domingo, 31 de agosto de 2014

Primer - 2004


Director: Shane Carruth

  Si quieres llamar inmediatamente la atención de todos a tu alrededor, entonces hacer una película como esta para tu debut en el cine sería lo ideal. Shane Carruth era un ingeniero, matemático, alguien que vivía en el mundo del orden y los números y los sistemas, en el que cada cosa tiene su función específica e incluso el caos mismo está controlado. El motivo por el que se cambió al cine no lo sé, quizás esté en entrevistas que no he leído, pero lo cierto es que se agradece que lo haya hecho, pues "Primer" me parece un filme notable, inquietante y fascinante. Su complejidad no es impedimento para disfrutar en todo su esplendor lo que es esta valiente propuesta cinematográfica. Ya la había visto antes, pero decidí hacerlo nuevamente para ver la que es su segunda película, "Upstream Color", cuyo post me imagino se dejará caer en los próximos y cercanos días.


  Un grupo de cuatro ingenieros se la pasan en el garage de uno de ellos inventando aparatos con la esperanza de que alguno les reporte fama y dinero. Pero resulta que uno de los aparatos en que los ingenieros trabajan es mucho más de lo que parece, y sus efectos y consecuencias podrían ir más allá del entendimiento y la lógica. Ante esto, a escondidas, sólo dos de los ingenieros se dedican a estudiar, explorar y experimentar lo que es este extraño aparato, y ciertamente lo que podría lograr.


  Shane Carruth sin duda que es el gran artífice de su opera prima: la escribió, la dirigió, se reservó el rol de uno de los ingenieros que se queda investigando, compuso la banda sonora, la editó, la produjo -con siete mil dólares solamente-, y fue el director de fotografía. Luego de terminado el rodaje, que duró cinco semanas, la post-producción -llevada a cabo por Carruth, quién más si no- fue tan ardua que el director casi abandona su película. Y mejor que no lo haya hecho, pues, aún no habiendo visto "Upstream Color", le tengo bastante fe, no sólo a su segundo largo, sino también a lo que pueda hacer y lograr en el futuro. Me atrevo a predecir que puede hacer grandes cosas, y ambición no le falta al hombre; "Primer" es tan sólo una de las señales que parecen indicar aquello, los primeros pasos en un camino lleno de éxitos y obras enigmáticas. Sólo hay que tener paciencia y, por mientras, disfrutar lo que nos ha entregado.


  "Primer" puede ser etiquetada fácilmente como una película de ciencia ficción, digo, ya lo notarán a medida que el metraje fluya, pero la gracia de la película, mérito absoluto de Carruth y su hábil dirección, es ese realismo cuasi documental con que trata todo el entuerto en el que se meten los personajes, al cual le otorga un trasfondo científico que rompe de raíz con otras películas de temática similar en las que no importa tanto el fondo o la explicación como la historia que se puede generar de ello: en esas historias las paradojas están presentes y, a decir verdad, se les deja estar. En este caso no es así, pues cada acción tiene una consecuencia, y a la vez su causa: nada está puesto al azar, y me imagino que eso es algo que Carruth heredó de sus tiempos como matemático e ingeniero -y que los personajes sean ingenieros es también clarísimo, ¿no?-. Y, naturalmente, toda esta perfección causal tiene su explicación científica, que aunque no sea del todo entendible por el espectador medio -siempre me sentí perdido con tanto término físico, químico, etc.-, no queda para nada forzado y no disminuye la verosimilitud. Es más, a pesar del complejo entramado que se desarrolla, a grandes rasgos la cosa es bastante simple, aunque en los detalles es cuando se torna laberíntica y prácticamente inexplicable. Pero de que la historia es creíble, lo es, no cabe duda alguna; de verdad no me imagino a alguien diciendo "esto es imposible" -dentro del mundo interior del filme, claro está, aunque fácilmente podría ser extrapolable al real nuestro, pues el aparato no es precisamente una extravagancia infantil-. De todas formas, a pesar de que el aparato o máquina sea de lo más verosímil, tanto los diálogos como todo lo demás que involucre cosas químicas y físicas le dan ese toque de realismo a la historia, no lo hace tan fantástico ni lejano en el tiempo: perfectamente puede ser una historia contemporánea.


  Siendo Carruth el gran artífice de esta obra, la verdad es que no ha fallado en ningún aspecto que le ha tocado desempeñar. Para empezar, su calculado guión es sensacional: redondo, sólido, muy bien estructurado y dialogado. A partir de él Carruth dirige con solvencia y gran habilidad, destacando la manera en que representa visualmente toda la información que rebosa la trama; esto es algo que se nota con posteriores visionados, pues mientras más veces veamos el filme más notaremos qué aporta determinado plano. Ya me pasó con esta segunda vez que le echo una mirada. Además, fotográficamente también está de lujo, con composiciones llamativas y muy bien hechas, algo sumado a la ya mencionada veta informativa de cada uno. Por lo demás, me ha gustado bastante el uso que le da a la cámara, en su mayoría elegante y con movimientos pulcros, aunque de vez en cuando haya un poco de inestabilidad, especialmente en los momentos más intensos y extraños. De todas formas, me ha encantado que no se abuse de la cámara en mano, pues nunca me he creído eso de que ese tipo de cámara sea más realista que una más suave y precisa: es la típica falacia que utilizan muchos directores, gran parte de ellos sin identidad; sólo unos pocos logran hacer de la cámara en mano parte esencial de su lenguaje, más o menos como los hermanos Dardenne, de quienes nunca me ha molestado su cámara en mano -probablemente porque cuando la usan prácticamente no se nota, lo cual es otra virtud que contradice cabalmente otro típico y molesto error: explicitar la cámara en mano, algo propio de principiantes, si me preguntan-. Volviendo con Carruth, varía apropiadamente entre una cámara mucho más precisa y la susodicha en mano, ésta siendo mucho menos utilizada que la primera, lo cual es un agrado; en cualquier caso, el uso de cada tipo de cámara -y los distintos tipos de textura de imagen, algunas más limpias que otras, más granuladas y desenfocadas- está muy bien justificado y se nota la intención y propuesta detrás: Carruth no usa la cámara en mano porque "quiere hacerlo parecer más realista o cercano con el espectador", sino porque la leve inestabilidad altera y remece un poco la realidad de los ingenieros protagonistas. Nada al azar, nada dejado a las cuñas de escuela.


  Continuando con el buen hacer de Carruth en las distintas áreas que aborda en su opera prima, la banda sonora compuesta por él también da en el tono y genera la incertidumbre y extrañeza propia de un relato tan confuso e intrincado como el suyo. Además el montaje realizado por él también destaca por méritos propios, lo cual se nota cuando vemos determinadas "cosas" en tal o cual minuto. En pocas palabras, es un relato construido soberbia y magistralmente.
  De todas formas, para haber hecho una película tan valiente y rupturista, pudo haberle agregado un poquito más de premisas que trasciendan lo meramente argumental. No quiero decir que la película no esté bien ni funcione tal como está, pero hubiera sido genial que, además del excelente desarrollo desplegado por Carruth, también hubiera destacado por aspectos más etéreos, existencuales o qué sé yo. Sin duda que "Primer" llama la atención por ser una película con una trama construida impecablemente, pero apuesto a que habría sido todavía más memorable de lo que es de haber contenido temas más profundos en él -quizás surjan un par de preguntas, pero serían muy rebuscadas y forzosas, pues "Primer" es un relato eminentemente de trama-. No me quejo, he quedado encantado y apuesto a que en "Upstream Color" Carruth da rienda suelta a su vena metafísica y enormemente personal.

  En fin, "Primer" es de aquellas películas que invitan continuamente a nuevos visionados, pues ir descubriendo nuevos y nuevos detalles se hace algo adictivo, especialmente con estas películas tan enigmáticas en donde prima la desorientación. Yo no sé realmente si algún día podré comprender completamente la trama de "Primer" y todas las líneas que nacen de su premisa, por lo demás bastante sencilla. Pero he aquí una virtud: a pesar de la sencillez de la que parte, "Primer" abarca una magnitud mucho mayor: su densidad es tremenda y absorbente.
  Para ir terminando, en "Primer" se conjugan la tremenda fuerza argumental de la historia, el poder narrativo de la misma, y la potencia estética de sus imágenes: es una película completa. Y, claro, puede que se enreden y confundan a más no poder, pero puedo asegurar que también se van a fascinar: "Primer" es una joya.

Dobles de capturas

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