Louis Garrel) vive con su bella esposa actriz, interpretada por Monica Bellucci. Esta glamorosa pareja en realidad tiene una tormentosa relación en donde hay espacio para la obsesión, los celos, las infidelidades y toda clase de lindezas similares. La pareja de actores, menos tumultuosos, observarán, no sin verse influidos por sus amigos, cómo dicha relación se desmorona irremediablemente. El verano en que la pareja burguesa rompió. También se habla de arte, de amor y de revolución, y la construcción y análisis de personajes apenas supera, mucho me temo, el límite de la (auto)complacencia.
Lo que más me llamó la atención de este film fue algo relativamente ajeno, algo proveniente de otra película, específicamente de "Un chateau en Italie", de Valeria Bruni-Tedeschi. En aquélla, Louis Garrel interpreta a un actor con crisis vocacional que se enamora de la protagonista (la misma directora). A este actor lo vemos en pleno rodaje, justo cuando su personaje, sumido por la tristeza y el despecho, decide estrellarse contra un árbol. En esa película ficticia, el actor actúa bajo las órdenes de su padre. Y para quien no haya visto "Un été brulant" todo eso puede ser un gracioso detalle de parte de Bruni-Tedeschi, acostumbrada a incluir datos autobiográficos en su obra, en este caso, haciendo un guiño a los que saben que Louis acostumbra a actuar en las películas de su padre. Pero es que "Un été brulant" ¡comienza con Louis Garrel, sumido por la tristeza y el despecho, estrellándose contra un árbol! No esperé que Bruni-Tedeschi fuera tan directa, pero bueno, más allá de las posibles lecturas (pertenecientes al ámbito del chisme, única materia favorita de mis antiguos compañeros de universidad), todo este asunto en realidad es una extravagancia sin mucho significado. Pero no voy a decir que no me sorprendí... ¿será un palo a Philippe Garrel o, como dije recién, un guiño gracioso de parte de Bruni-Tedeschi a su ex-suegro?
En resumen, "Un été brulant" es una película interesante, sí, pero bastante liviana y frívola considerando la calidad cinematográfica que, como ya hemos visto y disfrutado (incluso, a ratos, en ésta), puede lograr Philippe Garrel.
Tampoco voy a expresar mucho entusiasmo por "Un été brulant". Es mucho más redonda y deliciosa que, por ejemplo, "La Jalousie", pero oscila constantemente entre la inconcreción narrativo-argumental y la acotada sublimidad formal-cinematográfica. Hay momentos, escenas y secuencias sumamente bellas, incluso deslumbrantes, pero también hay numerosos pasajes en donde pareciera que Garrel repite palabras, motivos e imágenes sin poder alcanzar aquello que, supongo, pretende alcanzar, manteniendo una ingravidez muy poco placentera. Los momentos bellos son aislados, es decir, nacen de la lucidez del director, capaz de integrar escenas "fuera de norma" (como cuando, cerca del final, Maurice Garrel se le aparece desde "ultratumba" a su nieto Louis para hablarle de las casualidades y/o milagros de la vida), que de la coherencia interna o calidad dramática del film, cuyo argumento sólo gira alrededor de una pareja de actores casi con los bolsillos rotos que son invitados, por el amigo pintor del actor, a vivir en su casa de Roma, en donde el pintor (Louis Garrel) vive con su bella esposa actriz, interpretada por Monica Bellucci. Esta glamorosa pareja en realidad tiene una tormentosa relación en donde hay espacio para la obsesión, los celos, las infidelidades y toda clase de lindezas similares. La pareja de actores, menos tumultuosos, observarán, no sin verse influidos por sus amigos, cómo dicha relación se desmorona irremediablemente. El verano en que la pareja burguesa rompió. También se habla de arte, de amor y de revolución, y la construcción y análisis de personajes apenas supera, mucho me temo, el límite de la (auto)complacencia.
Lo que más me llamó la atención de este film fue algo relativamente ajeno, algo proveniente de otra película, específicamente de "Un chateau en Italie", de Valeria Bruni-Tedeschi. En aquélla, Louis Garrel interpreta a un actor con crisis vocacional que se enamora de la protagonista (la misma directora). A este actor lo vemos en pleno rodaje, justo cuando su personaje, sumido por la tristeza y el despecho, decide estrellarse contra un árbol. En esa película ficticia, el actor actúa bajo las órdenes de su padre. Y para quien no haya visto "Un été brulant" todo eso puede ser un gracioso detalle de parte de Bruni-Tedeschi, acostumbrada a incluir datos autobiográficos en su obra, en este caso, haciendo un guiño a los que saben que Louis acostumbra a actuar en las películas de su padre. Pero es que "Un été brulant" ¡comienza con Louis Garrel, sumido por la tristeza y el despecho, estrellándose contra un árbol! No esperé que Bruni-Tedeschi fuera tan directa, pero bueno, más allá de las posibles lecturas (pertenecientes al ámbito del chisme, única materia favorita de mis antiguos compañeros de universidad), todo este asunto en realidad es una extravagancia sin mucho significado. Pero no voy a decir que no me sorprendí... ¿será un palo a Philippe Garrel o, como dije recién, un guiño gracioso de parte de Bruni-Tedeschi a su ex-suegro?
En resumen, "Un été brulant" es una película interesante, sí, pero bastante liviana y frívola considerando la calidad cinematográfica que, como ya hemos visto y disfrutado (incluso, a ratos, en ésta), puede lograr Philippe Garrel.
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