martes, 21 de febrero de 2017

Szép Napok - 2002


Director: Kornél Mundruczó

De Kornél Mundruczó me atrae poderosamente "White God", pero ustedes ya me conocen: antes de llegar a ella, me ganó el impulso de ver (casi) todas las películas que el húngaro hizo previamente. "Szép Napok" ("Pleasant Days") es su segunda película, y yo he quedado ni fu ni fa.


"Szép Napok" es de esas películas destinadas a pasar sin pena ni gloria frente al ojo del espectador, aunque, eso sí, me ha encantado la fotografía, con esa mezcla de colores vivos envuelta en una atmósfera fría, opaca y sucia. Debe ser que los personajes, aunque visten con ropa más o menos llamativa y viven en departamentos decorados con colorido mal gusto (o buen gusto, depende de cada quien), igualmente siguen rodeados de este clima de miseria al que nos han acostumbrado las películas del este de Europa. En cualquier caso, no me queda claro si "Szép Napok" es un crudo drama social, un retrato de la inquieta juventud cuando está dando el salto a la adultez o una suerte de descomedida dramedia sexual. Supongo que Kornél Mundruczó simplemente quería mostrar las cosas que pasan luego de que el protagonista salga de la cárcel, todo lo cual ocurre básicamente porque se les da la gana. El tipo visita a la hermana que ha comprado un bebé, vuelve a trabajar desmantelando autos robados, se pone caliente con la novia del jefe, etc. Es curioso porque los personajes viven en la cornisa de lo legal e incluso lo moral, pero a todos medio que les da lo mismo y pasan sus días casi con relajo o placer, sin prestar mayor importancia a los problemas y solamente actuando por impulso, conveniencia. ¿Alienación, egoísmo, individualismo? Lo cierto es que el visionado es pasable y no se hace forzado ni impostado, pero aunque claramente el director intenta contrastar la aparente anodinia del entorno y a veces de los mismos personajes, bastante unidimensionales en sus intenciones y proyectos de vida (lo cual está bien porque es la apuesta del director: personajes simples que van día a día), con la amoralidad y brutalidad de sus actos (como la violencia sexual, de género), el contraste no resulta contundente puesto que, aunque deleznables, los actos violentos, dramáticamente hablando, son tan circunstanciales y carentes de desarrollo como la misma cotidianidad. Se entiende porqué el director quiere que los personajes hagan algunas atrocidades con la misma motivación con que se lavan los dientes, pero a esa intención hay que otorgarle narrativa y desarrollarla en tanto relato, pues así como está todo es muy repentino e incluso gratuito, y el relato no tiene por qué ser igual de impulsivo que los personajes, el fondo no tiene que ser idéntico a la forma. Lo que le falta a "Szép Napok" es desarrollar personajes, profundizar en sus pulsiones y convertirlas en agentes dramático-narrativos, elementos narratológicos que generen y sostengan la tensión y que elaboren los malditos conflictos, por más superfluos que sean. Por lo demás, ¿hay un verdadero arco dramático que englobe el metraje?; en realidad el flujo de acontecimientos es un encadenamiento de causalidades: si a uno le falta algo, lo toma del otro, el otro se enoja y así... Pero ¿y las motivaciones, la ambigüedad moral, la construcción dramática? Bah, ya me estoy repitiendo... En todo caso "Szép Napok" no me ha disgustado y como tampoco dura tanto (apenas 80 minutos), el daño es mínimo porque, a fin de cuentas, la misma propuesta del director es inocua y poco arriesgada, que a estas alturas jóvenes apáticos porque sí no nos van a sorprender. Quizás el tal Kornél Mundruczó vaya depurando su estilo, quizás no, pero en cualquier caso lo iremos descubriendo todos juntos. ¿Ci- ci- cierto?

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