lunes, 11 de marzo de 2019

Piercing - 2018


Director: Nicolas Pesce


"Piercing", segunda película de Nicolas Pesce, basada en una novela de Ryu Murakami, que con Haruki Murakami tiene en común el apellido (sin parentesco alguno) y, claro, que nunca ganará un Nobel. Los personajes principales están interpretados por Mia Wasikowska, que a base de oficio y reciclando un poco sus personajes de Cronenberg y Park Chan-wook, solventa un personaje bastante atractivo y demente, y el Jon Snow de los pobres, más conocido como Christopher Abbott, que, para ser justos (más allá de esta chanza), lo hace bastante bien en esta ocasión (y hasta tuerce hacia arriba esa carita de pena que tiene). "Piercing" es divertida, irregular, adorablemente kitsch, inofensiva, a ratos sensual, curiosa, mejor de lo que se puede ver pero lejos de ser lo buena o genial que pretendía ser... El asunto comienza con el Jon Snow de los pobres, aburrido e impasible, con su bebé y su esposa, fingiendo ser el padre perfecto, cariñoso y afectivo esposo además, que muy dentro de sí tiene un plan: asesinar a una prostituta en uno de esos "viajes de negocios" que tanto efectúan ciertas personas, clavándole un picahielo. La prostituta en cuestión es Mia Wasikowska, especialidad sadomasoquismo, trabaja atando extremidades o dando latigazos o palmadas, siendo toda una chica dura y malvada y perversa, aunque pareciera que en realidad necesita alguien que la abrace y la acaricie y le dé besitos, y ese no será, desde luego, el Jon Snow, sujeto apocado que no mataría ni a una mosca aunque ahí lo tienen, fantaseando con matar a la prostituta, en cualquier caso nada es lo que parece, la noche en cuestión no ocurre como lo planeado y la película, que no excede los 75 minutos de relato (después vienen los créditos, claro, pero eso es otra cosa... a menos que vean "La flor", que ahí sí que los créditos son necesarios para completar toda la experiencia), alterna constantemente entre él teniendo el poder o el control, y ella dominando la situación con su desconcertante personalidad, tan devoradora como delicada. Es como el mundo al revés: él, que quiere ser el dominante, tiene una feble personalidad que le impide imponer su voluntad, aceptando lo que se haga de él; y ella, que quiere mimos y arrumacos, inevitablemente debe ser la jefaza. Al final la película termina con un coito interruptus bastante jocoso, mitad ingenioso mitad tomadura de pelo, que en todo caso viene a demostrar la pequeña intención del director, básicamente hacer que estos dos personajes jueguen entre sí cosas muy "cochinas", sin pensar mucho en un verdadero relato o conflicto, ni mucho menos en la sugerida y apenas tratada complejidad de ambos personajes (no he leído la novela, pero sí un par de cuentos sueltos de Murakami, y pienso que, al respecto, esta adaptación no le hace justicia), razón por la cual "Piercing" alterna entre escenas y secuencias notables, en donde destaca una densa atmósfera de extrañeza, un clima de incomodidad e incertidumbre, sin mencionar ese par de momentos medio románticos y sensuales bien encantadores, y otros tantos anodinos, iterativos, innecesariamente explicativos (resulta que el Jon Snow de los pobres tuvo una mala madre que lo trataba mal, perdió la virginidad con una prostituta vieja que lo trató mal, y ahí tienen su amor-odio por las mujeres) y fallidamente escandalosos.
En definitiva, "Piercing" es un producto interesante, que vale la pena el visionado, sí, pero que merecidamente ha pasado, pasa o pasará sin pena ni gloria por el mundo, dado que no está del todo logrado y no se puede vivir de destellos...

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