jueves, 3 de julio de 2014

Snowpiercer - 2013


Director: Bong Joon-ho

  Hace mucho tiempo que tenía esta película lista para ser vista. Menos mal que la pude ver, finalmente, ya que la espera se me hacía un tanto insoportable, no tanto por el hecho de que haya estado extremadamente emocionado con la quinta película de Joon-ho, sino porque esta es la primera película suya que veo. Me quedarían cuatro por ver, y eso se puede hacer bastante rápido -pero más adelante, por ahora quiero concentrarme en cierto realizador tailandés-. A 'Snowpiercer' le ha ido bastante bien entre la crítica, aunque también he leído comentarios menos entusiastas. De cualquier forma, a mi me ha gustado bastante.


  Supongo que ya saben más o menos el contexto: debido a que el calentamiento global se hacía cada vez más insoportable, se decidió que la mejor decisión era bajar la temperatura general de la tierra mediante el lanzamiento de un gas o químico. La cosa salió mal y, en vez de bajar controladamente, la temperatura cayó a niveles de congelación. Todas las formas de vida en la tierra murieron, excepto las personas que se subieron a un tren que recorre todo el planeta en ciclos de un año. Como es usual, están los que mandan y los que obedecen, viviendo los primeros en la más absoluta comodidad y los segundos en condiciones infrahumanas. Curtis viene siendo el nuevo líder que guiará a los de la parte trasera del tren a una rebelión para alcanzar el frente, donde se vive mejor y, más importante, donde se ubica el centro de control de todo -que es lo que les daría la victoria, si llegan-. ¿Alcanzarán el frente?


  Probablemente la mayor virtud de esta película es que sabe lo que es. Me explico: es fácil notar que detrás de la trama hay una crítica a la manera en que los humanos destruyen el lugar en el que viven. Primero lo hacen debido al mal llamado progreso, finalmente el que llevó a un calentamiento global tan intenso que se requerían medidas urgentes -la palabra urgencia surge sólo cuando los humanos son los potencialmente afectados; de seguro antes de estos sentirse inseguros, víctimas de su propia codicia, mucho de la vida natural pereció gracias a la alta temperatura mundial, sin ser esto importante para la mayoría de la población-, tan urgentes que las soluciones fueron más rápidas que efectivas. Una vez éstas estuvieron a mano, se salen de control y terminan aniquilando la vida natural por completo -excepto los "pocos" que se subieron al tren protector-. Moraleja: los humanos lo destruyen todo. Antes era el tiempo, pero finalmente siempre resultan ser los humanos -Hal Hartley no se equivocaba para nada al tratar, también, la globalización y el progreso en general como el camino directo a la destrucción. Nada más vean The Girl from Monday, no su mejor filme, pero sí con un pesimismo estimulante que termina por reivindicarlo un poco-. Y para ponerle más leña al fuego, se supone que el año en que todo este plan salvador salió mal fue el 2014, que ahora va a la mitad. No todos son profetas, pero basta dar una mirada para ver cuantas cosas mueren y se desgastan debido a nosotros. Pero esto es la primera parte, la crítica desde un punto de vista mayormente medioambiental, pues luego viene el punto de vista estrictamente político: el nuevo orden del tren, organizado como una pirámide: arriba Wilford, el creador y dueño del tren; al medio mucha fauna de personas con distintos rangos que no valen la pena aclarar; y abajo los otros, los que no valen nada, los que ni siquiera son usados como fuerza de trabajo. De todas formas, para efectos del tren, mejor ordenen lo anterior así, respectivamente: frente, medio-medio-medio..., y cola. ¿Y qué hacen los de la cola -personas tratadas con abyecta brutalidad-? Comienzan una rebelión, una revolución para acabar con los que mandan.
Supongo que no es para menos que la novela gráfica francesa en que está basada la película haya salido el año 1982: época de guerra fría, durante la cual me imagino que el panorama era desalentador: varios vecinos europeos estaban bajo brutales dictaduras comunistas amparadas por la URSS -con protestas e intentos de liberación reprimidas sanguinariamente-. Como digo, no es de extrañar que ésta sea una historia de humanos destruyéndose y sobre el autoritarismo. La época en que se hizo daba mucho material, y hoy en día tampoco se puede decir que el mundo sea una bella utopía. La idea podría ser aplicable a cualquier tiempo, no es una gran novedad, pero siempre resultan interesantes estos planteamientos.

  Ahora bien, a lo que voy cuando digo que "la película sabe lo que es" es lo siguiente: Joon-ho sabe que ésta, su película, no es una profunda reflexión distópica con claras metáforas de la sociedad actual o de antaño. Sabe bien que esta película es un entretenimiento. Y como sabe tal cosa, se concentra más en entregar una película intensa y de ritmo constante que en cualquier otra cosa que pueda desviar la atención vanamente. Y bien por eso, pues a mi sí me pareció un excelente entretenimiento que te mantiene atento e interesado de principio a fin.


  Ahora, hablando de la realización de la película en sí, tengo que decir que las cosas están bien filmadas, y bien resueltas. Como ya les dije en el primer párrafo, no he visto los filmes anteriores del director, por lo que no podría decir si ahora su labor es menos portentosa que antes, pero a la vista de lo hecho sólo en esta película y esta película solamente, me parece una muy buena dirección: la puesta en escena, el uso de la cámara, lo bien logradas que están las secuencias de acción -la pelea con los enmascarados me gustó mucho-, etc., son cosas que revelan el buen ojo que este tipo tiene. Claramente, las tomas exteriores del tren habrían quedado mejor con efectos más realistas -porque a veces de verdad costaba tomarse en serio el tren, especialmente desde las tomas más lejanas-, pero no afecta demasiado al conjunto, o al menos a mi no me irrita sobremanera. Al menos queda la firme sensación y certeza de que hay una clara construcción audiovisual que ha quedado muy bien.
  También me ha gustado bastante la manera en que está construida la historia. Desde el inicio cuando todo parece ir de mal en peor, pasando por el comienzo de esta nueva rebelión y las etapas que los de la cola tienen que enfrentar, hasta ese final que me ha parecido genial, cada situación tiene su punto fuerte de tensión que eleva la calidad global de la película y que finalmente hace que todo guste más. Tiene una estructura bastante clásica, a decir verdad, pero correcta y cumplidora: al inicio presentan personajes, situaciones, pistas visuales, y luego todo lo demás se va explicando solo, hasta que el panorama quede totalmente clarito. Un guión normal pero efectivo -escrito por el mismo sujeto que escribió 'Antes que el diablo sepa que has muerto', donde el guión es sencillamente fenomenal; como dato aparte, Kelly Masterson, el guionista, tiene una carrera bastante corta: debutó con el filme final de Lumet, y este es el segundo que hizo, además de otros dos posteriores que engrosan su currículum-. En conclusión, lo mejor que se puede decir de este guión es que, al menos a mi parecer, no hay puntos muertos ni sobrantes. Además, el contexto está introducido con sencillez -textos sobre la imagen y audios de archivo- al igual que los personajes y su gran conflicto, y el relato está bien guiado y bien resuelto. No se le puede pedir más, es un entretenimiento sólido -aunque tenga un par de giros interesantes pero no cruciales ni muy sensacionales que puedan oler a despropósito por lo rebuscados, al menos están bien colocados y se aceptan por lo mismo-.


  Sumado a lo anterior, la película tiene un ritmo intenso y constante que no cansa en ningún momento, que hace que el fluido rumbo de acontecimientos se pasen volando hasta su final. Las dos horas no se me han hecho pesadas, al contrario, debo decir que la acción transcurrió bastante rápido; de repente la rebelión recién comenzaba, y de un momento a otro Curtis estaba en el vagón final, charlando con Wilford, el gran villano y fuerza antagónica. Lo que más me ha gustado es, luego de varios vagones, cada uno con sus respectivos peligros, entretenidos, intesos y singulares, la media hora final de la película, mucho más pausada que el resto del metraje. A pesar de lo pausado, también se me ha pasado volando, y es que de verdad nunca me sentí lejano a la película, me capturó desde el inicio. Como sea, esta media hora final es el tiempo de las revelaciones, de largas conversaciones entre Curtis y Wilford,  y también Curtis y Namgoong Minsoo -muy buen personaje este-. Me gustó más la segunda conversación que la primera, pues era más íntima y honesta; todo el discurso de Wilford está bien filmado, tiene una atmósfera inquietante y cautivadora, como si lo que estuviese diciendo sea la octava maravilla, pero lamentablemente su tan ansiado discurso es muy obvio y poco original, repetitivo -no como la confesión de Curtis, mucho más potente que las motivaciones de Wilford-. Es convincente a la luz de lo acontecido, pero le faltó más Wilford humano que Wilford "líder y jefe político". Un discurso muy táctico y pragmático.
  Pero a pesar de los mencionados baches, Joon-ho dirige lo suficientemente bien como para dejar de lado estos reproches y concentrarnos y entretenernos más con la intensa acción de tres cuartos de película, y la inquietante pausa de la media hora final -que aún así termina de manera intensa-. En cualquier caso, el oso polar me ha parecido una maravilla. Hermoso.


  Antes de que se me olviden los personajes y sus actores: Chris Evans hace de Curtis, el líder de la rebelión de los de la cola. Nunca me ha parecido un buen actor, pero me parece que en esta ocasión ha dado una actuación decente y correcta. Cuando se pone triste y llorón se nota que se esfuerza mucho, pero mal-terrible-horripilante no le queda. Ed Harris -qué gusto da ver a este tipo- es Wilford, y aunque sale poco y dice cosas no muy emocionantes, tiene ese carisma propio de él que le da a los villanos que suele interpretar. Finalmente, Kang-ho Son es el que mejor lo hace, especialmente porque le da misterio a su personaje, un genio adicto al kronol -la droga que se usa en este tren- que esconde mucho detrás de sus abundantes conocimientos. Además, su hija me ha caído muy bien. A los demás no vale la pena mencionarlos, salvo Tilda Swinton haciendo del típico personaje excéntrico, tanto en lo estético como en la personalidad que tiene. Me imagino que la Swinton se lo pasó genial vestida de esa forma y dando esos hilarantes discursos -lo del zapato era para morirse de la risa. Y hablando de zapatos, hace poco vi una película chilena llamada "Los deseos concebidos", de Cristián Sánchez, aquí en youtube, donde un personaje decía, parafraseándolo, "que en su niñez le inculcaron el amor por los zapatos...". Para morirse de risa. Véanla, es buena película-.
En cualquier caso, un buen reparto -menos el irlandés, que me cayó mal, y eso que los irlandeses me caen bien, sobre todo por ese acento que tienen-.

  Para terminar, 'Snowpiercer' es una buena película porque no se pierde en los temas que ya de por sí deja sobre la mesa. Su breve introducción ya plantea los peligros de la globalización y lo terrible que es el autoritarismo, y por lo mismo no se hace necesario que a cada rato se nos recuerde, molestamente, que hay que pensar en las injusticias y todo lo demás. La película entretiene durante todo el metraje, nunca pierde el ritmo, tiene un tono apropiado entre la acción pura y dura, las mencionadas injusticias marcadas todavía más por las diferencias entre los vagones, y ese humor negro que aunque se diluye con el correr del metraje, nunca hace que la película se ponga demasiado seria -de todas formas, el final sí que requiere un tratamiento más serio que hilarante-. En pocas palabras, los planteamientos no se manosean exageradamente y la historia va directo al grano.
  'Snowpiercer' es mucho más entretenimiento que metáforas políticas, y así es como me gusta. Se pasa bien. Yo lo pasé bien. Es una buena película, aunque no creo que sea la mejor de este director surcoreano. Ya me pondré al día con él y veré qué tal. Pronto. Por mientras, disfruten esta.

Tres  capturas más

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