domingo, 10 de febrero de 2019

The Americans - Temporada 6


Creador: Joe Weisberg


"The Americans" terminó el año pasado con esta la sexta temporada, pero no la vi porque en ese entonces, al parecer, mi divorcio con las series era bastante intenso, pero hace poco comenzó la tercera temporada de "True Detective", de repente retomé el hábito este de seguir una determinada cantidad de episodios y recordé que no había terminado de ver esta serie que seguí año a año, desde sus inicios. Como me di cuenta de que no podría ver "Il grido", la quinta película de Antonioni (diversas contingencias ambientales, lo típico, sólo diré que tres veces intenté ver esa película y no podía pasar de la media hora - de hecho "Le Amiche" y "La signora senza camelie" las tuve que ver de las 0.00 a las 4.00 de la madrugada, y ni aún así me salvé, es increíble, como si el mundo se burlara de mí-, así que aviso: tenía planeado llegar hasta "Desierto rojo", pero bueno, Antonioni llega hasta acá y más adelante lo retomaremos, mañana será otra semana y ya veremos qué tal, ojalá pueda ver alguna película digo yo), apuré un poco los episodios que me faltaban, que los vi no sin ciertos problemas e interrupciones, pero tratándose de series soy ligeramente más tolerante a las molestias de mi entorno (si bien, por esas ironías de la vida, dichas molestias no eran, ni de lejos, tan intensas ni insistentes como cuando quiero ver películas de verdad).
Ya no sé qué he dicho sobre "The Americans" las veces anteriores, pero esta es una serie que, como "Better Call Saul", se mantiene coherente (cada una a su manera) temporada tras temporada, por lo que poco se puede añadir cada nueva ocasión.
Son varios los flancos, las tramas y personajes que abre "The Americans"; el núcleo siempre ha sido, por supuesto, el matrimonio de los Jennings, espías rusos que llevan, a estas alturas, más de la mitad de su vida en Estados Unidos fingiendo ser estadounidenses modelo (dos bellos hijos, una casa y un negocio construido desde cero: el american dream en todo su esplendor, baby), mientras, en secreto, llevan a cabo toda clase de operaciones indicadas por sus superiores. No es que las múltiples ramificaciones del argumento se olviden; dejan huella, efectúan cambios psicológicos en los personajes; sin embargo, pienso que todo se concentra en el individuo, el ser humano que hay debajo de un espía. Queda claro en esta temporada, la final. Hay una premisa argumental que mueve los hilos, asuntos pasados reflotan si acaso sirven para el relato, pero, insisto, queda claro: la serie es, en esencia, la historia de esta pareja y todo el peso que deben soportar. Su magnífico (y algo deprimente, lo admito) episodio final es la declaración de intenciones definitiva y suprema al respecto. El asunto, en todo caso, a grandes rasgos, también trata un poco sobre el fin de una era, los postreros años de la época de los espías (como diría Llinás en la tercera historia, la monumental y apabullante, de "La Flor"): Gorbachov está en el poder y en Estados Unidos va a realizarse uno de estos encuentros y reuniones internacionales, con el fin de, digamos, acabar con la carrera armamentista, la amenaza nuclear, etc. En la KGB algunos no quieren que Gorbachov siga con sus planes de paz y le encargan a Elizabeth que sabotee las cosas, mientras en el FBI están vueltos locos con tanta cosa dando vueltas. Para qué les cuento esto no lo sé, vuelvo a insistir: todo se reduce a por qué este matrimonio hace lo que hace, a si deben seguir órdenes porque sí, es decir, si pueden seguir órdenes a ojos cerrados a estas alturas del partido, cuando tienen tanto en juego, no sólo esos ideales que los impulsaron a convertirse en espías, sino esa vida que construyeron, quizás bajo una premisa falsa, pero no por ello menos auténtica: la hija, el hijo, ellos mismos... Pero todo está ya en decadencia, eventualmente tanto tejemaneje y tanta mosca Tse-Tse no importará, será cosa de decidir, si perder su identidad o caer junto a toda una era que se deshace a pedazos. A fin de cuentas, son sólo seres humanos, solos y abandonados, que deberán, ahora sí, tomar el control de sus vidas, o de su destino...
En términos más concretos, "The Americans" presenta su habitual cuidado tanto en la escritura como en la realización, bastante pulida y depurada, es decir, sin tanto tic televisivo y con bastante más gusto que la media para la puesta en escena, aún cuando son varios los directores que se reparten el pastel. Las actuaciones están mejores que nunca y, por lo demás, es bueno ver que acá no sucumban a la puta nostalgia ochentera (a pesar de que se ambientan en dicha época, los postreros años de la época de los espías), ni a esa obsesión por cerrar y explicar cada trama como si todo dependiera de ello, ni a tanta genérica coreografía para las peleas y demás cosas, de hecho podría decir que la serie goza de un tratamiento realista (el creador era de la CIA así que algo debe saber de cómo son las cosas en campo abierto): las peleas, las muertes, los seguimientos o persecuciones, aunque muy bien resuelto, carece de vacua espectacularidad, es más bien sombría, dura, a veces agobiante, hay tanta muerte en esta temporada, tantos disparos, tanto cuchillo cortando cuellos, es verdad que ya se va haciendo demasiado para los personajes, sobre todo para Elizabeth, que mata personas prácticamente en todos los episodios. Como he dicho, una serie coherente que se ha mantenido fiel a sus principios y que ha ido madurando con los años, que ha ido aumentando y profundizando sus ideas y la complejidad de estas.
Una gran serie, magnífico final, excelente thriller de espías.
Me alegro de haberla terminado.

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