viernes, 8 de enero de 2016

The Revenant - 2015


Director: Alejandro González Iñárritu

  Había adherido a no ver ninguna película de Alejandro González Iñárritu, lo que planeo cumplir al pie de la letra, con la salvedad de que lo haré en espíritu. Este "director" no me cae bien, sus películas son en general malas (la última antes de ésta... uf), pero para seguir despachándome con él he de tener argumentos, y bueno, mi malsana curiosidad me lleva a agujeros como éste. Ya sabía de qué iba a tratar "The revenant", cómo iba a ser grabada, etc.: sabía que iba a ser de lo peor del 2015, pero debía comprobarlo, y, una vez finalizado el visionado, me repito: no pienso ver ninguna puta película más de él... hasta que, claro, salga una nueva y deba verla para así dejarla en su lugar. No señor, nunca más con este sujeto.


  Leonardo DiCaprio es un sujeto que sirve como guía a un grupo de hombres que buscan pieles (algo así como buscar aceite de ballena sólo que, ciertamente, en tierra firme, y adentrándose en peligrosos terrenos que son territorio de indios en vez de ballenas blancas justicieras) hasta que un día una mamá osa lo ataca, lo deja malherido, y en palabra simples es abandonado por sus hombres, por lo que buscará venganza.


  Esa sinopsis es más simple de lo que en realidad es "The revenant", pero da lo mismo, si ven el trailer entonces ya cubrieron la primera hora o, para qué andamos con cosas, el metraje entero salvo la consumación de la venganza, que es bastante decepcionante, además de estar mal escrita y justificada. En principio las películas de venganza me gustan porque luego de un, se supone, atroz acto cometido por el malo, el protagonista comienza el largo y tortuoso camino de violencia que llegará a su fin una vez le aplaste la cabeza al hijo de puta que lo dañó, porque a todos nos gusta ver cómo los malditos cabrones obtienen su merecido. Por eso "The revenant" me interesaba un poco, aunque sea un poquito. Pero la historia es básica a más no poder y más encima está mal escrita, alargada hasta el hartazgo y aletargada de manera insufrible con imágenes pretendidamente "bonitas" pero carentes de cualquier contenido. Las dos horas y media perfectamente pudieron haber sido noventa minutos si es que hubiesen extirpado el inverosímil e innecesario (perdonen lo redundante) relleno del indio buscando a su esposa secuestrada por unos francesitos más salvajes que cualquier "salvaje"; las incomprensibles y ridículas secuencias/visiones místicas/oníricas/surreales que tiene DiCaprio (para que vean lo profundo y complejo que es el viaje "espiritual" emprendido, el camino de la venganza); y básicamente cualquier cosa que no tenga como eje central a DiCaprio sobreviviendo de la manera que sea (como a Tom Hardy yendo de excursión con el otro cobarde o los hombres que lo abandonaron comiendo y bañándose). Pero lo tiene, y el resultado es un montón de indios versus blancos, pequeñas batallas que se dan en cualquier momento a modo de comodín; secuencias que buscan darse un aire de trascendencia ridícula (vamos, cualquier frasecilla que resuene en la memoria con la voz de alguien querido y ya muerto y que la recite con falsa solemnidad sonará a la gran lección del universo, incluso si es una puta chorrada: imaginen a un chico que de repente recuerda las palabras de su fallecido padre cuando siente que el mundo se le viene encima: "hijo, las altas temperaturas siempre se dan en verano, pero cuando no, ¿significa que estamos en invierno?"); y DiCaprio caminando por ahí, blancos caminando por ahí, todos caminando por ahí sin que ninguna maldita cosa suceda. ¿De fondo...? Uh, no lo sé, ¿una crítica al saqueo de tierras indias?, ¿una cursi y empalagosa parábola anti-violencia? Da lo mismo, quienes hayan gustado de este disparate serán capaces de darnos una respuesta más que satisfactoria. Lo cierto es que los indios no importan ni mierda hasta que hacen lo que hacen al final, que pudo haberlo hecho DiCaprio si es que Iñárritu no hubiese sido un puto cobarde (aunque eso le costara alrededor de cuarenta minutos de valioso metraje); y las secuencias oníricas provocan más risa que reflexión e introspección. Del resto de secuencias de supervivencia no me referiré, por inútiles...
  Sobre lo audiovisual, hay algo importante que siento debo decir: si la gente piensa que una buena fotografía es un arrogante despliegue de virtuosismo técnico, entonces estamos mal, muy mal... Ya es mala señal que el sindicato (o lo que sea) de directores de fotografía haya desestimado el trabajo de Robert Richardson en "The hateful eight", que además de tener más coherencia que esta basura (que fue nominada, claro, y es que Lubezki es el niño mimado de la década. Ya me imagino el diálogo entre Iñárritu y Lubezki: -"uh, ¿cómo grabamos esta chingadera?" -"Fácil: déjame hacer lo mío" -"¿Lo tuyo?" -"Lo que siempre hago" -"Ok, si con eso me consigues alabanzas"), fue filmado en 70mm, celuloide, lo que debería significar algo. No desdeño la habilidad técnica, pero la fotografía es, por sobre todo, sensibilidad estético-formal. Y acá eso brilla por su ausencia, aunque culparemos al director, pues, por ejemplo, en "El árbol de la vida" sí que hay sensibilidad detrás (de Terrence Malick), y me refiero mayormente a las secuencias hogareñas. Sobre "The revenant", bajo la dirección del magistral Iñárritu,  un montón de primeros planos no son nada si es que se usan como muletilla, al igual que tampoco nos debería impresiona un gran plano general si es que está ahí porque eso es lo que se hace cuando introducimos un escenario. Así, "The revenant" no es más que un nuevo ejercicio de promoción por parte de Lubezki, quien ya hizo lo suficiente con esa enorme estafa cinematográfica que fue "Gravity", no obstante, un gran ejemplo de publicidad tecnológica: "la nueva forma de filmar, la nueva forma de hacer ciencia-ficción". Demás está decir que la puesta en escena de Iñárritu es nula, que no genera atmósfera en ningún momento (para él, atmósfera es no cortar la imagen en las escenas de acción y usar banda sonora "mística" y tonos azulados en las de "introspección"; para él, la atmósfera debe ser producto del efectismo más asqueroso posible: repentinamente, mostrar sangre y violencia en primer plano, pues la "cercanía" y la "sorpresa" causarán soberano impacto en el espectador), cero construcción audiovisual. No hay ritmo narrativo, la imagen no tiene tempo... Sin las escenas de "acción", que impresionantes no son, esta película no es nada; el resto de metraje carece de fuerza, dirección. ¿Y el ataque de la osa? Mi amigo Gaspar Noé lo habría hecho mejor, muchísimo mejor. Les apuesto lo que quieran, ese hombre sí que sabe crear atmósferas, y ojo, que no usa al director de foto mejor vendido...
  Lo que me gustó fue la actuación de Tom Hardy (especialmente por su look y el acento) y la de DiCaprio, que lo ha hecho mejor antes, ciertamente. Espero que no le den el oscar por ésta, porque sería terrible que, además de todas las alabanzas que se lleva Iñárritu (un tipo que no sabe narrar en lo absoluto), lo recuerden como el hombre "que le dio el merecido oscar a DiCaprio". El acabose...

2 comentarios :

  1. Vaya... No la he visto todavía, pero te has despachado a gusto. Comparto la misma opinión sobre Iñárritu, excepto en AMORES PERROS, porque su filmografía debía haberse detenido ahí. Capacidad narrativa nula, autocomplacencia de niño bonito, tacos gruesos para demostrar que no es un engreído... Muchos de los grandes males del cine reciente se explican dando un repaso a las películas de este señor, pero parece que la gran industria lo ha acogido como el perfecto escaparate entre lo comercial y lo autoral. Comercial lo es, lo otro... No sé, puede que algún día me sorprenda con un buen trabajo, pero de momento me extrañaría.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Sí, la verdad es que no me gusta ponerme muy violento porque siento que puedo pasar a llevar la opinión de otras personas, y lo cierto es que no dejo de ser un sujeto más con otra opinión, aunque esto de la vitrina propia es tentador. En cualquier caso, Amores Perros la vi hace años (¿5, 6?) y, sin volverme loco, recuerdo que me gustó y que tenía una intención de buscar y probar nuevos métodos, estilos, etc., como de salir de un paradigma narrativo cerrado en pos de nuevos horizontes (bueno, en Babel el tipo viaja por el mundo entero); además, me gustan los perros y me ponía nervioso ver a tantos sufrir y eso.
      Quizás se aburra de tanta alabanza y encasillamiento e intente rebelarse contra sus propios "principios". En cierta forma siempre seré un ingenuo y tendré cierta esperanza de que hasta el peor director pueda resarcirse y darnos algo memorable. Hay que estar atentos y no dejar de buscar y creer.
      Saludos.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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