sábado, 22 de diciembre de 2018

Den skyldige - 2018


Director: Gustav Möller


"Den skyldige" es una película danesa que, me fijé, es una de las nueve preseleccionadas para competir por el oscar a mejor película extranjera, aunque hay que ver si finalmente será una de las cinco nominadas. Sumado a ese dato, había leído una que otra breve impresión positiva sobre la que es la opera prima de su director, Gustav Möller. Así las cosas, "Den skyldige" es un sólido thriller que destaca por confinar la acción a un espacio único, aunque todo se desarrolle "afuera", fuera de campo. El protagonista es un policía que, por motivos que se irán advirtiendo e informando, debe trabajar momentáneamente en la sección de llamadas de emergencia, atendiendo por teléfono cualquiera cosa que suceda en las calles y afueras de la ciudad. Entre llamadas sin mayor importancia, recibe la de una mujer, alterada por lo que se puede apreciar, que habla con incoherencias, pero porque está con alguien que no debe saber que está llamando a la policía. A partir de ahí, la película te atrapa con su notable dominio de la tensión, aumentada por la total desinformación en que partimos, de la cual se van despejando incógnitas que no invitan a la tranquilidad, sin mencionar que el no ver nada, el estar permanentemente entre imprecisiones, es un recurso que te mantiene siempre alerta y nervioso, especialmente por algunos hechos y datos que comienzan a esclarecerse, y con ello, sumirte poco a poco en la desorientación, la confusión y en la desazón. De esta forma, la película se sostiene, primero, por la trama que paulatinamente se va aclarando (a pesar de lo retorcida que resulta ser), casi como si la estuviésemos resolviendo in situ, y por el estado mental de un protagonista sacudido por las revelaciones y contradicciones del caso hasta quedar como un guiñapo, lo cual sumado a su situación personal (¿en qué clase de problemas se puede meter un policía en servicio?, pregunto para que adivinen), puede que lo conduzcan a una siempre saludable e inspiradora catarsis, aunque no estamos ante una película de final feliz ni nada por el estilo. Al respecto, aunque los giros del guión me empujaron hacia cierta indiferencia (no porque piense que esos giros sean intrínsecamente poco creíbles e inverosímiles, más bien por cómo se manejaron esas revelaciones), es innegable que como director Gustav Möller se muestra ágil, hábil y muy certero, con mano y mirada firmes: la capacidad para sostener un argumento, en tanto ritmo y tensión, por ochenta minutos sin languidecer; la capacidad para sacar lo mejor de su protagonista en términos interpretativos y aguantar el peso del relato; la capacidad para ser tan trepidante como pausado, es decir, la capacidad para leer bien su argumento y traducirlo en imágenes sin perder el tono; finalmente, la capacidad para crear una atmósfera de cierto desconsuelo y derrota en donde pareciera que ya nada tiene verdadero sentido pues se vive en el imperio de la ambigüedad, así que cómo estar seguro de algo, de todo, si ni siquiera podemos reconstruir los fragmentos rotos de la realidad.
A fin de cuentas eso es lo que más me ha gustado de la película. Su guión, bastante bueno claro que sí, de todas formas adolece de, no lo sé, ciertos lugares comunes más propios o de un director novato y poco dotado o de una producción masiva que poco se preocupa de su propia integridad, posibilidades que no aplican en este caso, sin embargo ahí está eso del policía atormentado por un episodio oscuro en su hoja de servicio y de ciertos giros que ocurren, cuales comodines, justo en donde más lo necesita un guión necesitado de reforzarse y explicarse en sus momentos cruciales. Con todo, no dejan de ser ciertos caprichosos reproches míos, porque por lo demás esos mismos giros semi-forzados (insisto: no critico lo que narran, porque de hecho potencian esa atmósfera de desazón que mencionaba, sino cómo se narran, cómo se integran en este tren sin frenos) se ejecutan con cierta naturalidad y fluidez. Como la situación es tan estresante, seguramente por eso los personajes comienzan a tomar consciencia de ciertas cosas pasadas determinadas situaciones; es decir, en cautiverio se piensa de una forma, en no-cautiverio se piensa de otra. Pero bueno, ya me estoy alargando y enredando...
Se dice que habrá remake gringo con Jake Gyllenhaal, pero yo pienso que es totalmente innecesario, más aún habiendo una película del 2013, gringa también, dirigida por Brad Anderson, actuada por Halle Berry y Abigail Breslin, y titulada "The Call", la cual podría ver, por si las moscas.
Si quieren ver un buen e intenso thriller, todo un tren emocional y psicológico, "Den skyldige" es una excelente alternativa (más allá de esas pequeñas trampas de su guión), especialmente gracias a la labor de un director que con una historia algo más arriesgada podría sacarle verdadero jugo a sus innegables capacidades como narrador y realizador. Yo que ustedes no la dejo pasar.

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