Director: Terry Zwigoff
Terry Zwigoff es un sujeto bien peculiar e interesante, y no es casual que hoy comentemos "Ghost World", su adaptación del cómic homónimo de Daniel Clowes (uno que aprendió mucho de grandes autores como Harvey Pekar y Robert Crumb, así que ya van entendiendo mi lógica). ¿Por qué no? Oh, no puedo dar todas las respuestas, además, si lo hago puede que algunas de las cosas que veremos y comentaremos por acá más adelante no causen la misma sorpresa, así que es mejor jugar con el misterio. Oye, no ha ido nada de mal esta retrospectiva del cómic en el cine/el cine en el cómic, ¿eh? Y va a seguir, es decir, no se va a detener: tengo un propósito en la vida.
Tanto Zwigoff como Clowes firman el guión de "Ghost World", no sólo un traslado literal de las páginas del cómic, sino que una inteligente expansión de aquella agridulce historia protagonizada por dos chicas enfrentándose al futuro y el gran signo de interrogación que es, especialmente en lo concerniente a la linealidad narrativa, asunto que en "Fritz the cat" era un maldito desastre mientras que en "American Splendor" se resolvía con solvencia pero poca intensidad e incluso personalidad (con respecto a la identidad de la cinta y a su relato). "Ghost World" hace mucho más que hilar relativamente bien un puñado de interesantes y hasta marcianos momentos cotidianos; en realidad construye una realidad, la deconstruye, se inmiscuye en ella, vive en ella, respira en ella... y hace que nosotros como espectadores también nos sumerjamos y nos empapemos de ella, que la absorbamos, que la vivamos y la sintamos. Una realidad común y corriente que trata sobre las contradicciones del día a día, sobre los sueños y los baldes de agua fría, sobre las sorpresas y las decepciones, sobre los insuflos de vida y las pérdidas de energía... "Ghost World" capta y expresa a la perfección lo que Clowes hace con sus cómics, que es desnudar los deseos y, sobre todo, los miedos de la vida moderna. Y ojo, que si creen que Clowes es un autor que se repite, entonces lean, por ejemplo, "Mr. Wonderful" seguido de "El rayo mortal" (una brillante y devastadora mirada al mito del superhéroe), y ya ni mencionemos su genial "Bola ocho"; en otras palabras, Daniel Clowes es un gran y variado contador de historias cuya cosmovisión, tierna y feroz, nunca parece agotarse, y es que la vida, cueste lo que cueste, nunca cesa de moverse... Por su parte, Zwigoff, alguien que también ha probado las miserias de la vida en sociedad de cerca (mucho se ha hablado sobre sus tribulaciones antes del éxito del documental que hizo de Robert Crumb), se encarga de dirigir con una honestidad y humanidad encomiables, adaptando acertadamente el mundo de Clowes al formato cinematográfico, sin duda alguna añadiendo numerosos elementos de su propia cosecha (quién sabe, a lo mejor el personaje de Steve Buscemi -otro grande- se basó en su propia persona, con eso de coleccionar vinilos... oh, y no se pierdan la broma que le dedica a su amigo Crumb: en una escena, Buscemi tiene una venta de garage y, entre los objetos que vende, hay un vinilo de la banda de Crumb, de la cual señala no ser muy recomendable... y eso que el mismo Zwigoff forma parte de ella, jojo). Y qué protagonista, dios mío, esa Thora Birch ha aparecido en muchos de mis sueños húmedos...
En cualquier caso "Ghost World", por mucho que parezca algo simple y boba a muchos, sigue siendo una película tremendamente inclasificable y fascinante, de seguro por esa inconforme autenticidad (o auténtica inconformidad) que, curiosamente, siempre empuja a descubrir nuevos horizontes...
Tanto Zwigoff como Clowes firman el guión de "Ghost World", no sólo un traslado literal de las páginas del cómic, sino que una inteligente expansión de aquella agridulce historia protagonizada por dos chicas enfrentándose al futuro y el gran signo de interrogación que es, especialmente en lo concerniente a la linealidad narrativa, asunto que en "Fritz the cat" era un maldito desastre mientras que en "American Splendor" se resolvía con solvencia pero poca intensidad e incluso personalidad (con respecto a la identidad de la cinta y a su relato). "Ghost World" hace mucho más que hilar relativamente bien un puñado de interesantes y hasta marcianos momentos cotidianos; en realidad construye una realidad, la deconstruye, se inmiscuye en ella, vive en ella, respira en ella... y hace que nosotros como espectadores también nos sumerjamos y nos empapemos de ella, que la absorbamos, que la vivamos y la sintamos. Una realidad común y corriente que trata sobre las contradicciones del día a día, sobre los sueños y los baldes de agua fría, sobre las sorpresas y las decepciones, sobre los insuflos de vida y las pérdidas de energía... "Ghost World" capta y expresa a la perfección lo que Clowes hace con sus cómics, que es desnudar los deseos y, sobre todo, los miedos de la vida moderna. Y ojo, que si creen que Clowes es un autor que se repite, entonces lean, por ejemplo, "Mr. Wonderful" seguido de "El rayo mortal" (una brillante y devastadora mirada al mito del superhéroe), y ya ni mencionemos su genial "Bola ocho"; en otras palabras, Daniel Clowes es un gran y variado contador de historias cuya cosmovisión, tierna y feroz, nunca parece agotarse, y es que la vida, cueste lo que cueste, nunca cesa de moverse... Por su parte, Zwigoff, alguien que también ha probado las miserias de la vida en sociedad de cerca (mucho se ha hablado sobre sus tribulaciones antes del éxito del documental que hizo de Robert Crumb), se encarga de dirigir con una honestidad y humanidad encomiables, adaptando acertadamente el mundo de Clowes al formato cinematográfico, sin duda alguna añadiendo numerosos elementos de su propia cosecha (quién sabe, a lo mejor el personaje de Steve Buscemi -otro grande- se basó en su propia persona, con eso de coleccionar vinilos... oh, y no se pierdan la broma que le dedica a su amigo Crumb: en una escena, Buscemi tiene una venta de garage y, entre los objetos que vende, hay un vinilo de la banda de Crumb, de la cual señala no ser muy recomendable... y eso que el mismo Zwigoff forma parte de ella, jojo). Y qué protagonista, dios mío, esa Thora Birch ha aparecido en muchos de mis sueños húmedos...
En cualquier caso "Ghost World", por mucho que parezca algo simple y boba a muchos, sigue siendo una película tremendamente inclasificable y fascinante, de seguro por esa inconforme autenticidad (o auténtica inconformidad) que, curiosamente, siempre empuja a descubrir nuevos horizontes...
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