sábado, 1 de diciembre de 2018

Jupiter holdja - 2017


Director: Kornél Mundruczó


Kornél Mundruczó, director húngaro de quien resulta que hemos visto todas sus películas, presentó su último título en la competencia oficial de Cannes el año pasado. "Jupiter holdja", rodada en 35mm, pretende contar una historia de superhéroes sobre la crisis de refugiados que hay en Europa (la luna de Jupiter del título alude al viejo continente), así que mientras un joven sirio huye de la policía fronteriza húngara, luego de ser descubierta la caravana en que viajaba, recibe disparos de un inspector de policía y parece que es inmortal porque no sólo no se muere, sino que adquiere el poder de la levitación, de volar incluso. Primero lo primero: las escenas de levitación están bellamente filmadas y, con creces, son lo mejor del film (como cuando baja de un edificio por su cara externa, la sombra observando las ventanas y la gente en el interior), aunque con el correr de un metraje que se alarga innecesariamente, y por ende, con la repetición de las mismas, la levitación pierde impacto emotivo. El mensaje de la película y su argumento no confluyen, no cuajan, no pegan; por separado podría entender la intención, la teoría de cada aspecto (aunque aún así, con ese gesto de indulgencia, ninguno de los dos apartados logra sostenerse ni justificarse por si solo), pero es que al intentar conformar un relato, una estructura dramática, el esfuerzo resulta ser vano, contraproducente y contradictorio. Por un lado tenemos el componente fantástico de la trama, lo del súperpoder, con los códigos que conlleva: el descubrimiento; la ayuda de un improbable (anti)héroe, que deja sus iniciales motivos egoístas (muy livianos) para sacrificarse por el ángel, lo cual es innegablemente convencional y trillado; la presencia del villano, que siempre parece verse impulsado por algo que nunca terminamos de comprender (¿es un buen trabajador?, ¿un profesional dedicado a su institución?, ¿también busca respuestas filosóficas a su vida?) y cuyas acciones jamás demuestran un mínimo de coherencia; y nuestro superhéroe, que o huye o busca algo o no sabe lo que hace o pretende derribar la discriminación o el racismo o qué-sé-yo... A esta estructura dramática se le mete con calzador un feble y desordenado tratado anti-nacionalista (supongo), con aires de denuncia muy poco concreta (a pesar de que el contexto parezca ser elocuente), y hasta hay espacio para reflexiones de índole filosófico, teológico o religioso. No sé, intentaron abarcar mucho y es poco, casi nada (no recuerdo nada concreto ahora mismo), de lo que realmente logran hablar algo medianamente útil.
Para ser un poco más claro: la película nos cuenta la historia del sirio con súperpoderes, que logra huir gracias a un médico alcohólico que debe gran cantidad de dinero a la familia del joven que mató por negligencia médica y que lo cobija con la esperanza de hacerse rico a costa de la novedosa habilidad; mientras tanto, un inspector de policía lo sigue, contra viento y marea, porque acusa al joven sirio de terrorista o porque secretamente lo quiere ver volar, la verdad es que no se sabe muy bien... Hay persecuciones, conversaciones de honestidad y apertura entre los personajes más atormentados, etc., y, claro, todo el asunto de la inmigración y los refugiados se muestra muy superficialmente, que por ahí están hacinados en campamentos, que no los tratan muy bien, que por allá hay gente que se refiere a ellos en términos despectivos, lo típico que se muestra en las películas que tocan el tema de forma convencional.
La película no es mala, en todo caso, se puede ver, pero es indudable que poco a poco se va desinflando (al inicio me estaba gustando bastante, ya por el final no me la podía tomar en serio) y que en su tramo final se acusan todos sus problemas, los cuales no sólo no se logran maquillar o suavizar, sino que quedan completamente expuestos. Al final nada tiene mucho sentido o explicación, y nunca pensé que Mundruczó se pondría tan meloso y ampuloso, creyendo que con poner a flotar a un tipo sobre una ciudad con una bonita y cuasi lacrimógena música de fondo sería suficiente, que con eso haría el truco de ganarse al público masivo. Lo que sí, he de admitir que la película está bastante bien dirigida: por momentos resulta frenética, intensa, de gran ritmo, y Mundruczó se muestra hábil, seguro y certero para las secuencias de acción, lo cual no se puede desdeñar en lo absoluto... Los mayores y más importantes problemas, definitivamente, son del guión, que peca de extrema ingenuidad, de flojo argumento/relato y aún más torpe al intentar dotar de contenido dramático a su mensaje, que como es común actualmente, se acerca más a la frase o sentencia moralista que a la reflexión, al desafío, a la interpelación.
Lo interesante del día es que me dado cuenta de lo siguiente: durante la semana he comentado, cada día, una película de un país distinto. Mañana hablaremos de una cinta surcoreana. Interesante, ¿no?
En fin, "Jupiter holdja" es una película que justamente pasó sin pena ni gloria por Cannes y luego por donde se estrenó. Nunca me ha gustado mucho la filmografía de Mundruczó, aunque sí les recomiendo su anterior film: "White God", que como mínimo resultaba entretenida (los demás elogios los pueden leer en su respectiva entrada).

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