jueves, 16 de enero de 2025

David Lynch (1946-2025)

En el otro blog escribí un pequeño homenaje a David Lynch y me pareció correcto copiarlo y pegarlo por acá, en Cine en tu cara, mi abandonado blog de cine, a fin de cuentas, de cine hablamos por acá (cuando podemos).

Oh boy, qué día. Llegué a mi casa después de nadar y de lo primero que me entero es de que David Lynch, el único e incomparable, ha fallecido a los 78 años. El año pasado nos enteramos de su enfisema pulmonar y supongo que era cuestión de tiempo, pero su partida sin duda alguna es impactante, devastadora y, sobre todo, irreparable para el mundo del cine y del arte, en tanto Lynch, te gusten sus películas o no (por acá hemos hablado de algunas de sus obras y vaya que oscilamos entre el entusiasmo más emocional y el desconcierto más enrabietado, pero siempre visceral, ja, ja), es la definición misma de artista: una persona con una visión y voz únicas, una manera tan personal de desarrollar su arte que acaba convertido en leyenda: imitado hasta el cansancio, incomprendido y malinterpretado, pero jamás igualado.

El cine de Lynch es cine puro. Son pocos los directores actuales que realmente tengan una comprensión, tan intuitiva a la vez que profunda y complejamente estudiada, del lenguaje cinematográfico, como arte y como lenguaje: Lynch realmente hablaba cine, amén de su dominio de las imágenes, de los sonidos, de las bandas sonoras, de la edición, de sus historias, personajes, tramas, creando experiencias inigualables e inolvidables. Y mágicas, que es lo más grande que se puede decir del cine: que es mágico, que te captura, que te sumerge en un trance que puede ser sueño, que puede ser realidad, que puede ser alucinación, que puede ser doloroso, perturbador, hermoso, relajante, feliz, que puede ser algo extremadamente personal durante dos horas más menos, e incluso más, porque sin duda sus mejores películas te persiguen, te acompañan, caminan contigo mucho después del visionado, lo cual es otro de los grandes legados de Lynch: la valiente y arriesgada intención, decisión, de maravillar, elevar, eternizar, inmortalizar y sublimar lo inexplicable: la vida interior de una idea/historia/película extendida hacia el infinito de tu memoria y del tiempo que tienes por delante.

Una historia perfectamente clara y contenida y delimitada, en manos de Lynch, se convierte en una historia vasta, inmensa, una existencia propia e independiente, cine con mayúsculas, pues hace que cada herramienta y elemento cinematográfico se convierta en esa historia; piénsenlo bien, en las películas de Lynch, la luz es personaje y habla, el sonido es personaje y habla, los colores son personajes y hablan. Su manera de transformar ideas y sentimientos en CINE son lecciones que atesoraré toda la vida.

Si bien es primordial y esencialmente conocido por lo críptico, lo surreal, lo simbólico, lo cual es cierto porque esa es la manera Lynch (en parte), recordaré a Lynch y su cine principalmente, y he acá lo que lo hace 100% Lynch, porque sus películas son profunda y oscura y desgarradora y brutal y tiernamente humanas, historias tan personales y espirituales pero a la vez complejas visiones sobre el mundo y la sociedad y el resto de humanos, del tiempo y la Historia, el zeitgeist cultural y político que nos envuelve: Lynch escribe desde las tripas, se abre en canal y usa su sangre como tinta, sus intestinos como anillado de sus guiones, que en sí mismo es un grotesco órgano formado por cerebro y corazón. Como herramientas cinematográficas, claro.

Por cierto, una pequeña anécdota. Trabajando de bartender estuvo con nosotros un par de meses, en modo ayudante de barra, una amiga que estudiaba arte y que, entre otras cosas, le gusta el cine, aunque lo suyo iba más por las artes plásticas y la pintura. Una defensora de la Técnica, visión que argumentaba con el personaje de Benicio del Toro en "The French Dispatch", de Wes Anderson. En la película, del Toro interpreta a un artista abstracto desconocido cuya obra podría llegar a ser conocida de la mano de un par de curadores de arte (entre ellos Adrien Brody), los cuales, sin embargo, primero quieren "probar" su talento, por lo que le piden que dibuje o pinte, ya no recuerdo, un pajarito de manera realista, petición que cumple maravillosamente bien. La lección del curador de arte, y también la de mi amiga la artista, es que el personaje de del Toro conoce su oficio, su arte, su técnica, con sus retos y dificultades, pero elige por vocación artística crear obras más caóticas, abstractas, "inexplicables", aunque para un ojo poco entrenado aparentemente la técnica sea "menos compleja", y qué importa de todas formas, ¿no?, un artista hace lo que le da la puta gana cuando se trata de expresar lo que tiene dentro. David Lynch es esa clase de artista, siempre lo ha sido y siempre ha defendido esa posición: al todo o nada, tal es el respeto, el amor y la adoración que Lynch, como todo artista que los tenga bien puestos, le demuestra a su obra. Una obra tiene que crearse y ser 100% fiel y verdadera a la visión de su creador, y si no están los medios, mejor no hacer nada a hacer algo mediocre que quede a mitad de camino. Lynch siempre fue un luchador, desde sus mismos inicios, posición que se consolidó y fortaleció luego de su desalentadora experiencia con "Dune" o los amargos tira y afloja con los de la cadena de televisión que producía "Twin Peaks", así que, de nuevo, Lynch sabe de lo que habla cuando le dice a los soñadores que defiendan su visión con uñas y dientes, que nunca acepten sucedáneos. Es decir, más razones para admirar a Lynch como artista, como cineasta: la integridad como estandarte.

Y saqué a colación la anécdota anterior porque, miren ustedes, Lynch tiene por ahí una película llamada "The Straight Story", una maravillosa belleza de película, magistral, que no tiene sus "azarosas y rarunas truculencias baratas y epatantes", pero que sigue siendo una película 100% Lynch, con todas sus claves, intereses y obsesiones. Qué más lynchiano (aunque al propio Lynch le importe un carajo el término y su supuesto, elusivo significado), digo yo, que un personaje decidido (un octogenario que quiere hacer las paces con su hermano y decide ir a verlo conduciendo una podadora a lo largo de varios estados y kilómetros de carretera), contra viento y marea, a cumplir su voluntad aunque todos lo tomen por un loco, por un tonto, por un desequilibrado, por un chiste. En otras palabras, en palabras de Lynch: tener una idea, enamorarte de esa idea y realizarla (qué bella palabra en este contexto: hacer algo real) como solamente tú puedes llevar a cabo dicha idea.

Me ha quedado más extenso de lo que pretendía pero qué le vamos a hacer, me he dejado llevar y así debe ser. Que estas desordenadas palabras y recuerdos e impresiones sirvan de silencioso y humilde homenaje a uno de los grandes artistas cuya obra, amada u odiada, ha dejado huella en la historia del cine. La marca de los grandes.
¡Que en paz descanses, David Lynch!

domingo, 1 de octubre de 2017

Twin Peaks: The Return


Creadores: David Lynch & Mark Frost
Director: David Lynch

Todavía quedan un par de películas de Abel Ferrara por ver, sin embargo hoy haremos una pequeña pausa para comentar la tercera temporada de "Twin Peaks", la que, al final, me tomó diez días ver y no el mes y medio que había vaticinado. Es que una vez metido en este universo es imposible salirse; demasiado adictivo y magnético, irresistible y tentador. Me han encantado estos 18 episodios. Me han parecido geniales, únicos, completamente originales. Una temporada sensacional, en definitiva. Honestamente, me siento rebosante de alegría y entusiasmo. Tanta es la euforia del momento que tengo el loco impulso de ver estos 18 episodios de nuevo (y no precisamente para "analizar" más detalladamente sus elementos misteriosos, ¡sólo por el puro placer de disfrutar de nuevo este fabuloso viaje!). No se preocupen, me pondré a ver otras cosas, pero, ciertamente, tengo todas las ganas de degustar nuevamente esta temporada. Es una actividad que les recomiendo encarecidamente.

martes, 19 de septiembre de 2017

Twin Peaks: Fire Walk with Me - 1992


Director: David Lynch

Era obvio que en algún momento iba a tener que comentar la película de "Twin Peaks", la cual ya había visto antes de empezar este blog y, lo que es peor, incluso antes de haber visto la serie, lo cual, quizás, tuvo algo que ver con que no entendiera absolutamente nada. Ahora me sentía más preparado, habiendo visto de nuevo la serie y refrescado en la memoria los símbolos y todo eso, por lo demás, de todos modos estaba ansioso por volver a ver esta película ya que aún recordaba interesantes imágenes y escenas.

martes, 15 de agosto de 2017

Eraserhead - 1977


Director: David Lynch

Y para dejar el marcador a favor de David Lynch, les comento "Eraserhead", su opera prima, una película que me gusta mucho y que quería volver a ver con bastantes ganas. A todo esto, les juro que no tenía idea que Jack Nance, el actor que interpreta al protagonista de esta película, es nada más y nada menos que Pete Martell (el simpático maderero que encontró el cadáver de Laura Palmer) en "Twin Peaks", además de hacer de rarito en "Blue Velvet" (I'm Paul!) y "Wild at Heart". A mí me sorprende porque en la presente luce como si tuviera treinta y casi nada después parece estar a punto de jubilar, aunque, para ser justos, en "Cabeza borradora" ya tenía más de cuarenta años. Curioso, ¿eh? Yo siempre pensé que Nance se había muerto uno o dos años después de este filme, como si le hubiera caído una maldición encima.

lunes, 14 de agosto de 2017

Blue Velvet - 1986


Director: David Lynch

Porque ayer tratamos muy mal a Lynch (merecidamente, en todo caso), hoy lo vamos a tratar muy bien (merecidamente, porque tremenda película que nos legó). "Blue Velvet" es su cuarto largometraje y probablemente, si no el mejor, de los mejores. ¿Probablemente? "Blue Velvet" es una maldita genialidad, qué quieren que les diga. Acá, aunque llenos de moho, todavía tenía los tornillos bien puestos y sueltos en su saludable medida.

domingo, 13 de agosto de 2017

Wild at Heart - 1990


Director: David Lynch

Anoche tuve un sueño en donde conocía a un par de escritores, un matrimonio hombre-mujer, cuya obra entera fue escrita entre ambos. De hecho me regalaron varios de sus libros, cuentos y novelas, que si mal no recuerdo se caracterizaban por ser historias sencillas y mínimas sobre personajes (humanos y animales) sencillos, solitarios, marginales, etc. Por supuesto, yo estaba maravillado. Un libro era sobre un perro que se hacía grande cada vez que le hacían cariño. Cuando me dí cuenta que estaba en un sueño puse todo mi empeño en memorizar el nombre de los autores y el título y argumento de sus libros. De él recuerdo el apellido: Fuenzalida. De ella sólo recuerdo que tanto nombre como apellidos eran franceses. Aparte de la historia del perro, que ni siquiera sé si la recuerdo de manera fidedigna, no logro recordar el argumento de ningún otro libro. Imagino que son ecos de historias que he oído o leído o visto en otros lados, dado que, según leí por ahí, todo lo que vemos en los sueños es una representación de lo experimentado en nuestra vida diaria. En otras palabras, nuestros sueños nunca son creaciones 100% originales de nuestra mente o subconsciente. No deja de ser una lástima que la obra de esta pareja de autores no exista como tal, y cuando desperté hasta tuve la esperanza de que quizás existían en la vida real. Pero bueno, la vida continua. ¿Se imaginan si alguna vez vuelvo a soñar con ellos, por fin leyendo sus cuentos y novelas? A mí me encantaría, no les voy a mentir.

domingo, 17 de enero de 2016

Mulholland Drive - 2001


Director: David Lynch

  Lynch x2, un fin de semana de aquellos en que nos movemos a golpe de impulsos que vienen a desplazar, momentáneamente, otros propósitos en apariencia más urgentes. Como hace unas horas atrás comentaba "Lost Highway", ahora procedo con "Mulholland Drive", la que corrige los grandes errores de la primera y logra ser, efectivamente, una buena película con una buena historia y una narración cuidada, lo que en lo absoluto significa un demérito si es que piensan que el cine de "sensaciones" (aletargadas y cansinas, agreguemos) de "Lost Highway" era una propuesta digna de perpetuar.

sábado, 16 de enero de 2016

Lost Highway - 1997


Director: David Lynch

  Me gusta David Lynch, he visto casi toda su filmografía. Desde hace meses que tenía ganas de volver a ver dos películas que considero hermanas, no por lo inentendibles como por sus relatos divisorios. Éstas son, claro, "Lost Highway" y "Mulholland Drive", de las que tenía muy, muy buen recuerdo. La segunda me ha vuelto a gustar y, como he seguido las instrucciones o pistas que Lynch dio en algún momento, la he llegado a comprender de mejor forma (aunque tampoco es tan compleja como aparenta ser, vamos); todo lo contrario puedo decir de "Lost Highway", que a pesar de no parecerme tan compleja tampoco, sí es un tremendo despropósito que, además, no llega ni remotamente a ser buena película. Si ésta no me ha gustado me imagino lo terrible que me parecerá "Wild at heart" si es que la vuelvo a ver, lo que luce poco probable considerando la indignación que me hizo sentir semejante basura. Una verdadera lástima, porque "Lost Highway" de verdad me había gustado y cautivado en su momento, ¿un año antes de haber comenzado el blog? En fin, estas cosas pasan...

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