Director: Tobe Hooper
Y ya que estamos con esto de películas de terror y ya que habíamos visto algo de Tobe Hooper el otro día, me pareció que esta sería la ocasión perfecta para ver algunos de los títulos más emblemáticos de este director, que moría hace casi un año exacto (de esto me entero recién, eh, no fue a propósito... Lo de la fecha, digo, porque de su fallecimiento cómo no enterarse, dah).
Naturalmente, uno de esos títulos es "The Texas Chain Saw Massacre", película adelantada a su tiempo, película que, veo ahora bien claro, ha sido imitada hasta el cansancio pero difícilmente igualada. Y no me refiero tanto a la premisa argumental, sobre un grupo de jóvenes recorriendo desolados y solitarios parajes que luego son cazados implacable y desalmadamente por algún asesino visualmente llamativo (en este caso, el icónico Leatherface, trasunto de Ed Gein, célebre asesino serial estadounidense), como al concepto cinematográfico del "terror", a la ejecución formal de Tobe Hooper y el crudo, certero y seco, cual mazazo fulminante, tratamiento de la violencia, de lo brutal, de lo grotesco. Su narrativa anticlimática, progresiva, incómoda, tensa, a la vez que exagerada, desaforada y espantosa a ratos (espantoso en el buen sentido), busca no el efectismo pasajero sino que la expresión "limpia" de esta pesadilla inexplicable. A diferencia de esos imitadores mediocres, Hooper no hace alarde de lo gore, de lo sangriento, de los asesinatos; al contrario, parte reduciendo la violencia a pequeños y "sobrios" estallidos cuyo efecto es más desconcierto que agitación, aunque dicho desconcierto (que, por lo demás, refleja el sinsentido paralizante de semejante falta de humanidad) se alimente de la inquietud y el miedo conformado por la soledad del paisaje, por el silencio de la atmósfera, por la ambigüedad e incertidumbre de lo vagamente conocido, y lo absurdo de la masacre que se desencadena frente a nuestros ojos: una masacre sin odios, sin rencores, sin valores ni principios involucrados, sin siquiera causas reales, salvo la simple necesidad, ciega e incansable e irracional, de matar. El acierto de Hooper es retratar de forma "realista", cámara al hombro y sin trucos o ilusiones, la monstruosidad y la indefensión de los personajes, capturar los rasgos del horror, que por esa mirada diáfana, como abstraída, se muestra en toda su impactante dimensión: sólo basta mostrar al cara de cuero bailando, dominado por la furia, con su motosierra al sol del amanecer para sentir espanto y miedo, para comprender el atavismo al que se ha visto reducido por años de aislamiento y sordidez. Y eso que el ejemplo anterior es ya la escena final del film, imaginen el resto... Imaginen la manera, escueta pero visceral, con que se presenta nuestro vecino el hombre cara de cuero.
Impresionante y magnífica película.
Un verdadero y auténtico clásico.
(Y qué perfecta dirección de fotografía).
Impresionante y magnífica película.
Un verdadero y auténtico clásico.
(Y qué perfecta dirección de fotografía).
siempre la recomiendan como un clásico del género... lo mío no pasa por ahí así que creo que no la voy a ver nunca (lo mismo dije de Casablanca y una noche en la tv la miré sin chistar).... saludos..
ResponderBorrar¡Justamente los clásicos nos dejan sin chistar, je, je!
BorrarMe has recordado que no he visto "Casablanca", maldición...
Saludos.
Es un clásico. Uno de esos pocos films de los que de verdad se puede decir que inaugura un género, en este caso el "slasher", tan desconocido y denostado a veces. Para mí, con toda su crudeza y su aire "amateur", es una obra de arte...
ResponderBorrarInsisto en que la fotografía es magistral. Realmente magistral. Y esa macabra danza final es puro lirismo.
BorrarUna película que de verdad merece el adjetivo de clásico. A uno se le sale solo de la boca.
¡Y qué bueno tenerlo de vuelta! Espero que hayan sido excelentes vacaciones.
Saludos.
Una auténtica pionera en cuanto a desarrollar para la pantalla un festín de violencia sanguinaria gratuita: el asesino porque sí, sin causa-efecto. Terror absoluto.
ResponderBorrarSaludos.
Es curioso pero esa violencia gratuita pocas veces se ha reflejado tan bien, menos en películas de terror, acostumbradas a la "gratuidad" (más bien pobreza) del argumento y los personajes (hasta del ejercicio mismo del terror, o del querer-intentar asustar). Personajes como el leatherface son agujeros negros sin luz ni esperanza, y qué puede hacer uno ante la fuerza de un fenómeno así...
Borrar¡Saludos!