viernes, 10 de enero de 2014

Banshee - Temporada 1


Creadores: Jonathan Tropper & David Schickler

  Si tomamos en cuenta la mitología, banshee es una criatura femenina que se aparece en los bosques ante personas a las cuales les anuncian que un ser querido ha muerto o va a morir. Con respecto a esta serie, además de ser su título, es el nombre del pueblo donde se sitúa la acción. Dejando de lado tales cuestiones, esta es una de las series que más me han gustado en mucho, mucho tiempo. Aunque claro, me consta de que esta es una serie que genera todo tipo de opiniones. Como sea, les voy a explicar el porqué me gusta tanto, y también el porqué genera -tal vez, aunque como ya dije, me consta- todo tipo de opiniones.
¡Y su nueva temporada comienza hoy mismo! Qué mejor momento para recomendar esta tremenda serie.


"Tienes el mundo ante ti, y eliges ir al único lugar donde no deberías ir"

  Esas palabras son pronunciadas por un personaje llamado Job, y se las dice a nuestro protagonista, un ex convicto que hasta ese momento no tiene nombre conocido y que quiere ir a cierto lugar. El único lugar donde no debería ir nuestro protagonista es, como habrán adivinado, el pueblo llamado Banshee. ¿Qué es lo que busca nuestro protagonista en ese pueblo? ¿De qué escapa? Esas son preguntas que se van a ir respondiendo de a poco, junto con los otros detalles que hacen sabrosa a esta historia. Lo único que quiero adelantarles es que, por los caprichos que tiene el mundo sobre los humanos, nuestro protagonista termina siendo el sheriff de Banshee, llamado Lucas Hood. Puede que no haya sido una muy buena idea de parte de Hood, pero es el comienzo de un largo e interesante camino.


  Ya habiendo comentado a nivel general la trama de la serie, me gustaría elogiar la excelente secuencia de créditos iniciales -u opening-, que es de los mejores que he visto.
Su atmósfera contiene una maldad latente abrumadora, donde da la impresión de que no hay espacio para que las cosas buenas triunfen. En efecto, dicho opening presente una lucha entre lo bueno y lo malo, el pasado y el presente -y ciertamente el futuro-, y el sufrimiento y la paz. Todo eso es notorio en la música, el tratamiento antiguo de las fotos y el contenido mismo de ellas.
Más interesante aún, cada opening de cada uno de los diez episodios es ligeramente distinto del otro, donde las fotos tienen que ver directamente con lo que se viene en el episodio respectivo, además de tener pequeños detalles que de manera progresiva van contando algo. Esos detalles son: el arma automática que se va armando pieza por pieza; la foto matrimonial de cierto personaje que se desintegra mientras otra se va integrando; las fotos del mismo árbol que evoca a una estación -y por lo tanto ciertas sensaciones- distinta; la foto de un juego de ajedrez, mostrando jugadas distintas a medida que todo avanza; y la foto de un cuchillo que tiene cada vez más sangre. Todos estos elementos hacen de este opening uno de los más memorables -especialmente por su poder evocador-.


  Nuestro querido anti-héroe criminal reconvertido en Sheriff llega a un pueblo dominado por la corrupción y la actividad criminal. Un pueblo lleno de belleza, pero que aún así esconde en sus recovecos un veneno que contamina prácticamente todo lo que toca. Ese pueblo es Banshee, ubicado en la zona rural amish del estado de Pennsylvania.
El jefe criminal de cuyo bolsillo comienza y termina toda actividad ilícita es Kai Proctor, un hombre que se hizo solo y que es acompañado por Burton, su asistente que tiene una pinta a la que le queda bien la palabra creepy. Proctor está asociado con la tribu Kinaho, dueños de un casino indio y con deseos de expandir sus influencias. En un nivel inferior, tenemos a los nazis atrincherados en el "Bunker de Hitler"; una banda de motociclistas que hacen de las suyas; fiestas secretas de adolescentes donde abundan las drogas sintéticas; algunos campesinos enojados y el peor de todos: Mr Rabbit, un gángster ucraniano que quiere recuperar algo que le pertenece. Eso del lado criminal.
Del lado de la ley tenemos al cuerpo de policía local que consta de tres ayudantes y nuestro querido Sheriff, que descoloca a sus ayudantes con sus casi ilegales métodos para resolver los problemas. En otras palabras, Banshee es un pueblo de locos donde abunda la violencia. Y el sexo también.


  Sexo y violencia son dos palabras que pueden sonar repetidas y demasiado usadas para muchas otras series y películas, pero en Banshee esos dos son elementos de identidad que constituyen un estilo único con el cual la serie comienza y termina, siempre fiel a sus principios. La violencia y el sexo son los mayores exponentes estéticos de la serie. Exponentes que dan sabor a una historia oscura y amarga llena de dolor y sufrimiento. Los mejores momentos son aquellos donde hay cierto grado de violencia, hasta tal punto que hay al menos cinco durírismas peleas memorables. Y el tiroteo final es un ejemplo de cómo se debe hacer uno.

Banshee es una serie adulta, y por eso cada gota de sangre y sudor es marca de la casa. Y no es de extrañar, considerando que Cinemax es su casa televisiva. Cinemax es una cadena mayormente conocida por su programación soft porn, y que entra a competir con las demás series con Banshee, su primera serie original -hasta donde tengo entendido-.
De hecho, el estilo de Banshee puede ser comparado acertadamente con las historias criminales de las revistas pulp, caracterizadas por contener violencia explícita, escenas sexuales también explícitas, y otras convenciones que se aplican a esta serie, como su protagonista torturado física y mentalmente, y las historias escabrosas. No obstante, hay que aclarar que el tono de Banshee es totalmente alejado de la comedia -o el humor negro, características sutiles en los relatos pulp-. Es un thriller lleno de drama donde los acontecimientos son en su mayoría actos de crueldad difíciles de digerir. Los únicos que parecen ser decentes son los amish -que también tienen participación en la trama, y que no son del todo santos tampoco-.


  No quiero referirme a todos los personajes o a algunos pocos, sólo a uno: nuestro protagonista Lucas Hood. Es el personaje mejor desarrollado y construido dentro de varios que destacan en ese aspecto -como Kai Proctor, Rebbeca, Anastasia, Deva, etc.-. Hood es un personaje abatido por la nostalgia y las constantes decepciones que hacen que tenga que cargar con un sufrimiento e ira que lo consumen a cada momento. Su cara y sus cicatrices revelan un pasado lleno de torturas físicas y emocionales que quieren a toda costa evitar nuevos sufrimientos. No me imaginaba el miedo que debió haber sentido Hood en su estadía en prisión hasta que lo vi.
En el fondo Banshee es una historia de dolor y sufrimiento... y de amor. Y sobre todo de redención. Y no sólo es la historia de Hood, los demás también son personajes con problemas bien desarrollados y con los cuales, de manera más profunda, es posible conectar y empatizar.

Hubo aspectos que no me gustaron, como algunas cámara en mano que eran casi inentendibles -de todas formas, no fueron muchas-. No obstante, el aspecto visual está muy cuidado, dejando algunas secuencias de acción memorables, peleas memorables y una serie memorable. Como dije antes, todo está en coherencia con el tono de la serie y la historia que se cuenta. El presente tiene cierto tratamiento, el pasado bueno también, el pasado malo también. Banshee no se debe tomar a la ligera.

En resumidas cuentas, Banshee es una serie con una historia de fondo dramática y llena de violencia física y emocional, contada de manera violenta y sin concesiones. Me alegra un montón que tenga segunda temporada, y espero que tenga más, para que eventualmente encuentre su fin apropiado.
Espero con ansias su nueva tanda de episodios, y también espero que vean esta gran serie. Y que les guste.

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