Directora: Susanne Bier
Mucho ruido se hizo al respecto de "The night manager", adaptación televisiva de la novela homónima de John le Carré, el reputado novelista de intrigas internacionales y de espías. Quizás fue porque está basada en una novela de le Carré, quizás porque tenga dos nombres importantes como Tom Hiddleston y Hugh Laurie liderando el reparto, quizás porque la dirige la danesa Susanne Bier... En cualquier caso, mucho se habló al respecto, hasta que... cesó la publicidad. Igual uno queda con la curiosidad, y como estamos ante seis episodios de casi una hora, pues la verdad es que no era demasiado tiempo, por lo que el desafío era completamente realizable. Acá estamos: satisfechos, sí, pero no realmente emocionados. Al menos no desperdiciamos el tiempo, algo es algo.
Tom Hiddleston es el gerente nocturno de un lujoso hotel de El Cairo que se ve envuelto en una complicada trama de organismos de inteligencia de varios países y filántropos que en realidad venden armas y financian guerras y demás. El gran enemigo es Hugh Laurie, en su día el buen doctor House, ahora Dickie Roper, "el peor hombre del mundo" al que deben detener.
Tenía pendiente el comentario de esta miniserie, y como me atacó un dolor de cabeza que me impidió hacer ejercicio y ver una película, pues es mejor adelantar los planes que tenía para este, supongo, carísimo esfuerzo de la televisión gringa y británica. En serio, la historia se pasea por medio mundo y en los lugares más lujosos; o, quizás, aplicaron pantalla verde (obviamente no iban a ir a los conflictivos territorios sirios). En cualquier caso, no todo lo que brilla es oro, pero antes de ello, una pequeña reflexión o elucubración: me llama la atención la presencia de Hugh Laurie, un actor que, si se fijan bien, en los últimos años (desde el fin de "House") no ha tenido numerosas apariciones en cine y televisión, es decir, el hombre debe elegir con cuidado sus proyectos. ¿Qué lo impulsó a ser el villano de "The night manager"? Mi teoría es que el rol de Dickie Roper, un vendedor de armas inescrupuloso hasta la médula, tiene mucha relación con la única novela publicada por Laurie, "El vendedor de armas (The gun seller)", que trata sobre un ex-soldado británico al que le encargan matar a un estadounidense, hecho que lo mete de lleno en la industria armamentística, rebosante de agentes de inteligencia corruptos y millonarios que financian guerras y grupos terroristas y demás, sin mencionar a los buenos samaritanos que planean desbaratar los planes de estos malvados seres. Laurie dijo que tiene un guión escrito de su novela y también se espera, desde hace varios años, la secuela, titulada "The paper soldier", aunque de ambos proyectos no se sabe nada en realidad; Laurie parece más interesado en su carrera como músico y actor, lo que no tiene nada de malo, aunque sería bueno disfrutar otra novela suya. Ahora bien, quizás todo esto es pura cháchara y Laurie aceptó el papel porque pagaba bien, se hospedaba en lujosos lugares y podía seguir en relativa primera plana. A mí me gusta mi teoría, sin embargo. (De paso recomiendo "El vendedor de armas").
Como todo en la vida: mientras más adentro, mejor. Así puedo describir el visionado de "The night manager", que comienza muy normalita, con los típicos enredos y jugarretas de los buenos contra los malos y viceversa, entramado más o menos cuidado pero poco sorprendente, que poco a poco va construyendo una mejor atmósfera, un más interesante retrato de la realidad de un espacio, un lugar, un estado de las cosas en donde el dinero compra la justicia y todo eso: la indignación, oh. No es que sea tan compleja la cosa, pero hay más contenido cuando la trama abandona los opulentos aposentos de Dickie Roper y nos movemos a Turquía, Siria y otros sitios conflictivos para ser testigos de negocios sucios y tremendas demostraciones de armas de destrucción masiva. La serie es mejor cuando se centra en el negocio armamentístico y la incierta moral que la abastece, no tanto en las miradas y sospechas que emanan de los personajes cuando están bajo el mismo techo... ya saben: el que no confía en el recién llegado, el jefe que siempre mira de reojo a los demás, la esposa florero que tiene sus asuntillos bajo la falda... El visionado va de menos a más, el relato va de menos a más, sin que tampoco consigamos una calidad exultante. Lo cierto es que este tipo de historias ya se han hecho antes (y se siguen haciendo), por lo general con dos horas de duración, y se han hecho mejor, aunque ésta no es mala ni nada por el estilo, sólo que se nota demasiado impersonal, sin sello, como hecha por un alumno aplicado en vez de alguien con personalidad e intenciones... y eso que hablamos de Susanne Bier, importante directora danesa, que sí demuestra oficio, aunque con eso no basta. Cumple su cometido y adiós, pasemos a lo siguiente.
No he leído ninguna novela de le Carré, por lo tanto no sé si es una buena adaptación, pero me atrevo a aventurar que no, que quienes adaptaron se quedaron con el entramado y que el contexto socio-político actual es un mero adorno, no un personaje más, no un elemento narrativo más.
Lo que me ha gustado es la lujosa descripción del estilo de vida de Roper, y es que ¿a quién no le gustaría vivir así? Ése es el sueño. También me ha gustado la crew de Roper, muy variopinta y jocosa: ¿a quién no le gustaría tener esos amigos? No me ha gustado tanto Tom Hiddleston, que es un muy buen actor aunque acá prefieren quedarse con su faceta de niño bonito, y vaya que me molesta su cara de niño bonito; prefiero los rasgos más duros y varoniles de Michael Fassbender, con quien comparte cierto parecido, bajo mi punto de vista. Tampoco me ha gustado el personaje de Tom Hiddleston, a quién nunca pude descifrar por completo: en primer lugar, ¿su trabajo como gerente de hoteles es una tapadera o es verdadero?, es que como se le da tan bien el espionaje, iniciando complots por iniciativa propia... Por lo demás, ¿un polvo y se enamora de una mujer?, ¿un polvo y decide volverse espía, si es que ya no lo era?, ¿un polvo y decide volverse justiciero mundial? Vamos, hasta el guardaespaldas de Roper me parece más creíble, por no mencionar el armario, los muebles, la piscina...
En fin, "The night manager" no es ninguna maravilla, ni siquiera de la televisión, y miren que es fácil ser una maravilla de la televisión en estos días. Mucha elegancia y refinamiento formal no es sinónimo de calidad estético-narrativa, pero si quieren una historia de espías, infiltrados y demás, supongo que estarán en su salsa. Yo prefiero seguir viendo "The man from U.N.C.L.E." de Ritchie, que sí tiene, en todo sentido, más contenido. Quien lo diría...
Tenía pendiente el comentario de esta miniserie, y como me atacó un dolor de cabeza que me impidió hacer ejercicio y ver una película, pues es mejor adelantar los planes que tenía para este, supongo, carísimo esfuerzo de la televisión gringa y británica. En serio, la historia se pasea por medio mundo y en los lugares más lujosos; o, quizás, aplicaron pantalla verde (obviamente no iban a ir a los conflictivos territorios sirios). En cualquier caso, no todo lo que brilla es oro, pero antes de ello, una pequeña reflexión o elucubración: me llama la atención la presencia de Hugh Laurie, un actor que, si se fijan bien, en los últimos años (desde el fin de "House") no ha tenido numerosas apariciones en cine y televisión, es decir, el hombre debe elegir con cuidado sus proyectos. ¿Qué lo impulsó a ser el villano de "The night manager"? Mi teoría es que el rol de Dickie Roper, un vendedor de armas inescrupuloso hasta la médula, tiene mucha relación con la única novela publicada por Laurie, "El vendedor de armas (The gun seller)", que trata sobre un ex-soldado británico al que le encargan matar a un estadounidense, hecho que lo mete de lleno en la industria armamentística, rebosante de agentes de inteligencia corruptos y millonarios que financian guerras y grupos terroristas y demás, sin mencionar a los buenos samaritanos que planean desbaratar los planes de estos malvados seres. Laurie dijo que tiene un guión escrito de su novela y también se espera, desde hace varios años, la secuela, titulada "The paper soldier", aunque de ambos proyectos no se sabe nada en realidad; Laurie parece más interesado en su carrera como músico y actor, lo que no tiene nada de malo, aunque sería bueno disfrutar otra novela suya. Ahora bien, quizás todo esto es pura cháchara y Laurie aceptó el papel porque pagaba bien, se hospedaba en lujosos lugares y podía seguir en relativa primera plana. A mí me gusta mi teoría, sin embargo. (De paso recomiendo "El vendedor de armas").
Como todo en la vida: mientras más adentro, mejor. Así puedo describir el visionado de "The night manager", que comienza muy normalita, con los típicos enredos y jugarretas de los buenos contra los malos y viceversa, entramado más o menos cuidado pero poco sorprendente, que poco a poco va construyendo una mejor atmósfera, un más interesante retrato de la realidad de un espacio, un lugar, un estado de las cosas en donde el dinero compra la justicia y todo eso: la indignación, oh. No es que sea tan compleja la cosa, pero hay más contenido cuando la trama abandona los opulentos aposentos de Dickie Roper y nos movemos a Turquía, Siria y otros sitios conflictivos para ser testigos de negocios sucios y tremendas demostraciones de armas de destrucción masiva. La serie es mejor cuando se centra en el negocio armamentístico y la incierta moral que la abastece, no tanto en las miradas y sospechas que emanan de los personajes cuando están bajo el mismo techo... ya saben: el que no confía en el recién llegado, el jefe que siempre mira de reojo a los demás, la esposa florero que tiene sus asuntillos bajo la falda... El visionado va de menos a más, el relato va de menos a más, sin que tampoco consigamos una calidad exultante. Lo cierto es que este tipo de historias ya se han hecho antes (y se siguen haciendo), por lo general con dos horas de duración, y se han hecho mejor, aunque ésta no es mala ni nada por el estilo, sólo que se nota demasiado impersonal, sin sello, como hecha por un alumno aplicado en vez de alguien con personalidad e intenciones... y eso que hablamos de Susanne Bier, importante directora danesa, que sí demuestra oficio, aunque con eso no basta. Cumple su cometido y adiós, pasemos a lo siguiente.
No he leído ninguna novela de le Carré, por lo tanto no sé si es una buena adaptación, pero me atrevo a aventurar que no, que quienes adaptaron se quedaron con el entramado y que el contexto socio-político actual es un mero adorno, no un personaje más, no un elemento narrativo más.
Lo que me ha gustado es la lujosa descripción del estilo de vida de Roper, y es que ¿a quién no le gustaría vivir así? Ése es el sueño. También me ha gustado la crew de Roper, muy variopinta y jocosa: ¿a quién no le gustaría tener esos amigos? No me ha gustado tanto Tom Hiddleston, que es un muy buen actor aunque acá prefieren quedarse con su faceta de niño bonito, y vaya que me molesta su cara de niño bonito; prefiero los rasgos más duros y varoniles de Michael Fassbender, con quien comparte cierto parecido, bajo mi punto de vista. Tampoco me ha gustado el personaje de Tom Hiddleston, a quién nunca pude descifrar por completo: en primer lugar, ¿su trabajo como gerente de hoteles es una tapadera o es verdadero?, es que como se le da tan bien el espionaje, iniciando complots por iniciativa propia... Por lo demás, ¿un polvo y se enamora de una mujer?, ¿un polvo y decide volverse espía, si es que ya no lo era?, ¿un polvo y decide volverse justiciero mundial? Vamos, hasta el guardaespaldas de Roper me parece más creíble, por no mencionar el armario, los muebles, la piscina...
En fin, "The night manager" no es ninguna maravilla, ni siquiera de la televisión, y miren que es fácil ser una maravilla de la televisión en estos días. Mucha elegancia y refinamiento formal no es sinónimo de calidad estético-narrativa, pero si quieren una historia de espías, infiltrados y demás, supongo que estarán en su salsa. Yo prefiero seguir viendo "The man from U.N.C.L.E." de Ritchie, que sí tiene, en todo sentido, más contenido. Quien lo diría...
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