jueves, 1 de enero de 2015

The Drop - 2014


Director: Michaël R. Roskam

   Sé que debería estar viendo las películas de Truffaut sobre Doinel, pero ha sido todo un maldito lío conseguir buenos subtítulos para "Baisers Volés", ya que el problema no es la desincronización en sí sino los fotogramas del subtítulo y la película, diferentes entre sí, lo que hace que no puedan ir nunca a la par. Estoy atrapado, en otras palabras. Y como no quería no ver películas, pues elegí una que hace rato estaba en mi lista, principalmente por ser una de las últimas actuaciones de James Gandolfini. Antes de continuar, eso sí, unas palabras respecto al año nuevo y todo eso: el 2014 se fue sin yo lograr mi meta de 200 posts, aunque habiendo subido 198 puedo decir que estuve bastante cerca, pero una meta sin cumplir es una meta sin cumplir; eso sí, no todas las películas que vi fueron comentadas acá, ya sea por cansancio o por no lograr escribir nada decente. Espero llegar a los 250 posts este 2015, así que vamos que se puede. Y sin más preámbulos y chimuchinas, hablemos de la estupenda "The Drop", segunda película del belga Roskam, quien debutara con "Bullhead" unos cuantos años antes. Así abrimos el nuevo año, con crímenes y otras cosas más honorables.


  Marv -Gandolfini- y Bob -Tom Hardy- son dos primos que manejan un bar, el primero siendo el dueño y el segundo el bartender, aunque hay que aclarar que el bar en realidad pasó a manos de la mafia chechena. La vida de estos dos primos comienza a complicarse cuando Bob encuentra un cachorro pitbull en la basura y el bar es asaltado, con el consecuente deseo de los chechenos de recuperar el dinero robado.


  Tom Hardy encuentra en un tarro de basura un pitbull cachorro, sangrando claramente producto de una paliza de algún desequilibrado mental -todo aquel que golpee a un perro sin motivo es un enfermo de mierda, repugnante y deleznable-. La dueña de la casa en cuyo patio está el basurero sale y le pregunta a Hardy qué está haciendo, y éste no tarda en poner al día a la mujer sobre la situación. Sacan al cachorro y Hardy dice, casi sin pensarlo, "esos perros son peligrosos". La mujer dice que el cachorro no es peligroso sino que "absolutamente dulzura", que el pobre no tiene la culpa de que su dueño sea un asqueroso imbécil que lo golpea y lo abandona en un basurero. Y, ¿saben qué?, es totalmente cierto: los pitbulls no llevan la agresividad y la sed de sangre en sus genes, no son intrínsecamente violentos ni asesinos; los pobres tienen que cargar con un estigma, y uno bastante feo, al igual que los rottweilers, los doberman, entre otras razas que a priori lucen amenazantes y peligrosas. Sabemos, sin embargo, que las cosas no funcionan así; que el mundo no es blanco y negro, que no es bondad versus maldad, que no es justicia versus injusticia... a fin de cuentas, que entre ambos conceptos hay una fina línea que los separa, en ocasiones casi imperceptible, manifestando claramente que todos somos buenos y malos a la vez, que todos somos tan monstruos como ángeles. De todas formas, ¿quién o qué decide qué acción es buena o mala, correcta o reprobable? El que Tom Hardy encuentre a ese cachorro pitbull -al que luego llama Rocco- me parece una clara metáfora de todo esto, o al menos el impulso que direcciona en esa dirección tanto a nosotros los espectadores como el relato con sus personajes.
  Claro, porque "The Drop" es una historia sobre estigmas, apariencias, máscaras y fachadas, no sólo de bares que lavan el dinero de sus jefes criminales sino de humanos -y perros, el ser vivo que sea- que detrás de sus ropas, rostros, ojos, etc., esconden toda clase de cosas oscuras y algo más luminosas: amor, violencia, deseos de redención, envidia, vanidad, codicia, mentiras, dolores, arrepentimientos, etc. Es, en menos palabras, una historia sobre naturalezas... verdaderas naturalezas. Naturalezas que eventualmente salen a la luz, aparición que funciona como un baño de honestidad y una lección: bueno es el que hace cosas buenas -no el que las dice, miren que ahí el mundo sería un paraíso-. No podemos confiar en las primeras impresiones.


  Detrás de la poderosa y certera reflexión a la que invita "The drop" encontramos a Dennis Lehane, famoso novelista y guionista cuya obra podrán encontrar detallada en internet, quien escribe un notable guión que destaca más por la profundidad de sus personajes y sus actos que la redondez matemática con que está resuelto -y, no me malentiendan, lo segundo también es motivo de elogio; aunque como digo continuamente, siempre es un agrado ver una historia donde su fondo sea más impactante que la trama en sí, o mejor dicho, que ésta interprete perfectamente lo que el autor quiere transmitir-. Porque detrás de una historia muy bien narrada, construida y bellamente finalizada -con dos hermosos seres esperando a ser rescatados...-, con personajes y diálogos usados con precisión y sabiduría -aunque el policía luce un poco de más, pero todo bien igual-, tenemos lo que señalé en el primer párrafo. Tomemos como ejemplo a Tom Hardy, un sujeto cuyo ambiguo, elusivo y poco claro pasado sugiere -puede que sí, puede que no- que es posiblemente un asesino, o al menos que fue un matón de temer; la única certeza es que el tipo es serio, parco, poco efusivo y no muy dado a la camaradería. ¿Es posible que un sujeto como él, solitario y de dudoso pasado, sea un buen dueño para un perro "peligroso y asesino"? ¿O es peor el tipo que abandonó al pobre can? ¿Es siquiera un hombre callado e introvertido un buen sujeto? Sólo uno de ellos está dispuesto a proteger cueste lo que cueste al cachorro, y eso ya dice muchísimo sobre esto de la bondad, el bien, lo correcto, lo justo. No es el "qué" sino el "por qué", lo que habla por nosotros.
  En pocas palabras, Lehane, tal como ha sido la tónica en su carrera, elabora un relato negro, captando de manera aterradora lo peligroso de la naturaleza humana; también, el lado positivo, capta lo buena que puede llegar a ser -ojo, no el "bien" convencional que gusta a los correctitos-. Tenemos todos los registros acá en "The drop", desde lo mejor y más destacable hasta lo peor y más despreciable. Un paseo que llega a dar miedo, pero ante el cual no podemos cerrar los ojos hoy por hoy...
  Un guión al servicio de su fondo, que exuda honestidad y reflexión. Fabuloso.


  Para ir finalizando, a destacar la sobria y contenida dirección de Roskam, en cuyas imágenes, jamás saturadas de violencia y otros excesos, encontramos y palpamos esa ambigüedad que cubre cada lugar, cada persona, cada acto; su puesta en escena no puede ser más precisa. Sin estridencias, Roskam construye la tensión de forma pausada pero muy efectiva a través de un potente tempo que otorga fuerza dramática y narrativa a esa pulsión subyacente que hay en cada imagen, cada escena: todo está podrido, o quizás no... Además, los acontecimientos van desnudando la verdadera cara de cada personaje, generando de manera magistral la sensación de peligro, indignación, miedo, etc., todo con un ritmo constante y sin tropiezos. No verán ni sentirán momentos muertos ni nada, sólo tensión y miedo. Digo, si al principio la situación entera te pone nervioso, una vez sepamos de lo que cada uno es capaz estarás verdaderamente inquieto y mordiéndote las uñas. El tramo del supertazón está de lujo y resuelto con mucha habilidad, quedando positivamente insoportable. Me ha gustado mucho la dirección de Roskam, no necesariamente sobresaliente pero sí con muy buena mano y pulso; el tipo sabe lo que hace, y además se nota que le importa la historia que filma. Por algo está esa energía que implica al espectador, porque lo que se cuenta es importante.
  Las actuaciones, era que no, también son impresionantes -especialmente Tom Hardy-. Cada actor entiende a la perfección la esencia del personaje que interpreta, no por nada las miradas de algunos transmiten tanto de manera tan directa. Además, (algunos) son personajes verdaderamente humanos y llaman a la empatía sin mayor dificultad.
  En suma, tenemos una muy bellísima y maravillosa historia sobre la naturaleza humana y qué significa ser bueno... verdaderamente bueno. No para la ley ni para cualquier otra cosa abstracta sino para uno mismo: hacer lo que nuestro corazón nos dice es lo mejor, sin traiciones ni cambios de opinión. Gran película, gran tema y, mejor aún, tratado de excelente y más que apropiada manera -nada de cursilerías baratas-.
  Muy recomendable "The drop", no se arrepentirán en ningún momento. Y el perro... ¿no es una dulzura?

2 comentarios :

  1. Apuntada queda.

    Ánimos y a por los 250! ;)

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    Respuestas
    1. Hacia ya vamos!, jaja, aunque comenzando con una ausencia de varios días...
      En fin, que se vengan grandes pelis para todos.
      Saludos.

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Vamos, dime algo, así no me vuelvo loco...

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