Director: Danny Boyle
Dije que iba a ver "T2 Trainspotting" en el cine y eso fue justamente lo que hice, sí señor. De paso, creo que ésta es la primera película del 2017 que comentamos, así que brindemos por ello. Uh... por ahora no hay nada más en carpeta así vayamos al grano, como dijo el... sí, como dijo el dermatólogo.
Los años no pasan en vano.
Claramente "T2" iba a ser diferente a "Trainspotting". Estaba cantado. Edimburgo ya no es la capital mundial del sida ni un paraíso para los drogadictos y criminales de poca monta, de hecho ahora es una higiénica y aburguesada ciudad turística que ha barrido con la podredumbre de antaño y sus pintorescos personajes locales, reemplazando los bares de mala muerte con restaurantes de moda o firmas de abogados habitados por finos intelectuales o personas de negocio, puro e impersonal progreso: dejarse atrapar por la ola globalizante y perder los rasgos propios, esas señas de identidad, todo lo que en su momento fueron Renton y compañía, y ellos lo saben. Quizás Leith, la zona en donde Sick Boy administra el bar de su tía, todavía siga algo inmune a la limpieza ciudadana y/o administrativa, pero, definitivamente, ya no están en una ciudad que parecía una trampa cuya vida en ella era más bien una condena de muerte: sucia, al límite, desenfrenada, temeraria, rabiosa... el escenario ideal para desarrollar una mirada apática, nihilista, cínica: ¿por qué preocuparse de algo cuando no hay nada?, ¿por qué no mejor despreocuparse hasta que el fin toque la puerta? Lo que digo es que era imposible que "T2" tuviera la misma mirada, el mismo mensaje o la misma energía que hace veinte años; es una película distinta que trata cosas distintas de maneras más o menos distintas. Hay algunas cosas que no cambian, en todo caso: la miseria de algunos, la mezquindad de otros, el abismo que separa a los perdedores de los que se fabricaron una vida de provecho, el basurero al que caen los inconformistas... "T2" trata sobre personas ajenas al tiempo, fuera de lugar, incapaces de amoldarse a la realidad imperante y que por lo mismo se refugian en todo cuanto significa algo para ellos, ya sea cobrar venganza por una antigua traición, ya sea volver a cometer fechorías para conseguir otras horas más de vida y olvidarse de la estupidez reinante. Los personajes no se han traicionado a sí mismo, ¡siguen siendo los mismos inadaptados de siempre!, sólo que ahora han dejado la heroína de lado y prefieren caer de lleno en otros vicios y vociferar en contra de otras mierdas, de las mierdas de hoy, mientras recuerdan con una mezcla de cariño y cinismo las viejas desventuras y filosofías. Ahora se trata de los personajes y sus propias ilimitadas pulsiones porque ya no hay entorno, ya no hay ciudad, ya no hay verdaderamente nada con lo que batallar, menos a los cuarenta y cinco o seis años. La mordacidad sigue, la ferocidad sigue, pero desde otro prisma y hacia otros blancos.
Por supuesto, "T2" no iba a ser el mismo evento generacional que "Trainspotting". Los tiempos son otros. Ahora lo que ahoga y consume a la gente es el aburrimiento y la desidia, ¿de qué se pueden quejar si lo tienen todo al alcance de la mano? "Trainspotting" capturaba una realidad dura, sucia, apocalíptica, un sentir que trascendía fronteras, y la escupía en hipnóticos y apabullantes fotogramas que no se tomaban ningún respiro en aquella decadente y descontrolada espiral de sexo, drogas y música punk (entre otras, ok). Ahora la gente no tiene nada, carece de verdadera identidad, de algo que la diferencie, de algo a lo que puedan pertenecer; ahora los viejos mecanismos de escape son pura moda que conducen por embaldosados pasillos hacia lo mejor de la sociedad: el must watch, el must read, el must eat, el must do; ya no hay espíritu ni personas dispuestas a morir en su ley sin importarles si están equivocados o no sólo para pasarse por el culo la hipocresía y domesticación generalizada, ahora es "que se hace así y sólo así" o "no me quiero arriesgar, no sale en los manuales" o cosas por el estilo; el mismo Irvine Welsh ha dicho en entrevistas que los jóvenes de hoy ya no tienen verdadera cultura y en "T2" Renton apunta que todas las interacciones sociales se han reducido a mera información cibernética. ¡Claro que "T2" no sería un evento como el de hace veinte años!
Ahora bien, con respecto a la película como tal, sí, se pueden reprochar muchas cosas: se puede reprochar que el personaje de la novia búlgara de Sick Boy es completamente prescindible y que si la quitan del relato no pasa nada, sí; se puede reprochar que el retorno de Renton a Edimburgo es bastante caprichoso y forzado, sí; se puede reprochar que no hay un argumento propiamente tal y que las acciones son más bien improvisadas e hiladas de manera brusca, sí; se puede reprochar que recurra a "nostalgia" a cada momento, no estaría tan seguro, pero hablaré de ello de inmediato y no me vengan con cosas, ¡si la puta "nostalgia" no es de los ochenta y/o no es estrictamente una referencia pop entonces los putos cabrones de ahora se enojan y se sienten ofendidos!; se puede reprochar que los personajes parecen estar desdibujados aunque no sea del todo cierto, sí; se puede reprochar que Diane sea un mero guiño, eso sí que sí; se puede reprochar que el libro en el que se basa muy libremente, Porno (la secuela de Trainspotting, la novela), está mucho mejor escrito y narrado que "T2", definitivamente. Pero "T2" me encanta porque por encima de sus imperfecciones e irregularidades late, quiéranlo o no, el mismo inconformismo y desencanto de antaño y el mismo inexplicable sentimentalismo hacia los cabrones con los que uno pasaba el tiempo en la infancia, adolescencia o temprana adultez: todos quieren volver a casa en determinado punto, y esa casa metafórica tiene cimientos que no se van nunca a pesar de que la fachada esté corroída, descascarada o semidestruida. Además, "T2" ofrece escenas tan aterradoras y desconcertantes (todo lo que tiene que ver con el vengativo Begbie, a decir verdad) como divertidas, emocionantes y transparentes; escenas que te dejan suspendido, al borde de un ataque de nervios. Acá no debería importar el relato como tal, al menos no en la misma medida que la emoción subyacente que hace que los personajes se muevan y hagan lo que hagan. A la mierda con la pulcritud y con la perfección narrativa, formal, dramática; a la mierda con la exactitud quirúrgica o de relojería de los elementos narratológicos; a la mierda con las convenciones que determinan qué película es buena y cuál no; a la mierda con la corrección de toda índole y con la masa informe que se conforma y contenta con aquello que no supone un reto ni menos se atreve a disgustar a nadie... Si quieren ver "La a La mierda" o "The Birth of a Nation" (la del tal Nate Parker) o "Birdman" o la gala de los Globos de Oro, que están hechas nada más que para complacer, allá ustedes. Eso sí, que quede claro que no digo que "T2" sea una obra maestra o una película formidable o impecable (no es mejor que "Trainspotting", pero esa discusión es banal dado que son películas distintas a pesar de los elementos comunes), pero tiene personalidad, actitud y una cosmovisión que no le quita nadie y que se siente en cada fotograma.
Sobre el tema de moda, "T2" no trata de nostalgia (al menos no del concepto que ahora se tiene de nostalgia), trata sobre algo peor e inevitable: la repetición de los ciclos, ver cómo la historia se repite: personajes autodestructivos que necesitan un impulso o un incentivo para continuar con sus vidas, para seguir batallando inútilmente contra el arrollador paso del tiempo; personajes que huyen y rehuyen del pasado hacia ninguna parte y que acaban enfrentados justamente a aquello que pretendían dejar atrás; personajes que viven de a breves episodios unidos por un hilo conductor en común que, claro, en la presente ocasión resulta ser vago y difuso aunque no necesita de una estructura precisa para contar lo que quiere, después de todo "T2" es sobre personajes que siguen intentando sobrevivir al día a día con los ecos del pasado sonando más fuerte que nunca. Es curioso, porque "T2" no es nostálgica: no mira hacia el pasado con melancolía, más bien me parece que mira hacia el incierto futuro y que el pasado es el que los persigue. Creo que me repetí un poco en este párrafo, pero qué se le puede hacer, ya no tengo la misma capacidad argumentativa de antaño y no sé si me he explicado demasiado bien en este post, aunque espero que en el fondo me comprendan un poquito aunque sea. De todos modos, ya los quiero ver cuando se reúnan con viejos amigos y NO rememoren antiguas aventuras ni se aloquen un poco "por los viejos tiempos" ni visiten lugares con valor sentimental ni se rían de aquello que parecía tan urgente en tiempo atrás... Quién hace eso, por favor.
Por último, me parece que el primer trailer que sacaron da un mensaje distinto al de la película, pero eso suele pasar. "T2" pudo ser mejor (más potente, más intensa, más memorable), es torpe y lo que quieran, pero a mí me ha encantado y he disfrutado con ella. Pienso que pudo haber sido más fiel a Porno, no por ese reclamo fundamentalista de que los libros deben ser adaptados letra por letra a la gran pantalla, sino que porque la novela de Irvine Welsh tiene un relato que precisamente fortalece los elementos dramáticos que acá lucen apresurados (no digo perfeccionar ni pulir, sólo potenciar e intesificar), pero es que Porno es un monstruo de casi seiscientas páginas que tiene mayor espacio para sentar las bases de la espiral descendente que atrapa a Renton, Simon, Spud y Begbie. Y para que lo sepan, si bien Welsh continúa con su pluma mordaz y satírica, también presenta personajes fuera de tiempo y lugar que distan bastante de los perdidos drogadictos que alguna vez fueron. Es cosa de ser adicto a otra cosa.
Los años no pasan en vano.
Claramente "T2" iba a ser diferente a "Trainspotting". Estaba cantado. Edimburgo ya no es la capital mundial del sida ni un paraíso para los drogadictos y criminales de poca monta, de hecho ahora es una higiénica y aburguesada ciudad turística que ha barrido con la podredumbre de antaño y sus pintorescos personajes locales, reemplazando los bares de mala muerte con restaurantes de moda o firmas de abogados habitados por finos intelectuales o personas de negocio, puro e impersonal progreso: dejarse atrapar por la ola globalizante y perder los rasgos propios, esas señas de identidad, todo lo que en su momento fueron Renton y compañía, y ellos lo saben. Quizás Leith, la zona en donde Sick Boy administra el bar de su tía, todavía siga algo inmune a la limpieza ciudadana y/o administrativa, pero, definitivamente, ya no están en una ciudad que parecía una trampa cuya vida en ella era más bien una condena de muerte: sucia, al límite, desenfrenada, temeraria, rabiosa... el escenario ideal para desarrollar una mirada apática, nihilista, cínica: ¿por qué preocuparse de algo cuando no hay nada?, ¿por qué no mejor despreocuparse hasta que el fin toque la puerta? Lo que digo es que era imposible que "T2" tuviera la misma mirada, el mismo mensaje o la misma energía que hace veinte años; es una película distinta que trata cosas distintas de maneras más o menos distintas. Hay algunas cosas que no cambian, en todo caso: la miseria de algunos, la mezquindad de otros, el abismo que separa a los perdedores de los que se fabricaron una vida de provecho, el basurero al que caen los inconformistas... "T2" trata sobre personas ajenas al tiempo, fuera de lugar, incapaces de amoldarse a la realidad imperante y que por lo mismo se refugian en todo cuanto significa algo para ellos, ya sea cobrar venganza por una antigua traición, ya sea volver a cometer fechorías para conseguir otras horas más de vida y olvidarse de la estupidez reinante. Los personajes no se han traicionado a sí mismo, ¡siguen siendo los mismos inadaptados de siempre!, sólo que ahora han dejado la heroína de lado y prefieren caer de lleno en otros vicios y vociferar en contra de otras mierdas, de las mierdas de hoy, mientras recuerdan con una mezcla de cariño y cinismo las viejas desventuras y filosofías. Ahora se trata de los personajes y sus propias ilimitadas pulsiones porque ya no hay entorno, ya no hay ciudad, ya no hay verdaderamente nada con lo que batallar, menos a los cuarenta y cinco o seis años. La mordacidad sigue, la ferocidad sigue, pero desde otro prisma y hacia otros blancos.
Por supuesto, "T2" no iba a ser el mismo evento generacional que "Trainspotting". Los tiempos son otros. Ahora lo que ahoga y consume a la gente es el aburrimiento y la desidia, ¿de qué se pueden quejar si lo tienen todo al alcance de la mano? "Trainspotting" capturaba una realidad dura, sucia, apocalíptica, un sentir que trascendía fronteras, y la escupía en hipnóticos y apabullantes fotogramas que no se tomaban ningún respiro en aquella decadente y descontrolada espiral de sexo, drogas y música punk (entre otras, ok). Ahora la gente no tiene nada, carece de verdadera identidad, de algo que la diferencie, de algo a lo que puedan pertenecer; ahora los viejos mecanismos de escape son pura moda que conducen por embaldosados pasillos hacia lo mejor de la sociedad: el must watch, el must read, el must eat, el must do; ya no hay espíritu ni personas dispuestas a morir en su ley sin importarles si están equivocados o no sólo para pasarse por el culo la hipocresía y domesticación generalizada, ahora es "que se hace así y sólo así" o "no me quiero arriesgar, no sale en los manuales" o cosas por el estilo; el mismo Irvine Welsh ha dicho en entrevistas que los jóvenes de hoy ya no tienen verdadera cultura y en "T2" Renton apunta que todas las interacciones sociales se han reducido a mera información cibernética. ¡Claro que "T2" no sería un evento como el de hace veinte años!
Ahora bien, con respecto a la película como tal, sí, se pueden reprochar muchas cosas: se puede reprochar que el personaje de la novia búlgara de Sick Boy es completamente prescindible y que si la quitan del relato no pasa nada, sí; se puede reprochar que el retorno de Renton a Edimburgo es bastante caprichoso y forzado, sí; se puede reprochar que no hay un argumento propiamente tal y que las acciones son más bien improvisadas e hiladas de manera brusca, sí; se puede reprochar que recurra a "nostalgia" a cada momento, no estaría tan seguro, pero hablaré de ello de inmediato y no me vengan con cosas, ¡si la puta "nostalgia" no es de los ochenta y/o no es estrictamente una referencia pop entonces los putos cabrones de ahora se enojan y se sienten ofendidos!; se puede reprochar que los personajes parecen estar desdibujados aunque no sea del todo cierto, sí; se puede reprochar que Diane sea un mero guiño, eso sí que sí; se puede reprochar que el libro en el que se basa muy libremente, Porno (la secuela de Trainspotting, la novela), está mucho mejor escrito y narrado que "T2", definitivamente. Pero "T2" me encanta porque por encima de sus imperfecciones e irregularidades late, quiéranlo o no, el mismo inconformismo y desencanto de antaño y el mismo inexplicable sentimentalismo hacia los cabrones con los que uno pasaba el tiempo en la infancia, adolescencia o temprana adultez: todos quieren volver a casa en determinado punto, y esa casa metafórica tiene cimientos que no se van nunca a pesar de que la fachada esté corroída, descascarada o semidestruida. Además, "T2" ofrece escenas tan aterradoras y desconcertantes (todo lo que tiene que ver con el vengativo Begbie, a decir verdad) como divertidas, emocionantes y transparentes; escenas que te dejan suspendido, al borde de un ataque de nervios. Acá no debería importar el relato como tal, al menos no en la misma medida que la emoción subyacente que hace que los personajes se muevan y hagan lo que hagan. A la mierda con la pulcritud y con la perfección narrativa, formal, dramática; a la mierda con la exactitud quirúrgica o de relojería de los elementos narratológicos; a la mierda con las convenciones que determinan qué película es buena y cuál no; a la mierda con la corrección de toda índole y con la masa informe que se conforma y contenta con aquello que no supone un reto ni menos se atreve a disgustar a nadie... Si quieren ver "La a La mierda" o "The Birth of a Nation" (la del tal Nate Parker) o "Birdman" o la gala de los Globos de Oro, que están hechas nada más que para complacer, allá ustedes. Eso sí, que quede claro que no digo que "T2" sea una obra maestra o una película formidable o impecable (no es mejor que "Trainspotting", pero esa discusión es banal dado que son películas distintas a pesar de los elementos comunes), pero tiene personalidad, actitud y una cosmovisión que no le quita nadie y que se siente en cada fotograma.
Sobre el tema de moda, "T2" no trata de nostalgia (al menos no del concepto que ahora se tiene de nostalgia), trata sobre algo peor e inevitable: la repetición de los ciclos, ver cómo la historia se repite: personajes autodestructivos que necesitan un impulso o un incentivo para continuar con sus vidas, para seguir batallando inútilmente contra el arrollador paso del tiempo; personajes que huyen y rehuyen del pasado hacia ninguna parte y que acaban enfrentados justamente a aquello que pretendían dejar atrás; personajes que viven de a breves episodios unidos por un hilo conductor en común que, claro, en la presente ocasión resulta ser vago y difuso aunque no necesita de una estructura precisa para contar lo que quiere, después de todo "T2" es sobre personajes que siguen intentando sobrevivir al día a día con los ecos del pasado sonando más fuerte que nunca. Es curioso, porque "T2" no es nostálgica: no mira hacia el pasado con melancolía, más bien me parece que mira hacia el incierto futuro y que el pasado es el que los persigue. Creo que me repetí un poco en este párrafo, pero qué se le puede hacer, ya no tengo la misma capacidad argumentativa de antaño y no sé si me he explicado demasiado bien en este post, aunque espero que en el fondo me comprendan un poquito aunque sea. De todos modos, ya los quiero ver cuando se reúnan con viejos amigos y NO rememoren antiguas aventuras ni se aloquen un poco "por los viejos tiempos" ni visiten lugares con valor sentimental ni se rían de aquello que parecía tan urgente en tiempo atrás... Quién hace eso, por favor.
Por último, me parece que el primer trailer que sacaron da un mensaje distinto al de la película, pero eso suele pasar. "T2" pudo ser mejor (más potente, más intensa, más memorable), es torpe y lo que quieran, pero a mí me ha encantado y he disfrutado con ella. Pienso que pudo haber sido más fiel a Porno, no por ese reclamo fundamentalista de que los libros deben ser adaptados letra por letra a la gran pantalla, sino que porque la novela de Irvine Welsh tiene un relato que precisamente fortalece los elementos dramáticos que acá lucen apresurados (no digo perfeccionar ni pulir, sólo potenciar e intesificar), pero es que Porno es un monstruo de casi seiscientas páginas que tiene mayor espacio para sentar las bases de la espiral descendente que atrapa a Renton, Simon, Spud y Begbie. Y para que lo sepan, si bien Welsh continúa con su pluma mordaz y satírica, también presenta personajes fuera de tiempo y lugar que distan bastante de los perdidos drogadictos que alguna vez fueron. Es cosa de ser adicto a otra cosa.
Y acá les dejo una canción de Sepultura que me gusta mucho: BORN STUBBORN
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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...