Creador: Denis Leary
¿Supieron? Ben Wheatley va a dirigir una adaptación de Hard Boiled, el cómic escrito por Frank Miller y dibujado por Geof Darrow, lo que en primera instancia debería ser una noticia capaz de hacerme saltar de alegría, en especial por el sensacional arte de Darrow, pero debo decir que no me gustó tanto el resultado final, y es que claro, la idea base y la premisa argumental son geniales, pero de un momento a otro la trama se vuelve una insustancial y caótica (no en el buen sentido) espiral de excesos narrativos y humor cáustico pero banal. Quizás deba leerlo de nuevo. En todo caso, ahora que lo pienso, quizás no sea todo tan malo, pues si Wheatley mantiene la ultraviolenta estética y la premisa original, entonces puede corregir todo lo demás y construir un relato que contenga de manera precisa y coherente el brutal e inconformista discurso desplegado en esas páginas llenas de tripas, sesos, sangre, fluidos y cadáveres. Ya veremos. A propósito, ya hablé una vez, y en excelentes términos, de "Sex&Drugs&Rock&Roll", una serie de la que me declaro devoto absoluto; una serie que me he cansado de recomendar (aunque nadie haga caso de mis recomendaciones... en la vida real, claro, pues acá, confío, estamos entre amigos), y la cual desgraciadamente fue cancelada (o no renovada, si gustan de eufemismos) por FX, una cadena que antaño tenía todo mi respeto y mi respaldo pero que ahora me genera bastantes desconfianzas y suspicacias (¿merece respeto una cadena que lo apuesta todo por la fórmula de sus "American Mierda Story"?), pues me da la impresión que pretende seguir la senda de Netflix, es decir, mucho ruido y pocas nueces: altas audiencias (o menciones en twitter y demás redes sociales de moda) a costa de nula e infame calidad. Una lástima; me pregunto a dónde se fueron "Justified", "The Shield", "Rescue Me", "Sons of Anarchy", "Terriers"... me pregunto cuánto sobrevivirá "The Americans"... Por suerte "Archer" tiene para unos años más...
"Sex&Drugs&Rock&Roll" es una comedia y tiene un ácido e inteligente sentido del humor, pero hay que aclarar dos puntos importantes: primero, la serie creada por Denis Leary no pretende ser una grotesca o insolente sátira sobre el estado de la escena musical estadounidense; segundo, por muy cómico y ligero que aparente ser el tono de esta serie, no tardarán nada en darse cuenta de la profunda y auténtica carga emocional y discursiva que se expresa a cada momento en personajes brillante y complejamente construidos (e interpretados, que no es fácil ser dramático cuando más de la mitad del tiempo la cosa es prácticamente pura y desenfadada festividad), y en tramas de conflictos incómodos e incluso dolorosos, tan reales que se sienten a flor de piel. Porque, no se equivoquen, "Sex&Drugs&Rock&Roll" trata sobre un grupo de rockeros famosos en los ochenta que intentan mantenerse vivos en la industria musical actual, dando lugar a los consabidos y divertidos gags sobre las diferencias generacionales y cómo cambia la manera de hacer y entender la música en tan poco tiempo, pero también trata sobre un grupo de músicos apasionados hasta la médula por la música, por su arte, que deben luchar descarnadamente por sobrevivir en la actual industria musical mientras se mantienen fieles a sí mismos, mientras intentan conservar el fuego y la energía que los hace vibrar sobre el escenario. El eje central, el pilar fundamental de "Sex&Drugs&Rock&Roll" no es la diversión o la ingente sucesión de ingeniosas bromas/críticas a los músicos del momento (aunque hayan multitud de bromas, caracterizadas por un gusto tan mordaz como exquisito); al contrario, estamos ante un certero estudio de personajes y de paisajes humanos, culturales, artísticos.
De esta forma, esta segunda y final temporada trata, justamente, sobre tomar decisiones, sobre emprender caminos, sobre determinar quién se quiere ser y cómo se quiere ser; decisiones que no son fáciles de hacer, caminos que no son sencillos de transitar, preguntas que no se responden sin antes reflexionar seriamente. Hay humor, claro, pero el fondo es incuestionablemente crucial y real, humano, lo cual no es de extrañar dado que, les aviso, seremos testigos de sangrantes puñaladas por la espalda, desalentadoras caídas y fracasos e injustas humillaciones (hábilmente intercalados con enredos románticos y lecciones de sexo oral)... Pero el verdadero talento nunca muere, mucho menos cuando va acompañado de impenitente pasión e intachable integridad moral y artística. El final les dejará con una extraña sensación, amén de su singular ambigüedad: Uno nunca sabe cómo irán las cosas, pero una vez tomadas las decisiones...
Adictiva, auténtica, honesta, real... "Sex&Drugs&Rock&Roll" es una verdadera obra maestra. Imperdible. Yo les digo que no lo piensen dos veces y vean las dos temporadas de "Sex&Drugs&Rock&Roll" en compañía de la única e inigualable temporada de "Vinyl", otra obra maestra incomprendida (a la que se hace alusión en determinado momento por uno de los personajes, clara señal de que están hermanadas por un trágico destino y la sangre derramada en cada imagen). Ya lo saben, señoras y señores.
"Sex&Drugs&Rock&Roll" es una comedia y tiene un ácido e inteligente sentido del humor, pero hay que aclarar dos puntos importantes: primero, la serie creada por Denis Leary no pretende ser una grotesca o insolente sátira sobre el estado de la escena musical estadounidense; segundo, por muy cómico y ligero que aparente ser el tono de esta serie, no tardarán nada en darse cuenta de la profunda y auténtica carga emocional y discursiva que se expresa a cada momento en personajes brillante y complejamente construidos (e interpretados, que no es fácil ser dramático cuando más de la mitad del tiempo la cosa es prácticamente pura y desenfadada festividad), y en tramas de conflictos incómodos e incluso dolorosos, tan reales que se sienten a flor de piel. Porque, no se equivoquen, "Sex&Drugs&Rock&Roll" trata sobre un grupo de rockeros famosos en los ochenta que intentan mantenerse vivos en la industria musical actual, dando lugar a los consabidos y divertidos gags sobre las diferencias generacionales y cómo cambia la manera de hacer y entender la música en tan poco tiempo, pero también trata sobre un grupo de músicos apasionados hasta la médula por la música, por su arte, que deben luchar descarnadamente por sobrevivir en la actual industria musical mientras se mantienen fieles a sí mismos, mientras intentan conservar el fuego y la energía que los hace vibrar sobre el escenario. El eje central, el pilar fundamental de "Sex&Drugs&Rock&Roll" no es la diversión o la ingente sucesión de ingeniosas bromas/críticas a los músicos del momento (aunque hayan multitud de bromas, caracterizadas por un gusto tan mordaz como exquisito); al contrario, estamos ante un certero estudio de personajes y de paisajes humanos, culturales, artísticos.
De esta forma, esta segunda y final temporada trata, justamente, sobre tomar decisiones, sobre emprender caminos, sobre determinar quién se quiere ser y cómo se quiere ser; decisiones que no son fáciles de hacer, caminos que no son sencillos de transitar, preguntas que no se responden sin antes reflexionar seriamente. Hay humor, claro, pero el fondo es incuestionablemente crucial y real, humano, lo cual no es de extrañar dado que, les aviso, seremos testigos de sangrantes puñaladas por la espalda, desalentadoras caídas y fracasos e injustas humillaciones (hábilmente intercalados con enredos románticos y lecciones de sexo oral)... Pero el verdadero talento nunca muere, mucho menos cuando va acompañado de impenitente pasión e intachable integridad moral y artística. El final les dejará con una extraña sensación, amén de su singular ambigüedad: Uno nunca sabe cómo irán las cosas, pero una vez tomadas las decisiones...
Adictiva, auténtica, honesta, real... "Sex&Drugs&Rock&Roll" es una verdadera obra maestra. Imperdible. Yo les digo que no lo piensen dos veces y vean las dos temporadas de "Sex&Drugs&Rock&Roll" en compañía de la única e inigualable temporada de "Vinyl", otra obra maestra incomprendida (a la que se hace alusión en determinado momento por uno de los personajes, clara señal de que están hermanadas por un trágico destino y la sangre derramada en cada imagen). Ya lo saben, señoras y señores.
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