martes, 19 de enero de 2016

The Scarface Mob - 1959


Director: Phil Karlson

  Al final serán dos días en compañía del buen Phil Karlson y no tres como casi tenía planeado. No importa, acá nos vamos moviendo de acuerdo a lo que la vida nos arroje, por ejemplo, "The Scarface Mob", que narra los esfuerzos de Elliot Ness en derrotar a las poderosas fuerzas criminales de Al Capone. Si entiendo bien, originalmente esta película fue un especial televisivo dirigido por Karlson que constó de dos episodios de cuarenta y tantos minutos que luego fueron unidos y estrenados en salas de cine. ¿Importa? No realmente.


  Ya lo dije, ¿no?: Elliot Ness y sus intocables versus Al Capone y sus leales matones. Golpes van, golpes vienen, y mucho alcohol se derramará entre los cadáveres que van cayendo poco a poco en esta guerra sin cuartel.


 "The Scarface Mob" está bien, pero tampoco va más allá de su corrección formal y narrativa, ergo, se olvida rápidamente y no deja mucha materia en el espectador. La premisa no admite muchas lecturas: Ness es el bueno, Capone el malo, y la película entera es una guerra que acaba de la forma en que todos conocemos: el bien contra el mal, no hay por dónde perderse. La película es una efectiva pero estéril crónica de acontecimientos, comenzando con la formación de la brigada de intocables de Ness y terminando con el arresto de Capone. Es efectiva, casi exclusivamente en tanto relato, porque el conflicto está bien establecido y el desarrollo avanza en base a golpes a cervecerías ilegales, amenazas veladas y explícitas y atentados contra los agentes de la ley, todo lo cual sostiene un ritmo no particularmente apasionante pero lo suficientemente sólido y funcional como para no cansar ni reiterar subtramas: es un repaso bien organizado y estructurado. Desde luego, también es efectiva en su ejecución formal toda vez que Karlson cuenta con una cámara precisa y ágil que de tanto en tanto nos va dejando escenas realmente desasosegantes y una imaginería visual de lo más atractiva y que no abandona del todo su toque erótico, atrevido y violento, por lo que estéril quizás sea una palabra demasiado dura, si bien la misma aplica a lo sustancial más que a lo visual. Un poco más de libertad autoral y Karlson pudo haber terminado una película realmente memorable, al estilo "The Phenix City Story", porque se nota que energía no le faltaba; por desgracia, la misma premisa del filme es su gran lastre: el principal propósito es, básicamente, educacional y moral, lo que no está nada de mal, pues tampoco vamos a pedir una apología de Capone y la mafia, sólo que dicho aleccionamiento limita una de las principales características del cine de Karlson, que es la ambigüedad del hombre y cuál es el límite entre violencia y justicia, cuál es la línea que, una vez cruzada, nos convierte en viles monstruos deshumanizado, principios que potencian enormemente la crudeza característica del director. Así, a pesar de que nadie es tan santo ni tan diablo (ni tan blanco ni tan negro), lo que vemos es una sucesión de acontecimientos casi sin tratamiento ni reflexión moral (enunciados fijos cuya aceptación se da por asegurada); sólo una (discursivamente) pasiva puesta en escena que bien pudo haber sido un capítulo en los libros de historia y nadie lo nota: una transcripción literal (o casi: tal parece que fueron bastante estrictos) de la realidad. Por lo mismo, por más que los personajes atraigan a pesar de su unidimensionalidad (lo que no es malo per se, pues se puede sacar mucho jugo de un modelo narrativo; lo malo sería que esa unidimensionalidad tuviera forzados fines moralizantes, que en vez de abrir posibilidades, se cercara en un enunciado extracinematográfico) y que la trama y dirección a grandes rasgos luzcan potentes e intensas (a veces sí, a veces no), "The Scarface Mob" no es una gran película pues le falta una verdadera y auténtica mirada que surja del propio ser del filme, le falta una verdadera personalidad que conduzca con total autonomía los destinos del argumento, por más ilógico que tal afirmación suene dado el intrínseco "basado en hechos reales". No se pierde nada en verla, el trauma es casi nulo, pero no vamos a quedar locos; prefiero "The roaring twenties" mil veces.


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