Director: David Lynch
Lynch x2, un fin de semana de aquellos en que nos movemos a golpe de impulsos que vienen a desplazar, momentáneamente, otros propósitos en apariencia más urgentes. Como hace unas horas atrás comentaba "Lost Highway", ahora procedo con "Mulholland Drive", la que corrige los grandes errores de la primera y logra ser, efectivamente, una buena película con una buena historia y una narración cuidada, lo que en lo absoluto significa un demérito si es que piensan que el cine de "sensaciones" (aletargadas y cansinas, agreguemos) de "Lost Highway" era una propuesta digna de perpetuar.
Una mujer sufre un accidente y, atacada por la paranoia, decide huir de todo. Se esconde en un departamento al que llega Betty, una soñadora actriz que arriba a Los Angeles para triunfar y ser la próxima gran estrella. Entre ambas surge una honesta amistad y Betty ayuda a la desmemoriada a descubrir quién es y qué sucedió, de qué huye.
Una mujer sufre un accidente y, atacada por la paranoia, decide huir de todo. Se esconde en un departamento al que llega Betty, una soñadora actriz que arriba a Los Angeles para triunfar y ser la próxima gran estrella. Entre ambas surge una honesta amistad y Betty ayuda a la desmemoriada a descubrir quién es y qué sucedió, de qué huye.
En "Mulholland Drive" sí que están bien aplicados y dirigidos los intereses de Lynch (particularmente los que comparte con la fallida "Lost Highway"); tienen mayor propósito per se y en tanto relato, como parte de un conjunto mayor que requiere cohesión y coherencia, no un simple enunciado que no sostenga más de dos horas de metraje de cualquier locura que se escude en lo "complejo" del entramado. Lynch recurre nuevamente al relato doble, cuya estructura funciona en base a que un relato es la proyección, psicológica y simbólica, del otro. La gran diferencia con "Lost Highway" es que "Mulholland Drive" sí cuenta con dos historias que funcionan tanto de manera individual como en conjunto, construyendo una entidad mayor con significado propio y cuyo resultado final es francamente fascinante, o al menos interesante. No es que fascine por innovador como por la manera en que Lynch emplea los elementos narrativos bajo su propios parámetros.
Así, la historia de la ilusa e inocente actriz que busca trabajo a la vez que ayuda a una mujer con amnesia es el perfecto reflejo de esa máxima lynchiana de que debajo de toda superficie paradisíaca, hermosa, brillante, etc., malvive un poderoso submundo lleno de violencia y podredumbre, de bajeza moral y peor calidad humana, en donde la autenticidad de los afectos y las relaciones se ven embaucadas por el inclemente torrente de influencias y billetes verdes. Es también una manera que tiene Lynch de criticar a Hollywood y los engranajes industriales que lo mantienen con vida, y entre ésta y "Maps to the stars" no sé cuál prefiero, si bien también es cierto que ambas, a pesar de compartir un discurso satírico (más sutil o menos preponderante en Lynch) y un surrealismo omnipotente, son completamente diferentes, pues no deja de haber cierto cariño de parte del de Montana, además de su tan característica sordidez y densidad atmosférica, que ahora queda mucho mejor porque tiene una base sustancial de la que ir sacando y desarrollando ideas, y también atrapando y sumergiendo espectadores. (Aprovecho para recomendar la conversación entre Bret Easton Ellis y Bruce Wagner en el podcast del primero). Probablemente el cariño se relacione más con el estilo de vida de la ciudad (no por nada las salaces fantasías de Lynch quedan mucho mejor en ésta que en "Lost Highway", que a pesar de compartir el mismo escenario -a grandes rasgos-, carece de esa unión personaje-escenario que en el presente caso tan bien se aprovecha) que con la industria en sí, aunque el lazo es innegable. Por lo demás, el personaje del Justin Theroux bueno, idealista e ingenuo, es elocuente a más no poder.
La otra historia, más breve y explicativa (lo que no le quita interés y fluidez), es la historia de amor, celos y arrepentimientos que Lynch intentó complicar cuatro años antes. Individualmente me gusta el recurso del flashback versus la cruda realidad, la caída del sueño hacia la cruel constatación de un acto abominable. Es bastante sencillo pero pienso que está bien estructurado. Si seguimos con las comparaciones, y ya refiriéndonos a "Mulholland Drive" como un todo, considero que ésta está más equilibrada entre lo real y lo "raruno", pues no deja de ser una historia clara con una premisa delimitada de la cual surgen las múltiples interpretaciones y tramas, mientras que "Lost Highway" era un mar de pensamientos sin pies ni cabeza que se disparaban en rumbos imprecisos y carentes de dirección. Esta claridad le permite a Lynch darle cuerpo a la imagen, una historia de fondo que vaya más allá de los enredos que vemos en primer plano y los típicos gustos visuales y narrativos que Lynch se puede permitir cuando tiene algo que contar. Además, también hace gala de su descolocante sentido del humor, así que entre misterio y misterio podemos relajar un poco la vena...
¿Y qué fue de Laura Harring? Digo, acá no lo hace nada mal (para mí es de lo mejor de la cinta) y ésta película pudo haber sido un importante paso hacia el estrellato más rutilante. En cualquier caso, Naomi Watts (increíble la manera en que su rostro pasa de angelical a sucio y vulgar, violento) es la que se condujo con mayor soltura por allá...
Así, la historia de la ilusa e inocente actriz que busca trabajo a la vez que ayuda a una mujer con amnesia es el perfecto reflejo de esa máxima lynchiana de que debajo de toda superficie paradisíaca, hermosa, brillante, etc., malvive un poderoso submundo lleno de violencia y podredumbre, de bajeza moral y peor calidad humana, en donde la autenticidad de los afectos y las relaciones se ven embaucadas por el inclemente torrente de influencias y billetes verdes. Es también una manera que tiene Lynch de criticar a Hollywood y los engranajes industriales que lo mantienen con vida, y entre ésta y "Maps to the stars" no sé cuál prefiero, si bien también es cierto que ambas, a pesar de compartir un discurso satírico (más sutil o menos preponderante en Lynch) y un surrealismo omnipotente, son completamente diferentes, pues no deja de haber cierto cariño de parte del de Montana, además de su tan característica sordidez y densidad atmosférica, que ahora queda mucho mejor porque tiene una base sustancial de la que ir sacando y desarrollando ideas, y también atrapando y sumergiendo espectadores. (Aprovecho para recomendar la conversación entre Bret Easton Ellis y Bruce Wagner en el podcast del primero). Probablemente el cariño se relacione más con el estilo de vida de la ciudad (no por nada las salaces fantasías de Lynch quedan mucho mejor en ésta que en "Lost Highway", que a pesar de compartir el mismo escenario -a grandes rasgos-, carece de esa unión personaje-escenario que en el presente caso tan bien se aprovecha) que con la industria en sí, aunque el lazo es innegable. Por lo demás, el personaje del Justin Theroux bueno, idealista e ingenuo, es elocuente a más no poder.
La otra historia, más breve y explicativa (lo que no le quita interés y fluidez), es la historia de amor, celos y arrepentimientos que Lynch intentó complicar cuatro años antes. Individualmente me gusta el recurso del flashback versus la cruda realidad, la caída del sueño hacia la cruel constatación de un acto abominable. Es bastante sencillo pero pienso que está bien estructurado. Si seguimos con las comparaciones, y ya refiriéndonos a "Mulholland Drive" como un todo, considero que ésta está más equilibrada entre lo real y lo "raruno", pues no deja de ser una historia clara con una premisa delimitada de la cual surgen las múltiples interpretaciones y tramas, mientras que "Lost Highway" era un mar de pensamientos sin pies ni cabeza que se disparaban en rumbos imprecisos y carentes de dirección. Esta claridad le permite a Lynch darle cuerpo a la imagen, una historia de fondo que vaya más allá de los enredos que vemos en primer plano y los típicos gustos visuales y narrativos que Lynch se puede permitir cuando tiene algo que contar. Además, también hace gala de su descolocante sentido del humor, así que entre misterio y misterio podemos relajar un poco la vena...
¿Y qué fue de Laura Harring? Digo, acá no lo hace nada mal (para mí es de lo mejor de la cinta) y ésta película pudo haber sido un importante paso hacia el estrellato más rutilante. En cualquier caso, Naomi Watts (increíble la manera en que su rostro pasa de angelical a sucio y vulgar, violento) es la que se condujo con mayor soltura por allá...
Una maravilla. Una de aquellas películas que cuánto más veces la ves más te atrapa. La adoro.
ResponderBorrarUn abrazo.
Una buena historia y mucha energía de fondo, eso no falla. Recuerdo que la primera vez que vi la escena del casting de Naomi Watts no me gustó nada, y ahora quedé completamente encantado, jaja.
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