miércoles, 24 de junio de 2015

Orange is the new black - Temporada 1


Creadora: Jenji Kohan

  Terminado el partido entre Chile y Uruguay, y sin ánimos de comenzar pleitos, debo decir que la famosa "garra charrúa" consigue más expulsados que goles -y los expulsados deberían ser incluso más-, situación nada sorpresiva que se viene notando desde hace varios años mediante mordiscos, puños y las ya poco imaginativas patadas a cualquier cosa menos la pelota. Al menos fue un bonito y merecido triunfo, entre oooooooles y oooooooles... Ahora bien, intentando con todas mis fuerzas concentrarme -cómo celebra la gente por un triunfo en cuartos de final-, procedo a comentar "Orange is the new black", otra de las sensaciones de Netflix -se suscribe uno y diez más lo utilizan, entre los segundos yo, jojo-, que si bien no es superlativa en su calidad, sí es lo suficientemente buena como para dejarte mas que satisfecho y finalmente enganchado con miras a las temporadas segunda y tercera. Allá vamos.


  Piper Chapman es una mujer tranquila que planea casarse con su novio, pero una condena de un delito cometido diez años atrás la arrastra a una prisión femenina de baja seguridad en la que deberá pasar, si mal no recuerdo, unos 14 meses -eso si no pierde la cordura y se gana más tiempo para pensar en lo que ha hecho-. Ya instalada, vivirá muchas cosas que no estaban en esos libros de "Cómo sobrevivir en la cárcel" que tanto leía antes.


  La calidad de "Orange is the new black" se erige y sostiene casi exclusivamente sobre el amplio abanico de personajes y lo apropiadamente bien que están actuados y relacionados narrativamente. No diré que son complejos o profundos, pues raramente lo son -la transexual es la única que tiene un trasfondo verdaderamente complejo y una historia trágicamente humana, genuina-, y tampoco diré que sus conflictos estén desarrollados con magnificencia. Son efectivos pero no magistrales, y este asunto me introduce de lleno en una especie de paradoja: ¿cómo es que con personajes bastante básicos y simples, casi estereotipados y con conflictos que inevitablemente nacen del "cliché", la temporada destaque precisamente por la variedad e interacción de personalidades? La respuesta es difícil de explicar, no necesariamente porque me cueste concentrarme con tantos cantos de alegría y bocinazos, sino porque la misma escapa a las lógicas narrativas más estrictas y severas: "Orange is the...", básicamente, muestra el diario vivir de unas reas que intentan pasar su tiempo entre rejas lo mejor posible sin ningún tipo de presunción estética, y ciertamente sin prejuicios de índole moral, humana o filosófica; "Orange is the...", fiel a su espíritu desenfadado y libre, simplemente reduce cualquier tipo de alarde y artificio a su mínima expresión, dejando que el eje de los episodios sean, justamente, los personajes y su cotidianidad -ni siquiera centrándose en Piper-. La importancia del presente de las cosas es un sabio salvavidas, pues como en realidad no importa cómo llegaron a la prisión sino como sobreviven, el resto de reproches pasa a un segundo plano -dependiendo de la tolerancia y observación crítica del espectador-. Y, dentro de todo esto, la temporada se pasa volando con simpáticos "problemas" -como una elección de representantes, una gallina casi mitológica, un celular con fotos del "tutu" de una presa, un particular lío con secadoras, etc.- y otros ni tanto -chantajes, corrupción, rivalidades a muerte-, manteniendo un justo equilibrio entre la ágil y ligera comedia y el drama personal/individual más ambiguo y oscuro, aunque el tono general busca desmarcarse de la densa seriedad y/o gravedad de otros dramas criminales o carcelarios más realistas. En otras palabras, la temporada es coherente consigo misma: no pretende hacer complejo lo que no debe ser complejo -lo cotidiano: el diablo está en los detalles, por pequeños y banales que puedan parecer-, y se preocupa de tejer enemistades más que conflictos autoconclusivos. Como digo, no es la lógica acostumbrada de "una temporada: una meta o un enemigo superpoderoso", si bien el notable final de temporada fue una inteligente explosión del progresivo estrés individual y colectivo.
  Por lo demás, la serie no me parece ningún prodigio que supere cotas superlativas de calidad, pues:
-La dinámica de incluir, de cuando en cuando, flashbacks mostrando la vida previa de casi todas las reclusas contraviene la intención de no salirse del espacio temporal que es la prisión, y, consecuencia directa de lo anterior, no tiene mucho sentido como mecanismo narrador pues revelar las circunstancias del arresto de las reclusas poco aporta al trasfondo emocional y humano de las mismas. La gran mayoría de los hechos previos podrían intuirse gracias a diálogos, visitas y demás, aunque admito que algunas remembranzas son conmovedoras y funcionan como una pistola de Chejov. En todo caso, a grandes rasgos el flashback es antojadizo y no está bien utilizado.
-Hay un par de tramas tan pero tan sosas, como por ejemplo ese pueril y estúpido romance entre un guardia y una reclusa. Por favor, ¿por quién toman al espectador? Dichas escenas son tan pero tan melosas que uno llega a atragantarse. Ahora bien, por muy raro que parezca, dicho romance va desencadenando interesantes movimientos y giros argumentales que asoman realmente prometedores con respecto al futuro... Así con las rareza de la vida.
-No deja de haber un aire de buenismo un poco irreal, pero ahí sí que no me meto, después de todo, la serie se basa en las experiencias reales de una Piper no-sé-cuánto. Además, no es que una prisión de mínima seguridad tenga a las criminales más peligrosas del país, y como ya he dicho antes, las intenciones de la serie son otras, ciertamente no el drama realista. Curiosamente, en el primer episodio, un jefe de guardias o algo así le dice a la protagonista "esto no es Oz". Y yo no he visto "Oz", un drama carcelario de HBO, pero creo que dicha afirmación es una declaración de intenciones en toda regla y en todo sentido.
-El novio de Piper es un completo idiota y me disgusta verlo. ¿Cómo es que Piper sufre por él, cómo es que un personaje limitado en todo sentido adquiere tanta importancia? Éso, amigos míos, sí que es crear una tormenta en un vaso de agua.
  En fin, demasiado estereotipados o no -la redneck drogadicta religiosa, las negras ruidosas, las latinas locas, las blancas decentes, los guardias raritos...-, los personajes son creíbles y generan empatía, y por extensión sus conflictos, pequeños o grandes, nos involucran de verdad. Lo anterior y el espíritu desenfadado hacen que "Orange is the new black" sea una serie de lo más agradable y recomendable. No la cosa rutilante y magnífica que la prensa "especializada" y el nuevo-nuevo-nuevo periodismo -buzzfeed e imitadores- intentan hacerlo parecer, pues hay numerosos aspectos reprochables -aunque pasables-, pero ya saben como es la cosa... En cualquier caso, no les digo que no la vean, por si acaso...

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