Creador: John Ridley
El 2015 parece que fue un buen año para las series, al parecer mejor que el 2014, no lo sé, pero de repente me dieron ganas de ponerme a ver las variadas propuestas que fueron apareciendo durante el año. Antes de continuar, me gustaría aclarar una cuestión: hablando de series puse en lo alto de la tabla de posiciones a "The Knick" y "The Leftovers", de lo que no estoy ni cerca de arrepentirme, lo que me trajo a la mente que son del segundo semestre, como casi todo lo que finalmente se coló en las listas de lo mejor del año, y acá pienso "pero viejo, ¿no que la última temporada de "Justified" también fue este año?". Y luego me digo que sí, que efectivamente así fue. Y me molesto porque nadie, incluido yo (especialmente yo), haya traído a colación esa excelente serie que se despidió con un final francamente maravilloso que casi ni fue reseñado. Bueno en fin, acá también va una que se emitió en el primer semestre y que fue creada por el guionista de la muy sobreestimada "12 years a slave", película cuyo mayor lastre era, justamente, el guión. Pero como los premios Oscar son un chiste, el tipo ganó una estatuilla por su escritura, lo que le dio el poder y la libertad para crear esta serie que trata, cómo no, temas como el racismo. La serie es buena y me ha gustado, no lo puedo negar, pero mantengo mi posición de que Ridley no me cae bien (es un pedante vacío de contenido) ni que es un gran escritor. Pero la serie es buena, quédense con eso por mientras.
En una pequeña ciudad estadounidense un crimen ha ocurrido: un hombre, veterano de Irak, fue asesinado y su esposa quedó grave y con señales de haber sido violada. Ambos son blancos, por lo demás. Los sospechosos son negros y latinos, y ya saben la grande que va a quedar...
La premisa de "American Crime" es la exploración de los efectos que causa en los familiares de los involucrados el asesinato del mencionado blanco combatiente de Irak (enlistado luego del 9/11, como ya saben, un acto heroico de por sí): el dolor, la rabia, la redención, etc., en conjunto con el resto de líos que surgen a raíz de las complicaciones de la investigación y el circo que se arma en torno a las razas de víctimas y presuntos victimarios. "American Crime", entonces, tiene una doble dimensión: la primera, personal y humana, revolotea alrededor de la psicología y los sentimientos de los personajes, su interacción entre ellos mismos y con el entorno (¿qué sienten, qué piensan, qué les sucede?); la segunda dimensión es discursiva, y tiene que ver, perdonen lo obvio y redundante, sobre la raza de cada quién, aunque no centrándose en si es prudente o no traer la raza a colación, más bien "analizando" la reacción que genera el crimen a nivel social, que vendría a intentar ser una lectura y una crítica de la realidad misma estadounidense.
La primera dimensión está muy bien lograda, gracias, sobre todo, a un variopinto grupo de personajes que, a pesar de lo unidimensionales que son (discursivamente), resultan del todo creíbles como personas, humanos, entidades autónomas. Lo mejor de la serie es cuando el tema de la raza no está entre medio de manera tan forzada, cuando simplemente estamos ante un drama social (porque, sin importar el circo aquél, los personajes se enfrentan mayormente a un sistema poco efectivo y segregador, entre otros asuntos). No hay mucho que decir acá salvo que los actores interpretan a sus personajes de manera solvente (menos Tony, el adolescente latino, que era francamente insoportable y estúpido) y que gracias a ello la emoción surge tan fácilmente de la acción. No todos los personajes caerán bien (a mí personalmente me caen bien dos o tres -el padre del asesinado y Hector Tontz y su esposa-, al resto no los soporto), pero son de carne y hueso y mantienen a flote el relato, normalito y todo pero finalmente efectivo y conmovedor (el final-final es muy bonito, sí que sí).
La segunda dimensión es en donde la serie flaquea, pues además de afectar al relato (forzando tramas y sucesos, contaminando la realidad de la serie con la pobre mirada del creador) y volverlo algo relativamente predecible, carece de valentía y visión crítica. John Ridley es obsecuente y cobarde. Demuestra su cobardía cuando no se atreve a revelar quién realmente asesinó al blanco (simplemente se limita a trasladar el cartel de "culpable" de acá para allá para burlarse un poco del espectador y de los blancos de la serie), lo que a su vez reafirma (porque es algo que se sostiene desde el primer episodio) la obsecuencia con la insufrible corrección sociopolítica y con su propia "visión crítica", igual de arrogante, resentida y racista que la de Spike Lee o Lee Daniels (que se las dan de tolerantes pero que dejan ver su vena antiblanca no sólo en sus obras sino que en algunos comentarios suyos). Al final de la serie todos los blancos son los miserables, malos y lo que quieran (puede que haya uno que se salve del escarnio... no, ahora que lo pienso, también acaba siendo mala persona por alguna razón), mientras que el resto de razas, independiente de su calidad de vivos o muertos, son los que tienen paz y reivindicación; por lo demás, sólo a los blancos se les retrata (desde el guión) negativamente, y aunque el resto no sean unos santos, basta ver el camino que llevan: los blancos empiezan como las pobres víctimas para convertirse en victimarios (no literalmente hablando, casi) mientras que los demás empiezan como lo peor de lo peor y poco a poco se van haciendo buenos. Puedo parecer yo el resentido o el "racista" (es probable que Ridley o un Spike Lee cualquiera me traten de tal porque no estoy de acuerdo con su visión), pero los insto a ver la serie para que me comprendan. Además, la visión de Ridley me parece muy pobre, especialmente con la hermana del principal sospechoso (negro), una mujer convertida al islam, en un inicio tratada como una racista que basa su racismo en su fe (¿?) y que llegado el momento se cuestiona: "a lo mejor si no hubiese sido tan musulmana esto no habría pasado". No con esas palabras exactas, pero era la intención de fondo. A propósito, ¿qué pasa con eso de Alá? Hasta donde tengo entendido, "alá" es la palabra árabe para dios, no la deidad musulmana; es decir: dios=alá=god=gott... Es sabido que todo aquel de lengua árabe dirá "alá" cuando se refiera a su dios, ya sea judío, cristiano o musulmán. Esto de que la gente rece en inglés pero sólo diga "dios" en árabe me parece una caricatura. En consecuencia, para Ridley hay que ser indulgente con los latinos y los negros, hagan lo que hagan. Lo de John Ridley no es una reflexión, simplemente es apuntar culpables (adivinen quiénes únicamente, y es que Estados Unidos es muy blanco. Junot Díaz llama "whiteness" a esa atmósfera, lo que no deja de ser cierto, pero vamos, la situación no es unidireccional) y adiós.
Podrán decir que el discurso de Ridley no es tan extremista porque en el episodio final incluye reflexiones sobre el perdón provenientes de misas islámicas, católicas y sea lo que sean los gringos (¿protestantes?) o porque una negra y una blanca se abrazan, pero no me creo esos recursos. Me creería más eso de que al final de la serie todos tienen su merecido, pero aún así no sería efectiva dicha oración, pues algunos no merecían su destino (un par sí y me alegro por ellos). Puede que esté armando un lío de todo esto, pero francamente me molesta el discurso facilista, resentido, reduccionista y esencialista (y por qué no, victimista) que funciona tanto para blancos (la madre del asesinado) como para negros (la hermana del sospechoso) y que no llevarán a nadie a ningún lado. En serio, ¿acaso importa el puto color de piel? Parece que Ridley intenta imponer valores al color/raza más que a las acciones, pero, de nuevo, puede que sea yo el tonto. Le valoro, en todo caso, el esfuerzo de incluir matices (algunas verdades que surgen de boca de todos los colores, como por ejemplo eso de que el crimen de odio no es sólo cuando se mata a un negro), pero aún así no logra cubrir su miope mirada.
Por último, hay que destacar la ejecución formal de los episodios, bastante inusual para la televisión, encuentro yo, más cercano a la contemplación y a la parsimonia (incluso para la agitación que suele generar), a veces recurriendo a un sólo plano por escena, lo que sin duda es una apuesta de lo más interesante y prometedora que centra el peso dramático y a veces narrativo en las ya elogiadas actuaciones del reparto. Porque eso es lo que importa: lo que se expresa, lo de adentro, no cualquier mierda que un mentecato como Ridley pueda venir a decir. Sobre las direcciones, hagan un pequeño ejercicio: comparen aquellos episodios dirigidos por Ridley (el primero, el segundo y el último) con los que estuvieron a cargo de alguien más: ya verán que, en primer lugar, el tipo no tiene mano como director (porque la cosa no trata de poner la cámara solamente, sino de expresar sensibilidad), y en segundo, que el tipo no se quita la vena ni para dirigir, siempre a la defensiva.
La segunda temporada (que se estrena mañana -excelente timing el mío, ¿eh?-) traerá un caso completamente nuevo, en apariencia otro típico "americano": una violación cometida por un grupo de amigos que, de seguro, dirán que la chica estaba borracha, que le gusta tirar con cualquiera y cosas de ese estilo, aunque vamos, ¿hay que creerle a esos sujetos, estandartes de la "masculinidad" todopoderosa? En fin, será una temporada agitada y peliaguda y estaremos atentos por acá. Esta primera entrega es buena, me ha gustado y es de necesario (y hasta obligado) visionado. Urge un cambio de creador, pero con un ganador del Oscar nadie osará meterse, menos si es neg-... perdón, afroamericano (un despido racista, ya verán la que se arma). Pero en serio: muy buena serie "American Crime".
En una pequeña ciudad estadounidense un crimen ha ocurrido: un hombre, veterano de Irak, fue asesinado y su esposa quedó grave y con señales de haber sido violada. Ambos son blancos, por lo demás. Los sospechosos son negros y latinos, y ya saben la grande que va a quedar...
La premisa de "American Crime" es la exploración de los efectos que causa en los familiares de los involucrados el asesinato del mencionado blanco combatiente de Irak (enlistado luego del 9/11, como ya saben, un acto heroico de por sí): el dolor, la rabia, la redención, etc., en conjunto con el resto de líos que surgen a raíz de las complicaciones de la investigación y el circo que se arma en torno a las razas de víctimas y presuntos victimarios. "American Crime", entonces, tiene una doble dimensión: la primera, personal y humana, revolotea alrededor de la psicología y los sentimientos de los personajes, su interacción entre ellos mismos y con el entorno (¿qué sienten, qué piensan, qué les sucede?); la segunda dimensión es discursiva, y tiene que ver, perdonen lo obvio y redundante, sobre la raza de cada quién, aunque no centrándose en si es prudente o no traer la raza a colación, más bien "analizando" la reacción que genera el crimen a nivel social, que vendría a intentar ser una lectura y una crítica de la realidad misma estadounidense.
La primera dimensión está muy bien lograda, gracias, sobre todo, a un variopinto grupo de personajes que, a pesar de lo unidimensionales que son (discursivamente), resultan del todo creíbles como personas, humanos, entidades autónomas. Lo mejor de la serie es cuando el tema de la raza no está entre medio de manera tan forzada, cuando simplemente estamos ante un drama social (porque, sin importar el circo aquél, los personajes se enfrentan mayormente a un sistema poco efectivo y segregador, entre otros asuntos). No hay mucho que decir acá salvo que los actores interpretan a sus personajes de manera solvente (menos Tony, el adolescente latino, que era francamente insoportable y estúpido) y que gracias a ello la emoción surge tan fácilmente de la acción. No todos los personajes caerán bien (a mí personalmente me caen bien dos o tres -el padre del asesinado y Hector Tontz y su esposa-, al resto no los soporto), pero son de carne y hueso y mantienen a flote el relato, normalito y todo pero finalmente efectivo y conmovedor (el final-final es muy bonito, sí que sí).
La segunda dimensión es en donde la serie flaquea, pues además de afectar al relato (forzando tramas y sucesos, contaminando la realidad de la serie con la pobre mirada del creador) y volverlo algo relativamente predecible, carece de valentía y visión crítica. John Ridley es obsecuente y cobarde. Demuestra su cobardía cuando no se atreve a revelar quién realmente asesinó al blanco (simplemente se limita a trasladar el cartel de "culpable" de acá para allá para burlarse un poco del espectador y de los blancos de la serie), lo que a su vez reafirma (porque es algo que se sostiene desde el primer episodio) la obsecuencia con la insufrible corrección sociopolítica y con su propia "visión crítica", igual de arrogante, resentida y racista que la de Spike Lee o Lee Daniels (que se las dan de tolerantes pero que dejan ver su vena antiblanca no sólo en sus obras sino que en algunos comentarios suyos). Al final de la serie todos los blancos son los miserables, malos y lo que quieran (puede que haya uno que se salve del escarnio... no, ahora que lo pienso, también acaba siendo mala persona por alguna razón), mientras que el resto de razas, independiente de su calidad de vivos o muertos, son los que tienen paz y reivindicación; por lo demás, sólo a los blancos se les retrata (desde el guión) negativamente, y aunque el resto no sean unos santos, basta ver el camino que llevan: los blancos empiezan como las pobres víctimas para convertirse en victimarios (no literalmente hablando, casi) mientras que los demás empiezan como lo peor de lo peor y poco a poco se van haciendo buenos. Puedo parecer yo el resentido o el "racista" (es probable que Ridley o un Spike Lee cualquiera me traten de tal porque no estoy de acuerdo con su visión), pero los insto a ver la serie para que me comprendan. Además, la visión de Ridley me parece muy pobre, especialmente con la hermana del principal sospechoso (negro), una mujer convertida al islam, en un inicio tratada como una racista que basa su racismo en su fe (¿?) y que llegado el momento se cuestiona: "a lo mejor si no hubiese sido tan musulmana esto no habría pasado". No con esas palabras exactas, pero era la intención de fondo. A propósito, ¿qué pasa con eso de Alá? Hasta donde tengo entendido, "alá" es la palabra árabe para dios, no la deidad musulmana; es decir: dios=alá=god=gott... Es sabido que todo aquel de lengua árabe dirá "alá" cuando se refiera a su dios, ya sea judío, cristiano o musulmán. Esto de que la gente rece en inglés pero sólo diga "dios" en árabe me parece una caricatura. En consecuencia, para Ridley hay que ser indulgente con los latinos y los negros, hagan lo que hagan. Lo de John Ridley no es una reflexión, simplemente es apuntar culpables (adivinen quiénes únicamente, y es que Estados Unidos es muy blanco. Junot Díaz llama "whiteness" a esa atmósfera, lo que no deja de ser cierto, pero vamos, la situación no es unidireccional) y adiós.
Podrán decir que el discurso de Ridley no es tan extremista porque en el episodio final incluye reflexiones sobre el perdón provenientes de misas islámicas, católicas y sea lo que sean los gringos (¿protestantes?) o porque una negra y una blanca se abrazan, pero no me creo esos recursos. Me creería más eso de que al final de la serie todos tienen su merecido, pero aún así no sería efectiva dicha oración, pues algunos no merecían su destino (un par sí y me alegro por ellos). Puede que esté armando un lío de todo esto, pero francamente me molesta el discurso facilista, resentido, reduccionista y esencialista (y por qué no, victimista) que funciona tanto para blancos (la madre del asesinado) como para negros (la hermana del sospechoso) y que no llevarán a nadie a ningún lado. En serio, ¿acaso importa el puto color de piel? Parece que Ridley intenta imponer valores al color/raza más que a las acciones, pero, de nuevo, puede que sea yo el tonto. Le valoro, en todo caso, el esfuerzo de incluir matices (algunas verdades que surgen de boca de todos los colores, como por ejemplo eso de que el crimen de odio no es sólo cuando se mata a un negro), pero aún así no logra cubrir su miope mirada.
Por último, hay que destacar la ejecución formal de los episodios, bastante inusual para la televisión, encuentro yo, más cercano a la contemplación y a la parsimonia (incluso para la agitación que suele generar), a veces recurriendo a un sólo plano por escena, lo que sin duda es una apuesta de lo más interesante y prometedora que centra el peso dramático y a veces narrativo en las ya elogiadas actuaciones del reparto. Porque eso es lo que importa: lo que se expresa, lo de adentro, no cualquier mierda que un mentecato como Ridley pueda venir a decir. Sobre las direcciones, hagan un pequeño ejercicio: comparen aquellos episodios dirigidos por Ridley (el primero, el segundo y el último) con los que estuvieron a cargo de alguien más: ya verán que, en primer lugar, el tipo no tiene mano como director (porque la cosa no trata de poner la cámara solamente, sino de expresar sensibilidad), y en segundo, que el tipo no se quita la vena ni para dirigir, siempre a la defensiva.
La segunda temporada (que se estrena mañana -excelente timing el mío, ¿eh?-) traerá un caso completamente nuevo, en apariencia otro típico "americano": una violación cometida por un grupo de amigos que, de seguro, dirán que la chica estaba borracha, que le gusta tirar con cualquiera y cosas de ese estilo, aunque vamos, ¿hay que creerle a esos sujetos, estandartes de la "masculinidad" todopoderosa? En fin, será una temporada agitada y peliaguda y estaremos atentos por acá. Esta primera entrega es buena, me ha gustado y es de necesario (y hasta obligado) visionado. Urge un cambio de creador, pero con un ganador del Oscar nadie osará meterse, menos si es neg-... perdón, afroamericano (un despido racista, ya verán la que se arma). Pero en serio: muy buena serie "American Crime".
No hay comentarios. :
Publicar un comentario
Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...