First Reformed - 2017

Director: Paul Schrader

"First Reformed", lo nuevo y lo último (hasta la fecha) de Paul Schrader es una película cuya ejecución formal y narrativa se encuentra en las antípodas de, por ejemplo, la decepcionante y exagerada y desmedida y frenética y fallida "Dog Eat Dog", su película previa, pero que se encuentra en perfecta armonía y coherencia con sus mejores filmes ("Light Sleeper", "American Gigolo", "Affliction", entre otras...). Eso sí, con una puesta en escena más depurada y sobria, con una contención casi ascética, como la vida que lleva el protagonista de esta historia, interpretado por el gran Ethan Hawke, un pastor atormentado por dudas de índole moral, existencial y religiosa, que debe confrontar su propio vacío cuando, entre otras cosas, una pareja de jóvenes activistas medioambientales acuden en su ayuda por guía y consuelo. Tampoco es que "First Reformed" sea una película fácil de resumir o reducir argumentalmente. De que tiene argumento lo tiene: tiene personajes y conflictos, arcos dramáticos en definitiva, perfectamente trazados y construidos y desarrollados. Pero el motor de esta película, o mejor dicho su núcleo, su esencia, tiene menos que ver con la trama que con la densa atmósfera de introspección a la que nos vemos sumergidos con este cura, que, por lo demás, decide comenzar a escribir un diario en donde expone pensamientos y recopila los pequeños acontecimientos del día (recurso que nos comunica directamente con su mente, con su raciocinio, con sus reflexiones). Uno podría centrarse en varios aspectos de la película, como por ejemplo en la desesperación vital, en la desesperanza que asola al activista esposo de Amanda Seyfried, agobiado por la idea de un futuro violento y deshumanizado gracias a la voraz actividad industrial, y sobre todo, de traer hijos a ese mundo enfermo (Seyfried está embarazada y ella sí quiere tener al bebé). Podríamos centrarnos también en el rol de la Iglesia (sea cual sea) ante situaciones críticas, graves, urgentes de la actualidad, como, precisamente, el conflicto medioambiental: el rol de promover una actividad amigable, verde, etc. No dejaba de pensar y trazar similitudes con "Ya no basta con rezar", pues acá Ethan Hawke, que administra una pequeña y modesta parroquia, forma parte de una Iglesia mayor financiada precisamente por un hombre de negocios industriales, cuyas empresas se hallan entre las más contaminantes del país. En palabras simples, los protagonistas de ambas películas, tanto la de Schrader como la de Aldo Francia, se enfrentan a la misma disyuntiva: cómo permanecer en una Iglesia que poco y nada hace para solucionar los problemas de fondo que a ellos los inquietan; más aún, cómo permanecer en una Iglesia que se codea, precisamente, con aquellos que forman parte del problema (y no tienen interés en aportar una solución, porque la $$$$$ manda). Podríamos centrarnos en cómo se puede unir la espiritualidad de la fe con, digamos, la práctica de la fe o la fe en términos prácticos, cotidianos, incluso militantes: poner, o no, la otra mejilla: ¿acción, metáfora, qué es poner la otra mejilla? O, simplemente, centrarnos en el proceso de ruptura y reconstrucción de la relación entre el Individuo y las Instituciones, la paz interna versus el caos exterior, el ansia de luz contra la oscuridad en ciernes. Centrarnos en muchas cosas más de este Todo complejo que no deja de dialogar con el presente, con el espectador, con el mundo y sus nuevos mantos de oscuridad. Es, a grandes rasgos, adentrarse en un estado de las cosas que puede ser putrefacto, puede ser inspirador, puede ser desgarrador o desolador, puede ser revelador...

Paul Schrader escribe y dirige con una sutileza punzante, lacerante, con una mirada que captura los múltiples matices de la luz, del gris, de la oscuridad. Con elegancia y contenida perturbación. Con furiosa hambre de respuestas, con descarnado anhelo de plenitud. Hablar del excelente trabajo de Hawke y Seyfried sería redundante, pero sí, ambos están magníficos.
El final no dejará indiferente...
"First Reformed", o, un retorno al mejor y más atormentado Schrader.