Creadores: Robert Kirkman & Dave Erickson
No, aún no acabo con la primera tanda del repaso dedicado al cine de John Carpenter, pero qué se puede esperar de un maldito sábado y un maldito domingo; ayer viernes no pude ver nada porque tuve que hacer mandados pero, "afortunadamente", durante estas semanas estuve viendo la segunda parte de la tercera temporada de "Fear the Walking Dead", la que terminó el domingo pasado y por ello la comento ahora. Viva la vida.
Es una lástima que una serie tan buena en sus inicios se haya convertido en algo tan disoluto e inocuo. La verdad es que esta serie ya no me entusiasma. Ya no tiene ese áspero y seco tratamiento de la violencia; ese cuidado al momento de crear imágenes impactantes (lo único rescatable que recuerdo es la escena del cuervo), situaciones tensas y atmósferas sobrecogedoras; ese tempo pausado pero contundente, firme y seguro; esos personajes coherentes, imperfectos pero de carne y hueso; esas tramas en donde el motor o el pilar central no es la acción en sí misma sino que la reflexión sobre la naturaleza humana... La decadencia de "Fear the Walking Dead" comenzó a notarse ya en la primera parte de esta temporada, en donde, justamente, veíamos todo lo bueno recién listado siendo reemplazado por personajes superficiales y planos, tramas trilladas y posteriormente absurdas e ilógicas (argumentalmente hablando), una lamentable fugacidad al momento de retratar escenas, conflictos y personajes, una realización o ejecución formal completamente banal, instrumental, acomodaticia, sin intención, una narrativa forzada, fragmentada, predecible, repetitiva... Es como si los guionistas fueran incapaces de mantener un solo conflicto durante ocho episodios, recurriendo a cualquier truco o salida fácil para "mantener la atención", para mantener las cosas en movimiento sin importar si ello destroza cualquier atisbo de coherencia interna. Es una pena porque pienso en la segunda temporada, cuando la acción transcurría en alta mar, con los personajes abandonados en un yate en medio del mar, tan libres como rodeados de una infinitud de enemigos invisibles... Y ahora, en esta segunda parte de la temporada, no pueden mantener la acción en un escenario por más de dos episodios o menos. Y qué decir de los personajes, meros instrumentos con menos valor que un juguete de plástico (piensen en la "amiga" que Alicia, la hija de la familia protagonista, hace en el penúltimo episodio: aparece tan rápido como desaparece, sin dejar huella ni peso, como todo y todos los demás). Esta segunda parte es tan anodina que poco más se puede decir salvo que todo está mal desarrollado y ejecutado, con una pobreza creativa escandalosa y espantosa. Insisto: terrible que una serie tan potente, intensa y diferente se haya dejado arrastrar por las convenciones más impersonales y desapasionadas del género (zombi... televisivo... lo que quieran).
Y miren esas capturas: ¿¡dónde está la intención en la imagen!? La primera temporada era una delicia, con este anaranjado y crepuscular brote zombi en L.A.; o la segunda, con el mar como poderoso telón de fondo y un sol que de verdad llegaba a transmitir calor. Pero en cambio acá, esta fotografía determinada casi por defecto, gris y pálida, moribunda... Y ahora se viene la guerra entre Rick y Negan en la octava temporada de "The Walking Dead"... Muero de ganas, imaginen el gesto de júbilo y alegría en mi rostro: los animo, los reto.
Es una lástima que una serie tan buena en sus inicios se haya convertido en algo tan disoluto e inocuo. La verdad es que esta serie ya no me entusiasma. Ya no tiene ese áspero y seco tratamiento de la violencia; ese cuidado al momento de crear imágenes impactantes (lo único rescatable que recuerdo es la escena del cuervo), situaciones tensas y atmósferas sobrecogedoras; ese tempo pausado pero contundente, firme y seguro; esos personajes coherentes, imperfectos pero de carne y hueso; esas tramas en donde el motor o el pilar central no es la acción en sí misma sino que la reflexión sobre la naturaleza humana... La decadencia de "Fear the Walking Dead" comenzó a notarse ya en la primera parte de esta temporada, en donde, justamente, veíamos todo lo bueno recién listado siendo reemplazado por personajes superficiales y planos, tramas trilladas y posteriormente absurdas e ilógicas (argumentalmente hablando), una lamentable fugacidad al momento de retratar escenas, conflictos y personajes, una realización o ejecución formal completamente banal, instrumental, acomodaticia, sin intención, una narrativa forzada, fragmentada, predecible, repetitiva... Es como si los guionistas fueran incapaces de mantener un solo conflicto durante ocho episodios, recurriendo a cualquier truco o salida fácil para "mantener la atención", para mantener las cosas en movimiento sin importar si ello destroza cualquier atisbo de coherencia interna. Es una pena porque pienso en la segunda temporada, cuando la acción transcurría en alta mar, con los personajes abandonados en un yate en medio del mar, tan libres como rodeados de una infinitud de enemigos invisibles... Y ahora, en esta segunda parte de la temporada, no pueden mantener la acción en un escenario por más de dos episodios o menos. Y qué decir de los personajes, meros instrumentos con menos valor que un juguete de plástico (piensen en la "amiga" que Alicia, la hija de la familia protagonista, hace en el penúltimo episodio: aparece tan rápido como desaparece, sin dejar huella ni peso, como todo y todos los demás). Esta segunda parte es tan anodina que poco más se puede decir salvo que todo está mal desarrollado y ejecutado, con una pobreza creativa escandalosa y espantosa. Insisto: terrible que una serie tan potente, intensa y diferente se haya dejado arrastrar por las convenciones más impersonales y desapasionadas del género (zombi... televisivo... lo que quieran).
Y miren esas capturas: ¿¡dónde está la intención en la imagen!? La primera temporada era una delicia, con este anaranjado y crepuscular brote zombi en L.A.; o la segunda, con el mar como poderoso telón de fondo y un sol que de verdad llegaba a transmitir calor. Pero en cambio acá, esta fotografía determinada casi por defecto, gris y pálida, moribunda... Y ahora se viene la guerra entre Rick y Negan en la octava temporada de "The Walking Dead"... Muero de ganas, imaginen el gesto de júbilo y alegría en mi rostro: los animo, los reto.
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