Director: Michael Mann
Pero qué cosas... A veces me pregunto cómo es posible que un director como Michael Mann, que hace maravillas como "Collateral" o la presente "Heat", también sea capaz de cometer atrocidades como "Thief", su a lo grande opera prima, con un James Caan que hace de atracador de joyerías que quiere dejar el trabajo para dedicarse a algo más importante -además de ser acosado por policías y criminales-. Una respuesta es que, efectivamente, dicha película es mala-mala; la otra, la que más me desconcierta y desalienta, es que quizás yo soy el del lío y que la vi con no muy buena disposición, en otras palabras con sueño, quizás nublando mi criterio. ¿Si la veo de nuevo es probable que me guste y me deba tragar mis palabras? Lo peor es que no recuerdo nada sólido de la película como para sustentar las malas impresiones que prevalecen en mi memoria, lo cual podría demostrar lo intrascendente e insignificante que es, pero también que no puse suficiente atención. Pero si es de Michael Mann, ¿habré leído mal la película, sabiendo que las de Mann son más que sólo criminales y/o policías moralmente ambiguos? ... ... ... En fin, comento "Heat" porque no la había visto antes y ya era hora de verla, además, un compañero insistía en hablarme de ella como si yo la hubiera visto, por lo que tenía que equiparar mis conocimientos con los suyos. Estoy intranquilo, por todo lo anterior, pero contento, pues "Heat" es tremenda película y me reconcilia con Mann.
Un policía interpretado por Al Pacino ve su vida cruzada con las de una banda de asaltantes liderada por Robert DeNiro cuando en un golpe varios policías son asesinados y los culpables logran huir. De ahí en adelante, ambos emprenderán sus respectivos objetivos, el primero encontrar a los malhechores, y el segundo atracar un aparentemente imposible pero lucrativo banco. Eso sí, no deben descuidar sus vidas personales, si es que las tienen...
Podría parecer tonto decirlo, como si estuviera mal de la cabeza, pero es así: "Heat" no trata, primordial o fundamentalmente, sobre atracos a bancos o camiones blindados. Todo eso conforma un chivo expiatorio narrativo, una forma que tiene Mann de enlazar sus personajes, especialmente los dos pesos pesados del reparto, y luego enfrentarlos en frentes que van más allá de los robos en sí, particularmente el moral y, ulteriormente, el estrictamente personal: el humano más que el atracador genio o el policía implacable. "Heat" es una cuestión existencial, por sobre todo. Porque lo primero que destaca de esta película, lo que hace que la misma pueda descansar con tranquilidad y armar la red de golpes y conflictos y contactos, es la calidad de sus personajes, adultos y complejos, construidos con sumo cuidado y cariño, a partir de los cuales brota ese toque personal y algo filosófico. Mann se sumerge en aguas profundas y desarrolla un retrato que trasciende la máscara de sus personajes, desnudando la intimidad de cada uno por completo, no siendo suficiente el que el policía tenga una vida marital deficiente o que el líder criminal sea un solitario, pues hay mucho más que mostrar de cada uno, por ejemplo, los sueños truncados, escondidos debajo de esa coraza de machos recios que la sociedad hizo convención. Ante todo, "Heat" es un drama, condimentado con atracos a bancos y camiones y unas cuantas venganzas y guerras entre ovejas negras, sí, pero del cual destacan mayormente las pulsaciones internas de los personajes, sin las cuales la acción pura y dura no tendría sentido ni mucho menos valor dramático. Más que el dinero, hablando de los personajes, o el riguroso cumplimiento de un guión correcto, en el caso de Mann, lo que mueve los hilos en "Heat" es una cada vez más invasiva melancolía, una nostalgia adelantada, un adiós asumido pero que encuentra reticencia en sus personajes, una honorabilidad suprema incluso más grande que la vida misma; como se dijo, toda una red de personas con serios problemas existenciales y que por una vez parecen estar ante el momento decisivo de sus vidas. Es muy de película eso, claro, que todo lo decisivo se desate justo cuando la primera escena comience, pero considerando que Mann y la industria cinematográfica van de la mano, lo que el director hace es cuanto menos elogiable, digo, no todos tienen tan buenos personajes ni mucho menos un trasfondo coral así de detallado, además de una trama bien hilada y que no hace aguas ni se torna cansina...
De ahí en adelante, con una gama de personajes principales bien construidos -y unos secundarios bien elaborados, aunque hayan un par cuyas apariciones sean obligadas-, la acción puede llevarse a cabo sin problema alguno. Ya sabemos que Mann tiene un pulso de lujo, y prueba de ello es la secuencia del asalto al banco o el del camión blindado, o básicamente cualquier operación criminal-policial, siempre bajo el alero de la tensión inherente de lo ilícito, pero también de la tensión de estar aparentemente bajo una prueba vital y definitiva. Además, aparte de la acción bien filmada, Mann también tiene esa capacidad de otorgarle a su cinta un aire de permanente melancolía, como se dijo, en conjunto con la presencia cuasi majestuosa de la ciudad, de sus luces y sombras, prácticamente otro personaje tan solitario y desnudo como el resto hechos de carne y hueso. En cierta forma, "Heat" es una balada filmada, eso sí, dentro de los cánones de la industria -no esperen algo poético ni nada, por favor-.
Y bueno, qué más decir salvo que el final es espectacular, hermoso y el perfecto punto cúlmine de una larga pero intensa película; y claro, lo que viene antes del final-final, es decir la decisión que lleva a esa descorazonadora persecución a pie, también está filmada con suma maestría. A estas alturas no me queda nada más que recomendarles esta monumental película, de lo mejor de Michael Mann, quien combina estupenda y electrizante acción con una más que profunda y atractiva gama de personajes voluntariamente atrapados en sus roles, en sus vidas. Eso sí, la obra maestra de Mann es "Collateral", una auténtica maravilla. Pero vamos, con "Heat" tendrán una grato y comprometido visionado, y saldrán más que satisfechos. Saldrán encantados.
Podría parecer tonto decirlo, como si estuviera mal de la cabeza, pero es así: "Heat" no trata, primordial o fundamentalmente, sobre atracos a bancos o camiones blindados. Todo eso conforma un chivo expiatorio narrativo, una forma que tiene Mann de enlazar sus personajes, especialmente los dos pesos pesados del reparto, y luego enfrentarlos en frentes que van más allá de los robos en sí, particularmente el moral y, ulteriormente, el estrictamente personal: el humano más que el atracador genio o el policía implacable. "Heat" es una cuestión existencial, por sobre todo. Porque lo primero que destaca de esta película, lo que hace que la misma pueda descansar con tranquilidad y armar la red de golpes y conflictos y contactos, es la calidad de sus personajes, adultos y complejos, construidos con sumo cuidado y cariño, a partir de los cuales brota ese toque personal y algo filosófico. Mann se sumerge en aguas profundas y desarrolla un retrato que trasciende la máscara de sus personajes, desnudando la intimidad de cada uno por completo, no siendo suficiente el que el policía tenga una vida marital deficiente o que el líder criminal sea un solitario, pues hay mucho más que mostrar de cada uno, por ejemplo, los sueños truncados, escondidos debajo de esa coraza de machos recios que la sociedad hizo convención. Ante todo, "Heat" es un drama, condimentado con atracos a bancos y camiones y unas cuantas venganzas y guerras entre ovejas negras, sí, pero del cual destacan mayormente las pulsaciones internas de los personajes, sin las cuales la acción pura y dura no tendría sentido ni mucho menos valor dramático. Más que el dinero, hablando de los personajes, o el riguroso cumplimiento de un guión correcto, en el caso de Mann, lo que mueve los hilos en "Heat" es una cada vez más invasiva melancolía, una nostalgia adelantada, un adiós asumido pero que encuentra reticencia en sus personajes, una honorabilidad suprema incluso más grande que la vida misma; como se dijo, toda una red de personas con serios problemas existenciales y que por una vez parecen estar ante el momento decisivo de sus vidas. Es muy de película eso, claro, que todo lo decisivo se desate justo cuando la primera escena comience, pero considerando que Mann y la industria cinematográfica van de la mano, lo que el director hace es cuanto menos elogiable, digo, no todos tienen tan buenos personajes ni mucho menos un trasfondo coral así de detallado, además de una trama bien hilada y que no hace aguas ni se torna cansina...
De ahí en adelante, con una gama de personajes principales bien construidos -y unos secundarios bien elaborados, aunque hayan un par cuyas apariciones sean obligadas-, la acción puede llevarse a cabo sin problema alguno. Ya sabemos que Mann tiene un pulso de lujo, y prueba de ello es la secuencia del asalto al banco o el del camión blindado, o básicamente cualquier operación criminal-policial, siempre bajo el alero de la tensión inherente de lo ilícito, pero también de la tensión de estar aparentemente bajo una prueba vital y definitiva. Además, aparte de la acción bien filmada, Mann también tiene esa capacidad de otorgarle a su cinta un aire de permanente melancolía, como se dijo, en conjunto con la presencia cuasi majestuosa de la ciudad, de sus luces y sombras, prácticamente otro personaje tan solitario y desnudo como el resto hechos de carne y hueso. En cierta forma, "Heat" es una balada filmada, eso sí, dentro de los cánones de la industria -no esperen algo poético ni nada, por favor-.
Y bueno, qué más decir salvo que el final es espectacular, hermoso y el perfecto punto cúlmine de una larga pero intensa película; y claro, lo que viene antes del final-final, es decir la decisión que lleva a esa descorazonadora persecución a pie, también está filmada con suma maestría. A estas alturas no me queda nada más que recomendarles esta monumental película, de lo mejor de Michael Mann, quien combina estupenda y electrizante acción con una más que profunda y atractiva gama de personajes voluntariamente atrapados en sus roles, en sus vidas. Eso sí, la obra maestra de Mann es "Collateral", una auténtica maravilla. Pero vamos, con "Heat" tendrán una grato y comprometido visionado, y saldrán más que satisfechos. Saldrán encantados.
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