Director: Alejandro González Iñárritu
Uf, pero qué título más largo. De seguro que algo nos querrán decir, siendo tan explícitos. ¿Que ser ignorante de algunas cosas es una especie de bendición que nos puede permitir ser más y mejor de lo que somos conscientes y de lo que podemos aspirar? ¿O simplemente que ser ignorante te hace más feliz porque te preocupas menos de la vida y sus alevosas complicaciones? Lo cierto, la primera certeza es que de ahora en adelante nos referiremos a esta película simplemente como "Birdman", lo cual puede resultar una obviedad, pero de eso tendremos bastante así que ni nos quejemos. La segunda certeza es que estas preguntas que he dejado serán retomadas más adelante (probablemente). La tercera certeza es que González Iñárritu "tiene" muchas cosas que "decir"... demasiadas para el propio bien de su película -decir es un eufemismo para el vómito conceptual de un director cargado de ínfulas intelectuales que, ni tan en el fondo, carece de ese genio del que tanto y tan patéticamente se precia-. La cuarta y última certeza es que "Birdman" es una película complicada, o al menos a mí me resulta complicado referirme a ella, quizás porque tengo sentimientos encontrados o porque la cinta en sí tiene sentidos encontrados: tiene cosas que me agradan así como otras que detesto bastante ver en una película. Pero no considero que sea mala, o muy mala, y así a la rápida les digo que me ha gustado -quizás tanto como disgustado, pero por ahora, mientras aún no ahondo sobre la misma, prevalecen las sensaciones positivas-. Abordemos este vuelo.