sábado, 11 de abril de 2015

Pusher 3 - 2005


Director: Nicolas Winding Refn

  Para qué te quiero, puta universidad, ¿para alejarme de mi blog? Cuatro días sin entradas, y peor, sin películas que ver. Por suerte llega el día sábado y el tiempo libre, en el que puedo comenzar a pagar ciertas deudas, porque como se dice, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. ¿A qué viene todo esto? Pues a que hace bastante tiempo me propuse ver la etapa "desconocida" de la filmografía del danés Nicolas Winding Refn, director de "Drive" y "Only god forgives", a lo largo de cinco días de forma, naturalmente, ininterrumpida. Pero problemas técnicos que no se me ocurrió prever me hicieron tropezar hasta ahora que, por fin, llego con la tercera entrega de la trilogía de "Pusher" y la última película que Refn hizo antes de comenzar a sonar más o menos fuerte en el panorama internacional. Al comentar "Pusher II" dije que tengo una teoría, que es cierta pero no tiene razón de ser: Refn continuó "Pusher" por dinero, para salvarse el pellejo de la quiebra, y no por verdadera intención artística, antecedentes fidedignos que me hacían concluir que las continuaciones eran basura. Vistas de nuevo, debo tragarme mis palabras: la segunda entrega es genial y la tercera, era que no, también. Refn no sólo expande el universo Pusher en cuanto a personajes y lugares, sino que en lo que importa más, en sus posibilidades narrativas y cinematográficas, tremendamente enriquecidas. "Pusher 3" es el perfecto cierre a una trilogía redonda y poderosa, que va de notable a fascinante calidad con fenomenal personalidad. Imperdible.


  ¿Recuerdan a Milo? El sujeto que en la primera entrega le hacía imposible la vida al protagonista Frank y que luego en la segunda fastidiaba a un personaje que a su vez fastidiaba al protagonista Tonny, por lo demás ex-amigo de Frank. ¿Lo recuerdan? Pues bien, ahora es un adicto que intenta llevar su sobriedad con éxito, aunque un negocio de drogas fallido y el cumpleaños de su malcriada hija puede que le colmen la paciencia y lo hagan recaer. Viejo, le espera un día de locos al entrado en años Milo.


  Empecemos por lo fácil de ver y de decir: "Pusher 3" sigue la misma lógica, tanto estética como narrativa, que sus predecesoras; es decir, una apuesta por un "estilo naturalista", mejor dicho callejero -una cámara en mano que no se despega absolutamente nunca del protagonista de turno-, en ocasiones casi documental, que apela a mostrar la realidad de la ciudad, sus bajos fondos y Milo en este caso, sin ningún tipo de artificio conceptual o cinematográfico, simplemente dejando que la vibra y vida criminal fluya por las venas de la ciudad y de los personajes, apoderándose de ellos: corrupción total, locura omnipotente, aire podrido, resultados poco felices y trágicos. Desde luego, este naturalismo y objetividad poco tiene que ver con la fría y pulcra distancia, en términos estilísticos, que emplea Ruben Östlund en sus espectaculares películas; aunque ulteriormente el punto de vista sea similar -la vida, la realidad no es ni bella ni ideal; todo lo contrario: repugnante y rota desde los cimientos-, Refn prefiere la sensación y el apuro del momento, la inmersión física más que la conceptual como motor narrativo: hacer que el espectador sienta la misma adrenalina que el protagonista, la misma rabia y la misma impotencia... sólo que de cerca. Es, en otras palabras, no una brutal exposición de hechos atroces sino más bien la brutal y vívida normalidad de la misma, esa que convierte en cotidiano toda la crudeza que se nos tira encima -crudeza provocada por las solas imágenes o por la naturaleza, el trasfondo de las situaciones, ambas sirven-.
(Todas estas comparaciones, que por lo demás no son cruciales, tienen sentido si han visto el cine de Östlund, algo que les recomiendo bastante... con otro pequeño consejo: mejor eviten la opera prima del sueco, ¿ok?).
  ¿Qué se puede esperar de un lugar lleno de desencanto y descreimiento?
  Dicho esto, vayamos a las diferencias: Si en la primera entrega el conflicto era meramente circunstancial, esto es sujeto que le debe mucho dinero a criminales de estrato superior, esta tercera y última parada prefiere seguir en la línea más personal e interna, en cierta forma introspectiva, de la segunda, o sea que el protagonista se vea afectado emocionalmente porque o nadie lo quiere o qué sé yo. Sin embargo, Milo, el protagonista de ahora, es víctima de dardos que provienen de todas las partes posibles -desde su vida familiar con este caro cumpleaños, desde su vida criminal con un fallido negocio de éxtasis y más- y que siempre parecen acertar al centro del blanco: sus intentos por mantenerse sobrio. Refn elabora una atmósfera que nace y se deja caer en ese punto, esa intención rodeada de la más férrea voluntad como la más pérfida debilidad: en cualquier momento puede caer en esa espiral infernal que tanto pretende esquivar. Y eso es una excelente decisión, no sólo de guión sino de dirección y de concepto: además de generar la tensión propia de la incertidumbre de si Milo es capaz de resistir la tentación, también es capaz de dar luces de la locura y oscuridad que se avecina, drogas consumidas o no de por medio: la realidad es dura, quebradiza y maldita al inicio así como al final... ¿el consumo hace la diferencia? "Pusher 3" no tiene descanso, avanza a un ritmo endiablado, y esto lo digo ya sea por el numeroso caudal de acontecimientos como por esa pulsión, ese tempo que subyace a la impaciente e iracunda mirada de Milo, a cada fotograma que exuda esa violencia presta a estallar. "Pusher 3" es apabullante, no te deja tranquilo y siempre hay algo atroz sucediendo, como digo, por encima o por debajo de la imagen... de hecho, los momentos de quiebre , que son los que conjugan ambos prisas, están resueltos magistralmente y apenas recurriendo a un par de gentiles mecanismos. Gran labor de Refn.
  Antes de ir terminando, quiero detenerme en algo muy interesante: parece que el protagonismo hace que cada actor -y personaje- saque lo mejor de sí mismo. Kim Bodnia lograba que su inexpresiva cara de cabreo fuera más que suficiente; Mads Mikkelsen, grandísimo actor, es capaz de dotar gran personalidad y trágico mundo a su Tonny, algo que no lograba cuando sólo era un secundaio -aunque tenía pocos y superficiales minutos, es justo decirlo-; finalmente, con Milo sucede lo mismo, pues si en las dos entregas previas tenía apariciones más o menos esporádicas en las que, sin duda, lo hacía bien, recién en esta tercera entrega nos deleita con una labor avasalladora y poderosa, espeluznante en ocasiones, retratando de manera más que convincente el abrupto deterioro personal que vive.
De todas formas, es una perogrullada lo que digo: es obvio que el protagonista tiene más universo para enriquecerse... pero quería dejarlo escrito, vamos...
  Por último, simplemente señalo lo excelente director que es Refn, quien, primero, acierta un montón al explorar más en el universo íntimo y personal de sus criminales en detrimento de lo meramente "argumental" -Refn es de atmósferas más que de argumentos claramente delimitados-, lo que a la postre hace que los acontecimientos vistos adquieran más matices y méritos -"A roba a B" ya no es suficiente-; y, segundo, es capaz de dotar a historias simples de un universo personal, poderoso, incisivo, y con mucha habilidad cinematográfica, por lo que finalmente éstas terminan resonando más en la memoria. Sus películas -las buenas- son toda una experiencia, y es así porque el danés sabe imprimirle a cada fotograma esa particular energía suya, tan violenta y enrabiada como tierna y catártica. El tipo va al grano y logra lo que quiere, qué más se puede decir... Simplemente, les recomiendo la trilogía "Pusher", por fenomenal, memorable, apabullante, sin concesiones, etc... No se arrepentirán en lo absoluto, no señor.

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