sábado, 15 de abril de 2017

Les Amants Criminels - 1999


Director: Francois Ozon

Qué mejor que ver películas de Francois Ozon en semana santa, en el fin de semana santa. No sé qué pasó el sábado santo, así que busqué en Google y una web católica, entre otras once cosas que debo saber sobre el sábado santo, me dice que durante ese día los discípulos de Jesús lo lloraron mientras descansaban (por ser día de reposo) y que los guardias vigilaban la cueva en que Jesús yacía muerto, quien, como estaba muerto, aprovechó para bajar al infierno y salvar a los justos cuyas muertes le precedieron (los condenados que no debían ser salvados siguieron estando cómodos en el infierno, que, por lo demás, tampoco fue destruido por el buen barbudo). Pero qué importa, yo prefiero ver películas y comer chocolate.


Interesante película. Realmente interesante y sugerente. Lo que importa de "Les Amants Criminels" no es tanto lo que se ve como lo que se esconde, lo que permanece latente bajo la superficie envuelto en un misterioso e insondable halo de ambigüedad, de contrastes, de colisiones. La estructura es especialmente atractiva, por no decir inteligente como pocas veces se ve, y supone el gran pilar fundamental del film no sólo en tanto relato sino que también en sustancia, en intenciones.
"Les Amants Criminels" comienza con el exquisito Jérémie Renier y la para mí desconocida Natacha Régnier (actriz de apetecible filmografía: anotado queda revisarla en un par de meses), los dos amantes del título, cometiendo un asesinato y huyendo de casa, huyendo de sus acomodadas vidas, quizás para seguir con una interminable espiral de crímenes más o menos como la de Charles Starkwheater y su novia Caril Ann Fugate en apariencia de thriller nihilista, sin que sepamos con total seguridad ni sus motivaciones ni sus objetivos, todavía inexistentes aunque medianamente intuidos. Pero no. Eventualmente, el relato da un giro y a partir de ello el mismo comienza a indagar, mediante flashbacks excelentemente utilizados (el valor de éstos va más allá de la causalidad o de la simple explicación: los flashbacks funcionan principalmente como detonantes, como recuerdos, como vívidas y táctiles escapatorias), en la personalidad de cada uno de los amantes: en sus inseguridades, en sus matices, sus múltiples capas, sus características, sus anhelos, etc., todo lo cual compone personajes de gran profundidad y una historia de fascinante complejidad. Aún más, claro. Todo un estudio de personajes tan elegante como brutal que resulta especialmente memorable por no ofrecer respuestas sólidas ni tajantes, sino que por constatar decididamente lo inexplicable, incierto, impulsivo, explosivo y caótico que es el mundo interior de cada quien, y la conflictiva relación que surge entre estos mundos interiores y el aún más inexplicable pero hermoso mundo exterior, sobre el que Ozon mantiene una mirada nihilista aunque no sea un thriller propiamente tal, más bien un intempestivo viaje de autoconocimiento.
"Les Amants Criminels" no es una película de trama: es pura atmósfera, pura sensualidad, pura fisicidad: sólo hay que dejarse llevar y arrastrar por el potente caudal que subyace a la deliciosa y preciosa puesta en escena de Ozon. Esto es cine del de verdad, poderoso e inolvidable.

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