martes, 31 de marzo de 2020

Cien niños esperando un tren - 1988


Director: Ignacio Agüero


Otro documentalista chileno importante cuya obra vamos a visitar lo más completamente posible (es decir, todo lo que esté en Ondamedia.cl) es Ignacio Agüero, y daremos comienzo con quizás su obra más emblemática: "Cien niños esperando un tren", por cierto su primer largometraje, si bien ya había realizado dos documentales con anterioridad.
"Cien niños esperando un tren" es una verdadera maravilla, un documental precioso y conmovedor (pero de un fondo doloroso y terrible) en donde Agüero registra, en primer lugar, las clases de un taller de cine destinado a niños de bajos recursos, la mayoría ni siquiera han visto una película ni menos han ido a un cine, que viven en una población marginal (o más que marginal: marginalizada) de la ciudad de Santiago, taller creado y liderado por Alicia Vega. Vemos la asistencia al taller, las clases mismas (excelentemente pensadas, planificadas y desarrolladas, como podrán apreciar), los ejercicios, el paso a paso para la comprensión cinematográfica: desde sus orígenes (la historia del cine), del cine en tanto soporte o formato (comprender qué es un fotograma, cómo se crea el movimiento, etc.), del cine en tanto lenguaje expresivo y narrativo (escala de planos, de movimientos, estructura dramática), en tanto actividad o rodaje y, por supuesto, en tanto apreciación crítica, comprensión como espectador, y vaya películas ven, desde le llegada del tren filmada por los Lumiere (de ahí el título), pasando por las cintas del Gordo y el Flaco, de Chaplin, las primeras animaciones, esa película del globo rojo de Lamorisse, "Padre padrone" de los hermanos Taviani...
Desde luego, el documental no es sólo el registro de este hermoso taller, pues, y he acá una de las claves del cine de Agüero, lo que en un inicio parecía ser ese mero registro, con el tiempo va mutando, a veces frente a nuestros ojos, frente a la cámara, derivando hacia otros derroteros que enriquecen la intención inicial. Vamos conociendo a ciertos niños y niñas que asisten al taller, los vemos en sus casas, en sus actividades diarias (trabajando a tan temprana edad, ayudando a sus padres y madres a comprarse ropa o los útiles escolares, por ejemplo), el director habla con ellos, les hace preguntas y en sus respuestas vemos también lo que ofrece el documental en sí: un reflejo o una muestra de la sociedad chilena de entonces (y de ahora, para qué engañarnos, para qué dejar que nos engañen, cómo decir que las cosas han mejorado si no han mejorado, no han mejorado maldita sea), del abandono de estas personas de escasos recursos, olvidadas por las autoridades...
...(ojo que por esos años comenzó dicho abandono de esas poblaciones por parte del Estado, llegando a lo que son hoy: territorios dominados por las bandas de narcotraficantes. ¿Y cómo se produjo eso? Gracias al modelo neoliberal: el Estado subsidió a privados para que, entre otras cosas, construyeran viviendas sociales y poblaciones, sólo que estos privados para usar la menor cantidad de dinero posible y quedarse con lo que sobre, levantaron viviendas que promueven el hacinamiento y que no se pensaron con una lógica de inclusión urbana, orgánica y dinámica, resultado: estas poblaciones son sólo eso, casas o blocks de departamentos de precaria calidad, amontonadas una sobre la otra y al lado de la otra, sin servicios básicos, como hospitales o comisarías de carabineros o supermercados o bancos o bomberos o colegios o espacios recreativos o deportivos, dentro ni cerca a la redonda, la gente de la gran mayoría de estas poblaciones se demora al menos una hora en acceder a tales servicios de ser necesarios, en parte porque por ahí no pasan micros, no hay metro y los taxistas no se atreven a entrar, a veces ni las ambulancias),
...de la indiferencia y la indolencia con que el Estado se encarga de los niños, a quienes aún a día de hoy deja a merced de monstruos cuando debería estar garantizando sus derechos humanos. Nada más lean sobe el Sename, la cantidad de niños y niñas que han muerto y sufrido violencia (también sexual) en literalmente todos los centros de cuidado o acogida, las causas de esas muertes que, ojo, no son accidentales (asfixias, golpizas, sobredosis de medicamentos, suicidios) y tienen un porcentaje alarmantemente alto de perpetradores adultos, como la muerte de la niña cuyo caso, hace unos tres  o cuatro años (una de las cuidadoras que debía protegerla, mujer de casi cien kilos de peso, se sentaba sobre esta niña, se dejaba caer sobre esta niña, le doblaba sus brazos y piernas), causó conmoción nacional, aunque las policías y autoridades judiciales y ejecutivas estaban al tanto de todas esas atrocidades porque informes al respecto existen desde antes del 2010, pero siempre prefirieron guardar esos informes en los cajones de sus elegantes escritorios. ¿Y por qué pasa eso? Lo mismo de siempre: el Estado le da dinero a privados para que hagan su trabajo, pero estos privados se quedan con casi todo el dinero y no lo invierten para lo que deberían. Este modelo neoliberal y subsidiario va a morir, tiene que morir y que ojalá sea con la cabeza de Piraña clavada en una estaca.
En fin, vemos la realidad del país a través de los ojos de estos niños y niñas, de sus vidas y sus palabras y sucesos (como las hermanas que hablan de los "tipos" que fueron a interrogarlas alguna vez), vemos cómo estos niños y niñas tienen la oportunidad de desarrollar su creatividad (porque como vemos, casi todo el tiempo se preocupan o del colegio o de trabajar, de sobrevivir), de incentivar su imaginación y su cultura, con un fin tan personal como social, pues estos niños y niñas tienen mucho que decir, sus observaciones son admirables y cuando tienen la oportunidad de desarrollarlas se abre un mundo de posibilidades, es hermoso conocer el mundo interior que albergan, la forma en que se identifican con ciertas películas, es hermoso ver lo felices que se ponen sus padres y madres cuando ven todo el potencial en sus hijos e hijas, es hermoso, sí, pero en este país lo bello nunca viene separado del dolor y de lo atroz, pues, fuera del taller de cine, qué es lo que sucederá con esas sonrisas y miradas, que es lo que sucedió desde que se filmara hace más de treinta años este documental, maravilloso documental, imprescindible documental.
Esperando un tren, esperando un sueño, esperando una salida...

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