Director: Ignacio Agüero
El título lleva a error. Uno pensaría que "Como me da la gana II" es como su antecesora, es decir Ignacio Agüero visitando rodajes para hablar con sus directores y directoras, pero este documental es, fiel a su director, todavía más inclasificable y mutable que sus otras películas acá comentadas; nuevamente Agüero juega y experimenta con las posibilidades cinematográficas del documental y, de hecho, también con las posibilidades de su propia filmografía.
Estamos ante un ensayo fílmico, ante una búsqueda cuyo eje central es la pregunta: ¿qué es lo cinematográfico?, la cual formula en los rodajes visitados y también a sí mismo, pregunta que, quizás ante la falta de una respuesta satisfactoria de los directores visitados (en lo personal, pienso que el único que realmente respondió la pregunta fue Pablo Larraín, quien señala que lo que más le gusta del cine es la forma en que, con multitud de elementos a priori disímiles, puede crearse una ilusión, un todo coherente, que atrape al espectador: le gusta el artificio. Los demás directores simplemente se limitaron a perorar sobre de qué se tratan sus películas y qué buscan decir con ellas, pero la pregunta de Agüero ni siquiera la raspaban y podía notarse cierta decepción en el documentalista... no me extraña, entonces, que Larraín sea de los directores chilenos más interesantes, con películas realmente cinematográficas, pues acá se comprueba que, en efecto, piensa sus películas desde lo cinematográfico), pretende responder revisando toneladas de material, como sus propias películas previas, archivos caseros tanto de exilio (en Rusia, me parece) como de retorno, con la familia, incluso videos más antiguos como la boda de su abuela, buscando lo cinematográfico en esas imágenes que a priori parecieran no tener nada de cinematográfico, pues la creación de las mismas obedecían a otras intenciones (guardar recuerdos, a lo mejor simplemente grabar por puro aburrimiento, etc.) o, mejor dicho, preguntándose si en esas imágenes puede estar lo cinematográfico. Me parece que la respuesta de Larraín en cierta forma inspira a Agüero, pues ante todo estamos ante un ejercicio de montaje, de meta-documental, en el cual el ordenamiento de las imágenes podría ser aquello que las dote de sentido o trascendencia, que las unifique aún cuando no tengan mucho que ver entre si a primera vista, es decir, el artificio del que habla Larraín, el montaje como herramienta para crear una ilusión o percepción de lo cinematográfico sobre elementos "vírgenes". Justamente, como un mago o un alquimista.
Agüero también busca respuestas "revisitando" su obra en forma casi física, pues regresa a grabar los talleres de cine para niños de Alicia Vega así como lo hizo en "Cien niños esperando un tren", pieza que entonces cerró su propio proceso: le habían requisado su primera película ("No olvidar"), esto lo dejó preguntándose si se podía o valía la pena hacer cine bajo la dictadura de Pinochet, fue a preguntarle a colegas en "Como me da la gana" y a lo mejor tampoco pudo hallar una respuesta, y haciendo "Cien niños..." sí pudo encontrarla en esos niños y niñas que en el cine hallaban un genuino modo de expresión y liberación... Ahora la pregunta es otra, claro, y revisita su biografía, su filmografía, imágenes suyas y ajenas. Y por si fuera poco, director abierto a las posibilidades que se abren en el ejercicio del rodaje, que hace de lo mutable un pilar fundamental de su cine, que no teme mostrar en pantalla si su película deriva hacia esto o lo otro de manera no planificada, "Como me da la gana II" tiene un jocoso toque meta-documental pues Agüero junto a su hija editan, "en vivo", esta película, empezando de nuevo si es que se pierden en el bosque de las imágenes, discutiendo si una imagen va aquí o acá, preguntándose si lo que hacen es cinematográfico, etc., acaso señalando que lo cinematográfico está en la libertad de experimentar, de dejar que las imágenes te transporten y muevan o conmuevan.
En cualquier caso, una película tan insobornable e inclasificable que tampoco sería justo acotarla a determinada lectura, pues, supongo, cada quien tendrá su propia respuesta a qué es lo cinematográfico (espero que mejor que los directores que no son Larraín y que en algunos casos son docentes... terrible ¿no? ¿En sus manos está el desarrollo de algunos soñadores y entusiastas?), pero, por último, que "Como me da la gana II" sea una invitación y una demostración de que el cine es algo que hay que experimentar, algo que hay que vivir, algo que hay que liberar. Fascinante y grandiosa.
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