Creadores: Ryan Murphy & Brad Falchuk
Cansancio y calor no es una muy buena combinación que digamos. Hoy, al volver de la universidad luego del trabajo (otra combinación poco favorable), simplemente me quedé dormido y, bueno, no pude ver "The Captive City", la película que tenía planeado comentar, pero, ya sea un elaborado y rebuscado plan fraguado por el universo el día en que me decidí a ver la sexta temporada de "American Horror Story" o simple y conveniente azar, lo cierto es que hace un par de días dieron el décimo y último episodio (todas las anteriores habían tenido trece... ¿coincidencia?) de "Roanoke", el apellido de esta temporada. Curioso, pues luego de "Coven" (la tercera, que abandoné tras tres capítulos porque es asquerosamente mala) no tenía la más mínima intención de volver a ver otra temporada más de esta bazofia comprensiblemente sobrevalorada por el populacho, pero ya ven que me dejé convencer por el secretismo con que llegó "Roanoke". Honestamente, a veces no sé qué estoy haciendo con mi vida...
Tal como en la primera temporada, el escenario de "Roanoke" es una casa embrujada, pero la vuelta de tuerca en este caso es que la historia se narra (es un decir, claramente) en formato docurreality, o sea, como esos programas del Discovery Channel (al menos yo los veía en ese canal cuando era más chico, no sé por qué, si en ese entonces quedaba terriblemente sugestionado) en donde personas reales nos cuentan sus traumáticas experiencias con fantasmas mientras se intercalan recreaciones dramáticas. El programa de la temporada se llama My Roanoke Nightmare y trata sobre Matt y Shelby, una pareja que, harta de la ciudad y su estilo de vida ruidoso y acelerado, decide comprar una casa en un sector rural de Carolina del Norte esperando llevar una vida tranquila, sólo que la pesadilla recién comienza. De esta forma, los episodios consisten en escuchar a los "personajes reales" contar su historia, extremadamente pasada de revoluciones y recurriendo a mil giros de guión por episodio, cada cual más inverosímil y ridículo que el anterior, conformando un verdadero, efectista y morboso disparate en donde lo que más importa no es la integridad narrativa sino el vil exceso de ocurrencias que, por supuesto, de alguna forma se irán hilando sin ton ni son, total, ya saben que la gente se traga cualquier mierda estos días. Los primeros episodios son un farragoso y nauseabundo mar de personajes y tramas que surgen de la nada, que aparecen tan rápido como mueren y de presencias tan importantes como el decorado de atrás. Lo peor es que el terror y la zozobra brillan por su ausencia, pero eso ya lo sabíamos... Ahora bien, habrá violencia y secuencias sangrientas (la misma semana en que Negan le machacaba la cabeza a &%·$/! en "The Walking Dead", acá un personaje hacía lo propio con otro mediante una barra de hierro... y por celos, y sin que nadie armara escándalo, vaya uno a saber por qué, los malditos hipócritas), pero eso no es terror, es efectismo barato, al igual que el recurso de los saltos, los repentinos primeros planos de los espíritus, etc. Una auténtica mierda, qué quieren que les diga, tan malo como cualquier subproducto promedio del cine de horror que se hace cual fábrica de salchichas por allá.
Sin embargo, en la mitad de la temporada toma lugar otra vuelta de tuerca, más inesperada y que, a diferencia de la mitad previa, sabe jugar favorablemente con la estupidez. La primera mitad es lisa y llanamente estúpida, mientras que la segunda mitad es consciente de la estupidez que la rodea y se ríe de ella... con los mismos recursos que saldrían de la "genial" mente del rarito de la clase (masacres y carnicerías a la mínima oportunidad, superficial tratamiento de la violencia y construcción de personajes), pero resulta hasta divertido ver este cúmulo de situaciones que, en realidad, no sé si celebran o critican la cultura del show business gringo, pero al menos lo aprovecha para que, en su desmedida "personalidad" (no le veo nada original en todo caso, pero la audiencia se sorprende con cualquier cosa), uno no se sienta tan, tan insultado y denigrado. Sigue siendo igual de tonta y vacía (tampoco le confiero un discurso a esta temporada, mucho menos con su sensiblero y meloso final), pero al menos te ríes un buen rato. Dirán que es retorcida, enfermiza y perturbadora, pero esas cosas se dicen cuando algo que no tiene nada bueno salvo su dudosa capacidad para impactar gratuita y someramente necesita audiencia. Mi consejo: no crean lo que digan en los medios (ni mucho menos lo que gritan sus esbirros de las redes sociales de moda); si no saben cubrir elecciones como la gente, menos van a tener idea de cine y televisión...
Lo único bueno de "American Horror Story" es que, en cierta forma, lanzó a la fama tanto a mi querida Sarah Paulson como a mi querido Evan Peters. El resto se puede olvidar, y bien que lo haga, maldita sea...
Mañana volvemos con lo bueno, perdonen el tropiezo.
Sin embargo, en la mitad de la temporada toma lugar otra vuelta de tuerca, más inesperada y que, a diferencia de la mitad previa, sabe jugar favorablemente con la estupidez. La primera mitad es lisa y llanamente estúpida, mientras que la segunda mitad es consciente de la estupidez que la rodea y se ríe de ella... con los mismos recursos que saldrían de la "genial" mente del rarito de la clase (masacres y carnicerías a la mínima oportunidad, superficial tratamiento de la violencia y construcción de personajes), pero resulta hasta divertido ver este cúmulo de situaciones que, en realidad, no sé si celebran o critican la cultura del show business gringo, pero al menos lo aprovecha para que, en su desmedida "personalidad" (no le veo nada original en todo caso, pero la audiencia se sorprende con cualquier cosa), uno no se sienta tan, tan insultado y denigrado. Sigue siendo igual de tonta y vacía (tampoco le confiero un discurso a esta temporada, mucho menos con su sensiblero y meloso final), pero al menos te ríes un buen rato. Dirán que es retorcida, enfermiza y perturbadora, pero esas cosas se dicen cuando algo que no tiene nada bueno salvo su dudosa capacidad para impactar gratuita y someramente necesita audiencia. Mi consejo: no crean lo que digan en los medios (ni mucho menos lo que gritan sus esbirros de las redes sociales de moda); si no saben cubrir elecciones como la gente, menos van a tener idea de cine y televisión...
Lo único bueno de "American Horror Story" es que, en cierta forma, lanzó a la fama tanto a mi querida Sarah Paulson como a mi querido Evan Peters. El resto se puede olvidar, y bien que lo haga, maldita sea...
Mañana volvemos con lo bueno, perdonen el tropiezo.
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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...