lunes, 1 de diciembre de 2014

Boyhood - 2014


Director: Richard Linklater

   Y ha comenzado diciembre, el último mes del año, el mes que me vio nacer, el mes en que intentaré lo que he tratado de comenzar un par de veces sin resultado alguno: ponerme al día con películas del año al que le faltan 31 días para que deje de existir y sea otro número más en la historia del universo. En lo que va del 2014 he comentado siete películas que se han estrenado durante el mismo, cifra que intentaré -qué diablos: lo lograré- incrementar rápidamente. Vamos que se puede. Comenzaremos con esta retrospectiva de última hora con la última película hecha por Richard Linklater a la fecha, "Boyhood", que llamó especialmente la atención por el hecho de que se filmó a lo largo de doce años con el mismo reparto, todo un experimento cinematográfico. Ahora bien, ciertamente, la película debería ser mucho más que eso -cualquier película debería ser mucho más que la cuña mediática que la preceda-, y lo bueno es que realmente lo es. "Boyhood" es una excelente película que me ha encantado de principio a fin: el disfrute está garantizado.


  "Boyhood" cuenta la vida de Mason a lo largo de doce años, período que cubre su infancia y adolescencia, o dicho de otra forma, todo su proceso que lo lleva a la adultez. Dicho viaje estará lleno, como la vida misma, de sus altos y bajos: tristezas, alegrías, momentos inolvidables así como aquellos que no debieron haber pasado, etc. Un trayecto que apela a ser lo más real que se pueda ser.


  Pienso que lo único que puedo decir sobre "Boyhood" es que todo el aparataje mediático sobre el método de filmación de Linklater -un sujeto que ya ha experimentado con el paso del tiempo entre película y película con su bella trilogía del "Antes del...", algo que Truffaut ya hizo en su momento- es un denso punto de distracción dado que, al menos bajo mi punto de vista, todo eso da lo mismo. Claro, pueden tratar a Linklater de todo un visionario al usar a los mismos actores a lo largo de doce años, actores que no fingen o interpretan la historia previa del personaje sino que efectivamente la vivieron -algunos pasajes, eso sí-; ese podría ser el gran mérito que se le puede encontrar, aunque si el niño Mason hubiese sido una persona diferente del Mason adolescente, ¿alguien lo habría notado, realmente? Ethan Hawke apenas cambia y Patricia Arquette es la única que demuestra el paso del tiempo -qué manera de envejecer ella, o si no mírenla en "True Romance" y luego en "Boardwalk Empire"; me recuerda a Sherilyn Fenn, muy distinta de sus tiempos de Audry Horne a los de su aparición en "Magic City"-, aunque nada que un buen maquillaje no pudiera fingir de todas formas -se le agregan kilos, arrugas, etc., todo con tal de aparentar el paso de los años de una manera "realista"-.
   Pero ojo, que no estoy criticando a Linklater, que me parece un gran director que viene a demostrarlo una vez más con su "Boyhood", sino el ruido mediático generado: "Boyhood" es mucho más que su experimento con el rodaje "en tiempo real". "Boyhood" logra trascender ese tiempo y termina siendo una buena película por la honestidad de los sentimientos involucrados, por la honestidad con que se refleja en cada fotograma el duro arte de crecer y madurar y ser parte de este mundo ¿Si todo esto, la honestidad, es resultado del experimento? No lo sé, pues como digo, o es gracias a ello o simplemente a la naturalidad de los actores y la notable habilidad fílmica de Linklater ¿Habría sido "Boyhood" peor utilizando a tres Mason distintos? No sería tan tajante ni tampoco tan valiente como para adelantar una respuesta, pues estoy seguro que se habría sentido la misma naturalidad y Linklater no habría disminuido su habilidad y talento como director, o captador de momentos -ambos son lo mismo, al fin y al cabo, ¿o no?-.
  Entonces, ¿cuál es el verdadero mérito de "Boyhood"? Entre otros, que se pueda sentir el crecimiento de Mason como algo real más allá de su pie forzado formal -o extraformal-.


  Me da risa que en la puta universidad me piden ensayos sobre películas de máximo tres páginas de extensión cuando en realidad deberían ser de más, por más pereza que pueda dar. Hago alguna basura de tres páginas, con cierta dedicación, pero con la síntesis que tres carillas demandan -considerando la magnitud de lo que te piden-. Lo gracioso es que como uno no tiene tanto espacio para profundizar en tanta cháchara -la materia preferidad de estos "docentes"-, debe dejar conceptos escritos pero sin tanto detalle, lo cual estos sujetos resienten y te lo subrayan con un mensajito: "falta profundizar más". Ahora bien, lo realmente gracioso -o triste- es que te ponen ese puto mensaje, no exagero, unas ocho veces por ensayo, ¿y cómo mierda profundizar en tres páginas apenas colmadas de vacua información -exigida por ellos-? No sé, quizás yo sea el idiota, pero están los docentes que realmente hacen películas y los que leen a teóricos del cine que, al igual que ellos, no las hacen y apenas ven más allá de "las mejor criticadas"; la diferencia radica en que los primeros saben a lo que uno se refiere cuando dice "sentimientos honestos" y los segundos no... o si tienen una vaga idea necesitan de una cita para que quede todo claro. De todas formas iba a explayarme un poco sobre eso de la honestidad de Linklater y "Boyhood", pero con la universidad por fin dejando de estorbar en la vida -según yo, la universidad no es vida: es tiempo muerto-, necesitaba el desahogo -poder nadar con libertad, ver películas con tranquilidad, leer autores deseados, jugar online sin miedos, es impagable: eso es vida-.
  A raíz de que este párrafo ya me ha salido algo largo, seré breve: "Boyhood" respira honestidad en cada fotograma porque muestra sin artificios todas las sensaciones que uno puede sentir a lo largo de la infancia y adolescencia, y de la vida adulta también: miedo, rabia, felicidad, deseo, pena, entre otros de una amplia gama de sentimientos. Lo que más real se siente es la mirada de Mason -mirada en sentido abstracto-, llena de rebeldía y deseos de cambio, llena de cuestionamientos y curiosidad, llena de una actitud contestataria y disconforme, llena de una mordacidad que una vida ni tan mala ni tan buena te puede entregar: buscar la autenticidad de los afectos en vez de la impostada aceptación de los valores. Probablemente todo lo de "Boyhood" se trata de simple identificación del espectador para con lo que sucede y a quién le sucede, ya sea la madre, el padre, la hermana o incluso los amigos. Yo quedé enganchado de inmediato, no por la canción de Coldplay como porque Mason estaba mirando al cielo, de lo más tranquilo sin ánimos de perturbación. En la sencillez radica el gran poder de "Boyhood": su honesto realismo.


  Y lo mejor es que esa honestidad y autenticidad hace, precisamente, que el tiempo no importe; que todo lo verdaderamente importante -el ver a los amigos partir, a los padres pelear, a los padres llorar- trascienda el correr de los minutos. En otras palabras, en "Boyhood" el tiempo funciona como en la vida misma: a grandes rasgos, no se nota; ya saben, de repente tu blog tiene más de un año de vida, tus perros ya no tienen la misma agilidad de antes, ese juego que te encantaba ahora es poco menos que una reliquia antigua, etc. Y me estoy refiriendo tanto al tiempo interno de la película, que justamente hace que uno apenas note el crecimiento del chico -bueno, cuando ya es grande se nota "el instante", pero a grandes rasgos no vale la pena notar en qué escena exacta pasan los años-, como al de quien la ve: todo es tan real que la cosa fluye naturalmente y los 165 minutos se pasan volando. Pequeño paréntesis: a muchos se les hace pesado casi tres horas de metraje, y no los culpo; yo tengo un sólido entrenamiento en la universidad aguantando horas y horas de clases intrascendentes llenas de mierda... así que "aguantar" tres horas o más de buen cine -o de cine a secas, o de una película cualquiera...- no es realmente un problema, pues el cine me encanta.
  Eso sí, me voy a permitir señalar que en este caso Linklater es más sustancia que estética, aunque la cosa nunca termina en desequilibro. Como digo, la sustancia inunda la imagen, el fotograma, y termina acabando en un todo lleno de armonía. Ahí se nota la mano de Linklater: no se deja derribar.


  Y ya para terminar, no les puedo decir nada más que "Boyhood" es una película estupenda y encantadora, llena de momentos de gran tensión como de gran relajo: toda una experiencia. Y una última cosa antes de terminar: en "Boyhood" no importa realmente la trama; no importa que de repente aparezca un matón y luego no más, no importa que aparezca un personaje y luego no más, no importa que algunas cosas aparezcan fugazmente para luego no volver a hacer acto de presencia, pues lo importante de "Boyhood" es justamente eso: la fugacidad de la vida, de sus momentos memorables como olvidables teniendo el mismo peso temporal pero no emocional ni espiritual. Lo que Linklater capta no es el instante preciso sino el panorama completo en todo su esplendor ¿Que una niña le hizo ojitos a Mason en la primaria? Maní; ¿Que Mason es un tipo sensible cuya sensibilidad se ha ido agudizando a medida que crece? Ahora sí estamos hablando; ¿Que "Boyhood" se filmó a lo largo de doce años? En serio, ¿acaso importa? Como digo continuamente: sólo déjense llevar. Les hará bien.

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