Director: Amat Escalante
Hace bastante tiempo comentábamos "Sangre", opera prima de Amat Escalante, destacado cineasta mexicano. Ahora comentamos el largometraje que le siguió, "Los Bastardos", y algún día, más adelante, comentaremos "Heli", su tercera película y la que más reconocimiento le ha significado a su carrera. El año pasado se paseó por festivales su cuarto fime, "La Región Salvaje", y ni idea de cuándo se va a estrenar. Hoy vi el trailer de la tercera cinta de Martin McDonagh, "Three Billboards Outside Ebbing, Missouri", y habrá que esperar a ver si el director irlandés se deja llevar demasiado para su propio bien o si es capaz de conducir su ácido sentido del humor e indudable habilidad narrativa hacia un conjunto coherente y preciso. También he leído el número 22 de Stray Bullets: Sushine and Roses, de David Lapham. Vi videos de Samanta Lily, terminé un libro de Manuel Rojas y debo decidir cuál será el siguiente. No ha sido un mal sábado; lo único en contra es "Los Bastardos". No mames...
No es una película fácil de comentar "Los Bastardos". No basta con decir que no me gustó o que es soporífera e insoportable. Funciona un poco más señalar que es una película vacía y carente de verdadero contenido cinematográfico, a pesar del más que claro discurso de Escalante y la distinción de sus intenciones, las cuales distan bastante de la ejecución narrativa y del resultado final. Una película fallida, a fin de cuentas.
"Los Bastardos" comienza con un gran plano general en donde es posible vislumbrar dos pequeñas siluetas que a priori me hicieron pensar que pertenecían a perros, incluso gallinas; parecía imposible que dos figuras tan pequeñas fueran humanas, sobre todo al contrastarlas con lo inmenso del exterior, pero luego de unos tres eternos minutos, nos damos cuenta de que quienes caminan son nuestros protagonistas. Luego suenan breves pero agresivos riffs de guitarra mientras aparece el título de la película en letras grandes sobre un fondo de rojo intenso, así como si fuésemos a ver un bombazo de película, una historia brutal e impactante. Lo que sigue es, a grandes rasgos, lo siguiente: el par, que por lo demás son inmigrantes ilegales, hace trabajos de mano de obra (construcción) ofrecido por gringos tacaños. Luego de la jornada, el par descansa. Hasta acá van treinta minutos; los cincuenta restantes constan del par colándose en la casa de una gringa para hacer un trabajo sucio, el cual llevan a cabo con toda la calma del mundo, sin que nada suceda (nada a nivel dramático, nada a nivel discursivo a pesar de las intenciones, nada a nivel cinematográfico), hasta que al final ocurre un sorpresivo (yo realmente no lo esperaba naranjas) estallido de violencia. Del estallido de violencia diré que es un arma de doble filo, pues es un sinsentido gratuito y ridículo, y digo que es un arma de doble filo porque, por un lado, funciona entendiendo que Escalante, en palabras simples, quería construir un mundo cruel y violento en donde nada está a salvo en ningún momento porque repentinamente, sin razón alguna, podemos perderlo todo de la forma más atroz y explícita posible, lo cual no deja de ser ridículo. Por otro lado, el estallido es tan repentino que no me parece convincente que ese personaje haya hecho eso, pero, justamente, su carencia de reales motivos potencia la primera impresión: la de que nada ni nadie está a salvo, que nada es intocable, que somos un cero a la izquierda para el azar.
Pero vamos, les estoy hablando de los seis o siete minutos finales de un relato de poco más de ochenta: para llegar a ese momento, dios santo, hubo que soportar largas secuencias en donde realmente no pasaba nada, principalmente por la liviandad y el poco peso de los personajes, todos vacuos estereotipos sin mayor motivación que superfluos impulsos primarios, pasivos hasta el hartazgo y atrapados en una puesta en escena plana y repetitiva. Se puede elevar un cierto discurso sobre los inmigrantes, la relación entre gringos y mexicanos (con distintos grados de discriminación y menoscabo, pasando de las pobres condiciones de trabajo que ofrecen algunos hasta los comportamientos abiertamente racistas de otros), la situación social de los de allá y los de acá, la violencia como algo tan común que acaba por insensibilizar a cualquiera, etc., nada de lo cual vale si no tienes un buen relato y un buen despliegue narratológico. Seamos serios: ¿cuál es el conflicto?, ¿cuál es el antagonista? ¿cuál es la historia? Lo que yo veo es a un par de sujetos que hacen trabajos, limpios y sucios, con la misma cara de tontos y nada más: nada cambia, todo sigue igual. La película comienza, básicamente, de la misma forma en que termina. Y esto como discurso puede ser interesante si se sabe encausar, pero, insisto, no es posible que un relato no tenga emoción ni construcción, que no avance, que no diga nada (los enunciados/las denuncias simplonas y facilonas no valen), que no ofrezca una visión desafiante... En fin, algunos piensan que por usar largos planos fijos están siendo realistas, pero eso no es más que una vil falacia: si no hay tratamiento, narrativo o discursivo, simplemente no hay realidad. La primera media hora es soportable, pero el resto es insufrible, y "Los Bastardos", como conjunto, es insulsa e insustancial e inocua, innecesaria. Una pérdida de tiempo total e insultante.
No es una película fácil de comentar "Los Bastardos". No basta con decir que no me gustó o que es soporífera e insoportable. Funciona un poco más señalar que es una película vacía y carente de verdadero contenido cinematográfico, a pesar del más que claro discurso de Escalante y la distinción de sus intenciones, las cuales distan bastante de la ejecución narrativa y del resultado final. Una película fallida, a fin de cuentas.
"Los Bastardos" comienza con un gran plano general en donde es posible vislumbrar dos pequeñas siluetas que a priori me hicieron pensar que pertenecían a perros, incluso gallinas; parecía imposible que dos figuras tan pequeñas fueran humanas, sobre todo al contrastarlas con lo inmenso del exterior, pero luego de unos tres eternos minutos, nos damos cuenta de que quienes caminan son nuestros protagonistas. Luego suenan breves pero agresivos riffs de guitarra mientras aparece el título de la película en letras grandes sobre un fondo de rojo intenso, así como si fuésemos a ver un bombazo de película, una historia brutal e impactante. Lo que sigue es, a grandes rasgos, lo siguiente: el par, que por lo demás son inmigrantes ilegales, hace trabajos de mano de obra (construcción) ofrecido por gringos tacaños. Luego de la jornada, el par descansa. Hasta acá van treinta minutos; los cincuenta restantes constan del par colándose en la casa de una gringa para hacer un trabajo sucio, el cual llevan a cabo con toda la calma del mundo, sin que nada suceda (nada a nivel dramático, nada a nivel discursivo a pesar de las intenciones, nada a nivel cinematográfico), hasta que al final ocurre un sorpresivo (yo realmente no lo esperaba naranjas) estallido de violencia. Del estallido de violencia diré que es un arma de doble filo, pues es un sinsentido gratuito y ridículo, y digo que es un arma de doble filo porque, por un lado, funciona entendiendo que Escalante, en palabras simples, quería construir un mundo cruel y violento en donde nada está a salvo en ningún momento porque repentinamente, sin razón alguna, podemos perderlo todo de la forma más atroz y explícita posible, lo cual no deja de ser ridículo. Por otro lado, el estallido es tan repentino que no me parece convincente que ese personaje haya hecho eso, pero, justamente, su carencia de reales motivos potencia la primera impresión: la de que nada ni nadie está a salvo, que nada es intocable, que somos un cero a la izquierda para el azar.
Pero vamos, les estoy hablando de los seis o siete minutos finales de un relato de poco más de ochenta: para llegar a ese momento, dios santo, hubo que soportar largas secuencias en donde realmente no pasaba nada, principalmente por la liviandad y el poco peso de los personajes, todos vacuos estereotipos sin mayor motivación que superfluos impulsos primarios, pasivos hasta el hartazgo y atrapados en una puesta en escena plana y repetitiva. Se puede elevar un cierto discurso sobre los inmigrantes, la relación entre gringos y mexicanos (con distintos grados de discriminación y menoscabo, pasando de las pobres condiciones de trabajo que ofrecen algunos hasta los comportamientos abiertamente racistas de otros), la situación social de los de allá y los de acá, la violencia como algo tan común que acaba por insensibilizar a cualquiera, etc., nada de lo cual vale si no tienes un buen relato y un buen despliegue narratológico. Seamos serios: ¿cuál es el conflicto?, ¿cuál es el antagonista? ¿cuál es la historia? Lo que yo veo es a un par de sujetos que hacen trabajos, limpios y sucios, con la misma cara de tontos y nada más: nada cambia, todo sigue igual. La película comienza, básicamente, de la misma forma en que termina. Y esto como discurso puede ser interesante si se sabe encausar, pero, insisto, no es posible que un relato no tenga emoción ni construcción, que no avance, que no diga nada (los enunciados/las denuncias simplonas y facilonas no valen), que no ofrezca una visión desafiante... En fin, algunos piensan que por usar largos planos fijos están siendo realistas, pero eso no es más que una vil falacia: si no hay tratamiento, narrativo o discursivo, simplemente no hay realidad. La primera media hora es soportable, pero el resto es insufrible, y "Los Bastardos", como conjunto, es insulsa e insustancial e inocua, innecesaria. Una pérdida de tiempo total e insultante.
jaja a mí tampoco me gustó nada, pero Heli sí me gustó mucho.
ResponderBorrarEs que esta ni siquiera está bien contada, sus dos partes son tan distintas entre sí, en motivos e intenciones, que es imposible que cuajen en un todo coherente. Además el segundo tramo pudo haber sido protagonizado por dos negros, dos adolescentes blancos sin hogar, y daba lo mismo. La verdad es que "Los Bastardos" es de lo más incomprensible que he visto en el último tiempo. Y eso que no se ve todos los días escopetazos en la cabeza, en principio algo que me encanta, de manera tan limpia y explícita. Me han entrado ganas de algo liviano y entretenido... creo que los fines de semana pierdo toda la energía del lunes a viernes, jaja
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