Director: Daniel Espinosa
Para reírnos un rato, les recomiendo que vean esto, esto, esto y esto otro. Pequeñas perlas salidas de la mente de alguien que decidió crear una cuenta parodia de Alejandro González Iñárritu, y es que material no le falta, con películas insoportablemente presuntuosas y un sujeto con el ego extremadamente inflado. Hay que reírnos un rato, digo, sobre todo después de haber visto algo como "Child 44", una "película" mala por sus cuatro costados y que llegó a mi radar porque a priori lucía interesante su contexto soviético, además de que actúa Tom Hardy, el elemento que enlazará ésta con la película que sigue, que tampoco es mucho mejor, aunque sí es más decente, pasable y entretenida. No creo que los últimos días de enero sean la gran cosa, lamentablemente, se los digo de inmediato.
Ok, veamos: Tom Hardy es un ruso que estuvo en la segunda guerra mundial y que ahora se desempeña como investigador del régimen, buscando espías y traidores. Un objetivo en particular pondrá su vida patas arriba, y además aparece un asesino en serie de niños que también pondrá su vida patas arriba. Uf, qué no pasa en esta película, dios santo, un respiro por favor...
"Child 44" es una película horrorosamete escrita. Lo más positivo que se puede rescatar se limita al terreno de la especulación o de las intenciones, y es que contar una historia inspirada en Andrei Chikatilo puede dar para bastante, por desgracia la película, además de contar el aparente núcleo argumental de manera pobre y miope, pierde el tiempo con tramas inútiles y que no tienen ningún sentido ni ulterior aporte: un guión lleno de lagunas, un conjunto débil y patético. Cómo será la novela, no lo sé y de momento no se encuentra en el tope de mis intereses.
Para entrar en contexto (y no escribir cinco líneas), Andrei Chikatilo es un asesino en serie ruso que fue condenado a muerte por el asesinato de 52 o 53 mujeres e infantes, adornados con mutilaciones genitales, canibalismo e intentos de violación fallidos (Chikatilo no podía mantener una erección, pero lograba eyacular con las mutilaciones y demás). Su historia personal no es muy bonita que digamos: nació y se crió, bajo la pobreza total, en un pueblo ucraniano asolado por la política del hambre de Stalin, hambruna colectiva que, según le dijo su madre, provocó que un grupo de vecinos secuestraran y se comieran a su hermano. Más tarde su padre fue a la guerra y cuatro años después de la partida paterna su madre da a luz a su hermana, presumiblemente producto de una violación de algún soldado alemán. En el colegio, por su timidez y físico menudo, era constantemente golpeado y molestado por los típicos matones, y más adelante se sumaría a su sufrimiento una impotencia sexual que no podía solucionar, lo que aumentó su introversión, especialmente con las mujeres; cada vez que lograba entablar relación con una chica, llegado el momento del sexo no podía sostener la erección, y en determinado punto todos supieron de sus desdichas, humillación que lo condujo a un intento de suicidio fallido tras el cual huyó de todo y se fue a no sé qué ciudad, aunque nunca perdió el contacto con la familia. Se dice que una vez en su adolescencia, jugando con una amiga de su hermana seis años menor, eyaculó al contacto con la chica. Eso sí, al parecer le ponía empeño en el colegio; sus profesores le describían como un excelente alumno que, además, fue el único en graduarse de su curso, y con notas sobresalientes. Era un ávido lector comunista y estudió varias cosas que lo llevaron a ser profesor (...), en donde a pesar de dominar lo que intentaba enseñar, no podía imponer autoridad y sus alumnos se burlaban de él. Poco a poco se fue fijando en sus alumnas, a las que manoseaba hasta la eyaculación, que no tardaba más de treinta segundos. Lo descubrían, lo despedían, iba a otro colegio, el mismo proceso...; eventualmente llegó a matar a su primera niña y de ahí en adelante es la historia que todos conocemos. A propósito, Chikatilo tuvo dos hijos, pero no de la manera acostumbrada: (naturalmente) conocedora de las falencias de su marido, la esposa dejaba que éste le eyaculara en la mano y luego ella se metía los dedos con semen en su vagina, cumpliendo el ciclo reproductivo.
La película comienza con una trama más política que otra cosa: Tom Hardy, un huérfano que escapó del orfanato a temprana edad (sus padres murieron por la hambruna impuesta por Stalin), fue a la guerra y luego obtuvo un importante cargo militar en que se dedica a investigar traidores; tiene buenos amigos, pero un colega en particular, un cobarde en combate, le tiene envidia hasta la médula. A Tom Hardy le encomiendan un caso que arroja como sospechosa a su esposa, y ahí tienen el conflicto. Pero, miren ustedes, al rato aparece el cadáver de un niño, y luego otro y luego otro... Una de las víctimas es hijo del buen amigo de Hardy y por eso se involucra, pero no mucho podrá hacer por culpa de su problema administrativo. Podría contar más, pero estoy cansado, y todo se resume en que el argumento y el desarrollo es extraño, torpe y bien ridículo, rebosante de lugares comunes y una cursilería y moralina moral tremenda, con tiempos muertos horribles y un metraje que se alarga hasta el hartazgo. Nunca está claro qué historia se quiere contar, si el misterio del asesino en serio de niños o el conflicto de lealtades y amores de Hardy, y es que uno pensaría que una historia potencia a la otra y viceversa, pero lo del asesino es inútil por donde se le mire y lo del tejemaneje político no tiene explicación alguna; tampoco quedan claros cuáles son los objetivos de los personajes o del relato mismo (¿el colega malo actúa por envidia?, ¿en serio, sólo eso?); y la psicología empleada brilla por su ausencia (el asesino dice, básicamente, que su terrible vida hizo de él lo que es y ¡zas!, adiós corazón). Se supone que la película nos debe mostrar las terribles consecuencias de un régimen totalitario que, en vez de ser un paraíso en la tierra, es un infierno de hambre y muerte, pero la caricatura es risible y las tramas no justifican el escenario, que pudo haber sido estadounidense, por qué no (¿porque es la tierra de la libertad?). En Rusia se enojaron por el poco favorecedor retrato.
Ahórrense esta basura de más de dos horas (¡!), a menos que quieran estudiar cómo NO se debe escribir un guión. Más allá de eso no le veo uso alguno.
Para entrar en contexto (y no escribir cinco líneas), Andrei Chikatilo es un asesino en serie ruso que fue condenado a muerte por el asesinato de 52 o 53 mujeres e infantes, adornados con mutilaciones genitales, canibalismo e intentos de violación fallidos (Chikatilo no podía mantener una erección, pero lograba eyacular con las mutilaciones y demás). Su historia personal no es muy bonita que digamos: nació y se crió, bajo la pobreza total, en un pueblo ucraniano asolado por la política del hambre de Stalin, hambruna colectiva que, según le dijo su madre, provocó que un grupo de vecinos secuestraran y se comieran a su hermano. Más tarde su padre fue a la guerra y cuatro años después de la partida paterna su madre da a luz a su hermana, presumiblemente producto de una violación de algún soldado alemán. En el colegio, por su timidez y físico menudo, era constantemente golpeado y molestado por los típicos matones, y más adelante se sumaría a su sufrimiento una impotencia sexual que no podía solucionar, lo que aumentó su introversión, especialmente con las mujeres; cada vez que lograba entablar relación con una chica, llegado el momento del sexo no podía sostener la erección, y en determinado punto todos supieron de sus desdichas, humillación que lo condujo a un intento de suicidio fallido tras el cual huyó de todo y se fue a no sé qué ciudad, aunque nunca perdió el contacto con la familia. Se dice que una vez en su adolescencia, jugando con una amiga de su hermana seis años menor, eyaculó al contacto con la chica. Eso sí, al parecer le ponía empeño en el colegio; sus profesores le describían como un excelente alumno que, además, fue el único en graduarse de su curso, y con notas sobresalientes. Era un ávido lector comunista y estudió varias cosas que lo llevaron a ser profesor (...), en donde a pesar de dominar lo que intentaba enseñar, no podía imponer autoridad y sus alumnos se burlaban de él. Poco a poco se fue fijando en sus alumnas, a las que manoseaba hasta la eyaculación, que no tardaba más de treinta segundos. Lo descubrían, lo despedían, iba a otro colegio, el mismo proceso...; eventualmente llegó a matar a su primera niña y de ahí en adelante es la historia que todos conocemos. A propósito, Chikatilo tuvo dos hijos, pero no de la manera acostumbrada: (naturalmente) conocedora de las falencias de su marido, la esposa dejaba que éste le eyaculara en la mano y luego ella se metía los dedos con semen en su vagina, cumpliendo el ciclo reproductivo.
La película comienza con una trama más política que otra cosa: Tom Hardy, un huérfano que escapó del orfanato a temprana edad (sus padres murieron por la hambruna impuesta por Stalin), fue a la guerra y luego obtuvo un importante cargo militar en que se dedica a investigar traidores; tiene buenos amigos, pero un colega en particular, un cobarde en combate, le tiene envidia hasta la médula. A Tom Hardy le encomiendan un caso que arroja como sospechosa a su esposa, y ahí tienen el conflicto. Pero, miren ustedes, al rato aparece el cadáver de un niño, y luego otro y luego otro... Una de las víctimas es hijo del buen amigo de Hardy y por eso se involucra, pero no mucho podrá hacer por culpa de su problema administrativo. Podría contar más, pero estoy cansado, y todo se resume en que el argumento y el desarrollo es extraño, torpe y bien ridículo, rebosante de lugares comunes y una cursilería y moralina moral tremenda, con tiempos muertos horribles y un metraje que se alarga hasta el hartazgo. Nunca está claro qué historia se quiere contar, si el misterio del asesino en serio de niños o el conflicto de lealtades y amores de Hardy, y es que uno pensaría que una historia potencia a la otra y viceversa, pero lo del asesino es inútil por donde se le mire y lo del tejemaneje político no tiene explicación alguna; tampoco quedan claros cuáles son los objetivos de los personajes o del relato mismo (¿el colega malo actúa por envidia?, ¿en serio, sólo eso?); y la psicología empleada brilla por su ausencia (el asesino dice, básicamente, que su terrible vida hizo de él lo que es y ¡zas!, adiós corazón). Se supone que la película nos debe mostrar las terribles consecuencias de un régimen totalitario que, en vez de ser un paraíso en la tierra, es un infierno de hambre y muerte, pero la caricatura es risible y las tramas no justifican el escenario, que pudo haber sido estadounidense, por qué no (¿porque es la tierra de la libertad?). En Rusia se enojaron por el poco favorecedor retrato.
Ahórrense esta basura de más de dos horas (¡!), a menos que quieran estudiar cómo NO se debe escribir un guión. Más allá de eso no le veo uso alguno.
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