viernes, 11 de diciembre de 2020

29



Bueno al final sí se me quedan cosas en el tintero. Aparte de los estrenos de la última temporada de Shingeki no Kyojin y la más reciente de The Challenge (que no he visto aún, demonios, ¿no que tengo tanto tiempo libre?), hoy fue el lanzamiento oficial para el gran público de Cyberpunk 2077, el esperado videojuego. Yo no tengo ni una tele genial ni consolas de nueva generación ni un PC poderoso ni nada por el estilo, así que tampoco tengo el juego. Por ahora no importa, la verdad es que voy a esperar, aparte de ganarme la lotería, a que lancen Cyberpunk 2077 para las más recientes consolas, porque las que están en el mercado se pueden jugar en las flamantes PS5 y X-Box (gracias a la retrocompatibilidad) pero técnicamente fueron hechas para PS4, por lo que en unos meses lanzarán la versión que funcione de mejor manera con estas nuevas consolas. ¿Se entiende lo que digo? Como sea, también conviene esperar porque algunos jugadores han reportado problemas de rendimiento, glitches, etc., que seguramente si irán arreglando. Algunos ya le están tirando mierda al juego, pero no importa. Lo que sí está claro es que Cyberpunk 2077 funciona mejor en un PC hecho a tu medida, pero si me gano la lotería igual me compraré las nuevas consolas, después de todo hay videojuegos exclusivos, como el The Last of Us 2, del que no he visto nada de nada porque aún guardo la esperanza de jugarlo. Lo mismo pasa con Cyberpunk 2077, del que no veré nada de nada, esperando jugarlo alguna vez. Y si a la gente no le gusta, qué demonios me importa, yo soy fiel al Cyberpunk. Por cierto, me he bajado los juegos de rol (en papel) en que el videojuego se inspiró: Cyberpunk 2013, Cyberpunk 2022 y otros. No los he leído pero parecen muy detallados y ser grandes aportes al subgénero.

He seguido con los sueños raros, pero ya no son de películas, son simples y extrañas mezclas de lo que veo a mi alrededor, en donde los personajes son yo mismo, personas que conozco y pequeñas celebridades, como TinaKitten. La cosa es que en uno de los sueños, al final (sólo recuerdo el final) estaba en una especie de casona en donde estaba escondido (TinaKitten estaba escondida en un sótano, yo en el primer piso), no sé por qué, hasta que llegan unos rusos a quemar el lugar, como para borrar evidencias, así que yo, cagado de miedo, salgo a rogarles que me dejen escapar, que no los voy a acusar ni nada, que quiero vivir y que sé que si los acuso es una sentencia de muerte y que no los voy a acusar porque si quiero vivir para qué los voy a acusar ¿cierto?, lo peor es que no sé si me dejaron vivo o no porque, mientras yo rogaba y el tipo al que yo le hablaba perdía la paciencia, uno de ellos comienza a prender el fuego y yo me despierto. Ahora mismo recuerdo un lugar que soñé, en otro sueño de hace mucho tiempo: es como un acantilado en cuyo fondo hay un río y en los bordes hay casas y cosas así, y yo miro hacia abajo y miro y miro, no sé qué hacer, no sé qué estoy haciendo, y veo a un perro que cae y me pongo nervioso, pero ya no recuerdo más. Es la primera vez que soñé con ese lugar, usualmente sueño con lugares recurrentes, en su mayoría versiones surreales o exageradas de lugares que conozco, como todo lo que rodea el lugar en donde vivo, o la avenida que lleva hasta la estación de metro más cercana... Me gusta tener estos sueños, en general, por raros y crípticos que sean, lo paso bien dejándome llevar, pensando si hay significados escondidos, maneras de analizarlos, etc.

Hablando de pasarlo bien y dejarse llevar, hoy he hecho lo mismo que todos los otros putos días: hacer/ver lo que sea que esté ocurriendo. TinaKitten volvió a jugar en el morning lobby de Hafu (a mis 13 horas, sus 8 horas), con muy buenos juegos tanto como impostora como crewmate (o ¿pasajera?), y la verdad es que se nota que le gusta jugar en ese lobby, al que AriaSaki se unirá este sábado y domingo. Supongo que Aria debe mejorar sus horarios de sueño y vigilia, demonios, ahora mismo está transmitiendo en vivo, ya van casi 15 horas y, calculando los husos horarios, Aria comenzó a transmitir a sus ¡4 am! Ahora deben ser casi sus 19 horas, claro, es cosa de sumar ja, ja. Por cierto, ha ocurrido uno de los momentos más esperados desde hace dos o tres semanas: Sykkuno por fin vio el sótano que Aria hizo para él en Minecraft. De hecho alguien ya lo subió a YouTube: acá pueden ver el tan esperado momento. Sykkuno quedó impresionado, Aria quedó contenta de saber que a Sykkuno le gustó el sótano... Por cierto no son novios ni nada, pero personalmente me llama la atención tanta inspiración y cuidado de parte de Aria para hacer algo que es sólo un videojuego ¿no? De todas formas, qué momento. Y hace poco Rae ganó la categoría de "creador de contenido del año" en los Games Awards. Todos los amigos y amigas felices, yo también contento por ella. Bonito ¿no? En dicha ceremonia aprovecharon de mostrar el nuevo mapa de Among Us, luce muy entretenido. Espero poder jugarlo con gente decente, pero así en línea, con gente al azar, uno nunca sabe. La verdad es que no he visto ni películas ni leído libros, el desorden horario me tiene siempre semi-somnoliento, condiciones no ideales para adentrarme en el cine o la literatura (además de las condiciones ambientales, cada vez más ruidosas e impredecibles: por ejemplo, desde hace dos días a una niña de la casa del frente a la derecha le ha dado por ponerse a cantar canciones religiosas en compañía de todas las locas de la casa, ¿es que se convirtieron fanáticamente?), pero el ocio me ha hecho descubrir ese grupo de gente tan divertida y tan amigable, gente que ya he mencionado hasta el cansancio: Valkyrae, Pokimane, CORPSE, AriaSaki, TinaKitten, incluso me he puesto a mirar a veces las transmisiones de Sykkuno. Y como digo, lo paso bien viendo como juegan e interactúan.

A propósito, estoy contento con el desempeño de mis dos videos, los dos videos que les mostré la entrada anterior. Uno de ellos, en el que Tina dice "Apples" de manera increíblemente adorable, ya lleva más de 2000 visualizaciones y más de 100 me gusta, con lo cual ya puedo dejarlo en libertad luego de hacer esfuerzos para que la gente fuera a verlo. Con el otro video (en donde Tina hace ruidos de auto y pone nervioso a CORPSE), por desgracia, la gente no ha picado tanto el anzuelo, pero ya lleva casi 500 visualizaciones y casi 50 me gusta, así que seguiré haciendo esfuerzos para que la gente vea el video, al menos para alcanzar la meta que me propuse para ambos videos (meta ya alcanzada por uno): las 1000 visualizaciones y los 100 me gusta. Vale la pena intentarlo, no fue cosa fácil hacer los videos, por simple que parezcan. Conmigo las cosas nunca son fáciles, siempre debo sufrir y estresarme (recuérdese mis compras de libros, fallidas en casi todas las condiciones posibles). Primero tuve que bajar la transmisión de Tina, que se demoró un montón, además de haber pocas páginas que te permiten hacerlo, y luego encontrar los momentos, parte que no fue tan terrible a decir verdad. Ok. El puto adobe premiere no reconocía el formato del video, y eso que es un formato estándar (intenté con otros videos del mismo formato, que reconocía de inmediato para mi sufrimiento), así que descargué dos programas de edición más y el mismo problema: no reconocía el video de la transmisión (aunque sí todos los demás, incluso con el mismo formato). Borré todos los putos programas. Ningún programa de edición online funcionaba tampoco. A la mierda. Tuve que subir la transmisión entera dos veces, y luego, en el editor de YouTube, reducirlo al acotado tiempo de los momentos que quería mostrar. Obviamente subir un video tan largo toma su tiempo, pero esperar no es difícil. La paciencia no es algo que me cueste. Con el video del adorable Apples todo bien. Por alguna razón, el otro video no terminaba nunca de cargarse, así que lo borré y lo subí de nuevo, y por fin funcionó. Pero por dios que pudo ser fácil y sencillo, pero a los putos programas de edición se les ocurrió que no querían reconocer el video de la transmisión. Es como si todo ocurriera específica e intencionadamente para amargarme la existencia. Y aunque estoy acostumbrado a que la vida me patee las bolas, sigue siendo irritante maldita sea.

A propósito de Among Us y todos estos simpáticos y agradables y adorables y bellos streamers, quizás se me pase el entusiasmo, quizás surja otra cosa que capture mi tiempo y mi ocio, por ejemplo antes solía ver todos los días los videos de SSSniperwolf, pero ya no, y no sé por qué. Y no me siento mal al respecto. Por ahora, mientras no hay nada que hacer (no hacer nada es mejor que hacer algo que uno no quiere hacer, como estudiar una basura de carrera que nunca quise estudiar), estoy más que bien viendo las transmisiones de este grupo de gente. Cuando tenga que trabajar y pueda volver a la piscina y quizás ir a la Biblioteca Nacional, es probable que no tenga tiempo y puede que ni las ganas para usar mi tiempo en estas cosas que tanto bien me hace estos días/meses, pero así es la vida. Hay que disfrutarla mientras se pueda. Pero no olvidaré estos días y estos momentos. El bueno de CORPSE me inspira en bastantes aspectos.

Por último, por fin me hice una cuenta de Chess.com (siempre juego de manera anónima en Lichess.org, que te permite jugar con otras personas sin tener que crearte una cuenta). Llevo seis partidas (todas en la categoría blitz, específicamente en partidas de 3 minutos más dos segundos de incremento por cada movimiento), y he ganado cinco y empatado una. Ya superé los 1000 puntos (o como se diga). Ahora mi próxima meta es alcanzar los 1500 (siempre en la misma categoría) con la menor cantidad de derrotas posibles, porque claramente con un puntaje superior te enfrentarás a usuarios más experimentados y quizás más estudiosos de las aperturas y de las tácticas, pero espero hacerlo bien. Luego de ello, la próxima meta será llegar a los 2000, y luego, simplemente, mantenerse en ese nivel, al menos no bajar de los 2000 y subir tanto como se pueda. Pero cuando llegue a los 1500 también me pondré a jugar partidas rápidas de 15 minutos más 10 segundos de incremento, con las mismas metas. Quizás luego lo intente con las bullet (partidas de un minuto sin incremento por movimiento), pero en Lichess nunca me va bien en esta categoría. Ya les iré contando. Siempre me ha gustado el ajedrez aunque recién el año pasado, gracias a un compañero que tuve, volví a meterme en este mundo tan fascinante. Como dije, ya les iré contando de mi progreso. Por ahora, a dormir.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

28

 

En las últimas dos o tres semanas he soñado con cuatro películas, tres de ellas originales, creadas por mi subconsciente, una de ellas proveniente de la vida real. La de la vida real es DAU, ese mega proyecto ruso de Ilya Khrzhanovsky, un director de cine ruso de 45 años, que trata sobre la vida de un científico soviético que ganó el Nobel (¿cuál?, adivinen), Lev Landau es su nombre. No me centraré tanto en el proyecto, que luce sumamente interesante, sólo diré cosas básicas como por ejemplo que el director construyó un gigantesco set en donde todo el equipo se quedó a vivir, algunos actores sin salirse de sus personajes las 24 horas del día, en donde rodaron durante tres años más o menos. Filmaron, en 35mm por supuesto, más de 700 horas de material que luego fueron montados en quince películas, parece que seis miniseries y varias instalaciones de arte, entre las cuales se incluye un registro de la demolición del gigantesco set de rodaje (una lástima que un lugar así no haya sido conservado, pero hay que respetar la intención de los artistas y autores mientras éstas no sean dañinas para los seres humanos ni los otros animales, cuyas vidas también importan tanto como las vidas humanas, le duela a quien le duela). Pueden leer al respecto en dau.com, sitio en el que también pueden ver los títulos por un módico precio, de acuerdo vayan siendo subidos. Yo me vería todo de una, a lo bestia, pero no puedo ni por dinero ni por ambiente ni por nada. Espero poder hacerlo algún día. Ya vi buena parte, eso sí, en ese sueño, aunque ya no recuerdo mucho, sólo que las películas que vi eran en blanco y negro (las reales son en blanco y negro como en color, dependiendo de cada film). Quedé emocionado en ese sueño, como cuando vi "La Flor" (pero de verdad) acá en Santiago, en la Cineteca Nacional. Demonios qué felicidad haber hecho eso, ver semejante bestialidad de película de 14 horas. Sigo siendo feliz por haber hecho eso, es uno de mis recuerdos cinematográficos (y vitales, de la vida en general) más preciados. Si pueden vean esa película, después de todo está online, gracias a la productora de Mariano Llinás.

Los otros tres sueños eran películas originales, creadas por mi subconsciente de manera totalmente independiente de mi yo consciente. Los primeros dos sueños originales no los recuerdo. Anoche tuve uno del que apenas recuerdo unos cuantos detalles: que tenía olor y sabor a cine clásico, hollywoodense de los cincuenta; que se ambientaba en los hipódromos; que tenía que ver con un robo; y que al final, luego del clímax, el personaje genial nos relataba los pormenores de su heist, de su heist perfecto, tan perfecto que no sólo funciona a la perfección sino que es de una precisión y de una belleza cuasi artística, de una satisfacción estética que hace obligatoria la confesión (aunque para esa altura el tipo genio ya se había salido con la suya), tan genial y tan satisfactoria que nadie se enoja, nadie se enoja, al contrario, todos dicen "oye pero qué belleza de plan, de ejecución y de conclusión, dejemos que se salga con la suya", y fin, despierto sin recordar nada concreto, sólo estas sensaciones, las sensaciones de una película que sólo yo conozco, y a estas alturas, apenas. Yo soñando con películas. Parece que mis sueños se burlan de mis sueños rotos.

Hablando de películas, matando el tiempo por ahí me pongo a ver escenas de películas que me gustan. De los directores contemporáneos soy gran admirador de los hermanos Safdie, así que me encuentro con videos de ellos analizando las películas tempranas de Scorsese (sus cortos), también sus primeros documentales (todos comentados acá, como American Boy y Italianamerican, igualmente los cortos), lo que a la larga me lleva a revisar pedazos de Uncut Gems, a repasar el estilo Safdie, ese estilo canallesco, callejero, como bandidos cinematográficos, que llegan y hacen sus películas como si fueran un pedazo de caos filmado en celuloide, bandidos que aunque no son marginales en la industria sí hacen las cosas como si estuvieran al margen, pues no importa si disponen de millones de dólares de presupuesto, igual se enfrentan a una película como si no tuvieran nada, entre todo esto está eso de que les gusta usar actores no profesionales, actores a los que les sacan lo mejor de lo mejor, y bueno, cerca del final de Uncut Gems, para los que la han visto, la amante de Adam Sandler se hace "amiga" de un excéntrico millonario que parece una parodia de esos millonarios estrafalarios, tan bronceados que en realidad parecen haberse revolcado en barro, con peinados ridículos y ropas y joyas de mal gusto, etc., pero la verdad es que ese sujeto es así, no es un actor interpretando a una parodia de millonario, el tipo ES una parodia de millonario, Wayne Diamond es su nombre, su nombre real, con una historia tan loca como su apariencia y su personalidad, que saca a relucir en entrevistas y todo eso. Para ser breves: el tipo era pobre, hijo de profesores en una numerosa familia; un día, con lo poco que tenía, decidió irse a Miami en un bus de mierda, tenía tanta hambre que en una tienda de sandwiches, decidió adueñarse de uno que estaba firmado a nombre de Meyer Lansky (sí: EL Meyer Lansky, el legendario mafioso), y de hecho Lansky se acercó al muchacho a preguntarle por qué lo había hecho y todo eso, el joven Wayne Diamond le dijo la verdad, que tenía hambre (por cierto no sabía que estaba ante Meyer Lansky), que no tenía trabajo, así que Lansky le agarró buena, le preguntó si era bueno con las matemáticas y Diamond demostró su talento para las sumas y restas y divisiones y multiplicaciones, por lo que Lansky le dijo que lo llamara cuando estuviera listo o tuviera más experiencia o algo así. Diamond volvió a New York y un par de años después llamó a Lansky, que lo ayudó a formar su empresa de moda, de diseño y confección de vestidos. Según Wayne Diamond, sus vestidos fueron lo mejor de lo mejor durante los setenta, ochenta y noventas, se vestían en todos lados y el tipo se hizo ultramillonario, aunque le molesta que no se hable tanto de él, que no se aprecie su lugar ni su aporte en el mundo de la moda, del que se salió ya a principios de los 2000, cuando vendió todo su imperio, venta de la que ha vivido más que cómodamente desde entonces, y desde entonces ha llenado el ocio con diversas cosas, como las apuestas (le fue mal), el stand up comedy, y la actuación. Ahora está tomando clases. Un tipo muy llamativo y aparentemente simpático este Wayne Diamond. Las entrevistas a él abundan últimamente.

El otro día olvidé decir que uno de los talentos del gran CORPSE_Husband es saber decir "tengo problemas mentales" en varios idiomas, hasta el momento: español, inglés, francés, sueco y tagalo (o filipino, si nos ponemos vulgares y simplistas). Por supuesto, he estado usando mi tiempo viendo las transmisiones de esta gente tan simpática, CORPSE, Rae, Poki, Aria y mi querida y adorable Tina. Ayer Tina por fin jugó Among Us con proximity voice, y hoy jugó nuevamente en el morning lobby de Hafu, logrando sus buenas victorias como impostora y sus buenos desempeños como crewmate, de hecho un partida la ganaron completamente gracias a ella, que identificó a los impostores de inmediato. En la transmisión de Tina del proximity voice hubo varios momentos geniales, y como me gusta aportar a la causa, ya he subido dos videos de mis momentos favoritos, pueden verlos y disfrutarlos (y compartirlos, por favor) acá: aquí y aquí e incluso ahora abajo:



Todavía no han sido un éxito arrollador esos videos, pero espero que les vaya bien. A mis otros videos les ha ido bien, pero claro que han pasado ¡CUATRO AÑOS! desde que los subí. Demonios, como vuela el tiempo. Y yo que pensaba que iba a hacer más de esos videos. Iba a hacer uno de Vynil, esa obra maestra incomprendida. Iba a hacer otro de Quarry, esa serie que nadie vio pero que acá tratamos muy bien porque es buenísima y además tiene un aire caluroso y sudoroso y sucio muy seductor, una violencia sucia y sudorosa y seductora. Véanla. Sigan mis recomendaciones, mis recomendaciones siempre aciertan, no me digan que no. En serio, pregúntense: ¿alguna vez el bueno de Jimmy me ha fallado con alguna recomendación? Jamás. Ustedes, queridos y queridas lectoras, son mis verdaderos amigos y amigas: me visitan a pesar de todo y siguen mis recomendaciones. A veces incluso me agradecen. Nadie en la vida real ha hecho eso por mí. Por alguna razón en la vida real nadie me escucha. En fin, también iba a hacer un video homenaje a las películas de Nicholas St. John (dirigidas por Abel Ferrara), como The Funeral o King of New York o The Addiction, putas genialidades, no me digan que no, no se atrevan, no se atreverían ¿cierto? Pero bueno, pensaba que iba a hacer esto y lo otro, pensaba que podía hacer muchas cosas, pensaba que iba a hacer muchas cosas, de qué sirve pensar en todo caso, ahora ya no importa, ahora debo disfrutar lo que tenga, los chocolates, los libros, las películas de Hitomi Tanaka, las transmisiones de TinaKitten y Rae y Poki, entre otros (CORPSE casi nunca transmite, y cuando lo hace nunca me entero). No me puedo quejar.

Y bueno, esta semana comenzaron cosas importantes al parecer. La cuarta y última temporada de Shingeki no Kyojin, ahora con cambio de estudio de animación. Debo decir que la animación me pareció menos buena que la de las tres primeras temporadas, pero tampoco soy experto en ello, sin embargo pienso que, en efecto, el nivel de la animación decreció con este estudio. Nada que sea imposible de ver, pero la diferencia sigue siendo notoria. El estreno me recuerda que no me he puesto al día con los números más recientes del manga, lo cual debo hacer pronto. Tampoco me he puesto al día con el manga de Kingdom, del que hablé por acá. Quizás pueda hablar de cómics más adelante, todavía hay algunos a los que no me he referido. Lo haré superficialmente porque los leí hace tiempo, puede que el año pasado incluso. En todo caso el estreno de la semana más importante para mí es el de la temporada número 36 de The Challenge, esta vez (sub)titulado Double Agents. Pueden ver el trailer y los primeros cinco minutos para que se hagan una idea. También se ha estrenado lo nuevo de David Fincher y dicen que está muy bueno. Pero no lo sé, tendría que verla. Y eso no va a suceder pronto. He estado viendo pedazos de El Club de la Pelea, película que me gustó cuando la vi a los 16 o 17 años (de hecho la había visto mucho antes, como a los 12, cuando la dieron una vez en la tevé abierta, aunque doblada y con comerciales), y que ahora me doy cuenta de que no recordaba tantas cosas y que algunas escenas son algo ridículas, aunque tendría que revisarla otra vez para tener una opinión más definitiva. Lo que sí me gustó es el final, no tanto por si tiene un mensaje o lo que sea como porque me pareció muy relajante terminar con una pareja tomada de la mano, como si nada, mientras las cosas explotan a tu alrededor, con Where is my Mind? de The Pixies de fondo. Es una linda contraposición. Que en el caos uno pueda sentirse tranquilo y tomarse de la mano con alguien especial. ¿No les parece bonito? Me recuerda al final de la temporada 3 de Westworld, que fue así, aunque en realidad debió haber sido así. ¿Cierto, no les parece?

Ah, espero pronto hacer otro post musical, últimamente me he puesto a escuchar música otra vez. Me gusta escuchar música. Escuchar música es bonito. Ojalá se pudiera vivir en un mundo de música, sólo de música. Pero bueno, es hora de irse a dormir, o de intentar dormir. Como sea, hasta luego, hasta pronto. La vida continúa supongo, nada que se pueda evitar. Me parece que esta vez sí que no me he dejado cosas en el tintero. Y, por supuesto, no me he preocupado de corregir errores de redacción o de ortografía, qué importan. De igual forma ustedes me entienden. Ya van siendo años ¿o no?

domingo, 6 de diciembre de 2020

27

 

Mambrú se fue a la guerra, qué calor, qué calor, qué pena... El calor lo invade todo, ¡qué calor! Y qué aburrimiento, pero no, no quiero un oasis de horror, no señor. No quiero nada, no sé qué quiero. Matar el tiempo, por una parte, qué más se puede hacer. Después del Obra Dinn y Papers, please no he jugado nada nuevo. He intentado jugar Among Us pero sin un grupo de amigos o conocidos es imposible, ahora ya es imposible, no sé si la gente se aburrió o se volvió floja pero ya no se encuentran juegos interesantes y la configuración de cada partida tiene las opciones más fáciles y menos exigentes, una total vergüenza, total aburrimiento. Pero al menos existen los streamers, esa buena gente que se gana la vida jugando juegos para nosotros. Y me entretengo, lo paso bien, ya lo dije una vez. Pokimane, Valkyrae... De ese grupo he ido expandiendo mi círculo de ocio, pues ahora, cuando puedo, me quedo mirando los streamings de TinaKitten (adorable, adorable ella), de hecho ayer estuvo jugando varias horas en el lobby mañanero de Hafu, primera vez que Tina juega en ese lobby (aunque conocía a dos o tres personas de ahí) y la verdad es que fue divertidísimo, ella lo pasó genial y yo, por lo tanto, lo pasé genial. Usualmente Tina juega en el lobby de Toast (en donde están Rae, Poki, CORPSE, Sykkuno, etc.), pero se desenvolvió a la perfección en el de Hafu. Y tuvo muy buenos momentos, por supuesto. En un momento comenzó a decir que no había dormido desde las 18 del día anterior, y para entonces eran como las 13 o 14 de su hora local. Esta gente tiene horarios raros, qué te puedo decir. También me puse a mirar los streamings de AriaSaki, y ella sí que se va al extremo, puede hacer transmisiones de veinte horas, sin dormir nada. Le preguntan cómo lo hace y a ella, que también tiene una voz singular y muy linda, le gusta decir que no es normal y esas cosas. La verdad es que no sé cómo lo hace. Lo curioso es que últimamente Aria ha estado transmitiendo Minecraft, juego que ni siquiera me interesa, aunque viendo lo que se puede hacer, que es harto, no deja de ser llamativo y atractivo. Me pregunto si yo podría hacer cosas interesantes ahí. Aunque claro, me pierdo algo importante: todas las cosas que vemos en esas transmisiones son divertidas e interesantes porque son un grupo de amigos, bien numeroso, que juegan en el mismo servidor. Si yo tuviera el Minecraft estaría completamente solo y así, francamente, no sería nada divertido. Y bueno, si ayer Tina estuvo jugando y yo estuve viendo su transmisión durante la tarde entera (en compañía de Wolfabelle, que también estuvo jugando en ese lobby), el día anterior tocó el turno de Rae y Poki en un Proximity mod, es decir, los jugadores pueden hablar con otros jugadores que estén cerca entre sí, lo cual es muy entretenido, infernalmente entretenido. De hecho fue una gran transmisión, con un final perfecto, para cagarse de la risa y alegrarse la existencia. De hecho, por acá se ve otro punto de vista, el del gran CORPSE. Comedia pura. Para disfrutar de lo lindo. Ah, viejo, qué vida, qué vida.

En fin, la pareja con la que me vi una noche en la oscuridad bajo un árbol no me ha vuelto a llamar. Fin del asunto supongo. Supongo que no era del interés de la pareja después de todo. Quizás es para mejor. Supongo que quizás lo hago mejor, a lo mejor, en la intimidad del uno a uno, supongo, puede ser. Quizás sea para mejor, a lo mejor. Supongo que esta manera de pensar es herencia y mezcla de ese ambiguo catolicismo que hay en casi cada hogar chilensis junto con la superstición de la astrología. Todo es para mejor. Si una pareja no me habla es para mejor, quizás conozca a otra persona. Para mejor, mejor para quién o para qué, según quién, obra de quién. De alguien, de algo, no lo sé, cómo saberlo, nadie lo sabe. ¿Los astros, un dios, los astros son los dioses, dios decidió transformarse en astros? Son los misterios de la mente humana, o quizás de la naturaleza, del universo. Pero así es la vida, todo ocurre para mejor, siempre todo ocurre para mejor. A pequeña o gran escala, ejemplo: el otro día me iba a comprar un par de libros, y por alguna razón no estaba disponible el método de pago con el que yo pago mis compras. Me dije, cuando vi que pagar con débito no aparecía como opción, "ok demonios a la mierda todo a la mierda ahora no puedo comprar ni mierda no puedo comprar un puto libro maldita sea váyanse todos al demonio", así que calmadamente no compré nada, me dije, con resignación que bueno, que así es la vida, que todo ocurre para mejor. La noche de ese mismo día me meto a ver si a lo mejor ya puedo comprar, y encuentro El obsceno pájaro de la noche, a un precio francamente fenomenal, no a precio de ganga pero igual barato, así que me digo, "ok mañana en la mañana lo compro, pero que bueno que en la mañana no haya podido comprar ese otro libro porque ahora no tendría dinero para comprar éste", y para mí es importante porque El obsceno... es el último libro de José Donoso que me falta por tener, comprenderán mi entusiasmo. Y si se preguntan por qué debo comprar en las mañanas, la razón es sencilla: sólo en las mañanas puedo comprar sin problemas. Como mi computador está recién encendido, supongo que no está sobre calentado o algo así, entonces las compras pueden ir sin problemas. La última vez que lo intenté una tarde tenía muchas pestañas abiertas y la compra salió mal, simplemente no se pudo, el puto banco dijo que había problemas en línea o algo así, lo intenté un par de veces más, ya cerrando las pestañas y todo eso, y de igual forma hubo problemas. A la mañana siguiente compré el libro y no hubo problemas. Concluí que mi computador sólo me deja comprar en las mañanas. Como ven, conmigo ninguna cosa puede ser fácil ni sencilla, todo debe patearme las bolas al menos cinco veces. El caso es que llegó la mañana y compré El obsceno pájaro de la noche, pero al primer intento no se pudo, un maldito problema en línea, qué manera de enojarme y enfurecerme me dije, me dije tantas cosas, maldije al universo completo, pero ya al segundo intento se pudo. Ahora debo esperar que llegue el libro. A más tardar este viernes. Ojalá llegue. Siempre me imagino catástrofes, por ejemplo que mi pedido no llegue, que no tenga ese libro que compré y que ya me imagino en mis manos, siendo leído por mí (en un futuro incierto y seguramente no tan cercano como me gustaría). He ahí un ejemplo de que todo ocurre para mejor: el sitio no me quiso mostrar la opción de pagar con débito para que yo desistiera de mi intento de compra, sólo para que más tarde me diera cuenta de que con ese dinero podía comprar otro libro que me entusiasma un poco más. Y comprar El obsceno pájaro de la noche también ocurrió para mejor, porque todo ocurre para mejor.

Así que he matado el tiempo no jugando nada, no leyendo nada, no viendo nada (de cine). No pienso salir al cine, primero porque no me quiero contagiar del puto virus y porque además no sé si estoy en la plenitud de mis facultades. Luego de un par de semanas de buen dormir he vuelto a tener malas noches, noches de mal dormir, de pésimo dormir. De despertarme a las 13, y luego a lo mejor concederme una siesta de 15-16 a 17-18. Me pregunto cómo será volver a ver películas, si podré mantener la concentración o algo así. Ya ni sé cómo antes veía tantas películas, y eso que tengo mucho más tiempo libre y ya no hay cosas que me hacen mal, como la mierda de carrera de esa puta universidad, maldita carrera qué manera de quitarme la energía y la motivación, y sin embargo podía ver dos películas diarias en ocasiones. Ahora qué, ahora qué. ¿Podría ser escritor? No tengo pasta ni madera de escritor, esa es la verdad. Si tengo talento, lo cual ya no me importa la verdad, eso sería en el cine. Pero ese sueño ya fue, a menos que ocurra un milagro. Y los milagros no ocurren. Yo sigo con mala suerte en el juego y en el amor, como se ha visto. Ahora no me puedo concentrar porque en la calle hay vecinos despidiéndose o algo así. Una maldita niña habla incoherencias y los adultos, por supuesto, le siguen el juego y siguen hablando incoherencias. La maldita niña tiene un futuro de incoherencias, pero a lo mejor una vida de hablar incoherencias te da certezas, quizás sea mejor que revolotear sobre el sentido de la existencia y esas cosas. Quizás cuando todo vuelva a cierta normalidad y puedo encontrar un trabajo intente ser un streamer, quizás me vaya decentemente bien, lo suficientemente decente como para vivir por mi cuenta. Obviamente no pretendo ser un Sykkuno, pero a lo mejor alcanzo el nivel de un Coolkid o un TheMexicanRunner, que se las arreglan bastante bien con su modesta pero leal audiencia. En fin, tendría que invertir harto: consolas, juegos, buen internet, supongo que una buena cámara y micrófono. Demonios, no sé nada de nada.

Hablando de supersticiones, hoy el horóscopo dice, básicamente, que los resultados llegarán si acepto la existencia y que hay un Plan Superior, que me voy a liberar de amarras y renacer. Esperen, déjenme ir a ver bien qué dice. Más o menos exactamente dice que veré los resultados si confío en la existencia y que todo funciona de acuerdo a un Plan Superior, que me voy a liberar de viejas armaduras (armaduras, no amarras) y que renaceré. ¿Qué significa todo esto? ¿Resultados de qué? ¿Esto funciona así porque sí (porque funciona de acuerdo a ese Plan Superior), o acaso debo poner de mi parte? No es que me coma mucho la cabeza, pero si funciona, tanto mejor supongo, ¿no? Renacer, liberarme de armaduras, que veré resultados... Suena tentador y prometedor. Por último este diciembre ocurrirá una conjunción de planetas. Acá dice al respecto. No entiendo aún muy bien qué significa, pero parece convincente. De todo modos, a mi me da todo más o menos igual, total, ya dije: cuando no hay grandes sueños, uno debe disfrutar las pequeñas alegrías o placeres. Mientras me gane la lotería o algo así...

sábado, 28 de noviembre de 2020

26

 

Ja, ja, creo que en el post musical puse que el 26 mi vecino de al lado estaba de cumpleaños y que de seguro invitaría a todo el zoológico a su casa. No fue así, y me sorprendí, pero en fin, supongo que las cosas las dejan para el fin de semana, pues ahora mismo está lleno de gente, escucho a varios toser, no puedo escuchar los videos de Youtube que veo para matar el tiempo, una tipa que tiene un nombre estúpido comenzó a contar que ayer quedó la cagada en la pega que casi les pegan con palos (no ha continuado), le pidió un cigarro al Juanito, ahora hablan de una camioneta... En resumen: no hay que cantar victoria nunca, es decir, el mundo es una mierda. Atrás de nosotros también hay fiesta, también está lleno de gente, hablando fuerte, música fuerte, estupidez a tope... El año pasado los vecinos de al lado me robaron el cumpleaños, ¿se los conté? Resulta que la hija, que tiene mi edad, nació un día antes que yo, es decir un cochino y repugnante 26 de diciembre, pero esperen, ahora continúan la historia, resulta que en el trabajo hay una parte, un lugar o un espacio, no entendí muy bien, alguien se puso ahí, un viejo se enojó, se tiraron chuchás, pendejo conchetumare, viejo culiao, la boquita fina de esta tipa en todo su esplendor, el viejo se va y luego vuelve con un palo a pelear, parece que el tipo que estaba ahí se llama Eduardo y es discapacitado porque una vez jugando fútbol se cayó y le quitaron la mitad del cráneo, brígida la wea, y que te metí voh decían otros, y esta tipa, que habla con un volumen bien poco educado y sale a la calle a fumar y tomar, tratando de flaite a los protagonistas de la pelea, ella tiene mucha clase claramente, ahora hablan de otra cosa y a mí no me importa nada de nada, me cae mal esta gente, mientras más lejos de mi existencia mejor, pero mis orejas escuchan las cosas y qué puedo hacer, mi pobre cerebro lo procesa, a la tipa esa le costó un kilo llegar hasta aquí, no sé cuál es el problema si viene tan regularmente, y bueno, ¿qué contaba yo, el buen Jimmy?, eso, me robaron el cumpleaños, porque la vecina nació el 26 de diciembre, que cayó día viernes o algo así, y el mío, que es un glorioso y bello 27 de diciembre, cayó el sábado, así que celebraron el de ella el mismo día que yo celebraba modestamente el mío, y es imposible que no sepan que mi cumpleaños es el 27. Nooo, si son muy desgraciados, los detesto, ladrones de cumpleaños.

Ya casi termina noviembre, a quién le importa el último mes, seguro esperan que el 2021 sea mejor, lo dudo, segundas olas y terceras olas y olas eternas como acá, dudo que tengamos un gran enero, un gran febrero o un gran marzo, seguiremos igual. Yo, como siempre, sin suerte ni en el juego ni en el amor (o lo que más se le parezca). La otra noche me encontré brevemente con una pareja que conocí a través de uno de esos sitios, cerca de mi casa, para conocernos, aunque sea de vista. Y mientras los esperaba me sucedió algo curioso: estaba parado junto a un poste de luz, para que me vieran más fácilmente, y como sabía que ya estaban cerca, estaba más atento. Entonces unos cuantos metros más adelante mío se estaciona un auto blanco en la platabanda, apaga las luces y las enciende y así un par de veces, y yo pienso "ok estos son", entonces el auto vuelve a la calle y pasa cerca mío, lento, y ambos pasajeros me miran, es decir él, al volante, y ella, en el asiento del copiloto, y pienso "ok definitivamente son estos", entonces pasan de largo pero se estacionan un poco más allá, bajo unos frondosos árboles que tapan todo paso de luz proveniente de los postes, bien oscurito, ideal para algo así, así que pienso "claramente estos son", pero no voy de inmediato, obviamente acá hay que hacer las cosas en orden, entonces espero que me llamen, algún tipo de instrucción, y me llaman y me dicen que ya me ven, que me acerque, y yo camino hacia ese auto blanco que me había hecho señas, pero por el teléfono escucho no no, estás yendo al lado contrario de nosotros, y ahí veo un auto, más bonito y elegante, de cuya llegada nunca me percaté, y camino hacia ellos. Les cuento esta confusión, que los confunde a ambos, y concluyen "mish, hiciste un buen pinche". Viejo, me pregunto qué habría pasado de haber ido a ese otro auto, al equivocado, ¿me habrían ofrecido dinero?, lucían muy interesados en mí. Me pregunto si lo hacen regularmente todas las noches, andar por las calles, buscando jovencitos lindos como yo parados de pie al lado de la calle, para ofrecerles algún dinerillo por ciertos favores. No lo sé. El caso es que con esta pareja nos pusimos a hablar, qué nos gusta, etc., la mujer tenía un par de tetas fenomenales, ya me habían enviado un par de fotos por whatsapp, no miento cuando digo que son como las de Hitomi Tanaka, quizás algo menos masivas (nada importante en todo caso, nada grave, ja, ja), entonces ahora las veo en persona y uff, la imaginación, su escote tenía el justo equilibrio entre dejar y no dejar nada a la imaginación. Pero fue eso, hablar y vernos y conocernos así nomás. Ojalá haya junta. Después me llamaron y ella me dijo que le gusté y le parecí confiable, que le gustaría ser mi profesora, mi maestra (esta pareja es muuuuuuuuuuuuucho más experimentada que yo, por cierto). Entonces eso, ojalá me llamen y concretemos ¿no?, porque estar con una mujer así, así de bella y ardiente, oh la la. Desde marzo que no tengo nada con nadie, demonios. Deséenme suerte. ¿Ustedes harían algo así? En sitios así no es fácil encontrar gente confiable tan rápidamente. ¿Lo harían?

Es divertido la cantidad de cosas que uno descubre de la nada. Ahora mismo me puse a ver los nacimientos del 26 de diciembre. El puto Chino Ríos; el baterista de Metallica, Lars Ulrich; el carita de pena Jon Snow; Esteban "Bichi" Fuertes, delantero que fue goleador con la U. Católica; el mismísimo Jared Leto; Phil Spector; Alejo Carpentier; el gran Henry Miller, muy bueno para las declaraciones de amor ("Me duelen los cojones. Te quiero. Quiero joder contigo salvajemente."); y como el cine nunca puede faltar: Charles Pathé, productor francés que es tildado como el padre del cine francés, pues ayudó a su industrialización; Koji Morimoto, animador japonés que trabajó en "Akira" por ejemplo; y Mariano Barroso, un director español cuyo nombre jamás había escuchado, lo cual no tiene nada del otro mundo, pues, aunque me gusta pensar lo contrario, yo no conozco a todos los y las cineastas del mundo mundial. Un 26 de diciembre nació Lea De Mae, actriz porno checa (¿qué hacen los checos para tener tantas actrices porno tan bellas? Se me vienen a la cabeza Katerina Hartlova y Shione Cooper), que de joven pertenecía a un equipo olímpico de natación (salto de trampolín), pero una lesión a los 20 años truncó ese talento, más tarde, luego de posar desnuda para un fotógrafo, dio un salto a las películas porno, de manera destacable parece, hasta que le detectaron un tumor maligno en el cerebro que finalmente se la llevó cuando tenía 27 años. Curiosamente, no tenía dinero para costearse el tratamiento. Una lástima que las enfermedades y lesiones se hayan amotinado contra ella. No la conocía, por cierto, simplemente lo descubrí ahora en wikipedia viendo el cochino y asqueroso 26 de diciembre.

Ya he hablado mucho. Pero el otro día descubrí algo bastante útil: una película y un director. De México. El baile de los 41, de David Pablos. Una película ambientada a principios del siglo XX sobre una redada policial en un local en donde arrestaron a 41 personas homosexuales, varios de ellos de importante calibre social, lo cual fue todo un escándalo en aquella época. En este enlace pueden leer al respecto. Me recuerda al prometedor pero anodino corto chileno Locas Perdidas, sobre una redada policial en los noventa que fue transmitida en televisión, redada que irrumpió en una fiesta llena de jóvenes vestidos de mujer y arrestados como criminales, y cuyo protagonista es uno de esos jóvenes arrestados, asustado por cómo pueda reaccionar su familia cuando vea la noticia de la redada en el noticiero de la noche. Así con los policías. Así con las diferencias de trato. El otro día arrestaron a ocho terroristas fascistas de derecha financiados por un partido político de derecha y que hacían sus planes en oficinas del Rechazo, los arrestaron por amenazar de muerte a una fiscal que usualmente trabaja defendiendo personas víctimas de la brutalidad policial, y entre las cosas que encontraron en los distintos domicilios de estas basuras pinochetistas había gran cantidad de armas de grueso calibre, armas de guerra, incluso una uzi. El subsecretario del Interior le bajó el perfil y dijo que lo que se vio fueron "utensilios que no eran de gran importancia (salvo la uzi)". Imaginen el escándalo si hubiesen encontrado esas armas en domicilios de personas ligadas, no lo sé, a la causa mapuche o algo así. Curiosamente hoy el Ministro del Interior se refirió a una persona arrestada que portaba un "arma neumática", sensacionalista manera de referirse a una honda. ¿Ven la diferencia? Una persona que protesta por derechos sociales porta "armas neumáticas"; un grupúsculo terrorista fascista de extrema derecha que no se avergüenza de vestir símbolos nazis y confederados en plena luz pública porta "utensilios de poca importancia". Me pregunto cuántas personas por segundo puede matar una honda, perdón, una arma neumática. Hay utensilios de poca importancia que puede matar docenas de personas por minuto, dependiendo de la puntería del utilero. Podría decir: qué asco de país. Pero es sólo la minoría, ese patético 20% del rechazo que es dueño de los mares, los bosques, los medios, etc.

Y, por supuesto, no iré ni al cine ni a la piscina. Y eso que están dando Pájaros de verano, de Ciro Guerra y Cristina Gallego. Cómo me gustaría ver esa película en el cine. Cómo me gustaría ver una película.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

25

 

El 25, la entrada 25. Totalmente no planificado. Mañana es el cumpleaños del vecino, espero que no lleve el zoológico a su casa, maldita sea. Entrada musical, en todo caso. Andaba flojo para escuchar música, a veces sólo queda tirarse en la cama y escuchar. Enjoy my dear friends!


























sábado, 21 de noviembre de 2020

24

 

El Cine Arte Normandie vuelve a abrir y lo hace exhibiendo "La cordillera de los sueños" de Patricio Guzmán, lo cual es tentador pero, demonios, nada que hacer, no saldré a exponerme a este maldito covid. Pero vaya que es tentador. Muchas cosas son tentadoras, oh la tentación, la tentación. Por cierto me he comprado otros cuantos libros, nada tan extremo... aún. Soy un loco con el dinero, qué más hacer, si el dinero está para gastarlo. La locura depende de la cantidad de dinero: así con poco dinero: libros; si tuviera más, bastante más, crearía refugios animales para protegerlos de personas como ustedes, síp; si tuviera mucho dinero, pero muchísimo, además de las anteriores, le daría vida a ciertas ideas a 24 fotogramas por segundo, si me entienden.

Hoy hablaremos de Lucas Pope, el creador de Return of the Obra Dinn, ese maravilloso videojuego que comentamos hace un par de días. Hablaremos de sus videojuegos, en realidad. Dejaremos links.

Lucas Pope se caracteriza por videojuegos de corte experimental, tanto en lo narrativo-jugable como en lo visual. También es conocido y reconocido por su gran talento para la creación de mundos y de atmósferas, porque, en el fondo, también es bueno, maestro en crear problemas y conflictos con los que uno pueda empatizar o identificarse: crea grandes mundos para ponernos en los zapatos de la gente de a pie. Videojuegos movidos por la emoción y la moral, o al menos por la dudosa capacidad de la persona promedio en cumplirlas, respetarlas, porque no todo es un cúmulo de explosiones o rescates de rehenes o lo que sea, a veces los grandes daños y los grandes males se hacen en la banalidad de un escritorio o de un formulario. Y ahí estamos nosotros: ¿podemos cambiar algo, o para salvarnos, vamos con la corriente? Además tiene un buen gusto por lo absurdo y el fatalismo, pero desde una mirada irónica: estamos condenados, estamos condenados (como dirían las Corrosivas en esta canción), casi como si dijera que en realidad nuestras acciones de todas formas valen una mierda y no significan nada en el gran esquema de las cosas porque el destino es una mierda aún más grande, así que qué importa un tipo u otro tipo, ¿no? Pues bien, entremos en materia. Que conste que no hablaremos de todos sus juegos, pero casi todos. Además los pueden jugar dándole click.

The Republia Times. Una especie de precursor de lo que sería Papers, please, el juego que lanzó a la fama y al reconocimiento al bueno de Lucas Pope. Nosotros somos el editor del citado periódico, pero lo que tenemos que hacer es seguir las órdenes del gobierno (que recuerda a los regímenes soviéticos) y publicar cosas favorables para nuestros grandes líderes, que en realidad son una cúpula de bastardos antidemocráticos. Pero nosotros somos un editor, nuestra familia está en manos del régimen, debemos trabajar y ser obedientes ¿no? Entre medio aparece un grupo que quiere desestabilizar al gobierno y qué mejor que el poder de la prensa para liberar la mente de las personas (a menos que seas Chile y tengas una prensa vendida a los grandes empresarios fascistas y hediondos a mierda y endogamia ¡hijos de puta!), pero nosotros somos un editor con familia y todo eso, no podemos arriesgarnos, ¿cierto? Instalado el conflicto moral, la verdad es que también se hace muy divertido el armar la portada del periódico y elegir las noticias y el tamaño y todo eso. Es un juego más o menos corto, pero que ya daba cuenta de por dónde irían los tiros de Lucas Pope.

6 Degrees of Sabotage. No es que a los juegos de Pope les falte emociones fuertes o grandes impresiones o acontecimientos, porque en sus juegos vemos asesinatos, explosiones, monstruos, tiroteos, puñaladas, en fin... Es que el enfoque de Pope es distinto: es el de la observación, la deducción, la reflexión. No sólo nos instala en conflictos morales realistas para nosotros, que somos meras personas de a pie, sino que nos obliga a pensar y usar razonamientos lógicos y todo eso. En este juego hubo una explosión y una cámara de seguridad nos mostrará seis situaciones en donde un montón de personas van pasando, caminando, juntas o solas. ¿Cuál es la gracia? Deberemos observarlas, pues sabemos la identidad del primer y del quinto sospechoso, que son, respectivamente: el que tenía la bomba y que se la pasó a un segundo y éste a un tercero y así, y el quinto, el último, que colocó la bomba y boom. Deberemos identificar a los tres que faltan del circuito, y al final deberemos asesinarlos a todos así que no podremos equivocarnos, de lo contrario mataríamos inocentes. ¡Inocentes! Su mecánica adelanta un poco lo que sería parte de Return of the Obra Dinn, es decir, el de la identificación de personajes cuyos nombres y rostros no conocemos, y que a veces deberemos descubrir por asociación, a falta de pruebas directas en primer grado (por cierto, Obra Dinn también tiene el componente burocrático, pues si bien lo que nos captura es la trama que iremos descubriendo, el motor del juego es, básicamente, llenar el formulario con la causa de muerte de los sesenta tripulantes de ese barco fantasma, además de sus nombres, claro).

The Sea Has No Claim. Uno debe buscar gente caída en el mar usando dos herramientas. Para ser honestos, no entendí mucho la mecánica de juego y no pude resolver nada de nada. Al menos hasta ahora que les escribo esto, quizás a futuro me transforme en el campeón del juego, pero quién sabe. Por ahora, nada les puedo decir. Como no he profundizado en el juego, ignoro si bajo la excusa de buscar personas caídas en accidentes aéreos hay una suerte de argumento o trama (como en Obra Dinn, que vaya que vamos descubriendo terribles y maravillosas historias).

Unsolicited. El juego de la burocracia o la repetición por antonomasia. Pero demonios que es divertido y cautivante. Uno debe llenar formularios de cartas de distintas empresas, ya sean las que piden donaciones, las que mandan premios en concursos que la gente nunca participó, ofertas de crédito, de trabajo, etc., entre otras cosas. Uno debe llenar y mandar la mayor cantidad de cartas/formularios y satisfacer a todas las empresas que contratan tus servicios, que son varias a medida que avanza el juego. Habrá que esforzarse harto, como en todo trabajo, ejem.

Papers, please.  Somos el inspector de aduanas de Arstotzka, un país de estilo soviético que recién abrió sus fronteras, en medio de conflictos con otros países como Republia (¿les suena el nombre?), Imporia, Unión Federal, Kalochia, Obristán, Antegria. Uno deberá revisar pasaportes, documentos, permisos, tickets, toda una serie de mecanismos que irán complicándose a medida que aparecen grupos terroristas, que los líderes te presionan, que las cuentas te pasan factura (te pagan cinco créditos por persona atendida, y vives en un departamento clase 8 y vives con cuatro personas y tú eres el único sostén del hogar)... Hay sobornos, humillaciones, te pasan rifles, personas te piden que por favor las dejes pasar para poder ver a sus familiares, para no volver a sus países en donde los matarán, si pillas a alguien con un documento falsificado puedes simplemente negarle el pasaporte y dejarlo ir o, por otra parte, arrestarlo y que se los lleven los guardias... Todo desde nuestra cabina. ¿Y qué haremos nosotros? ¿Obedeceremos a nuestra patria, nos aprovecharemos de las ventajas de nuestra situación y sacar un dinerillo extra, colaboraremos con los terroristas, les mentiremos a nuestros líderes? Hay veinte finales distintos, todo dependiendo de nuestras acciones y también de los conflicos que se desenvuelven más allá de nuestra cabina (lo sabremos por el periódico, pero ¿el periódico de nuestra patria nos dice todo, nos dice la verdad? En efecto, un juego sobre la moral y sobre el mal en manos de una persona común y corriente, en apariencia con menos importancia que un gusano. Pero he ahí el poderío del conflicto: ¿qué son las grandes figuras carismáticas y las grandes banderas sin pequeñas personas que, de una forma u otra, se dejen ensombrecer y colaboren ya sea por miedo o dinero o lo que sea? Y, claro, es endiabladamente divertido ir descubriendo cómo se desenvuelve todo mientras nosotros, simplemente, denegamos o permitimos el paso de docenas de personas, con grandes o pequeños sueños e ideales.

Y luego vino Return of the Obra Dinn, del que ya hablamos y que supuso un salto aún más grande en la narrativa jugable de Lucas Pope, un verdadero genio de los videojuegos. Espero que se diviertan con los juegos listados. Saludos y... y... ¡gloria a Arstotzka!

miércoles, 18 de noviembre de 2020

23

 

Los dos últimos días he dormido mejor, luego de una seguidilla en los que no me dormía antes de las cuatro de la mañana. El otro día me dormí pasaditas la una y ayer pasaditas las dos (supongo). Algo es algo. Espero que la vecina de atrás no me cague la onda con sus mega-fiestas-en-plena-pandemia-y-toque-de-queda de los fines de semana. A esa misma vecina le rayan el auto, le escriben cosas, cosas como rota (maleducada), eso quiere decir que en su pasaje la odian, odian a la maldita esa, que bueno que la odien, por maleducada y por su falta de conciencia. Maldita, sucia, desgraciada. Ja, ja, ja. Hoy voy a dormir mejor, lo presiento. Y si no, será. Dormiré hasta las 13 horas, lo que quizás no sea sano, pero oigan, ¿me estoy perdiendo de algo? ¿De nadar, de ir a la Biblioteca, de leer, de ver películas? No me pierdo de nada, como ven. Podría dormir el día entero y quizás mis días serían igual de "productivos". Como sea, he estado jugando un videojuego del que les voy a hablar ahora mismo.


Así es: Return of the Obra Dinn. El creador y desarrollador (y creo que hasta hace la música y unas cuantas cosas más, lo que no es baladí; escuchen: la banda sonora de este juego es brillante y bellísima, trágica y sublime, y cuando uno está dentro del juego la calidad musical se mezcla con la calidad narrativa y la calidad jugable: perfecta conjunción) es Lucas Pope, y quizás conozcan otro juego suyo que causó sensación (y con razón: otro gran juego): Papers, please. Ya lo comentaremos otra vez llegado el momento, hoy sólo concentrémonos en Return of the Obra Dinn (por supuesto, junto a ese otro juego aprovecharemos de comentar los otros juegos previos de Pope). Lucas Pope se tomó unos cuatro o cinco años para completar este juego, una verdadera obsesión y pasión para él, a medida que crecía y crecía. El éxito crítico y monetario de Papers, please le permitió acometer de manera más o menos tranquila el desarrollo de este juego, sin premuras ni plazos, poniendo el punto final cuando el juego estuviera realmente terminado en todo su esplendor. Y qué esplendor. Qué esplendor.

Return of the Obra Dinn nos pone en la piel de una agente de seguros que es enviada al Obra Dinn, un malogrado barco que no pudo completar su itinerario y que de hecho se perdió, sin que se supiera nada de lo que sucedió, hasta que cinco años después reaparece, de manera repentina y misteriosa, en las brumosas costas inglesas. La agente de seguros recibe, de parte de un tal Henry Evans, un libro con información importante para completar su trabajo (está la lista de tripulantes originales, mapas del barco, ilustraciones de los personajes, y diez capítulos que detallan, aunque uno deberá ir completando los hechos, qué demonios sucedió), que es determinar cómo murió cada uno de los sesenta tripulantes, además de darle una identidad visual a esos tripulantes (para eso las ilustraciones). No sirve decir que, por ejemplo, Bryan Algo murió asesinado de un balazo por el señor X si nos equivocamos en el rostro del señor Bryan Algo, ¿comprenden? Para emprender dicha tarea además recibimos un reloj de bolsillo que actúa como memento mori, es decir, cuando nos encontramos con alguna cosa que haya tenido que ver con alguna de las desgracias, el reloj se activa y podremos viajar al momento de la desgracia, con suerte para recabar información. Así, uno deberá pasearse por todos los rincones del barco e ir atando cabos sueltos, completar la información, el flujo de acontecimientos, y llevar a cabo nuestra tarea, que no será fácil, pues no todas las personas se pueden identificar así a la primera y de hecho no todas las muertes están a plena vista: deberemos deducir, inferir, todos esos procesos lógicos, además de ir descartando esto y lo otro. Yo completé el juego en algo más de quince horas repartidas en cuatro días. Es un juego agotador, sí, pero de ese agotamiento que es plenamente satisfactorio (como ver "La Flor", ¿han visto "La Flor", maldita sea?), de ese agotamiento que te da un subidón de alegría y todo eso: ir determinando los destinos de los tripulantes te hace sentir bien, especialmente si estabas entrampado en un punto muerto o entrampado en una conclusión errónea. Ahí uno debe darse cuenta que el equivocado es el yo, no la realidad. Por lo demás, la trama es fenomenal y uno llega a conocer a los personajes, a sentir el peso de la tragedia que cae sobre todos y cada uno de ellos. Con algunos uno se encariña y hasta llegaba a sentirme triste, tengo mis tripulantes favoritos por quienes me apeno profundamente de sus terribles destinos, solitarios e injustos destinos. El efecto de ir revisitando sus muertes es una repetición que, más que ser banal, en realidad provoca gran desazón, un efecto realmente demoledor, sentir que nada se puede cambiar y que estamos condenados a ver cómo se matan o mueren en accidentes o lo que sea una y otra vez, sólo para determinar un nombre y su respectivo destino (o sino, como sale en el juego). Acá uno es el burócrata, pero la realidad de este barco se te mete bajo la piel. El juego está en primera persona y tiene una gráfica de 1-bit (según dice wikipedia, al respecto no soy experto) y la acción transcurre a inicios del 1800 (del siglo, no del año propiamente tal). Y que conste, cuando uno revisita las desgracias, escuchamos parte de la acción (pero sólo el audio) y lo que vemos es el instante congelado de la muerte del desgraciado/a, debiendo inferir, según el audio, los "movimientos" que llevaron a ese instante congelado, instante que podremos recorrer de cabo a rabo, pues mucho son los secretos y habrá que saber mirar en rincones oscuros para iluminar aquellas zonas oscurecidas por el desconocimiento. Habrá que saber mirar lo que está a plena vista, pues uno puede asumir una cosa por el audio (como que el que dijo eso es ese que está parado ahí), cuando en realidad la verdad es otra (spoiler: el que dijo es es ese que está parado allá). Un verdadero reto.

Return of the Obra Dinn es un juego que realmente te atrapa por todo: por su portentosa visualidad, por su magnífica narrativa, por su inmersiva jugabilidad, por la rotunda calidad de todo y cada uno de sus elementos (las actuaciones, la mencionada banda sonora, etc.). Una experiencia inolvidable, realmente inolvidable. Ayer soñé con este juego. Y yo no puedo dejar de recomendárselos. Juéguenlo, por favor. Háganse ese favor. Qué belleza, qué brutalidad. Obra maestra.

sábado, 14 de noviembre de 2020

22

 

Oh, viejo, he tenido una muy divertida sesión de Among Us, que me ha dejado con muy buen ánimo para terminar lo que comenzamos ayer. Vayamos al grano.

Después de Por favor, rebobinar, Fuguet publica el año 1998 la novela Tinta roja, y acá comienzan, un poco, los problemas. Tinta roja tiene dos partes bien diferenciadas entre sí. La parte que realmente importa es aquella que cuenta la historia del protagonista, pero cuando es un joven universitario que, a punto de terminar la carrera de periodismo, debe hacer su práctica profesional, que, muy a su pesar (inicialmente), debe llevarla a cabo en la sección policial (él quería la de espectáculos) de El Clamor, un pasquín sensacionalista al estilo La Cuarta, para lo cual se internará en un Santiago que no conoce, lleno de estrafalarios personajes que, a la vez, exudan una sucia y visceral realidad, y hechos de sangre que lo sacarán de su zona de confort. De paso conoce la escena intelectual y artística, las zonas oscuras del negocio, entre otras cosas bastante interesantes. Fuguet también se sale de su zona de confort y esta sección de Tinta roja, que es la verdadera Tinta roja, es un homenaje a la literatura pulp chilena, a la literatura de bajos fondos, aquellas novelas de Luis Rivano, Gómez Morel, Luis Cornejo Gamboa, Armando Méndez Carrasco, homenaje de todas formas escrito con personalidad propia. Fuguet escribe como si diera puñetazos y retrata de manera mordaz y feroz, con un respeto descarnado, esa realidad ni tan subterránea pero siempre tratada como una caricatura, que es lo que aprende el muchacho: debe escribir como si fuera un payaso misógino y xenófobo, pero demonios, lo que ve es un baño de realidad que le hará replantearse las cosas. Es una curiosa paradoja. Y una muestra de que Fuguet puede escribir literatura cuando se lo propone (ya lo había hecho: como hemos visto, sus primeros libros son pura fuerza literaria y personal). La sobresaliente calidad de esta parte contrasta con la mediocridad de la otra parte, dividida en dos, el inicio y el final, en cierta forma el prólogo (largo prólogo) y el epílogo, que constan del protagonista, ya adulto, con familia e hijos y un trabajo serio en una universidad gringa, explicando cómo es su madura y apaciguada vida ahora, siendo un editor o lo que sea, cuánto aprendió con su práctica, cuánto cambió, y lo mucho que se recuerda a sí mismo cuando conoce a un joven muchacho que quiere ser escritor, que es tremendamente talentoso pero tremendamente autodestructivo, y el protagonista quiere ser una figura paterna y blablabla. No tengo mejor manera de explicarlo, pero esa parte, para empezar, está escrita con los lugares comunes y los tics acomodaticios que Fuguet ya no podrá quitarse de encima más adelante, y segundo, comienza a repetirse en temas y preocupaciones, además de caer en eso tan molesto que es, básicamente, contar nada, escribir nada, simplemente las vacías reflexiones de alguien que piensa que se las sabe todas. Si leen Tinta roja y se saltan la primera y tercera parte no se pierden de nada, sólo lean el racconto y con eso quedarán más que satisfechos o satisfechas.

Llega la década del 2000. Fuguet, además de sus cuentos y novelas, comienza a publicar libros más variados: crónicas, conjuntos de reseñas o apuntes de películas o literatura, etc. No he leído ninguno de esos libros y no tengo mayor interés en ellos, pero mi teoría es que, con ello, comienza a confundir su voz literaria, comienza a acomodarse en el hecho de que él puede apropiarse de la voz de sus personajes. Es difícil de explicar, más aún porque las novelas y cuentos anteriores pueden ser más o menos autobiográficos, pero se nota que Fuguet se distancia y escribe no sólo respetando la voz de sus personajes, sino que dotando de literatura a esas historias. Como empieza a publicar sus propias opiniones sobre esto o lo otro, se queda atrapado en su propia subjetividad, la cual invade la voz y visión de los personajes que después irá creando. Da igual si lo que vaya a narrar sea autobiográfico o no o en mayor o menor medida, pues cada personaje no será una entidad propia, será un simple e inocuo trasunto de sí mismo. El caso es que el 2003 publica Las películas de mi vida (qué título más meloso, ¿no?), la cual no he leído así que lo dejamos hasta aquí. El 2004 y 2006 publica, respectivamente, Cortos y Prueba de aptitud, dos libros de cuentos, que leí en Cuentos reunidos, publicado el 2018. Ninguno me gustó realmente, no conservo grandes memorias, pero tengo los apuntes o reseñas que comencé a escribir de cada libro que leía (para conformar mi personal e intransferible Manual de literatura chilena), así que, en resumen: mis apuntes son más bien argumentales, pero por la manera en que los escribí, parece que no me entusiasmaron mucho. Casi todos son sobre recuerdos de tiempos mejores, sobre gente que pasaba momentos solitarios pero ya no, sobre encuentros y reencuentros, inofensivas atmósferas de nostalgia tristona, nostalgia plana y unidimensional, vidas disconformes y peleas entre padres e hijos, que es algo típico de Fuguet, uno de sus lugares comunes más obvios y superficiales. Hay cuentos que copian un poco sus libros anteriores, recuperando eso del formato guión cinematográfico, personajes cinéfilos cuyas ideas nunca verán la luz, etc. Parecen historias recicladas de libros anteriores, como ideas mediocres que Fuguet quiso recuperar por alguna razón. Sí recuerdo que ya en estos cuentos su forma de escribir se torna autocomplaciente, llena de tics y con un mal oído para los diálogos. Mal. (Ahí me burlé de la nueva forma de escribir de Fuguet).

El 2009 y el 2010 salieron dos novelas, Aeropuertos y Missing. No las he leído. Sigamos.

No ficción, año 2015. Pésima novela. Horrible novela. Es 98% diálogo. Diálogo insoportable. Mal. Mal oído ahí ah. Fuguet está viejo. Intenta ser joven. Un absurdo diálogo sobre dos amigos. Uno abiertamente gay. El otro no. Ambos han tenido sus momentos, han hecho sus cositas. Pero el otro no lo quiere admitir, dice que no es "maricón", que no le gustan los hombres, que sólo le gusta él. Él le dice que eso es ser gay, que lo asuma, si hasta han tenido sexo anal y todo. El otro lo niega, no quiere romper su imagen de hombre, de macho. Sí, eres gay. No, no lo soy. Y luego se cuentan cosas que ya saben, pero que la cuentan de todas formas para que el lector lo sepa, lo cual no tiene sentido. No sé ustedes, pero nadie en su sano juicio, cuando habla con otras personas, le cuenta cosas que ya sabe. Pero como la novela está en puro diálogo, Fuguet está obligado a usar ese mecanismo para contar cosas que deberían contarse con un narrador propiamente tal. Pero bueno. Al final los dos tipos tienen sexo y quizás al día siguiente el otro siga negando que es gay y se repita de nuevo la misma absurda conversación. Mal. Pero no lo sé, porque leí el libro una sola vez. Ni cagando una segunda. Mal.

Sudor, 600 páginas, año 2016. Año 2016 y Fuguet, que por fin se atreve a escribir historias queer, sobre personajes homosexuales como él, piensa que ha lanzado una novela transgresora y escandalosa. Año 2016. Uy, miren, un libro que, entre otras cosas, tiene hombres teniendo sexo. Uy, qué escandaloso. Llamen a la Iglesia por favor, ojalá la Iglesia tuviera la influencia de antes. Mal. Fuguet es el pionero de la literatura gay en Chile, en pleno año 2016. Es que Chile es un país muy atrasado en tantas cosas, sí o no. Porque antes no estaba Augusto D'Halmar, no estaba José Donoso, no estaba Jorge Marchant Lazcano, no estaba Carlos Iturra, no estaba Juan Pablo Sutherland, no estaba Pedro Lemebel, no estaba Pablo Simonetti, entre otros que o no recuerdo o no conozco. Fuguet cree que viene a romper el molde. Mal. ¿Y qué cuenta? La historia de un editor de no-ficción, que le gusta tener sexo con cualquier hombre que se le cruce (Grindr es su plataforma favorita para ligar), al que le encargan cuidar al hijo artista (y gay) de un gran escritor latinoamericano del boom, un trasunto de Carlos Fuentes, que viene a Chile, cual rockstar, cual John Lennon, a publicar su más reciente novela. Como el hijo y el protagonista son gays, se la pasan en la escena gay de Santiago, hasta que la tragedia llega y todo se va a la mierda. Mucho sexo explícito, qué escandaloso, qué terrible, ¡alguien quiere pensar en los niños! Mal. Para empeorar las cosas, como en Tinta roja, Fuguet utiliza las primeras cien putas páginas para que el protagonista explique lo terrible que fue todo, su promiscua rutina sexual y el porqué la no-ficción es lo que la lleva (que son las mismas razones que, qué curiosidad, Fuguet escribe, ya como Fuguet, en otras lados, ya sean artículos o memorias o lo que sea). Al final, de nuevo, un epílogo con reflexiones finales del protagonista, de cómo la cagó, en qué parte la cagó, etc. Son 600 páginas que se leen de manera rápida, más o menos entretenidas, lo suficientemente ligeras e inofensivas como para que su extensión no sea tan terrible o pesada. Pero qué novela más mala, en todo caso. Se puede aguantar, pero pasó sin pena ni gloria. Con más pena que gloria, diría. Mal.

Finalmente, el 2017 publica VHS (unas memorias). Este se puede leer mejor porque como Fuguet no tiene que fingir que inventa personajes, sino que escribe de sí mismo y de personas que conoció (es decir, que existieron), entonces nos ahorramos y nos salvamos de esa pátina de artificialidad e impostura propia de Sudor y No ficción. Estas memorias se centran en dos aspectos: la pasión por el cine de Fuguet y su descubrimiento o crecimiento sexual. Por supuesto, ya no tiene que esconderle a los lectores que es homosexual. Se aprecia la honestidad de los episodios que recuerda (sus aventuras con compañeros de clase, sus aventuras con lectores aquí y allá, sus aventuras en New York) y la honestidad del impacto que tal o cual película tuvo en su vida. Pero sus opiniones de cine son mediocres, planas y carentes de verdadera capacidad crítica. Y me sorprende que sea tan condescendiente con los consumidores pop, esos que dicen ser cinéfilos porque se han visto todas las Star Wars o las de Marvel (y sólo eso, apuesto a que ni siquiera han leído cómics, pero juguetes de plástico o disfraces de halloween no les faltan), esos "cinéfilos" que critican a los que ven películas "artísticas" o "intelectuales". No sé ustedes, pero yo prefiero hablar con alguien que haya visto a Godard, a Ford, a Tarkovsky, a De Sica, cine, damas y caballeros, no productos pop para consumo masivo. Imagino que Fuguet ya no quiere provocar, ahora sólo quiere ser aceptado. Por eso escribe así, de manera tan plana, por eso alaba la fábrica de salchichas de Marvel, como si de verdad estuvieran haciendo un aporte... Pero como dije, VHS se puede leer de lo más bien y, como Fuguet escribe de sí mismo sin necesidad de disfrazarlo de mediocre ficción, su escritura se hace más natural y fluida, no entorpece lo que quiere transmitir, que es su relación con el cine y cómo éste lo ayudó en momentos cruciales e importantes.

Ahora llega este año Despachos del fin del mundo. Nuevamente un híbrido. Quizás no le salga tan mal. Pero no tengo apuro en leerlo. A dormir. Mal.

jueves, 12 de noviembre de 2020

21

 

Primero que todo, el 9 de noviembre se cumplieron siete años, ¡7 años!, del recomienzo de este blog. ¡Siete años! Es difícil de creer, ¿no? Por mi carácter poco ceremonioso (la única fecha importante para mí es mi cumpleaños, el gran 27 de diciembre) siempre olvido el aniversario del blog, pero es que además me confundo y pienso que el recomienzo se dio un 29 de noviembre, no sé por qué. Pero bueno, acá estamos, siete años y tres días después, transformados en un blog de variedades hasta que pueda volver a ver películas como corresponde, porque ya no estoy para hacer las cosas a medias (o no todas las cosas, después de todo este blog es un blog de cine a medias). No tengo manera de celebrarlo, pero espero que ojalá me gane la lotería o alguna carrera inesperada en los caballos. Como sea, este blog es como una cucaracha: porque no tiene, porque le faltan, las patitas de atrás. Y porque no nos mata ni una bomba atómica (quizás).

Aunque no pueda verla, me interesa la serie de Scott Frank "The Queen's Gambit", pero sólo puedo averiguar cosas "detrás de escena", como por ejemplo que está basada en una novela escrita por un tal Walter Tevis. La cosa es que, buscando e investigando, me entero de que el tal Walter Tevis es el autor de El buscavidas y El color del dinero, ambas dirigidas en sus adaptaciones al cine por Robert Rossen y Martin Scorsese, respectivamente, además de ser el autor de El hombre que cayó a la tierra, que fue dirigida por Nicolas Roeg y protagonizada por David Bowie. Y me sorprende porque nadie lo menciona cuando hablan de esta serie y sus inspiraciones y todo eso, al menos no en las páginas de mierda que-no-tienen-idea-de-cine que visito, pero que aprovechan de hacer artículos en base a lo que esté de moda. Definitivamente esa será una de las series que veré a pesar de mi divorcio con las series. Debo terminar Better Call Saul, cuando la estrenen, por supuesto. ¿Y qué más habría?

Por otra parte, se me hace todavía más natural que mi horario de trabajo ideal es la noche, específicamente lavando platos, digo, si de todas formas estoy hasta las cuatro de la mañana dando vueltas en mi cama sin poder conciliar el sueño, ¿no será mejor simplemente trabajar? Cuando era copero nunca tenía problemas para dormir, llegaba y caía dormido de inmediato, seguramente debido al esfuerzo de la jornada. Cuando sea más o menos seguro (y cuando quiten el toque de queda, por dios), seguro así como que no me voy a contagiar de covid (lo que quizás no pase en quién sabe cuántos meses), volveré a trabajar en eso y gastar todo mi dinero en libros y en placer, qué más da. Por ahora lo de los raspes no me funciona, lo cual tiene sentido. ¿Le funcionan a alguien?

Como sea, leí que Alberto Fuguet va a sacar un nuevo libro, Despachos del fin del mundo, que es una mezcla de lo que sea (ficción no ficción cuento crónica diario etc.), que plasma la visión del autor de lo que ha sucedido desde el año pasado, con el estallido y el eclipse solar, hasta que terminó de escribir el libro, con pandemia y plebiscito y un gobierno de mierda. No me entusiasma nada de nada, es un libro que definitivamente no voy a comprar y voy a esperar su lectura para cuando esté disponible en la sección de préstamo a domicilio de la Biblioteca Nacional (sección que me parece aún no está re-abierta). ¿Por qué mi falta de entusiasmo? Precisamente de eso hablaremos hoy, un post literario, como cuando defendimos la obra póstuma de Bolaño.

Vale la pena señalar que, aunque ahora Fuguet ya no me interese ni entusiasme, sí fue un autor importante en mi juventud, a mis 17 años supongo, con la importancia que tienen las obras y autores que uno descubre cuando recién se acerca seriamente a algún tipo de arte en particular. Desde luego, en ese entonces todas mis lecturas eran las que me imponían del colegio, todo dependiendo del criterio de los programas educacionales o como se llamen. La ciudad y los perros es uno de esos libros importantes. El extranjero también lo es. Y Madame Bovary. Y La Tregua. No leí Werther porque admito que me dio flojera aquella vez, pero lo leí muchos años después y debo decir que habría ejercido una influencia notable en mí, no tanto por lo suicida (que es el chiste más facilón cuando se habla de Werther) como por el carácter y la visión iconoclasta y rebelde del protagonista, su furiosa y dolorosa individualidad. No recuerdo algún otro título de semejante importancia para mí. El caso es que en el último año de colegio debí leer Mala onda, primera novela de Fuguet (luego de su primera publicación, Sobredosis, que es un conjunto de cuentos), que me gustó un montón y con la que me identifiqué en varios aspectos, a pesar de mis muchas diferencias con el protagonista (por ejemplo, que no soy de clase alta), lo cual no es impedimento para identificarse con lo que sea, en realidad, pues también me identificaba con los personajes de La ciudad y los perros, a pesar de que yo no soy de Perú y tampoco asistí a un colegio militar (o militarizado), pero muchos de los sentires de esos muchachos eran mis sentires. Como sea, acá hablaremos de los libros de Fuguet que he leído, pero en orden cronológico, no de lectura o biográfico.

Decíamos que su primer libro es uno de cuentos, Sobredosis. Lo he leído unas tres o cuatro veces, con cada lectura gustándome más. Las primeras veces no me impresionaba tanto, pero las lecturas posteriores me han hecho apreciar mucho más las propuestas, arriesgadas y valientes pienso yo, que suponen estos cuentos, apreciación potenciada por mi decepción y desencanto con la obra más reciente de Fuguet, quien, según yo, se ha acomodado y conformado de manera terrible, convirtiéndose a sí mismo en una marca o un "estilo", lleno de tics y lugares comunes, en un arquetipo que no puede romper ese molde narrativo o escritural que por alguna razón, quizás inconscientemente, se impuso a sí mismo. Gustarán más o menos, pero de la primera parte de su bibliografía sí puede apreciarse y notarse la literatura en esas páginas, en esas páginas escritas por alguien cuya pasión por el cine y la literatura me parece sincera y sumamente personal. Esto mismo me hace decepcionarme y desencantarme aún más con las obras recientes de Fuguet, pues escribe como alguien que no lee o que leyera muy poco o cosas muy mediocres, cuando, me consta, es alguien que ha leído mucho y variado, más que muchos "lectores". Entonces por qué conformarse, porque limitarse, porque acomodarse y escribir lo mismo de la misma forma, eso es lo que me molesta de Fuguet, que ya no haya pasión en su escritura ni novedad en sus temáticas. Parece que se recicla a sí mismo, que se imita, que imita a ese joven que jugaba a ser un rockstar de la literatura al estilo Bret Easton Ellis o Jay McInerney, pero que, demonios, escribía con las tripas, con el corazón y con la cabeza (no como ahora, que lo hace en piloto automático). Así las cosas, ahora mismo debo hablar de manera más que entusiasta de estos cuentos, pues me parecen literariamente muy refrescantes, atrevidos y rabiosamente arriesgados, sobre todo para el contexto de su primera aparición, en el año 1990. El primer cuento se llama Deambulando por la orilla oscura, una pequeña y breve pieza que es más bien un ejercicio de estilo sobre un muchacho que acaba de cometer un acto de violencia (y que se aproxima a otro), cuyas acciones, descritas de manera áspera y cortante, cortante como el cuchillo que sostiene en su mano, se intercalan con frases o diálogos emitidos por personas que presencian sus actos, llenos de admiración o indiferencia. Un inicio potente, una declaración de intenciones en todo sentido (estilístico, narrativo, temático: la juventud está en llamas y ya nadie puede evitarlo, la explosión está en ciernes), como un estallido de personalidad, que da pie para el resto de cuentos, ya menos anecdóticos y más variados y complejos. Al primero le sigue Amor sobre ruedas, una deliciosa historia que, amén de su atmósfera nocturna y fantasmagórica, es una mezcla de "cine de terror" con una comedia romántica, sobre dos muchachas que se suben a un auto e intentan ligar con otros autos, mejor dicho con los integrantes de estos autos, si bien algunos autos son malvados y también sus ocupantes, y quiénes son esos ocupantes, por qué son tan malos, por qué la ciudad está tan oscura y como vacía o desocupada, qué es ese aire ominoso, de culpa y maldad... No deja de ser un retrato soterrado de la vida en dictadura, con ese toque de queda, personas malas que nadie conoce pero que pueden hacer lo que les plazca durante la noche, un ejercicio de libertad (el buscar sexo sobre ruedas) cortado por agentes desconocidos... Sin duda, un cuento con más capas de las que aparenta, con un Fuguet mucho más sutil de lo que aparenta su "cropolalia". Luego viene Los muertos vivos, quizás el más débil pero no por ello menos llamativo: cuenta la historia de unos muchachos pre-púberes que, de alguna forma, logran colarse a un mega-evento underground en donde va a tocar la banda de moda, uno de esos eventos que no se pueden perder por nada del mundo, en donde verán y descubrirán varias cosas, alcohol y drogas y sexo, un evento interrumpido por las fuerzas del orden, etc. Es interesante el homenaje que le da a la escena underground santiaguina de los años ochenta, con sus bandas punks, esos galpones, los teatros clandestinos, etc., escena que Fuguet vio de primera mano, por supuesto. Con todo, más allá del tema de fondo, quizás sea el único cuento olvidable de los cinco, si bien su lectura no tiene desperdicio, después de todo contiene plenamente la fuerza de las intenciones de ese escritor joven y primerizo. Luego viene Pelando a Rocío, que es el monólogo de una mujer que está almorzando con otra mujer y cuyo tema de conversación es, justamente, pelar a Rocío, hablar chismes sobre Rocío. Por lo mismo, escrito en primera persona (aunque contando la historia de Rocío), tiene el gran mérito de contar una historia bien compleja pero con el habla propia de una chilena promedio (o arribista), con chilenismos y el hablar coloquial. Además del mérito estético, ese del habla y el de mezclar la primera persona con la tercera persona (la tipa cuenta la historia de Rocío desde su punto de vista), el devenir vital de esta tal Rocío es un comentario social: Rocío era una muchacha de clase alta, muy católica y pinochetista, de esas que van a misa y todo eso, la mejor amiga de la narradora, pero todo comenzó a irse al demonio cuando Rocío quedó en la Universidad de Chile, que a diferencia de la Universidad Católica (conservadora y en general, cuna de gran cantidad de políticos de derecha), es en donde se dan las mayores y más intensas actividades políticas y de protesta, un "antro de izquierda" que hizo que Rocío le diera un vuelco a su vida, y con ello, una debacle que es mejor no develar por mi parte. Son re locos los caminos que toma Rocío, y su amiga narradora lo cuenta con lujo de detalle, pues si algo saben hacer las personas arribistas, es enterarse de todo, absolutamente todo. Finalmente, el quinto y último cuento es No hay nadie allá afuera, seguramente el mejor, el mejor para mí. De este no diré mucho, sólo que trata sobre un tipo que se encuentra con un viejo amigo de la adolescencia en un aeropuerto, prometiéndose juntarse más adelante, pues el amigo tiene muchas cosas interesantes que contar. Esta junta no sucede y el protagonista, mordido por la curiosidad y la nostalgia, pretende averiguar qué ha sucedido con su amigo, investigación que lo lleva por muchos rincones de New York hasta una verdad desoladora e inesperada. Este cuento es la mejor muestra de literatura de Sobredosis, una muestra de que Fuguet es un escritor y que puede escribir de verdad. Es además, y para que vean que hablo en serio, un cuento muy Bolañiano, pero escrito y publicado cuando Bolaño no era la gran cosa, cuando Bolaño apenas había publicado (aunque, lo sabemos, ya llevaba escribiendo por lo menos una docena de años) dos novelas y, por lo tanto, aún no se erigía como un modelo literario en sí mismo, como una influencia para otros. No hay nadie allá afuera es un cuento sobre la soledad, la alienación, la nostalgia, la frustración vital, el amor a la literatura, los laberintos que te pone la vida, historias dentro de historias, en fin... Un cuento que pudo haber sido escrito por Bolaño, pero que escribió Fuguet.

Un año después publicó Mala onda, su primera novela. Mala onda cuenta la historia, más bien el despertar o el coming-of-age de Matías Vicuña, un muchacho que aún va en el colegio pero que ya tiene mucha rabia contra el mundo y la sociedad chilena, con sus contradicciones y mentiras e hipocrecías. Si bien se puede decir que Fuguet se inspira en El guardián entre el centeno (libro que leí pero con una traducción bastante mediocre, por desgracia), a mí me parece más cercana a Menos que cero, de Bret Easton Ellis. Comparten eso de la familia de clase alta y disfuncional; la juventud alienada y apática, con su consumo de drogas, alcohol; y la sensación de frustración vital, de estar perdido, sin meta alguna, sin motivación. Es la historia de un joven que se busca a sí mismo pero que no se encuentra, pues todo lo que lo rodea le parece falso, impostado, deshonesto: su familia pinochetista y esas reuniones familiares con gente hablando mierda de los pobres; sus amigos y compañeros de colegio con sus futuros prefabricados y perfectamente obedientes; sus mismas conductas, que oscilan entre las ansias de libertad y autenticidad y el compromiso o el conformismo con lo establecido: hablamos de un joven que admira a una alumna de un curso mayor que hace lo que quiere aunque se meta en problemas con las autoridades del colegio, pero que va y tiene sexo con una judía a la que le gusta que le digan Vasheta. Y aunque a Fuguet se le suele acusar de ser "extranjerizante", poco comprometido con la realidad nacional y escapista de esa realidad, la verdad es que dichas acusaciones no tienen sustento, menos aún leyendo esta novela, que claro, se ambienta en la clase alta, con sus costumbres y lugares y todo eso, ciertamente lugares y costumbres que a la gran mayoría pueden parecer ajenos, pero que justamente componen un retrato de una élite delirante, ciega, hipócrita e incestuosa (olvidé esa palabra que es casi un sinónimo), retrato rabiosa y furiosamente crítico de parte de un muchacho que huye hacia ninguna parte, sin destino fijo (todo en sentido figurado, claro).

El año 1994 Fuguet publica Por favor, rebobinar, ambiciosa novela que esta vez cuenta la vida de varios personajes cuyos destinos se entrelazan entre sí, a veces de manera más directa que otras. Cada personaje tiene su propio estilo y perspectiva (y bueno, si me equivoco y no es así, todos serían en primera persona, pero con distintos estilos, desde el epistolar, el sólo-diálogos, los más formales hasta los más coloquiales o realistas, intentando replicar la forma de hablar, los modismos, etc.), y si bien vemos varias escenas (literaria, cinematográfica, artística en general) todos estos lidian con el vacío, las crisis existenciales, la alienación, los afectos impostados, la búsqueda de un sentir auténtico y genuino. De esta forma, tenemos a un tipo que hace reseñas, un modelo que quiere ser escritor, un músico maldito al estilo Kurt Cobain llamado Pascal Barros ("el Vicente Huidobro del rock"), un ingeniero de sonido que hace un programa de radio nocturno, entre otros que no recuerdo, además de los personajes secundarios que revolotean alrededor. Con estos personajes Fuguet crea un universo cohesionado (es decir, aparecen personajes de Mala onda también e incluso de Se arrienda, su primera película), un Chile alternativo y cool, pero de todas formas real y visceral, con una atmósfera de decepción y de engaño, el aire de una promesa que no llegó. A las historias de los personajes se suman otros formatos que ayudan a construir este universo, como la inclusión de reseñas de películas, de discos, entrevistas, entre otros, aparte de la inclusión de guiones de cortometrajes, la descripción de novelas perdidas, personajes obsesivos de sus artes, etc., que me sigue pareciendo todo muy Bolañiano, aunque plenamente Fuguetiano. Una novela que me devoré las dos veces que la leí y que me sigue pareciendo placentera y deliciosamente absorvente.

Por ahora lo dejaremos hasta acá, pero ya mañana la cosa será menos entusiasta de mi parte. Sólo Tinta roja, la novela siguiente (publicada el año 1998) vale la pena (faltándome tres novelas de Fuguet, que no es poco a decir verdad), pero las que siguen nos convertirán en personas malas, muy malas. También seremos más breves, pues la falta de entusiasmo va de la mano con la falta de detalle y argumentos más concretos y sólidos.

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