Creación: Amy Seimetz & Lodge Kerrigan
Dirección: Amy Seimetz, Lodge Kerrigan
Como lo señalé ayer, Starz, una de las cadenas a las que hay que estar atento (de ahí han salido "Magic City", "Power", "The White Queen", "Spartacus", entre otras que iremos comentando por acá muy, muy lentamente), estrenó hace poco, y de manera on demand (creo que, luego de la exhibición de los dos primeros episodios por televisión, el resto lo lanzó de una tirada online), "The Girlfriend Experience", inspirada en el guión de los dos sujetos que escribieron la película homónima que comentábamos ayer. Los creadores, que además co-escribieron todos los episodios, además de dirigirlos alternadamente, son Amy Seimetz, actriz indie que se ha desempeñado mayormente en ejercicios mumblecore y que debutó hace unos cuantos años con "Sun Don't Shine", y Lodge Kerrigan, director que ya lleva varios años de carrera y que ha presentado algunos trabajos en Cannes. Ésta "The Girlfriend Experience" es mucho mejor que la película (la cual dejaremos de mencionar después del salto), y aunque tiene varios puntos interesantes y prometedores, aún así no logró entusiasmarme y/o convencerme por completo. Lo bueno es que, aunque tenga 13 episodios, éstos no duran más de media hora, así que tampoco es larga de ver en caso de que se animen a hacerlo.
"The Girlfriend Experience" es una serie difícil de leer (quizás yo sea quien se complica innecesariamente). Los creadores, se nota, tienen sus intenciones claras y las ejecutan con seguridad, sin embargo, hay dos elementos bastante diferentes entre sí que no parecen complementarse del todo en el relato. Por un lado, tenemos la historia de una estudiante de Derecho, introducida por una compañera al mundo de las escorts de lujo, que de manera gradual se va interesando más y más en este nuevo trabajo suyo, causando uno que otro problema en su "vida real". Éste es, según yo, el lado más interesante de esta serie, pues tiene un conflicto claro del cual van surgiendo varias tramas sumamente atractivas que logran momentos de infarto (el episodio nueve en particular es realmente difícil de ver), y que son atractivas no sólo porque utilizan códigos del thriller conspirativo-legal/político sino que también porque proponen complejos dilemas morales tanto a la protagonista como a los otros personajes de importancia (y al espectador, claro, que no puede quedar indiferente ante ciertos actos). De esta forma, la protagonista se verá envuelta en difíciles líos provenientes de su trabajo como escort (clientes que intentan cruzar el límite de la privacidad profesional, riesgos de exposición, etc.) que se irán mezclando con su conflictiva suspicacia respecto de los métodos de la siniestra (como todas) firma de abogados en la que está haciendo su pasantía no sólo de una manera acción/reacción, sino que poniendo especial atención tanto a las decisiones y motivaciones que provocaron dichos acontecimientos como, ciertamente, a sus consecuencias: el carácter humano tiene tanto o más peso que el factor estético.
Un thriller conspirativo de tomo y lomo al que su gélida y distanciada atmósfera/ejecución-formal de acompasado ritmo le cae como anillo al dedo (aunque no vamos a babear por ello), pero no es suficiente, porque, del otro lado, está la gran intención, el verdadero pilar fundamental de la serie, es decir: ser un profundo y minucioso estudio psicológico de la protagonista (y uno que otro personaje). Puede que piensen que me esté contradiciendo, considerando que hace un par de líneas elogiaba que la trama pusiera énfasis en el componente moral del relato, pero una cosa es narrar una historia sobre codicia, traiciones y adicciones (entre otras lindezas del comportamiento social humano) enmarcada en cierto formato de género, y otra cosa es configurar un sub-texto ejecutado de una manera, si se quiere, más "experimental". Desde luego, las intenciones de adentrarse en la personalidad de una estudiante de Derecho convertida en escort de lujo me parecen interesantes, en especial porque el personaje está muy bien construido e interpretado (por Riley Keough), siempre moviéndose en los límites del misterio y la ambigüedad, pero Seimetz y Korrigan se centran tanto en el hermetismo formal (claro paralelismo al semblante de la protagonista) y se preocupan tanto de la sombría y compleja psicología de Christine/Chelsea (nuestra escort de lujo) que el argumento se relativiza, se vuelve difuso, con personajes y tramas cruciales que se esfuman abruptamente incluso cuando éstas parecían ofrecer bastante más en términos dramáticos y narrativos. Claramente la línea central de continuidad es la progresiva transformación de Christine, la estricta observación de su dualidad (ella siendo absorbida por esta nueva persona creada por ella misma), pero aún así me llama la atención la displicencia con que algunas tramas son tratadas (en un inicio parecen la cosa más complicada y de repente, ¡pum!, fácil solución), aunque vuelvo a lo mismo, la verdadera importancia de éstas es causar cambios en la protagonista, no exponer la corrupción de algunos o denunciar la escandalosa superficialidad de los medios de comunicación y la sociedad de hoy en día: todo gira y revolotea en torno a Christine, en el fondo, una adicta al poder, pero al poder de la intimidad... Se entiende, claro que sí...
Con todo, "The Girlfriend Experience" es una interesante serie que cumple sus roles de thriller y de autoral estudio de personajes, aún cuando el conjunto no luzca del todo cohesionado. Se confirmó una segunda temporada de 14 episodios que presentará nuevas tramas y personajes. Acá estaremos atentos, después de todo, el otro año estaremos completamente desocupados para hacer lo que me dé la puta gana, es decir, ¡nadar y ver películas!
"The Girlfriend Experience" es una serie difícil de leer (quizás yo sea quien se complica innecesariamente). Los creadores, se nota, tienen sus intenciones claras y las ejecutan con seguridad, sin embargo, hay dos elementos bastante diferentes entre sí que no parecen complementarse del todo en el relato. Por un lado, tenemos la historia de una estudiante de Derecho, introducida por una compañera al mundo de las escorts de lujo, que de manera gradual se va interesando más y más en este nuevo trabajo suyo, causando uno que otro problema en su "vida real". Éste es, según yo, el lado más interesante de esta serie, pues tiene un conflicto claro del cual van surgiendo varias tramas sumamente atractivas que logran momentos de infarto (el episodio nueve en particular es realmente difícil de ver), y que son atractivas no sólo porque utilizan códigos del thriller conspirativo-legal/político sino que también porque proponen complejos dilemas morales tanto a la protagonista como a los otros personajes de importancia (y al espectador, claro, que no puede quedar indiferente ante ciertos actos). De esta forma, la protagonista se verá envuelta en difíciles líos provenientes de su trabajo como escort (clientes que intentan cruzar el límite de la privacidad profesional, riesgos de exposición, etc.) que se irán mezclando con su conflictiva suspicacia respecto de los métodos de la siniestra (como todas) firma de abogados en la que está haciendo su pasantía no sólo de una manera acción/reacción, sino que poniendo especial atención tanto a las decisiones y motivaciones que provocaron dichos acontecimientos como, ciertamente, a sus consecuencias: el carácter humano tiene tanto o más peso que el factor estético.
Un thriller conspirativo de tomo y lomo al que su gélida y distanciada atmósfera/ejecución-formal de acompasado ritmo le cae como anillo al dedo (aunque no vamos a babear por ello), pero no es suficiente, porque, del otro lado, está la gran intención, el verdadero pilar fundamental de la serie, es decir: ser un profundo y minucioso estudio psicológico de la protagonista (y uno que otro personaje). Puede que piensen que me esté contradiciendo, considerando que hace un par de líneas elogiaba que la trama pusiera énfasis en el componente moral del relato, pero una cosa es narrar una historia sobre codicia, traiciones y adicciones (entre otras lindezas del comportamiento social humano) enmarcada en cierto formato de género, y otra cosa es configurar un sub-texto ejecutado de una manera, si se quiere, más "experimental". Desde luego, las intenciones de adentrarse en la personalidad de una estudiante de Derecho convertida en escort de lujo me parecen interesantes, en especial porque el personaje está muy bien construido e interpretado (por Riley Keough), siempre moviéndose en los límites del misterio y la ambigüedad, pero Seimetz y Korrigan se centran tanto en el hermetismo formal (claro paralelismo al semblante de la protagonista) y se preocupan tanto de la sombría y compleja psicología de Christine/Chelsea (nuestra escort de lujo) que el argumento se relativiza, se vuelve difuso, con personajes y tramas cruciales que se esfuman abruptamente incluso cuando éstas parecían ofrecer bastante más en términos dramáticos y narrativos. Claramente la línea central de continuidad es la progresiva transformación de Christine, la estricta observación de su dualidad (ella siendo absorbida por esta nueva persona creada por ella misma), pero aún así me llama la atención la displicencia con que algunas tramas son tratadas (en un inicio parecen la cosa más complicada y de repente, ¡pum!, fácil solución), aunque vuelvo a lo mismo, la verdadera importancia de éstas es causar cambios en la protagonista, no exponer la corrupción de algunos o denunciar la escandalosa superficialidad de los medios de comunicación y la sociedad de hoy en día: todo gira y revolotea en torno a Christine, en el fondo, una adicta al poder, pero al poder de la intimidad... Se entiende, claro que sí...
Con todo, "The Girlfriend Experience" es una interesante serie que cumple sus roles de thriller y de autoral estudio de personajes, aún cuando el conjunto no luzca del todo cohesionado. Se confirmó una segunda temporada de 14 episodios que presentará nuevas tramas y personajes. Acá estaremos atentos, después de todo, el otro año estaremos completamente desocupados para hacer lo que me dé la puta gana, es decir, ¡nadar y ver películas!
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