lunes, 20 de abril de 2020

Nostalgia de la luz - 2010


Director: Patricio Guzmán


Patricio Guzmán va al desierto más árido del mundo, el desierto de Atacama, y hace su documental más bello y poético a la fecha, una verdadera maravilla que ya tiene, maldita sea, diez años de edad, diez años que me tomó ver esta magnífica y rotunda muestra de cine y humanidad.
El desierto de Atacama, un lugar que por sus condiciones, la transparencia del aire y del cielo, permite a astrónomos de todo el mundo navegar por los confines del universo, intentando encontrar los orígenes de la vida, intentando arañar las respuestas que esconde el cosmos; que permite a los arqueólogos, debido a la sequedad del suelo y el mismo aire, ideales para la conservación de objetos y cuerpos, encontrar piezas que son testimonios de lejanos tiempos, épocas. Arqueólogos y astrónomos, lanzados en una incansable búsqueda en los mares del pasado, pues el universo, con sus estrellas y demás cuerpos celestes, son una ilusión de presente, son la viva imagen del pasado, en tanto la luz, se sabe, tarda millones de años en llegar, y lo que nosotros vemos y lo que los astrónomos ven son objetos ya muertos, como fotografías o rollos de película desempolvados luego de siglos guardados en un cofre. Esta poética actividad sirve como metáfora para reflexionar en torno a uno de los grandes problemas de este país: la negación de su pasado, el negar la búsqueda dentro de ese pasado a quienes, por desgracia, viven aún con dolorosas incógnitas: en dónde está mi hermano o hermana, mi padre o mi madre, mi tío o tía, amigo o amiga... Dónde están los detenidos desaparecidos. Y así como hay astrónomos y astrólogos, también hay mujeres que llevan diez años, veinte años recorriendo el desierto, el desierto más árido del mundo, un desierto gigantesco, buscando pequeños rastros que, a lo mejor, permiten encontrar esas respuestas. Buscar desaparecidos, una actividad que nadie financia o reconoce, que es tachada de locura o de pérdida de tiempo, pero que para estas grandes mujeres lo es todo y que para este país debería serlo todo, y quizás algún día sean oficialmente reconocidas y quizás algún día encuentren a sus desaparecidos y quizás algún día haya Justicia.
Un documental maravilloso, sí, pero sobrecogedor como las reflexiones que estas personas nos entregan, como las imágenes de Patricio Guzmán y esa poética del polvo de estrellas siempre presente, sobrecogedor como los misterios que no conocemos y como la eternidad del universo, eternidad ante la cual la humanidad y sus problemas parecen insignificantes, infinitesimales... pero... si somos tan pequeños, por qué es tan inmenso nuestro dolor, tan grande el amor, el amor de unas mujeres que pueden vencer las probabilidades de no encontrar nada y continuar, continuar, continuar...
Precioso e imprescindible.

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