viernes, 30 de octubre de 2015

Rio Grande - 1950


Director: John Ford

  Llegamos a los años cincuenta de la filmografía de Ford, llegamos a la entrada número treinta de Ford, y llegamos a la entrega final de la que fue llamada "La trilogía de la caballería", compuesta por la presente y "Fort Apache" junto con "She wore a yellow ribbon", comentadas hace nada. Por lo demás, "Rio Grande" es la primera película que ve juntos a John Wayne y Maureen O'Hara, y la segunda colaboración de Ford con la recientemente fallecida actriz. Como ven, un día de blog en que muchos caminos se han reunido, y de maneras muy positivas y memorables.


  John Wayne es un importante militar del ejército que, además de lidiar con problemas relacionados con indios revoltosos, también deberá hacer frente a la llegada de su familia al regimiento: primero, un hijo expulsado de la academia, y luego, a su esposa y madre del retoño, quien no quiere que el susodicho lleve una vida tan peligrosa. Rio Grande, frontera con México, lugar al que las fuerzas gringas no pueden entrar ni ejercer autoridad,  parece ser el perfecto catalizador de todo conflicto.


  Quizás, de las tres películas que componen la mencionada trilogía de Ford, "Rio Grande" sea la más ligera en su fondo y hasta en su desarrollo argumental, aunque no por ello es la menos compleja; de todas formas establecer comparaciones me parece un sinsentido, es obvio que cada película es única: este comienzo no tiene mucha razón de ser, pero es una idea que necesitaba exteriorizar. Pero, siguiendo con esa lógica... Quizás sea más ligera porque no contiene esa punzante crítica a la manera en que se representa cierto legado histórico del ejército, condescendiente  y conveniente; quizás sea la más ligera porque no expresa cansancio y descreimiento en sus imágenes, no tiene un afán melancólico y desmitificador hacia el soldado; quizás sea la más ligera "simplemente" porque nos cuenta una historia familiar enmarcada en un conflicto bélico contra naciones o tribus indias unidas contra el hombre blanco. Pero, sin importar las particularidades argumentales y cinematográficas, todas nos presentan a un hombre, de carne y hueso, que de manera contenida y no explícita se desnuda poco a poco ante la brutalidad de la vida elegida y de la que tampoco tiene la más mínima intención de abandonar (todo lo contrario); es el dilema moral, bien escondido debajo de la atmósfera de turno y un relato capaz de aunar en una sola poderosa y contundente entidad forma y fondo. ¿Ser padre/esposo o ser sea cual sea el cargo? ¿Ser individuo o ser parte de un ejército de hombres y colegas? ¿Resignarse al final o construir un nuevo inicio? Quizás "Rio Grande" nos exponga la idea (algo melosa de por sí, pero presentada con tacto y ulteriormente construida con propiedad) de que el ejército mismo es una sola gran familia y que, pase lo que pase, será imposible estar solo o a merced del peligro. Maureen O'Hara llega para llevarse a su hijo a una vida más tranquila; el hijo llega, en el fondo, para conocer y enorgullecer a su padre; y el padre, John Wayne, intenta seguir órdenes sin saber (o aceptar, mejor dicho) que éstas no tiene que ir separadas de su propio sentir. La cosa es que, poco a poco, este animado y cercano trío comienza a integrarse como tal a la dinámica del ejército y a impregnarse de su cotidianidad, que con sus tiempos serenos y conflictos violentos une a la familia más y más.
  Para no quedarme con la sensación de vacío... Nuevamente nos encontramos con una película redonda y ejecutada con maestría y precisión, en la que cada flanco argumental, aún conservando su entidad propia y natural, fluye con las demás para aportar y complementar el panorama general del relato, a fin de cuentas el motor narrativo que le sigue dando cuerda a los pequeños grandes relatos humanos que se tejen dentro y fuera del regimiento, un gran relato que vendría siendo soldados versus indios. Encontraremos comedia (por supuesto), secuencias de acción intensas y muy bien rodadas, momentos de suspenso y tensión en que da la impresión de que lo peor puede pasar, y escenas no necesariamente dramáticas pero sí contenedoras de una auténtica sensibilidad. ¿Y John Wyane y Maureen O'Hara? Prrff... La química entre ellos es encantadora y fenomenal, tan sólo basta disfrutar la escena en que se ven por primera vez (cómo reaccionan, sobre todo Wayne) y en la que sin embargo se nota que hay toda una historia detrás, una historia incapaz de olvidarse pero tampoco de replicarse, aunque siempre abierta a las posibilidades. También presenciaremos las capacidades expresivas de Ford, su inmensa habilidad para darle nuevas dimensiones a ciertos elementos (imágenes, conceptos, imágenes-conceptos, objetos...) que en un principio pueden ser un simple escenario pero que gracias a la mirada del director se convierten en un espacio (tanto físico como temporal) trascendental y fuente de mucho más que disparos y asaltos. ¿Qué es Rio Grande sino los límites y plazos autoimpuestos, las cercas de nuestra propia libertad? (Podría dar una mejor conjetura, pero la hora...; igual estoy acá sin la arrogancia del teórico, que cree tener toda respuesta definitiva: yo sólo lanzo ideas para, en el mejor de los casos, debatir) (O igual podría dar conjeturas menos melosas... ya me dirán ustedes).
  "Rio Grande" es una fantástica película, amena pero profunda, intensa pero pausada, bien escrita y mejor dirigida, etc. A través de lo simple también se puede decir mucho, con poco se puede crear algo inmenso... y tampoco se necesita efusividad para elogiar grandes obras (a veces sólo es el sueño el impedimento).

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