Director: Michael Winner
Parece que Sepultura ha sido el leitmotiv de la semana: hoy en la mañana en la radio ¡hicieron un especial de dos horas de lo mejor de Sepultura!, es decir, en los tiempos del buen Max Cavalera. Hoy, además, salió el trailer del nuevo álbum de Lana del Rey, y les digo, está de lujo: absolutamente asombroso, tan siniestro como elegante y evocador. En otras noticias, ¿supieron que Miles Teller protagonizará la serie que Nicolas Winding Refn hará para Amazon? Viejo, no me gusta ni la cara ni la voz de ese tipo, pero bueno, he visto cosas peores en pantalla. Y hablando de cosas malas, ¿por qué todos, en la radio y en los medios escritos, incluso en cuentos premiados en prestigiosos concursos (como el premio Roberto Bolaño), utilizan la palabra "sendo" como sinónimo de tremendo, algo grande, potente? Bah, quién le responderá a este amargado, ¿eh? Como sea, he visto "Death Wish", con Charles Bronson.
Me ha sorprendido gratamente esta película, dirigida por Michael Winner. Si nos guiamos por su premisa, bastante sencilla, a lo más tendríamos una efectiva e interesante historia de un señor que se pone berserker y comienza a matar a todos los criminales de la ciudad de New York, pero poco más. La premisa, de paso, es la siguiente: la esposa e hija de Charles Bronson son salvaje y terriblemente atacadas (la escena en cuestión es de lo más desagradable e impactante que he visto en los últimos días) por tres pedazos de mierda, entre los cuales, me parece, reconocí a Jeff Goldblum, ante lo cual Charles Bronson agarra una pistola y ¡bang, bang!, a limpiar la mugre de la ciudad. En realidad, "Death Wish" no es una película cuyo motor narrativo sea lo inmediato, lo impulsivo; al contrario, está cuidadamente construida en tantos niveles que por lo mismo me sorprendió y encantó.
Francamente, no esperaba tanto cuidado puesto no sólo en los personajes, especialmente el de Charles Bronson (era que no, si es el protagonista), sino que también en la atmósfera, con esta oprimida y peligrosa New York al borde de la barbarie (prácticamente cada escena muestra asaltos o abusos, palizas... en fin, unas calles oscuras y sucias por las que no te gustaría caminar ni de noche ni de día), y, por supuesto, en el certero y ambiguo tratamiento moral que suscitan las acciones del protagonista, del policía y de la ciudad en general, que ve con buenos ojos que ante la ola de crímenes surja un vigilante, un justiciero que proteja a los desamparados y desposeídos, transversales víctimas que van desde acomodados abogados a sencillos obreros o camareras. Sí señor, la ciudad de New York es un personaje más: un personaje enfermo, convaleciente, que necesita una ayuda, un parche. Y quien llega a poner las cosas en su lugar es Charles Bronson, de un carácter tan sereno como implacable, que interpreta a un hombre común y corriente, nada más que eso, un respetado arquitecto que cumple con su trabajo para que su esposa e hija puedan vivir en buenas condiciones, que se ve enfrentado a la gratuita e impune violencia de los desalmados. El relato se toma su tiempo, se cuece a fuego lento, instala la duda y la idea de la venganza, la medita; la familia de Bronson es brutalmente atacada pero éste no se vuelve un asesino carnívoro de inmediato, así como así, de hecho, se toma las cosas como cualquiera de nosotros está obligado a hacerlo: con "calma", esperando que la justicia haga acto de presencia, viendo el pasar de los días mientras otro montón de crímenes sepultan el de su familia... hasta que algo pasa, algo repentino, algo fortuito: la defensa, plantar cara al delincuente, devolver la mano, dejar de poner la otra mejilla. Más que una suerte de rape (and murder) and revenge, más que una película exploitation, "Death Wish" es un potente drama criminal con apropiadas y bien planteadas reflexiones sociales, ya sea por la escueta pero convincente y verosímil psicología del personaje de Bronson, ya sea por el siempre candente tema de la así llamada justicia ciudadana o los agujeros del sistema que nos dejan expuestos a los cazadores. Una película que apunta alto y da en el clavo, en el blanco, etc. Además, "Death Wish" tiene ese tempo, ese ritmo, esa energía tan particular del cine estadounidense de los setenta, esa atmósfera pausada pero contundente y para nada amilanada al momento de retratar la violencia, con estilo y con contenido. No, señor, si "Death Wish" es una joya, una genialidad. La recomiendo a ojos cerrados, por último para ver cómo los malos obtienen su merecido sin clemencia alguna. De paso les dejo una canción: La Mataflaite, de los Vaginator.
Oye, y qué pedazo de final, ¡toda una declaración de intenciones! Y, como siempre digo: si vas a morir, muere en tu ley, de pie y con los ojos abiertos. No se tomen esto último de manera literal, en todo caso. Sólo les digo que vean "Death Wish".
Me ha sorprendido gratamente esta película, dirigida por Michael Winner. Si nos guiamos por su premisa, bastante sencilla, a lo más tendríamos una efectiva e interesante historia de un señor que se pone berserker y comienza a matar a todos los criminales de la ciudad de New York, pero poco más. La premisa, de paso, es la siguiente: la esposa e hija de Charles Bronson son salvaje y terriblemente atacadas (la escena en cuestión es de lo más desagradable e impactante que he visto en los últimos días) por tres pedazos de mierda, entre los cuales, me parece, reconocí a Jeff Goldblum, ante lo cual Charles Bronson agarra una pistola y ¡bang, bang!, a limpiar la mugre de la ciudad. En realidad, "Death Wish" no es una película cuyo motor narrativo sea lo inmediato, lo impulsivo; al contrario, está cuidadamente construida en tantos niveles que por lo mismo me sorprendió y encantó.
Francamente, no esperaba tanto cuidado puesto no sólo en los personajes, especialmente el de Charles Bronson (era que no, si es el protagonista), sino que también en la atmósfera, con esta oprimida y peligrosa New York al borde de la barbarie (prácticamente cada escena muestra asaltos o abusos, palizas... en fin, unas calles oscuras y sucias por las que no te gustaría caminar ni de noche ni de día), y, por supuesto, en el certero y ambiguo tratamiento moral que suscitan las acciones del protagonista, del policía y de la ciudad en general, que ve con buenos ojos que ante la ola de crímenes surja un vigilante, un justiciero que proteja a los desamparados y desposeídos, transversales víctimas que van desde acomodados abogados a sencillos obreros o camareras. Sí señor, la ciudad de New York es un personaje más: un personaje enfermo, convaleciente, que necesita una ayuda, un parche. Y quien llega a poner las cosas en su lugar es Charles Bronson, de un carácter tan sereno como implacable, que interpreta a un hombre común y corriente, nada más que eso, un respetado arquitecto que cumple con su trabajo para que su esposa e hija puedan vivir en buenas condiciones, que se ve enfrentado a la gratuita e impune violencia de los desalmados. El relato se toma su tiempo, se cuece a fuego lento, instala la duda y la idea de la venganza, la medita; la familia de Bronson es brutalmente atacada pero éste no se vuelve un asesino carnívoro de inmediato, así como así, de hecho, se toma las cosas como cualquiera de nosotros está obligado a hacerlo: con "calma", esperando que la justicia haga acto de presencia, viendo el pasar de los días mientras otro montón de crímenes sepultan el de su familia... hasta que algo pasa, algo repentino, algo fortuito: la defensa, plantar cara al delincuente, devolver la mano, dejar de poner la otra mejilla. Más que una suerte de rape (and murder) and revenge, más que una película exploitation, "Death Wish" es un potente drama criminal con apropiadas y bien planteadas reflexiones sociales, ya sea por la escueta pero convincente y verosímil psicología del personaje de Bronson, ya sea por el siempre candente tema de la así llamada justicia ciudadana o los agujeros del sistema que nos dejan expuestos a los cazadores. Una película que apunta alto y da en el clavo, en el blanco, etc. Además, "Death Wish" tiene ese tempo, ese ritmo, esa energía tan particular del cine estadounidense de los setenta, esa atmósfera pausada pero contundente y para nada amilanada al momento de retratar la violencia, con estilo y con contenido. No, señor, si "Death Wish" es una joya, una genialidad. La recomiendo a ojos cerrados, por último para ver cómo los malos obtienen su merecido sin clemencia alguna. De paso les dejo una canción: La Mataflaite, de los Vaginator.
Oye, y qué pedazo de final, ¡toda una declaración de intenciones! Y, como siempre digo: si vas a morir, muere en tu ley, de pie y con los ojos abiertos. No se tomen esto último de manera literal, en todo caso. Sólo les digo que vean "Death Wish".
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