Director: Carl Franklin
Parece que hasta acá llegó la supuesta racha de maravillas cinematográficas. (En todo caso, vaya que valió la pena ver "Gone Baby Gone" y "Barton Fink"). Debería volver a los viejos maestros, después de todo, no es baladí ni casualidad que sean considerados de esa forma. También hay que volver con los genios marginales, pero primero, mejor me esfuerzo por tener buenas noches de descanso, miren que o me quedo despierto hasta muy tarde o, cuando me acuesto a dormir temprano, me paso toda la noche en vela, por alguna maldita razón. "Devil in a blue dress" se antojaba como un título muy interesante por múltiples razones: primero, por su director, que no es muy conocido pero que acá ya había dejado una grata impresión con "One false move"; segundo, porque una historia detectivesca ambientada en los cuarenta es atractiva por donde se le mire; y tercero, porque tenía toda la pinta de ser un noir (o neo-noir) de lo más contundente. Si bien no es mala película, no es que a mí me atraiga mucho la simplecita corrección y solvencia formal: lo que yo quería ver era actitud, una apuesta diferente... no la invención de la rueda, claro, pero sí una película con personalidad y no falsas aspiraciones. No quería ver falsas promesas.