miércoles, 25 de septiembre de 2019

Bella e perduta - 2015


Director: Pietro Marcello


En el última festival de Venecia hubo una película que, así a lo lejos (por supuesto), me llamó bastante la atención. Me refiero a "Martin Eden", film rodado en 35mm cuyo director es Pietro Marcello. Nos pusimos a buscar qué había hecho Pietro Marcello antes de "Martin Eden", la cual, por lo demás, se ve buenísima. Además de "Bella e perduta", que es la que comentamos ahora, Marcello ha dirigido otros tres largometrajes, todos adscritos al documental, de distintas duraciones; toda su obra, de paso, ha sido filmada en 16 o 35 mm. ¿Cuáles veremos? Por ahora mejor no hagamos planes.
"Bella e perduta" es una película que podría emparentarse un poco (o más) con "November", aquella obra maestra de Rainer Sarnet, en tanto enlaza en estrecho abrazo la realidad con la fantasía, de manera más poética que dramática (aunque de haber, hay trama). Por dar ciertas señas, la película cuenta la historia de tres personajes: un hombre dedicado a cuidar un castillo abandonado con el fin, con el sueño de todo día y de toda noche, de que reviva y recupere sus tiempos de esplendor; un búfalo italiano separado de su madre al nacer y que, condenado a la muerte debido a su "inutilidad" (no es secreto para nadie que a los machos de ese tipo de animales se les raja muy hijodeputamente el pescuezo poco después de nacer, hijos de puta), es adoptado por ese buen hombre que cuida el castillo, buen hombre que asimismo cuida de los animales; y Pulcinella, ese personaje que proviene de alguna tradición narrativa italiana, lazo entre los vivos y los muertos, que es enviado al castillo para cumplir el deseo del buen hombre cuidador de animales: darle una voz al búfalo, para que así pueda contar su historia. Diversas cosas suceden y la película se transforma en un viaje por parajes campestres o bucólicos italianos, registros cuasi documentales más allá de la ficción de este viaje, registros de un paisaje y de sus habitantes (más allá de si estén interpretados, lo cual me parece que no es así), del tiempo que corre en esos parajes, de la vida que como polvo se acumula sobre las cosas. Es también la historia del búfalo y de la forma en que los animales son tratados, tan cruel e inhumanamente, por los hombres en este mundo bello pero irreversiblemente dominado por amos inclementes; la historia de un búfalo que tiene alma, y que reflexiona y que sueña, que disfruta los minutos de paz sabiendo que de todas formas la muerte pesa sobre él. Es la historia de este Personaje, supongo que un arquetipo, que cumple su cometido, trágico en su futilidad, la de velar por el bienestar del búfalo, y que mientras recorre el país, observando personas y paisajes y tantas otras cosas, adquiere, incapaz de aceptar una vida de repeticiones, una sed de libertad y una visión algo amarga de la vida, mezcla algo paradójica, pero es bien sabido que es mejor morir en propia ley que pisoteado por voluntades ajenas. Es también una historia de vivos y muertos; una historia que en su mayoría queda fuera de campo: la historia de los vivos que viven sus penas y sus dolores y sus desgarros, que viven ya irremediablemente lejos de sus muertos, arrebatados por la violencia de las mafias o del estado, por la violencia de los hombres a fin de cuentas, y la historia de esos muertos, tan cerca de sus vivos pero separados por un velo que nuestros aún límpidos ojos no pueden trasponer, los muertos que observan y acompañan.
Película poética, de bellas imágenes, imágenes de honda significación, de sencilla significación, de bello texto, de bello montaje (que en sí mismo es una escritura, sólo que las imágenes reemplazan a las palabras o las letras). Una absoluta maravilla que atrapa durante sus casi noventa minutos de metraje, por lo triste, por lo hermoso, por la honestidad que palpita en sus fotogramas.
Imperdible.
(Y que "Martin Eden" quede, desde ya, como uno de los obligados del año o del próximo año o cuando se estrene por acá...)

*Por cierto, coincidencias de la vida, hace poco terminé de leer Los caballeros negros, novela breve de Luisa Eguilúz, que también es una historia de muertos y vivos, y que también es una pequeña maravilla -no es de extrañar que la autora sea también poetisa-, y que si la pueden leer, adelante por los sueños que aún nos quedan adelante por los sueños que están poooor venir...

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