jueves, 12 de noviembre de 2015

Un chien andalou - 1929


Director: Luis Buñuel

  Al final el partido entre Chile y Colombia acabó en un deslucido empate a uno, aunque vale la pena decir que el lance en sí mismo fue entretenido e intenso, lo que no quita que cierta decepción se apodere de uno, especialmente porque habría sido bonito tener nueve puntos en lo alto de la tabla (de momento Ecuador ocupa dicho lugar, y por alguna razón tal cosa me alegra un poco). Como sea, el partido me ha dejado poco tiempo para ver y comentar películas, así que decidí aprovecharme de la situación y ver las tres primeras películas de Buñuel durante este par de días. Usualmente se considera opera prima al primer largo de un realizador, pero considerando la importancia de "Un chien andalou", nos tomaremos la libertad de etiquetar a ésta de tal manera.


  Está claro que en la vida las cosas no son del todo absolutas y que siempre se puede encontrar una nueva forma de hacer algo, o si no miren "Un chien andalou" de Luis Buñuel, pero a efectos de este pequeño y desenfadado blog con pequeños delirios de grandeza, simplemente diremos que hay dos formas de ver/analizar/comentar la primera obra de Buñuel: centrándose en su "trama" e intentando descifrar sus enigmáticas y simbólicas imágenes en tanto argumento (o, qué historia se nos contó de principio a fin), o bien poniendo atención a la importancia misma de la obra con respecto al lenguaje cinematográfico, los límites cruzados y el contexto de la época. También hay una tercera opción, que podría ser una combinación de lo anterior (si bien ambas opciones pueden analizarse por sí solas mediante esta tercera posibilidad), en la que lo central sería la intención que brota del autor y que empapa cada fotograma que se nos ofrece con total desparpajo y elogiable atrevimiento. Acá, supongo, serán abordadas las tres posibilidades pero sin mayor reflexión que un par de balbuceos, pues en la web ya hay mucha literatura referida a la obra de Buñuel con rigurosidad. Ya saben que uno no es más que un vago con un blog...
  Si tomamos el camino de la segunda posibilidad, no será complicado ver que "Un chien andalou" es una obra que apuesta por prescindir de una trama convencional como motor narrativo. Su transgresión radica en el completo desinterés por seguir pautas a la hora de elaborar un relato, prefiriendo que los elementos mismos del lenguaje cinematográfico, por ejemplo la imagen misma y el montaje, sean los que vayan escribiendo la historia y dándole "sentido", cual sueño se tratara: tan lógico como absurdo. En cierta forma lo de Buñuel es el advenimiento de la forma como generador o expresión pura del contenido de fondo. Continuamente pensaba en Maya Deren y en las estimulantes diferencias que encontramos en ambas obras, a pesar de algunas similitudes: si Deren y Buñuel funden espacios, desarman estructuras narrativas y elevan sus experiencias a formas oníricas y surreales, la primera utiliza el lenguaje cinematográfico para construir una atmósfera esencialmente sensorial, en la que aquello que narra sea la sensación y percepción, mientras que el segundo, como ya se dijo brevemente, utiliza el lenguaje y su plasticidad como una historia en sí misma. Desde luego, estas conjeturas no se refieren a la obra de cada autor en su totalidad, simplemente se basan libremente en el film de hoy y los trabajos más experimentales de Maya Deren (como la fascinante "Ritual in transfigurated time" o "Ensemble for Somnambulists").
Si damos el salto a la tercera posibilidad, no será complicado encontrarle una cierta intención a cada imagen que veamos, a saber (y por dar un par de ejemplos): cuando el ciclista arrastra dos curas y dos pianos, podemos inferir que la intención de Buñuel es que la religión nos reprime, nos inmoviliza, nos encierra en nosotros mismos; la mano con un agujero del que brotan hormigas podría ser una especie de castigo a la lujuria...; y eso en lo específico. Escalando a lo más general, patente queda el interés de Buñuel por la influencia de los sueños en la vida misma, la pulsión sexual que nos acecha a cada momento, los miedos que nos persiguen y que nos corrompen desde adentro, y la ácida crítica vertida sobre algunas instituciones sociales que, estoy seguro, recibirán lo suyo en la filmografía posterior de Buñuel, quien no quiere dejar títere con cabeza: todo límite debe ser cruzado, el cine puede ser tan extremo como el mundo de los sueños, sólo se debe experimentar.
Siguiendo la primera posibilidad, yo diría que... bueno, no se me ocurre mucho: ¿personas siendo víctimas de sus propias pasiones incurables? En fin...
  ...Que Buñuel fuera capaz de aglutinar todo lo anterior en un ente coherente con sus principios pero completamente libre y sin ningún tipo de complejos ni restricciones formales ni sustanciales (la intención misma era la transgresión, entonces, ¿para qué limitarse?), demuestra lo magistral que es esta pequeña maravilla llamada "Un chien andalou". Totalmente recomendable.

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