Director: Allan Dwan
¿Cumpliendo metas o simplemente dejándome llevar por la corriente? Difícil decirlo a estas alturas, o tal vez no, quién sabe, me han dicho que es complicado entender mi lógica, pero a veces pienso, ¿tengo lógica? Bueno en fin, no me tomen en cuenta, sólo estoy rellenando nada más, y para no caer en malentendidos, sólo estoy hablando del blog y las películas que veo, no de la vida. "Frontier Marshal" es un western en que actúa Randolph Scott y aparece brevemente el buen John Carradine (¿habrá dirigido alguna película? Lo acabo de comprobar: NO), y que tiene por director a Allan Dwan, un hombre que ya llevaba sus buenas décadas en esto del cine. ¿Buena película? Sí señor, me lo he pasado bastante bien.
Ay, dios, qué vamos a hacer con Tombstone... En la mentada ciudad reina el caos y el crimen: las madres no pueden terminar de cantar sus canciones de cuna, los niños no pueden correr sin que les llegue un balazo, la gente no puede vivir sin que algún malhechor se escude en la cobardía de los agentes de la ley... hasta que un buen día aparece Randolph Scott, o mejor dicho Wyatt Earp, a poner orden en una ciudad cuya meta es que el cementerio no sea más grande que la población viviente.
En primera instancia podría parecer que "Frontier Marshal" podría descansar en una sencilla pero prometedora premisa de policías versus ladrones o, Wyatt Earp contra todos los malditos bandidos del lugar. Se promete una guerra sin cuartel, un conflicto que no hace más que derramar sangre y que no cesará hasta que uno de los cabeza de cartel acabe muerto a tiros. Esa confrontación permanece, latente o en primer plano, sin importar qué vaya sucediendo a lo largo del relato, pues finalmente es lo que abre y deberá cerrar el conflicto principal, que a pesar de la importancia que adquiera la amistad de Earp con Doc Holliday, no deja de ser la lucha por alzar a la ley como triunfadora. Pero, aparte de esa línea argumental de fondo que sustenta con propiedad al resto de tramas, teniendo en cuenta que Earp es el protagonista, "Frontier Marshal" es, sustancialmente, por sobre todo una exploración de la amistad entre los célebres Earp y Holliday, amistad que vale la pena analizar por lo, supongo, inusual de su relación: uno un pistolero, otro un marshal o sheriff o lo que sea. La exploración (moral, huelga decirlo) de esta relación deviene también en una exploración personal (o icónica, por qué no) de los dos hombres, siendo especialmente fascinante para mí la personalidad de Holliday, que no sé cómo habrá sido en la vida real, pero tanto en ésta como en "My darling Clementine" (de John Ford) se le muestra como un sujeto implacable, sí, pero de estricta moral y no menos bondad. ¿Por qué, entonces, llevar una vida criminal? He ahí la gran pregunta que Dwan se propondrá no necesariamente responder (aunque lo haga, más o menos, afortunadamente sin recurrir a sentencias tajantes) pero sí problematizar. La de Holliday es sin duda una dualidad interesante y que es tratada apropiadamente por Dwan, quien introduce también un pequeño duelo entre dos mujeres (una bailarina de malas prácticas y modales y una enfermera elegante) que vendrían a materializar aún más esta doble dimensión. (Me gusta mucho cuando la enfermera le dice a Holliday "¿ves que es más emocionante salvar una vida que quitarla?", no puede haber más elocuencia en una oración). Vamos, si hasta se podría decir que pasado un rato "Frontier Marshal" es una película sobre Doc Holliday. En cualquier caso, el peso de la trama lo lleva Earp y, entre fallidos números humorísticos y uno que otro momento de tensión, llegaremos al famoso tiroteo del O.K. Corral. Sí señor, "Frontier Marshal" es una película muy bien planteada y ejecutada, tanto en el conflicto que articula la narración como la deliciosa trama/dinámica que tan libre y fluidamente se da entre Earp y Holliday (interpretados con propiedad por Scott y Cesar Romero, respectivamente, aunque si hemos de comparar, me quedo con las interpretaciones de Henry Fonda y Victor Mature en el filme de Ford, ¡y eso que me quedan muchas otras cintas en que también aparecen Earp y Holliday!). Qué más puedo decir, recomendable, redonda y agradable película hecha por Allan Dwan, quien nos entretiene y conmueve, y quien nos dejó varios westerns más a los que ya llegaremos en su momento (tiene uno del año 1940, pero no lo he encontrado, tristemente). Hasta entonces...
Ay, dios, qué vamos a hacer con Tombstone... En la mentada ciudad reina el caos y el crimen: las madres no pueden terminar de cantar sus canciones de cuna, los niños no pueden correr sin que les llegue un balazo, la gente no puede vivir sin que algún malhechor se escude en la cobardía de los agentes de la ley... hasta que un buen día aparece Randolph Scott, o mejor dicho Wyatt Earp, a poner orden en una ciudad cuya meta es que el cementerio no sea más grande que la población viviente.
En primera instancia podría parecer que "Frontier Marshal" podría descansar en una sencilla pero prometedora premisa de policías versus ladrones o, Wyatt Earp contra todos los malditos bandidos del lugar. Se promete una guerra sin cuartel, un conflicto que no hace más que derramar sangre y que no cesará hasta que uno de los cabeza de cartel acabe muerto a tiros. Esa confrontación permanece, latente o en primer plano, sin importar qué vaya sucediendo a lo largo del relato, pues finalmente es lo que abre y deberá cerrar el conflicto principal, que a pesar de la importancia que adquiera la amistad de Earp con Doc Holliday, no deja de ser la lucha por alzar a la ley como triunfadora. Pero, aparte de esa línea argumental de fondo que sustenta con propiedad al resto de tramas, teniendo en cuenta que Earp es el protagonista, "Frontier Marshal" es, sustancialmente, por sobre todo una exploración de la amistad entre los célebres Earp y Holliday, amistad que vale la pena analizar por lo, supongo, inusual de su relación: uno un pistolero, otro un marshal o sheriff o lo que sea. La exploración (moral, huelga decirlo) de esta relación deviene también en una exploración personal (o icónica, por qué no) de los dos hombres, siendo especialmente fascinante para mí la personalidad de Holliday, que no sé cómo habrá sido en la vida real, pero tanto en ésta como en "My darling Clementine" (de John Ford) se le muestra como un sujeto implacable, sí, pero de estricta moral y no menos bondad. ¿Por qué, entonces, llevar una vida criminal? He ahí la gran pregunta que Dwan se propondrá no necesariamente responder (aunque lo haga, más o menos, afortunadamente sin recurrir a sentencias tajantes) pero sí problematizar. La de Holliday es sin duda una dualidad interesante y que es tratada apropiadamente por Dwan, quien introduce también un pequeño duelo entre dos mujeres (una bailarina de malas prácticas y modales y una enfermera elegante) que vendrían a materializar aún más esta doble dimensión. (Me gusta mucho cuando la enfermera le dice a Holliday "¿ves que es más emocionante salvar una vida que quitarla?", no puede haber más elocuencia en una oración). Vamos, si hasta se podría decir que pasado un rato "Frontier Marshal" es una película sobre Doc Holliday. En cualquier caso, el peso de la trama lo lleva Earp y, entre fallidos números humorísticos y uno que otro momento de tensión, llegaremos al famoso tiroteo del O.K. Corral. Sí señor, "Frontier Marshal" es una película muy bien planteada y ejecutada, tanto en el conflicto que articula la narración como la deliciosa trama/dinámica que tan libre y fluidamente se da entre Earp y Holliday (interpretados con propiedad por Scott y Cesar Romero, respectivamente, aunque si hemos de comparar, me quedo con las interpretaciones de Henry Fonda y Victor Mature en el filme de Ford, ¡y eso que me quedan muchas otras cintas en que también aparecen Earp y Holliday!). Qué más puedo decir, recomendable, redonda y agradable película hecha por Allan Dwan, quien nos entretiene y conmueve, y quien nos dejó varios westerns más a los que ya llegaremos en su momento (tiene uno del año 1940, pero no lo he encontrado, tristemente). Hasta entonces...
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