jueves, 21 de diciembre de 2017

Doctor X - 1932


Director: Michael Curtiz

Hoy, como todos los jueves, fui a ver a mi abuelo y resulta que en su tiempo vio películas en CinemaScope (¡¡¡!!!) en los dos cines que entonces había en Curicó, lo cual me parece extraordinario. Inconmensurablemente extraordinario. Filmar en 16mm con lentes anamórficos no es tan caro como suena (estoy intentando aprender al respecto en cualquier sitio de internet, dado que en la universidad, durante cinco años, nunca se mencionó el tema... y pregunto yo, ¿qué hacen con el dineral que cobran los hijos de puta?), y de hecho me sorprendí gratamente al saber que "Theeb", aquella pequeña gran película jordana que ya no recuerdo si compitió por el Oscar a Mejor película de habla no inglesa o si sólo llegó a estar pre-seleccionada (lo cual, a todas luces, es un triunfo tremendo de por sí), se rodó, justamente, en 16mm con lentes anamórficos, lo cual explica que su formato sea de 2.35 (y yo que pensaba que no se podía alcanzar dicho formato rodando en 16mm o Super 16). Sigo en pañales en esta materia, así que si dije cualquier imprecisión o derechamente una estupidez, les pido perdón y, sobre todo, información y fuentes de información: me siento inusitadamente feliz y optimista aprendiendo estas cosas. Incluso me ilusiono. Yo, ilusionándome. Me pregunto cómo acabará eso...


Después de haber visto "Mystery of the Wax Museum", también dirigida por Michael Curtiz (de hecho, de aquélla se repiten, aunque ésta se hizo antes, Lionel Atwill, Fay Wray y Arthur Edmund Carewe), quedé con todas las ganas de volver a ver una película relativamente similar. "Doctor X" fue el film elegido. En él, una serie de cruentos asesinatos que ocurren siempre cuando hay luna llena llevarán a la policía a sospechar de la Academia Médica liderada por el Doctor Xavier, pues todas las pistas parecen señalar que en dicha institución se halla el asesino. De esta forma, el Dr. Xavier se propone llevar a cabo su propia investigación para determinar si, en efecto, alguno de los académicos y científicos del lugar es el culpable de los crímenes. Por lo demás, un irritante periodista también irá metiendo la nariz por ahí con tal de adueñarse de la primicia y sorprender a los lectores, ávidos de noticias morbosas.
Como aquella película del museo de cera, "Doctor X" es una entretenida y fluida intriga que tiene tanto de comedia como de misterio y de horror/fantástico, que destaca por su negro, tórrido y electrizante sentido del humor (aderezado con deliciosas connotaciones sexuales, oh sí... y si no me creen, esperen a ver la escena final: el aparato que da pequeñas descargas eléctricas, el "punto débil" de ella... uf...), así como por su atractivo retrato y/o ejecución de lo macabro, al estilo pulp, con estos escenarios sombríos, personajes de apariencia siniestra, etc. A propósito, qué geniales son los colegas del Dr. X, y lo mejor es que, a pesar de que el relato es una consciente pieza de género, cada uno es más que sólo su función narrativa o dramática: como señalaba ayer con "Private Detective 62", estos personajes gozan de características propias que les insuflan personalidad y entidad, entre otras cosas, que acaban siendo un activo aporte a la narración, pues ofrecen soluciones e ideas. Por ejemplo, está la querencia de uno de los doctores por la proto-pornografía y las prácticas de dominación sexual, rasgo que no es esencial a la trama pero que sí funciona como elemento disruptivo y disonante para acrecentar la tensión que provocan los elementos más esenciales y terroríficos del relato (el experimento, las máquinas, las figuras de cera...).
Mi único reproche es el clímax, la revelación del asesino, escena que, además de ser floja, resulta contradictoria y caprichosa, abrupta. Hasta sonrojante. Es contradictoria porque contraviene todas las teorías instaladas por el relato mismo (se decía que el culpable asesinaba porque la luna llena lo llevaba a recordar un episodio traumático del pasado, recuerdo que lo sumía en un trance psicopático, sin embargo, el personaje en cuestión no tiene ninguna backstory que respalde dicha teoría y, según se entiende, los asesinatos se ejecutan con perfecta lucidez y el propósito de estos, aunque amoral y anti-ético, es meramente científico); y es caprichosa porque surge de la nada, por sí sola, sin tomar en cuenta las pesquisas previas del Dr. X porque de todas formas el guión cambia el punto de vista del investigador por el del asesino, a quien por alguna razón le da un ataque de sinceridad y sale diciendo "sí, YO soy el asesino, no te lo esperabas, ¿eh, so inútil?"... Siempre me ha parecido un recurso fácil, que denota torpeza del guionista, cuando el guión es quien nos revela la identidad del asesino o la solución del misterio en relatos que desde el principio instalan la lógica de que el protagonista será quien nos guíe a la verdad, puesto que luchan con una fuerza de identidad desconocida; caso distinto es cuando, por ejemplo, el espectador conoce la identidad del asesino, del antagonista, y el relato es una especie de juego entre el gato y el ratón. Como sea, no quiero ponerme a teorizar puesto que no soy ningún teórico del cine (seré un parásito, pero nunca tanto).
Lo cierto es que "Doctor X" es una película sumamente interesante y entretenida, dirigida con la siempre soberbia puesta en escena de Michael Curtiz, película que se cae en su deficiente y mediocre tramo final (¡culpa del guión!), aunque no por ello los voy a disuadir de este visionado, después de todo, es una irresistible y consciente de sí misma historia como salida de esas revistas baratas en donde se podía a echar volar la imaginación con cualquier cosa menos, claro, torpes soluciones o recursos de guión. Este tipo de historias no tienen desperdicio alguno; al contrario, se pueden extraer interesantes apuntes para el futuro...

...¿no sabes cuál es mi punto débil?...

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