viernes, 5 de julio de 2019

Le Bonheur - 1965


Directora: Agnès Varda


"Le Bonheur" es una película serena, sencilla, una curiosa y deliciosa mezcla entre sosiego o placidez y entusiasmo o excitación vital, en cualquier caso, una película fiel a su título, una película que gira en torno a la felicidad, que se decide, libremente y sin complejo alguno (como es usual en Varda), por una atmósfera naturalista y de luces suaves y colores a veces pasteles a veces saturados, con una cinematografía y dirección de arte que oscila, precisamente, entre el mencionado naturalismo y cierta artificialidad estética (no lo digo con ánimo negativo, al contrario; es sólo que, por ejemplo, es posible percibir y apreciar una cuidada utilización y estilización de colores en vestimentas y decorados, sin por ello contravenir ese aire cuasi "documental" que desprende el film), y, sobre  todo, un tono desprovisto o despojado o libre de manipulaciones dramáticas, catastróficas, trágicas, casi como si la cámara observara con la ingenuidad de un niño todo cuanto sucede. No es Varda la que busca sugerir, explicitar o directamente provocar inquietud, tristeza o conflictos rotundos; no pretende renunciar jamás a su punto de vista, digamos, optimista y aparentemente leve, casi como si fuera un reto o un desafío al espectador, que según el caso irá intentando encontrar ánimos o sensaciones disonantes en estas estampas como de ensueño, de plenitud total, como si fuera imposible tanta seguridad en uno mismo.
Lo concreto es que la película nos cuenta la plácida vida de un carpintero que trabaja en el taller de un tío suyo y que vive con su bella y luminosa esposa, costurera o modista, y una hija y un hijo que son unos soles (subentendiendo al sol como una caricia o un símbolo de estabilidad o tranquilidad, no como, entre otras cosas, potencial fuente de cáncer a la piel u otros efectos nocivos que, de todas formas, no son su culpa). Todo transcurre felizmente: el trabajo, las comidas con la familia, los paseos de fin de semana en el bosque de la ciudad... Esta cotidianidad no se quiebra, no se fractura, pero algo ocurre: el carpintero se enamora de una empleada de correos que se muda a su ciudad. Y ojo que el tono luminoso no se pierde, pues el carpintero no deja de amar a su familia ni entra en una crisis personal (no se derrumba él, no se derrumban sus convicciones), no deja de amar a nadie pero comienza a amar a esta nueva mujer, la cual acepta la situación de su hombre. No puedo revelar mucho más, a decir verdad. Ocurren cosas que no son buenas, que son trágicas en estricto rigor pero la película no apuesta por un tono triste ni nada por el estilo. La placidez casi utópica no cambia, acaso en determinadas escenas deviene en un silencio incómodo y subterráneamente doloroso, pero no producto de una operación efectista. Es una película un tanto inclasificable, difícil de describir, pues la puesta en escena de Varda (cinematografía, escritura, montaje) no es exclusivamente naturalista y juega constantemente con distintos mecanismos y herramientas, entre líricas y experimentales, que sin embargo no contravienen ni debilitan la poderosa coherencia interna de un film humildemente cautivador y magnífico. Sobre las reflexiones o conclusiones que se puedan extraer, sobre la felicidad o la naturaleza de la felicidad o del amor, o la naturaleza de las relaciones entre hombres y mujeres, o las diferencias sutiles pero abismales entre la vida de un hombre y una mujer, no me referiré mucho porque para el caso es lo mismo, sería pura cháchara de mi parte y la gracia de "Le Bonheur" es que, no obstante la agudeza o profundidad y complejidad, casi imperceptibles pero ciertamente presentes, con que Varda escribe y dirige, crea y construye, es una honesta invitación a ver este film como un espejo de la realidad, un espejo que acaso por aparentemente irreal pueda reflejar con tal rotundidad los aspectos que tan fácil e irreflexivamente se dan por sentados en este lado de la pantalla, el supuesto mundo de los límites definidos y las verdades establecidas.
"Le Bonheur" es una película verdaderamente magistral, mucho más de lo que parece. "Le Bonheur" es una exquisita obra de arte.

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