sábado, 9 de mayo de 2015

The League of Gentlemen - 1960


Director: Basil Dearden

  Esto de los robos a bancos ha sido totalmente azaroso, aunque las películas de los últimos días, como se ha dicho en cada ocasión, no son fundamentalmente cintas sobre atracos a bancos, no son heists propiamente tal, no obstante es natural que tengan mucho de ello, especialmente "Heat", interesante caso donde los preponderantes robos dan paso a los complejos problemas humanos de los personajes. Por el contrario, "The league of gentlemen", del prolífico Basil Dearden -cuyas películas prometo que se aparecerán bastante por estos lares-, es un heist en toda regla, puro y duro. Y está bien hecho, es una buena película, claro que sí, pero como dicen que el diablo está en los detalles, hay un par de cosillas que hicieron que el entusiasmo mayoritario pasara a una correcta pero poco memorable satisfacción. Nada muy grave, pero el resultado completo pudo ser mejor. Y eso frustra, sí que sí.


  Un hombre, ex coronel del ejército, reúne a un grupo de siete u ocho expertos, también ex miembros del ejército, con el único propósito de robar un banco. ¿Le saldrá bien la cosa?, ¿ser del ejército aumentará las probabilidades de éxito?


  Poco puedo decir de esta película, pues ofrece exactamente lo que promete, es decir, un atraco y todo su proceso: desde la reunión del equipo y la planificación previa, pasando por el robar las armas, los vehículos, etc., hasta el mismo atraco y la celebración o el fracaso posterior. Hasta el final, la acción transcurre sin problemas, con un director que sabe combinar humor y seriedad con mucho tino, haciendo de "The league of gentlemen" una película tan entretenida y ligera como tensa y atractiva. Está bien escrita en prácticamente cada ángulo posible, ya sea en la inclusión de los personajes -con sus respectivos roles, prácticos y "humanos"- como en la planificación que antecede y sigue al atraco -todo en la línea de lo verosímil-, y además, ya en los momentos decisivos, Dearden demuestra buen pulso narrativo, sosteniendo con solidez y mano firme una tensión in crescendo que, como es de esperar en un heist, hace que toda secuencia sea sumamente emocionante. También es destacable el que el variopinto grupo de ladrones sea de lo más simpático, pues genera empatía de inmediato y uno se involucra con ellos y, por extensión, con todo el asunto. Realmente hay muy poco que reprochar, salvo...
  El problema surge tanto de la dirección como del guión -qué obvio, ¿eh?- ya por el final, cuando se supone que la calidad debe explotar y consolidarse, pues, y acá hablo del guión exclusivamente, si la trama demostró durante todo el metraje no tener agujeros o comodines argumentales facilones -propios de novatos con poca imaginación-, ya en la recta final y relacionado a la resolución positiva o negativa de los hechos, se recurre a una pequeñez que no es reprochable por su propia naturaleza aleatoria sino por la obviedad con que es presentada, la que le resta credibilidad a su influencia, y si además le suman a ello que unos cuantos minutos después llega un personaje salido de la nada explicando y enumerando los pormenores de todo lo visto, pues entonces uno se da cuenta de que el guión dio un giro forzado en su calidad, no necesariamente por fuerzas mayores -como unos productores preocupados por la moral y los mensajes que se pueden transmitir, aunque pueda vislumbrarse algo así- sino porque hasta ese entonces la historia escrita por Bryan Forbes demostraba sólida fluidez y principios narrativos, siendo inexplicable que de un momento a otro la seriedad descendiera tan abruptamente. El problema no es el detalle, sino cómo se incluyó ese detalle. En cuanto a la dirección, lo mismo: muestras que el plan va según lo previsto, pero de la nada filmas un elemento disonante que de inmediato hará eco en el espectador, que como no es tonto dirá "esto marcará de manera definitiva el rumbo de los hechos". Suelen haber cosas raras en los asaltos, pero vamos, hay mejores maneras de sugerir sensaciones o peligros o retos superados... En otras palabras, la película pierde su buen porcentaje de sorpresa, y es curioso que "The league of gentlemen" funcione como un detallado y cuidadoso heist -lo digo a nivel de trama como de guión- tanto como el típico que descansa en su carácter "impredecible"; en otras palabras, ¿no hace falta algo en la ecuación?, ¿un poco más de singularidad o equilibrio? Cosas mías, en todo caso...
  Por último, es cierto que "The league of gentlemen" es un relato heist correcto y convencional, lo cual no es nada negativo en sí mismo, pero sí un arma de doble filo, pues si uno no se aleja de los parámetros del género y sabe aprovecharlos al cien por ciento, entonces sin duda alguna que todos vamos a disfrutar sin complejo alguno; sin embargo, aunque haya siquiera un detalle o reproche en el desarrollo narratológico, todo lo construido puede derrumbarse rápidamente. Si bien la película de Dearden está bien hecha, es decir bien escrita y dirigida, en sí misma tiene un detalle crucial que al menos a mí me desconcertó por lo arbitrario, o dicho de manera más precisa, por lo poco pulcro de la presentación, bajando la calidad y el disfrute. La cinta no se derrumba, claro que no, pero no termina con la cabeza en lo alto -eso sí, a pesar de todo, la historia acaba bien y la última imagen es bastante entretenida-. Pero en fin, el punto es que "The league of gentlemen", aunque demasiado convencional e impersonal para su propio bien, les hará pasar un más que agradable y entretenido rato, como mínimo, con este plan llevado a cabo como operación militar y no como capricho de civiles, pues al menos se nota que en su ejecución hay respeto y mucho entusiasmo -además de la buena mano de Dearden-, el mismo que se logra traspasar al espectador sin dificultad alguna. A mí me ha gustado, pero no me ha encantado, y eso que pudo hacerlo sin mayor obstáculo... Yo la recomiendo, pero sin exagerar. Malditos detalles, malditos detalles...

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