Director: Rolf de Heer
La otra vez me puse a recordar cosas y a mi mente retornó "Bad Boy Bubby", magnífica película (la tildaré de obra maestra, sin prepucios... quiero decir, sin prejuicios) que trata sobre Bubby, un adulto con mente de niño que jamás ha salido del oscuro y pequeño departamento al que su madre, que lo maltrata y abusa de él sexualmente, lo ha confinado durante todos sus 35 años de vida, y que por esas cosas de la vida escapa de dicho encierro, encontrándose con el mundo exterior y un variopinto grupo de personas que lo conducen por un viaje de autodescubrimiento y reflexión sobre la condición humana, para lo cual, paradójicamente, su "no contaminada" mente (a excepción del veneno que su madre le inyectaba en forma de terribles mentiras apocalípticas) le permite observar la esencia de las cosas que se cruzan en su camino. Aunque a primera vista parece la típica comedia negra vulgar y superficialmente "transgresora" que sólo se contenta con mostrar sórdidas rarezas conductuales, lo cierto es que va mucho más allá de ello y se erige como un relato inteligente y delicado. Dicha película ya está comentada por acá y aquí mismo, en este enlace, les dejo una escena que a mí me parece maravillosa. Realmente les recomiendo esa película, cuyo director es Rolf de Heer, australiano nacido en los Países Bajos, cuya filmografía luce bastante interesante, y no teman, no le voy a hacer una retrospectiva (no de momento), es sólo que hoy mismo, y sólo porque recordé esa otra película, también recordé que por ahí tenía "The Tracker", ésta que les comento ahora y que confirma a de Heer como un narrador atípico y nada acomodaticio, un tanto inclasificable (por la cantidad de géneros que aborda y la manera en que lo hace), que sabe aunar en una sola entidad los códigos de distintos tipos de narrativa con su propia visión (cinematográfica) de las cosas, de los temas, de las historias. Así que sin más preámbulos...