sábado, 9 de marzo de 2019

Six Black Horses - 1962


Director: Harry Keller


Realmente no hay mucho que decir sobre "Six Black Horses" salvo que es un western bastante rutinario y predecible, aunque con cierta solvencia (no brilla en la espectacularidad de sus escenas de acción, en todo caso) que salva al conjunto de una impresión menos amable, porque no diré que es mala, quizás su mayor defecto es su falta de ambición, su nulo esfuerzo por crear una propuesta que aporte algo, no digo algo original o revolucionario, pero algo que pueda diferenciarla de cualquier producto de poca monta: un toque de frescura, o de ironía, o de desenfado, o de sublimidad, o de hastío, o de muerte, o de contemplación... Es demasiado "correcta", tanto que no se molesta en apuntar más alto (y como suele ocurrir con ciertas producciones más o menos modestas, el no apuntar alto, el querer aparentar "cierto nivel", finalmente las hace descender varios escalones).
La historia la protagoniza Audie Murphy como un vaquero de estricta moral que es confundido con ladrón de caballos. Dan Duryea, que no es de los trigos más limpios (peor: es de los trigos que se atormentan de su propia suciedad, lastimosos bichos que de todas formas no pueden hacer otra cosa) lo salva de la horca y juntos huyen hacia una ciudad llamada Perdido. Allá, una atractiva rubia les pide que la lleven a El Cobre, ciudad en donde se encuentra su marido, ofreciendo mil dólares por cabeza; el precio, claro, aunque alto, se explica por los peligros que median entre Perdido y El Cobre, el mayor de ellos, desde luego, indios, específicamente unos denominados Coyoteros, los peores de los peores. Como el dinero pesa más que cualquier cosa, los dos sujetos aceptan, y el viaje será complicado, habrá secretos que saldrán a la luz, y mientras el caballeroso Audie Murphy muestra respeto hacia la dama, Duryea es más bien seductor y no oculta que quiere afilársela, aunque ella no se inmute demasiado con sus avances, y este triángulo finalmente irá desencadenando el clímax, incluso aún más que el puñado de "peligrosos" indios que duran menos que un candy.
"Six Black Horses", de escasos aunque suficientes 75 minutos, se deja ver, supongo que sí, pero su visionado pasa sin pena ni gloria (como, a esas alturas, sus dos actores principales) y el resultado final es un simple ni chicha ni limoná. Si es por Duryea o Murphy, hay mejores películas con ellos. De hecho a Murphy lo hemos visto en bastantes ocasiones por acá, en prácticamente puros westerns. Así a la rápida destaco aquel que protagonizó bajo las órdenes de Jack Arnold: "No Name on the Bullet". O "Night Passage", en donde también vemos a Duryea. Si así lo prefieren, pueden pasarse por alto este de hoy...

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