jueves, 8 de octubre de 2020

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Bien, habiendo visto el partido entre Uruguay y Chile, hay que decir un par de cosas. Primero, que Chile jugó sorprendentemente bien, considerando todas las bajas que sufrió en los días anteriores al partido; considerando que Rueda pareciera no poder plasmar, más allá de victorias y derrotas, aún una idea futbolística, como se ha podido apreciar en partidos anteriores (en todo caso, le ha tocado duro a Rueda poder trabajar como corresponde); considerando que la "generación dorada", la que brilló con Bielsa y Sampaoli (y que logró grandes resultados incluso con Pizzi) está en un limbo entre el "todavía nos queda" y el "nuestro tiempo ya pasó". Considerando esto, pos sí, esta Selección jugó sorprendentemente bien, especialmente el segundo tiempo, ante un Uruguay que jugó como siempre, es decir, para ser quintos y clasificarse al próximo Mundial a través del repechaje (en las más recientes clasificatorias quedaron segundos, pero esa es una simple excepción, ni ellos se lo esperaban). A Chile aún le falta certeza y atrevimiento, en todo caso. No puede ser que los delanteros pretendan que mágicamente el arco esté a plena disposición de ellos para poder hacer goles; no entiendo por qué no son capaces siquiera de concebir disparos de fuera del área, la gran mayoría de las veces acaban abriéndose a los costados o dando vueltitas o dando pases aquí y allá (esperando que mágicamente se abra un espacio y quede el arco a disposición, como ya señalé), tiempo en el que el rival ya está completamente atrás, ordenados para defender. Basta ver el segundo gol Uruguayo, un tiro de fuera del área; Alexis, en lugar de ese uruguayo, se abre, se da vueltas y luego lanza un centro que no llega a ningún lugar (en cambio el gol lo metió porque se lo dejaron en bandeja). Sin embargo, como jugaron, sigue siendo promisorio. Y, por último, qué robo ¿ah? Qué maldito robo, puto VAR, no se entiende, realmente no se entiende.

En todo caso iba a hablar hoy de otra cosa. (¿Les gustó lo de las canciones? A mí por supuesto que sí). Primero que todo, una pequeña introducción. A propósito de "La Flor", esa obra maestra de Mariano Llinás, recuerdo que cuando la exhibieron acá, un tipo bien pedante, ya luego en el conversatorio post-visionado con el director, entre todas las cosas que dijo intentando impresionar a Llinás y a los demás, empezó comparando ver "La Flor" con viajar a Corea, que él había viajado harto a Corea y que así se sentía ver la película, volar, estar en un avión, a Corea, precisamente a Corea. En el post de "La Flor" yo fui mucho más simple: dije que ver "La Flor" es igualmente agotador y placentero, como tener sexo un fin de semana entero. Prefiero mi comparación, sin duda. Trae buenos recuerdos, además, en estos tiempos de soledad y abstinencia forzada. Luego, el mismo tipo, y a propósito de varias secuencias en trenes, arremetió diciendo que él ha, ejem, filmado (dijo filmar, pero seguramente grabó, simplemente grabó, en digital) trenes durante mucho tiempo, pero que nunca le ha quedado tan bello como le quedó a Llinás, por lo que, luego de insistir con que ha filmado trenes y viajes en tren, le preguntó "¿cómo lo hizo, cuál es su secreto?". Llinás le dijo que no podía contestar esa pregunta. Y me parece que el tipo pedante ya no preguntó más cosas. Yo no supe qué preguntar. Pero quedé feliz. Realmente feliz. (Por haber visto la película, por si hace falta decirlo).

En fin, por fin. Durante todo este tiempo de no-películas, me he dedicado a consumir otras cosas. Como no soy original y me atacaba la nostalgia, me puse a ver animés, los animés de mi infancia (y otros más recientes). Primero vi "Full Metal Alchemist". Y me gustó otra vez, nada que decir. Todo el rollo de la alquimia, de los homúnculos, de los laboratorios secretos, de los militares que controlan esas regiones en conflicto, de la piedra filosofal, de Ishval como alegoría (quizás) del exterminio al que han sido sometidos los palestinos desde la creación de un Estado genocida y racista el año 1948. No me dieron ganas de ver "Full Metal Alchemist: Brotherhood", que es una adaptación más fiel al manga (porque la primera serie "alcanzó" a la publicación del manga, debiendo empezar a escribir cosas propias), básicamente por eso de la nostalgia: para mí solamente hay UN Edward Elrich y compañía. Eso sí, debo admitir que el final de FMA es bastante abrupto y poco convincente en varios frentes, incluso a mi yo adolescente nunca le terminó de convencer, si bien el final, centrado estrictamente en los hermanos Elrich, ese sí que lo encontré bueno. También vi otra vez "Death Note", y nada que decir: es bueno, especialmente, ejem, la primera parte, la parte de 25 o 26 episodios. Una serie de misterio policial muy bien escrita. Después, ya con Near y Melo, es disfrutable y todo, pero ya no puedo creérmelo tanto, es tan forzada la manera en que Near va resolviendo todas las cosas, ni L sacaba conclusiones tan caprichosamente (al contrario). Con todo, los dos últimos episodios son de infarto, sobre todo esa reunión final en el galpón. Uf, ¿cierto? ¡UF! Por cierto, acá, en este video, un tipo tiene una teoría muy loca que a mi me ha hecho cagar de la risa, me parto, me parto, y me da más risa que no sé cómo la gente se lo toma en serio, claramente es una humorada, pero bueno, juzguen ustedes y rían, eso, rían, que es sano (siempre y cuando no se rían de algo malo o por algo malo, malditos). Y bueno, también me repetí "Shingeki no kyojin", de hecho también me puse al día con el manga, pero eso es para otro día. También volví a ver otro animé del que igualmente me puse al día con su manga, pero eso es, adivinen, para otro día (que es un día distinto al otro día del manga de Shingeki, si es que llego a hablar al respecto, y hablando de otros días, les recomiendo ver "El otro día", de Ignacio Agüero, que comentamos acá cuando pensábamos que el blog había vuelto en gloria y majestad, pero qué hacer, si la vida es lodo y lágrimas). Luego me puse a leer otros mangas, y, de esta forma, llegamos al verdadero tema de hoy: Gantz (me aburrí de poner comillas, al diablo con eso, volveré a las comillas cuando este blog vuelva a ser de cine).

Gantz es un manga que tiene casi 400 números, no muy largos en todo caso, con suerte 20 páginas cada uno, y muy dinámico, se puede leer velozmente, porque su lectura no requiere el más mínimo esfuerzo, francamente. Gantz es una tontería sin pies ni cabeza, una estupidez que no tiene sentido por ningún lado. Una imbecilidad sobre muchachos que deben empezar a pelear contra alienígenas mil veces más poderosos que los humanos, aunque los humanos siempre, por muy inverosímil que sea, acaban sobreponiéndose a las adversidades. Si me leí el puto manga completo es por tres putas razones: primero, porque no me gusta dejar a medias las cosas, es decir, como soy un imbécil ingenuo, siempre pienso que la cosa puede mejorar, pero casi nunca mejora, nada mejora nunca, al menos en mi caso, y así Gantz fue una estupidez de inicio a fin; segundo, porque a pesar de lo imbécil de la trama, que es forzada y autocomplaciente a cagar, me gustaban los personajes, llegaba a familiarizarme con ellos y deseaba que les fuera bien, después de todo, por muy tonto que estos combates fueran, eran tan pero tan difíciles y estos personajes le ponen tanto corazón que, demonios, no soy de fierro y me quedaba para ver si triunfaban o no, porque eso es lo que yo deseaba, que quedaran vivos y pudieran ser felices; tercero y último, porque el protagonista es un caliente de mierda y supongo que el mangaka igual, por lo que hay numerosas veces en que vemos personas desnudas teniendo sexo, y aunque es más fácil ver películas de Hitomi Tanaka, nunca está demás, al menos, entrar en calor con material gráfico. En resumidas cuentas, Gantz es una mierda, pero se deja leer por sus personajes y porque a veces lo pasan muy satisfactoriamente bien, oh. He acá unas muestras (tienen que "entrar" en el post para verlas). Y disfruten, claro:



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