Director: Dario Argento
Hoy sí que continuamos con esta improvisada retrospectiva a parte de la filmografía de Dario Argento. Entre "4 mosche di velluto grigio" y la presente, Argento dirigió "Le cinque giornate", que por lo que puedo entender de la sinopsis, es una suerte de comedia-dramática histórica. Suena interesante, pero de momento no perdamos el tono y centrémonos en el giallo. ¿Alguien dijo "Profondo rosso"?
¡Pero qué película!
Primero que todo, partamos por lo sencillo: me encantó la referencia a Edward Hopper y su célebre Nighthawks, cuadro que ha sido homenajeado multitud de veces en el cine. También me pareció sumamente interesante la escena de la telépata, recibiendo toda la intensa maldad del asesino, si hasta casi dio la impresión de que la cabeza estallaba en miles de pedacitos, más o menos como en "Scanners", de Cronenberg.
Ya entrando en materia, "Profondo Rosso" es una especie de variación de "L'uccello dalle piume di cristallo", digo, los elementos no mienten: en ambas el protagonista es un extranjero que vive en Italia y que presencia un asesinato, el cual intentará resolver toda vez que algo parece no encajar en la ecuación, un crucial detalle cuya incertidumbre lo atormenta, pues ahí se encuentra la clave del caso y de la brutal y sangrienta espiral de asesinatos que luego toman lugar. En ambas, el relato y la investigación emprendida por el protagonista indaga en el pasado del culpable, construyendo un perfil y acercándose, poco a poco, a esta implacable figura ataviada en un impermeable oscuro. Acá, a diferencia de "Il gatto a nove code" y "4 mosche di velluto grigio", el misterio está cuidadosamente ideado y sutilmente desarrollado, no siendo un cansino y somero conjunto de asesinatos rodados con un estilo deslumbrante que luego se resuelven inverosímil e inusitadamente; no centrándose estrictamente en la causalidad y superfluidad de los hechos. Al contrario, en "Profondo rosso" siempre hay algo escondido, en las sombras, rodeado de niebla, acechando desde la oscuridad, y Argento aprovecha tal estado de inquietud e incertidumbre: lo deconstruye: eleva la perversidad y locura humana a la categoría de arte; hace de este infernal descenso a los abismos de la mente y el alma toda una alucinógena experiencia cinematográfica.
Y encima de este certero entramado de misterios y personajes, Argento nos inquieta con su preciso tratamiento del suspenso (véase la escena del... del muñeco autómata -sólo por mencionar una-: la manera de construir una atmósfera claustrofóbica es magistral, con esos encuadres abiertos que mantienen al personaje confinado a un pequeño espacio de la imagen... en fin, aquí hice un pequeño análisis de la escena) y nos deslumbra con su demencial y altamente estilizada ejecución formal, con secuencias que son un verdadero frenesí de atrevida y arriesgada imaginería e inventiva visual. Un hipnótico manjar cinematográfico, para entrar en trance: la adictiva banda sonora, la deliciosa dirección de arte (la intensidad y personalidad de los colores, de la iluminación), el ágil y felino despliegue de la cámara, el montaje y su filosa construcción del espacio, su manejo del tiempo y el espacio (por ende, del suspenso)... Una puesta en escena violentamente exquisita.
Lo que sí, debo decir que al final la revelación me pareció muy explícita, y no me refiero al tono o a la violencia en sí misma, sino que a lo redundante de ese sangriento flashback familiar, aunque es cierto que se complementa y dialoga directamente con la escena del inicio. En cualquier caso...
¡Qué película, por Dios santo!
Sólo por "Profondo rosso" Argento merece ser calificado como un genio, ¡y todavía nos queda tanto por ver!
¡Pero qué película!
Primero que todo, partamos por lo sencillo: me encantó la referencia a Edward Hopper y su célebre Nighthawks, cuadro que ha sido homenajeado multitud de veces en el cine. También me pareció sumamente interesante la escena de la telépata, recibiendo toda la intensa maldad del asesino, si hasta casi dio la impresión de que la cabeza estallaba en miles de pedacitos, más o menos como en "Scanners", de Cronenberg.
Ya entrando en materia, "Profondo Rosso" es una especie de variación de "L'uccello dalle piume di cristallo", digo, los elementos no mienten: en ambas el protagonista es un extranjero que vive en Italia y que presencia un asesinato, el cual intentará resolver toda vez que algo parece no encajar en la ecuación, un crucial detalle cuya incertidumbre lo atormenta, pues ahí se encuentra la clave del caso y de la brutal y sangrienta espiral de asesinatos que luego toman lugar. En ambas, el relato y la investigación emprendida por el protagonista indaga en el pasado del culpable, construyendo un perfil y acercándose, poco a poco, a esta implacable figura ataviada en un impermeable oscuro. Acá, a diferencia de "Il gatto a nove code" y "4 mosche di velluto grigio", el misterio está cuidadosamente ideado y sutilmente desarrollado, no siendo un cansino y somero conjunto de asesinatos rodados con un estilo deslumbrante que luego se resuelven inverosímil e inusitadamente; no centrándose estrictamente en la causalidad y superfluidad de los hechos. Al contrario, en "Profondo rosso" siempre hay algo escondido, en las sombras, rodeado de niebla, acechando desde la oscuridad, y Argento aprovecha tal estado de inquietud e incertidumbre: lo deconstruye: eleva la perversidad y locura humana a la categoría de arte; hace de este infernal descenso a los abismos de la mente y el alma toda una alucinógena experiencia cinematográfica.
Y encima de este certero entramado de misterios y personajes, Argento nos inquieta con su preciso tratamiento del suspenso (véase la escena del... del muñeco autómata -sólo por mencionar una-: la manera de construir una atmósfera claustrofóbica es magistral, con esos encuadres abiertos que mantienen al personaje confinado a un pequeño espacio de la imagen... en fin, aquí hice un pequeño análisis de la escena) y nos deslumbra con su demencial y altamente estilizada ejecución formal, con secuencias que son un verdadero frenesí de atrevida y arriesgada imaginería e inventiva visual. Un hipnótico manjar cinematográfico, para entrar en trance: la adictiva banda sonora, la deliciosa dirección de arte (la intensidad y personalidad de los colores, de la iluminación), el ágil y felino despliegue de la cámara, el montaje y su filosa construcción del espacio, su manejo del tiempo y el espacio (por ende, del suspenso)... Una puesta en escena violentamente exquisita.
Lo que sí, debo decir que al final la revelación me pareció muy explícita, y no me refiero al tono o a la violencia en sí misma, sino que a lo redundante de ese sangriento flashback familiar, aunque es cierto que se complementa y dialoga directamente con la escena del inicio. En cualquier caso...
¡Qué película, por Dios santo!
Sólo por "Profondo rosso" Argento merece ser calificado como un genio, ¡y todavía nos queda tanto por ver!
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