Director: Wincy
Comenzó una nueva temporada de "Game of Thrones" y, con ella, las inspiradas reseñas llenas de lugares comunes como "el tablero de ajedrez se está armando", "las piezas se están poniendo en su lugar", "las manos se están conformando", entre otras frases que aparecen en todas las putas reseñas de todos los inicios de temporada. En cualquier caso, fue un buen episodio. Ahora bien, apuesto a que esta no la conocían. "Empaná de pino" es la opera prima de Wincy, apodo de Edwin Oyarce, que dirigió otra película llamada "Los Bastardos" (o "Bastardos" a secas, no recuerdo bien y el IMDB chileno no funciona, como para corroborarlo digo shó), aunque en compañía de otros dos sujetos más. Acá estamos hablando de su primer largometraje en solitario, así que... ¿opera prima?
Hace cinco o seis años un compañero de universidad me recomendó esta película y desde entonces que he querido verla. No es que este dato sea muy importante, se lo pudieron haber saltado.
Protagonizada por la fallecida Hija de Perra, no sólo importante artista multifacética sino que también comprometida activista social, "Empaná de pino" es un melodrama de horror transgresor, quizás un transploitation (¿?), en donde Hija de Perra, que se dedica a vender empanadas hechas de carne humana, extraña tanto a su difunto esposo, que hará lo que sea por traerlo de vuelta a la vida, incluso matar a más gente de la que ha matado jamás. Como ven, un bizarro pastiche o mescolanza de referencias tan obvias como John Waters, Andy Warhol, etc., pero ambientada en algún sector semi-marginal de Santiago. En realidad "Empaná de pino" no es tan transgresora ni bizarra ni arriesgada como intenta parecer; se agradece la estética sucia y exagerada, un poco kitsch, el delirante y disparatado argumento y la desenfadada y desaforada actitud que desprende el conjunto, pero no vamos a volvernos locos ni a escandalizarnos ni a impresionarnos como si fuese la octava maravilla del cine B underground o como se quiera llamar, pues no veo ningún límite moral o ético siendo transgredido (ni siquiera para la delicada y afectada sociedad chilensis) ni tampoco ofensas al pudor o al buen gusto. Y no me digan que yo soy el mente de alcantarilla, miren que al lado de otros parezco un cachorrito asustado.
Por lo demás, debajo del disfraz de John Waters encontramos conciliadores mensajes sobre la amistad y el verdadero amor (que no se trata de humillar, golpear, etc., al ser amado... algo que todos deberíamos saber a estas alturas), aunque tampoco me arriesgaría a poner palabras tan conservadoras y políticamente correctas en la boca de esta película. Entre medio hay escenas que no vienen mucho al caso (parecen ajenas a la trama, aunque funcionan más como un retrato del personaje de Hija de Perra y su estilo de vida desbordado de emociones) en donde la protagonista y su pandilla hacen cosas locas, como jugar con unos ñoños y virginales niños scouts o disputar un partido de fútbol contra un grupo de hombres, lo que podría ser interpretado como una suerte de llamado a liberarse de los prejuicios, lo socialmente establecido y así podemos continuar largo rato, lo que vendría a ser la parte política del relato. Eso sí, por el final hay una escena con una mujer muerta, una pistola y un condón... Debo decir que me encantó, más de eso y esa película era oro puro...
El problema no es el escaso presupuesto (que suplen con actitud y con honestidad) ni tampoco la desprolija narración, que de todas formas nos mantiene relativa y aceptablemente atentos gracias a su extravagante despliegue de elementos (personajes, conflictos). El problema es que, considerando sus fuentes de inspiración y el impacto que pudieron haber causado, les falta mala leche y depravación, les faltó golpear la mesa y patear testículos. Les faltó un poco más de Bruce LaBruce, creo yo. Faltó inmundicia y prepotencia y obscenidad. Como sea, "Empaná de pino" es un estimable buen intento. Y la pueden ver en este enlace de YouTube.
Y, por supuesto, Hija de Perra es insuperable.
Hace cinco o seis años un compañero de universidad me recomendó esta película y desde entonces que he querido verla. No es que este dato sea muy importante, se lo pudieron haber saltado.
Protagonizada por la fallecida Hija de Perra, no sólo importante artista multifacética sino que también comprometida activista social, "Empaná de pino" es un melodrama de horror transgresor, quizás un transploitation (¿?), en donde Hija de Perra, que se dedica a vender empanadas hechas de carne humana, extraña tanto a su difunto esposo, que hará lo que sea por traerlo de vuelta a la vida, incluso matar a más gente de la que ha matado jamás. Como ven, un bizarro pastiche o mescolanza de referencias tan obvias como John Waters, Andy Warhol, etc., pero ambientada en algún sector semi-marginal de Santiago. En realidad "Empaná de pino" no es tan transgresora ni bizarra ni arriesgada como intenta parecer; se agradece la estética sucia y exagerada, un poco kitsch, el delirante y disparatado argumento y la desenfadada y desaforada actitud que desprende el conjunto, pero no vamos a volvernos locos ni a escandalizarnos ni a impresionarnos como si fuese la octava maravilla del cine B underground o como se quiera llamar, pues no veo ningún límite moral o ético siendo transgredido (ni siquiera para la delicada y afectada sociedad chilensis) ni tampoco ofensas al pudor o al buen gusto. Y no me digan que yo soy el mente de alcantarilla, miren que al lado de otros parezco un cachorrito asustado.
Por lo demás, debajo del disfraz de John Waters encontramos conciliadores mensajes sobre la amistad y el verdadero amor (que no se trata de humillar, golpear, etc., al ser amado... algo que todos deberíamos saber a estas alturas), aunque tampoco me arriesgaría a poner palabras tan conservadoras y políticamente correctas en la boca de esta película. Entre medio hay escenas que no vienen mucho al caso (parecen ajenas a la trama, aunque funcionan más como un retrato del personaje de Hija de Perra y su estilo de vida desbordado de emociones) en donde la protagonista y su pandilla hacen cosas locas, como jugar con unos ñoños y virginales niños scouts o disputar un partido de fútbol contra un grupo de hombres, lo que podría ser interpretado como una suerte de llamado a liberarse de los prejuicios, lo socialmente establecido y así podemos continuar largo rato, lo que vendría a ser la parte política del relato. Eso sí, por el final hay una escena con una mujer muerta, una pistola y un condón... Debo decir que me encantó, más de eso y esa película era oro puro...
El problema no es el escaso presupuesto (que suplen con actitud y con honestidad) ni tampoco la desprolija narración, que de todas formas nos mantiene relativa y aceptablemente atentos gracias a su extravagante despliegue de elementos (personajes, conflictos). El problema es que, considerando sus fuentes de inspiración y el impacto que pudieron haber causado, les falta mala leche y depravación, les faltó golpear la mesa y patear testículos. Les faltó un poco más de Bruce LaBruce, creo yo. Faltó inmundicia y prepotencia y obscenidad. Como sea, "Empaná de pino" es un estimable buen intento. Y la pueden ver en este enlace de YouTube.
Y, por supuesto, Hija de Perra es insuperable.
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